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Blog de Salud y bienestar mental del Hospital Quirónsalud Digital

  • Guía para la prevención del acoso escolar en el aula

    Dra. Adriana Atencio Antoranz, psicóloga general sanitaria en la Unidad de Salud Mental y Bienestar de Hospital Quirónsalud Digital

    ¿Por qué es importante insistir en retomar el tema de la prevención del acoso escolar, si tanto se ha dicho e investigado al respecto?acoso escolaracoso escolar

    Si algo insiste es porque persiste y es susceptible de ser revisado, reflexionado y actualizado. Bien porque no todo está escrito, bien porque quizá nunca pueda estarlo; es el quid entre otros asuntos de los llamados síntomas sociales.

    El acoso escolar siempre ha existido en las escuelas, parte de los factores que especialmente preocupan tanto a los profesionales de la salud y la educación como a la sociedad en general es el aumento de casuística, la intensidad en las agresiones y las consecuencias de los dispositivos y las redes sociales (RRSS) como medio de agresión y vía de información para difundir información.

    José Ramón Ubieto en su texto Bullying. Una falsa salida para los adolescentes de 2016, hace referencia a que cada vez es mayor el número de casos que pueden haber vivido una situación de acoso escolar en cualquiera de sus actuaciones: agresor, víctima o testigo. El trabajo de este autor y otros investigadores en España resulta de valor fundamental y referencia para desarrollar una lectura y una reflexión para generar nuevos planteamientos o ratificar ciertos aspectos, al menos es uno de los objetivos de este post.

    ¿A qué se denomina acoso escolar o bullying?

    Según UNICEF (United Nations Children's Fund), es la agresión para ejercer poder sobre otra persona. Concretamente, los investigadores lo han definido como una serie de amenazas hostiles, físicas o verbales, que se repiten, angustiando a la víctima y estableciendo un desequilibrio de poder entre ella y su acosador.

    Entre las principales características se encuentran, según la Asociación Española Prevención Acoso Escolar (AEPAE):

    - La reiteración: tiene que ver con la frecuencia del episodio de maltrato, se considera que es acoso cuando ocurre más de tres veces y empieza a tener un carácter sistemático.

    - El desequilibrio de poder: está relacionado con el establecimiento de una relación desigual donde el victimario gana poder y la víctima lo va perdiendo poco a poco. Parte de la complejidad de este aspecto es su carácter poco visible pero no del todo invisible. Se suele inferir una vez detectada la situación de acoso y algunas veces los adultos o compañeros pueden observar cambios en la relación que denotan que algo no va bien.

    - La intencionalidad: se manifiesta en el conocimiento que se tiene sobre los efectos en la víctima y en la obtención de un beneficio que, por lo general, es social y tiene que ver con un rol protagónico que le da un lugar de relevancia.

    - El proceso sumatorio: se trata de la tendencia a escalar en cuanto a frecuencia e impacto sobre la víctima.

    - El proceso incremental: tiene que ver con el momento de vulnerabilidad donde puede presentarse un episodio de especial intensidad produciendo un desbordamiento.

    - Los puntos de inflexión: hacen referencia a la presencia de momentos críticos que suelen caracterizarse, en la mayoría de los procesos de acoso escolar, por dos puntos de inflexión:

    1. Es cuando empieza a manifestarse la somatización, la víctima es capaz de anticipar lo que le va a suceder y entra en un continuo estado de alerta y ansiedad.
    2. Es la rendición, el momento en que la víctima siente que no hay salida, que nadie puede ayudarle y es capaz de llegar a pensar que es merecedor de ser maltratado.

    Tipos de acoso escolar

    El bullying se puede llevar a cabo de formas diferentes y, en muchas ocasiones, con una combinación de varios tipos.

    Físico

    Se caracteriza por comportamientos agresivos de contacto físico: golpes, empujones, patadas, arañazos... También incluye acciones de robo o daño a las pertenencias de la víctima.

    Verbal

    Tiene que ver con el uso de palabras hirientes e insultos para causar daño a la víctima. Se admite el insulto directo así como el indirecto. En este sentido, los rumores, las bromas, las burlas y los chistes ofensivos hacia el otro serían también formas de acoso verbal.

    Psicológico

    Implica actos de manipular, perseguir, intimidar, chantajear y amenazar a las víctimas.

    Sexual

    Supone comentarios y actos de índole sexual, tales como acotaciones sobre el cuerpo de la víctima o compartir en redes sociales fotos íntimas de una persona sin su consentimiento, pudiendo evolucionar hasta el abuso sexual. También se considera acoso sexual los ataques verbales o físicos a personas por su orientación sexual.

    Social

    Suele iniciarse en pequeños grupos, para condicionar el tipo de relación que se venía dando hasta el momento de crisis. Puede evolucionar al establecimiento de acuerdos para aislar a la víctima privándola de contacto con los demás.

    Ciberacoso

    Consiste en comentarios y mensajes ofensivos hacia las víctimas en redes sociales, memes insultantes, grupos en línea para intercambiar insultos hacia una persona, críticas destructivas o difundir fotos personales sin su consentimiento para ridiculizar un aspecto de su modo de ser.

    Claves para detectar el acoso escolar

    Entender su naturaleza inevitable en los espacios sociales permite poder aceptar que se trata de una realidad que requiere de la presencia de los adultos responsables de la educación. No sería adecuado hablar de detección sin tener en cuenta la particularidad del momento evolutivo en que se presenta. Según el autor antes mencionado, el acoso surge en la escuela primaria, continúa en la secundaria y declina sobre los 16 años. Resulta de especial interés en cómo toma los episodios de acoso para contextualizarlos estableciendo una especie de espectro que desgrana el conglomerado agresividad en actos y comportamientos relacionados con el modo de relación y de expresión de inquietud en la infancia.

    En tercero de primaria, se dan inicio los primeros episodios de intranquilidad y nerviosismo que se actúan con pequeños golpes, patadas, empujones, golpes y conductas de ninguneo; en general, se interpretan como comportamientos propios de la edad y existe la tendencia a normalizarlos. José Ramón Ubieto lo asocia con un instante de ver, como algo que es preciso observar y que queda en una especie de pausa.

    Un segundo tiempo se caracteriza por la presencia de ciertos sucesos imprevistos. La reacción ante ellos pone en evidencia que algo permanecía latente y se da un posible aumento del comportamiento agresivo o, por el contrario, puede suceder que lo que se había presentado en un inicio desaparezca y no logre obtener consistencia en el modo de ser. Se trata aquí, del tiempo para comprender lo que ha sucedido y se da sobre quinto y sexto de primaria.

    Siguiendo esta hipótesis, cuando la pubertad no concluye, que sería el momento final del proceso, puede provocar una crisis que se manifiesta a través de relaciones de acoso en primero de la ESO. Dos datos llaman especialmente la atención, según nos comenta el autor, casi siempre se trata de acoso sexual y se calcula que el 90 % de los episodios que se evidencian en la escuela secundaria tuvieron su inicio en la escuela primaria.

    Un aspecto que hace especialmente compleja la detección del acoso escolar es que está sujeto a una ley del silencio que hace que se cronifique la relación de dominio - sumisión. Los episodios suelen esconderse de la presencia de los adultos pero, por el contrario, requieren de la visibilidad de los iguales. Esto nos permite poner especial atención a los puntos de inflexión que han mencionado previamente, entre los principales síntomas que pueden estar reflejando una somatización se encuentran:

    - A nivel físico: dolores de cabeza, estómago, espalda y fenómenos de vértigo, entre otros.

    - A nivel psicológico: cambios de humor, bajo estado de ánimo, irritabilidad, estrés y ansiedad, entre otros.

    Si la víctima ha buscado apoyo en sus padres o sus profesores, son muy importantes, y casi es determinantes, los pasos a seguir para que el acoso escolar tenga un lugar de tratamiento con consecuencias para reconducir y prevenir la rendición.

    Consejos para abordar el acoso escolar

    Prevenir

    Contemplar que es una realidad inherente permite tomar acción a través de programas de mejora de la convivencia donde la participación y la corresponsabilidad es de todos los actores implicados en el acto educativo.

    Identificar

    Una vez que se detecten situaciones sospechosas de ser o estar relacionadas con acoso, pedir ayuda y hacer uso de los canales y dispositivos correspondientes a nivel de centro.

    Acompañar

    Es fundamental que haya espacios para el apoyo y la conversación entre alumnos y profesores. En ellos, se fomenta un punto de detenimiento para poner en suspenso un problema sobre el que es preciso hablar.

    Intervenir

    Se refiere al momento en el que se activa el protocolo sobre acoso escolar a nivel de centro y se contempla la revisión del mismo en función de los resultados observados.

    A modo de recapitulación, podemos decir que, ante la realidad cambiante, se trata de ofrecer maneras de acompañar y estar presentes en los procesos de transición. Los protocolos ayudan a la prevención y a la actuación en momentos críticos, pero hay que estar preparados para saber qué hacer en esos momentos donde la diferencia se vuelve un problema.

    Queda mucho por abordar, es por ello que abrir espaciosEste enlace se abrirá en una ventana nueva para entender el sinsentido de la agresión y la degradación como consecuencia resulta fundamental.


  • Tipos y causas de los trastornos de la personalidad

    Jose Jiménez González, psicólogo clínico de Hospital Quirónsalud Digital

    Los trastornos de la personalidad son alteraciones profundas y persistentes en la forma en que una persona percibe, se relaciona y responde a su entorno. A diferencia de otros trastornos mentales más episódicos, los de personalidad se caracterizan por patrones rígidos e inflexibles que dificultan la adaptación social, laboral o familiar. Comprender sus causas y variedades es esencial para promover el diagnóstico temprano y una intervención adecuada.trastornos personalidadtrastornos personalidad

    ¿Por qué se originan los trastornos de la personalidad?

    Los trastornos de la personalidad no tienen una única causa definida; más bien, se desarrollan a partir de una combinación compleja de factores biológicos, psicológicos y sociales. Entre las principales causas se encuentran:

    Factores genéticos: existen evidencias de que ciertos rasgos temperamentales pueden heredarse, predisponiendo a algunas personas a desarrollar trastornos de personalidad.

    Experiencias tempranas: abusos físicos o emocionales, negligencia, traumas infantiles o entornos familiares caóticos pueden alterar el desarrollo emocional del individuo.

    Alteraciones neurobiológicas: cambios en la estructura y la función cerebral, especialmente en áreas relacionadas con el control emocional y la toma de decisiones, también se han relacionado con algunos trastornos.

    Ambiente social y cultural: la falta de apoyo emocional, las relaciones disfuncionales o contextos sociales inestables pueden contribuir a la consolidación de patrones de personalidad disfuncionales.

    Principales tipos de trastornos de la personalidad

    Los trastornos de la personalidad se agrupan generalmente en tres grandes clústeres o grupos, según sus características predominantes: A (raros o excéntricos), B (dramáticos o emocionales) y C (ansiosos o temerosos).

    1. Trastorno paranoide de la personalidad

    Caracterizado por una desconfianza generalizadaEste enlace se abrirá en una ventana nueva hacia los demás, incluso sin justificación. Las personas con este trastorno suelen interpretar las acciones de otros como malintencionadas o amenazantes.

    2. Trastorno esquizoide de la personalidad

    Las personas esquizoides tienden a evitar las relaciones sociales y muestran poco interés por interactuar con otros. Son frías emocionalmente y prefieren actividades solitarias.

    3. Trastorno esquizotípico de la personalidad

    Incluye patrones de pensamiento y comportamiento excéntricos, como creencias mágicas, dificultades para establecer relaciones y una tendencia al aislamiento.

    4. Trastorno antisocial de la personalidad

    Asociado con una falta de empatía, impulsividad y comportamiento irresponsable o incluso delictivo. Es más frecuente en hombres y suele empezar en la adolescencia.

    5. Trastorno límite de la personalidad (borderline)

    Implica una inestabilidad emocional intensa, relaciones interpersonales caóticas, miedo al abandono, impulsividad y conductas autodestructivas.

    6. Trastorno histriónico de la personalidad

    Las personas con este trastorno buscan constantemente atención y aprobación. Son muy emocionales, dramáticas y se preocupan excesivamente por su imagen.

    7. Trastorno narcisista de la personalidad

    Se caracteriza por una autoimagen grandiosa, necesidad de admiración y una falta de empatía hacia los demás. Puede ocultar una autoestima muy frágil.

    8. Trastorno evitativo de la personalidad

    Implica una inhibición social marcada, sentimientos de inferioridad y una gran sensibilidad a la crítica. Las personas suelen evitar interacciones por temor al rechazo.

    9. Trastorno dependiente de la personalidad

    Las personas dependientes tienen una necesidad excesiva de ser cuidadas, lo que genera sumisión, miedo a la separación y dificultad para tomar decisiones por sí mismas.

    10. Trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad

    No debe confundirse con el TOC. Aquí, las personas presentan una preocupación excesiva por el orden, el perfeccionismo y el control, afectando su flexibilidad y eficacia.

    Cómo afrontar los trastornos de la personalidad

    El tratamiento de estos trastornos es un desafío, ya que suelen formar parte de la identidad del individuo. Sin embargo, la psicoterapiaEste enlace se abrirá en una ventana nueva, especialmente la terapia cognitivo-conductual o la dialéctica conductual, puede ayudar a modificar patrones disfuncionales. En algunos casos, se recurre a medicación para tratar síntomas asociados como ansiedad, depresión o impulsividad.

    El apoyo familiar y social, la educación emocional y el desarrollo de habilidades interpersonales también son claves para mejorar la calidad de vida del paciente.

    En definitiva, los trastornos de la personalidad son complejos, pero no inmodificables. Con un diagnóstico oportuno y un enfoque terapéutico adecuado, es posible mejorar significativamente la vida de quienes los padecen. Comprender sus causas y manifestaciones es el primer paso hacia la empatía, el acompañamiento y la salud mental integral.

  • 24 de julio: Día Internacional del Autocuidado

    Joan Francesc Serra Pla, psicólogo clínico, adjunto en Hospital Quirónsalud Digital

    Cada 24 de julio, se celebra el Día Internacional del Autocuidado, una fecha impulsada para fomentar la responsabilidad individual sobre nuestra salud física y mental. En un contexto en el que el estrés, el agotamiento emocional y los estilos de vida poco saludables son cada vez más frecuentes, detenernos a reflexionar sobre cómo nos cuidamos a nosotros mismos es más necesario que nunca. Esta jornada no solo invita a adoptar hábitos saludables, sino también a desarrollar una actitud más compasiva hacia uno mismo.autocuidadoautocuidado

    ¿Por qué es importante el autocuidado?

    El autocuidado no es un lujo, ni un acto egoísta, es una práctica fundamental para mantener el equilibrio psicológico, prevenir enfermedades y mejorar nuestra calidad de vida. Desde la psicología clínica, sabemos que las personas que se cuidan de forma regular presentan menor incidencia de trastornos de ansiedad, depresión y estrés crónico. Además, el autocuidado permite sostener relaciones más sanas, mejorar el rendimiento laboral y aumentar la resiliencia emocional frente a las adversidades.

    El autocuidado se expresa en diferentes áreas que interactúan entre sí. A continuación, revisamos algunas de las más relevantes.

    El autocuidado emocional

    Cuidar de nuestras emociones implica escucharnos con honestidad, reconocer lo que sentimos sin juzgarnos y responder a esas emociones de manera saludable. Practicar la regulación emocional, pedir ayuda cuando la necesitamos y permitirnos descansar o poner límites cuando algo nos sobrepasa son formas concretas de autocuidado emocional. Validar nuestras emociones en lugar de reprimirlas también ayuda a prevenir malestares más profundos.

    El autocuidado mental

    Nuestra salud mental se beneficia de hábitos como la desconexión digital, el descanso adecuado y la práctica de técnicas de atención plena. Leer, escribir, meditar o, simplemente, permitirnos tiempo para no hacer nada puede ser profundamente reparador. También es fundamental revisar nuestros pensamientos automáticos, identificar creencias limitantes y, si es necesario, acudir a terapia psicológicaEste enlace se abrirá en una ventana nueva como parte de un compromiso serio con nuestro bienestar.

    El autocuidado físico

    Dormir bien, alimentarse de forma equilibrada, mantenerse activo físicamente y acudir a revisiones médicas periódicas son los pilares del autocuidado físico. Estos hábitos no solo protegen la salud corporal, sino que también influyen positivamente en nuestro estado de ánimo, nuestro nivel de energía y nuestro funcionamiento cognitivo. Recordemos que el cuerpo y la mente no están separados: lo que afecta a uno, impacta al otro.

    El autocuidado social

    Cultivar vínculos sanos, rodearse de personas que nos nutren emocionalmente y aprender a pedir apoyo son formas de autocuidado social. También implica saber poner límites a relaciones que nos desgastan o nos hacen daño. Somos seres relacionales y cuidar nuestra red de apoyo contribuye directamente a nuestra salud emocional.

    Día Internacional del Autocuidado 2025

    En 2025, el Día Internacional del Autocuidado se centra en el lema: «Cuidarte es un acto de responsabilidad y amor». El objetivo principal de este año es sensibilizar sobre la importancia de integrar el autocuidado en la rutina diaria, no solo como una respuesta ante el malestar, sino como una práctica preventiva.

    Durante esta jornada, se celebrarán múltiples actividades a nivel mundial: charlas educativas sobre salud mental y física, campañas informativas en redes sociales, talleres de mindfulness, encuentros comunitarios y sesiones abiertas con profesionales de la salud. Muchas instituciones sanitarias también ofrecerán revisiones gratuitas y recursos prácticos para fomentar el autocuidado en distintos contextos: escuelas, empresas, centros de salud y espacios públicos.

    El autocuidado es una herramienta poderosa para proteger nuestra salud, fortalecer nuestra autoestima y sostenernos en la vida cotidiana. En lugar de verlo como un capricho, debemos entenderlo como una necesidad básica. Aprovechar este 24 de julio para revisar cómo nos estamos cuidando —y qué aspectos podríamos mejorar— es una oportunidad para reconectarnos con nosotros mismos y promover una cultura del bienestar integral. Porque cuidarte no solo te beneficia a ti, también beneficia a quienes te rodean.

  • Los peligros de las redes sociales para la salud mental

    Surgieron a principios de los años 2000 con plataformas como Friendster y MySpace, y evolucionaron rápidamente a medios de masas como Facebook, Twitter, Instagram y, la más reciente, TikTok. Las redes sociales han revolucionado por completo nuestra cultura, cambiando por completo la forma en que interactuamos y desarrollamos nuestras relaciones sociales. Sus beneficios y virtudes están claros; vivimos mucho más conectados que antes. El mundo es ahora más rápido, más intenso, más grande. Y esos son precisamente también sus mayores defectos.peligros redes socialespeligros redes sociales

    Impacto de las redes sociales en la salud mental

    Diversos estudios en la última década han demostrado que el tiempo prolongado que pasamos frente a la pantalla, así como la exposición a ciertos contenidos, pueden tener consecuencias negativas para la salud mental.

    Trastornos asociados al uso excesivo de las RRSS

    Algunos trastornos mentales se relacionan estrechamente con el mal uso de las redes sociales, favoreciendo su aparición o empeorando la sintomatología y el pronóstico.

    1. Ansiedad y depresión

    La forma en que están diseñadas las redes sociales alude directamente a un sistema de recompensas que actúa directamente sobre nuestra química cerebral, generando problemas de dependencia y ansiedad. La presión social por obtener «me gusta» y comentarios positivos refuerza el uso compulsivo a estas plataformas, generando malos hábitos que pueden contribuir a la aparición de síntomas ansioso-depresivos.

    2. Trastornos del sueño

    El uso nocturno de redes sociales está relacionado con alteraciones en los patrones de sueño. La exposición a la luz azul de las pantallas reduce la producción de melatonina, lo que dificulta el descanso y puede provocar insomnio.

    3. Trastornos de autoimagen y dismorfia corporal

    La exposición constante a contenidos poco realistas e idealizados genera expectativas inalcanzables sobre la propia apariencia física, favoreciendo la aparición de serios problemas de autoestima y autoimagen, aumentando el riesgo de aparición de la dismorfia corporal; un problema psicológico caracterizado por la preocupación excesiva por los defectos físicos, y que se relaciona a menudo con trastornos de la alimentación (TCA) como anorexia o bulimia.

    Buenos hábitos a la hora de utilizar las redes sociales

    Para reducir los peligros de las redes sociales, es fundamental establecer límites y adoptar hábitos saludables:

    • Establecer horarios de uso: definir momentos específicos del día para revisar las redes sociales evita la sobreexposición y ayuda a mejorar la concentración.
    • Evitar el uso antes de dormir: reducir el tiempo frente a la pantalla al menos una hora antes de acostarse mejora la calidad del sueño.
    • Consumir contenido de calidad: seguir cuentas que promuevan información positiva y evitar aquellas que generen ansiedad o comparación negativa.
    • Priorizar la interacción offline: fomentar el contacto cara a cara fortalece las relaciones sociales y reduce la dependencia digital.
    • Cuidar el contenido que compartimos: debemos proteger la privacidad y prevenir impactos negativos en la autoestima y la reputación. Uno de los mayores peligros de las redes sociales es la exposición que conllevan.

    Si bien las redes sociales ofrecen muchas ventajas, también pueden representar un riesgo para la salud mental si no se utilizan con moderación. Identificar cuáles son los peligros de las redes sociales y adoptar hábitos saludables permite disfrutar de sus beneficios sin comprometer el bienestar emocional. La clave está en el equilibrio y en aprender a desconectarse cuando sea necesario. A veces encontrar ese equilibrio puede resultar complicado. Si crees que tú o un ser querido necesita ayuda para aprender a hacer un uso responsable de las redes sociales, acude a profesionales de la salud mental. Puedes concertar una cita online con uno de nuestros psicólogos a través de este enlaceEste enlace se abrirá en una ventana nueva.

    Francisco Gerecitano, psicólogo general sanitario en Hospital Digital Quirónsalud

  • 3 consejos para prevenir la ansiedad en época de exámenes

    Los exámenes, sea cual sea su objetivo, suelen ser una fuente inevitable de estrés. Pensemos en hacernos una analítica, o cualquier examen médico, la prueba para el carné de conducir, una oposición, los exámenes en la vida escolar y en la formación profesional o universitaria... En definitiva, en cualquier tipo de examen que evalúe un determinado aspecto de nuestras vidas. Seguro que nada más pensarlo o rememorarlo suele ser un tema que genera inquietud independientemente de la edad.ansiedad exámenesansiedad exámenes

    Una situación de examen implica someternos a la evaluación de lo que se espera debamos conocer de un área de conocimiento para la que nos hemos preparado previamente. Ahora bien, el problema surge en que, dependiendo de nuestros mecanismos de afrontamiento, hacia las situaciones difíciles podremos tener un determinado rendimiento. Si bien existen muchos manuales de técnicas de estudio, lo que la experiencia nos hace constatar es que gran parte del éxito en el rendimiento tiene que ver con apropiarse de ciertas generalidades, pero dando cabida al modo particular de aprehender. En este post planteamos una reflexión que permita vincular lo general y lo personal al momento de afrontar estrés o ansiedad ante los exámenes.

    Causas de la ansiedad frente a los exámenes

    La ansiedad es una emoción que se puede experimentar en respuesta a un estado de estrés, o por una amenaza interna o externa. Entre los factores de riesgo que pueden conducir a experimentar trastornos de ansiedad se encuentran:

    • La predisposición biológica.
    • Rasgos de personalidad.
    • Factores sociales.
    • Aspectos relacionados con la historia de aprendizajes.

    Cuando hablamos de ansiedad frente a los exámenes podemos encontrar algunas causas que merece la pena destacar y explicar con algunos ejemplos:

    • Rasgos de personalidad relacionados con el manejo de lo que nos sucede, si lo atribuimos a causas internas (locus de control interno) o a causas externas (locus de control externo).
    • Las creencias y expectativas asociadas a la situación de examen (por ejemplo, hay exámenes que antes de estudiar ya tienen una carga de estrés importante por su nivel de exigencia como es el caso del carné de conducir).
    • Las experiencias previas en situaciones de exámenes. Nuestras historias de aprendizaje suelen marcar el modo en el que haremos frente a situaciones futuras en contextos similares (por ejemplo, si durante la vida escolar haciendo un esfuerzo determinado lograba buenos resultados es de esperar que aplicando el mismo esfuerzo para otras situaciones de examen obtenga los mismos resultados, cuando la experiencia nos ha hecho constatar que no necesariamente es así).

    3 estrategias psicológicas para afrontar los exámenes

    Hablar de afrontamiento implica hacer algo diferente de lo que se viene haciendo hasta el momento para poder obtener resultados diferentes. Suena fácil, pero lo cierto es que cuando vivimos una situación problema solemos recurrir a lo que ya sabemos para afrontarlo, y muchas veces nos lleva a persistir en respuestas que fijan el malestar y no nos permiten avanzar para obtener los resultados que deseamos.

    A continuación, presentamos 3 estrategias que pueden ser de mucha utilidad para hacer frente a la ansiedad hacia los exámenes:

    1. Reconocer

    Para prevenir el estrés, atenuarlo o encausarlo es importante en primer lugar reconocer e identificar qué aspectos personales nos pueden estar afectando, haremos referencia a algunos ejemplos de pacientes que atendemos en la Unidad de Salud Mental y Bienestar de Hospital Digital Quirón Salud: «Me veo con bajo ánimo y sin ganas de estudiar para el examen», «Noto que lo que hacía antes para estudiar no me está funcionando, pero no sé qué más hacer», «No me logro concentrar para estudiar», «Estudio bien, pero en el momento del examen me bloqueo y no logro sacar buenas notas». Es un primer paso para avanzar, reconocer lo que no está del todo bien.

    Si por el contrario, colocamos la causa de nuestro fracaso en factores externos como «el profesor es muy exigente y no hay manera de salir bien», «el examen está hecho para que nadie apruebe»... son atribuciones que no permitirán que pensemos en qué podemos hacer porque es el profesor o el examen los que tienen que cambiar.

    2. Reevaluar

    Una vez reconocido el aspecto a trabajar, es importante tomar un tiempo para respirar y pensar antes de actuar para dar espacio a considerar de manera flexible y creativa qué podemos hacer; por el contrario, si respondemos desde la urgencia sin «respirar» solemos perseverar en más de lo mismo pensando que es la mejor manera porque antes nos ha funcionado. Es preciso en este momento hacer un recuento descriptivo lo más objetivo posible de: ¿qué hemos hecho antes del examen?, ¿es igual o diferente a lo que hacíamos en otros exámenes?

    3. Reconducir

    Con esta valiosa información, procederemos a reconducir la situación precisando si se trata de retomar detalles de lo que antes funcionaba que por cualquier motivo se ha dejado de hacer, o si es que se necesita incluir algo nuevo en la rutina de estudio. Con esta posición se logra tener un manejo de la situación que permita ubicarnos en una posición activa para afrontar y prevenir el estrés o la ansiedad ante los exámenes.

    Diferencias entre los nervios y la ansiedad frente a los exámenes

    Como hemos podido ver en el desarrollo del post, los exámenes tienen esa particularidad inevitable de convocar una vulnerabilidad emocional donde los resultados no siempre son los que esperamos. En este sentido, podemos reconocer los nervios inevitables y transitarlos buscando hacer rituales que nos ayuden a respirar y poner perspectiva.

    Pero, si notamos que esos nervios son más fuertes que nosotros y se resisten a nuestras técnicas espontáneas de manejo, y que interfieren con el desempeño en el propio examen o en otras áreas de la vida, quizá estás ante un episodio de ansiedad, en cuyo caso te sugerimos busques apoyo profesionalEste enlace se abrirá en una ventana nueva; desde Quirónsalud estaremos encantados de apoyarte a superar la ansiedad ante los exámenes.

    Adriana Atencio Antoranz, psicóloga general sanitaria de Hospital Digital Quirónsalud

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Sobre este blog

La salud mental influye en las relaciones sociales y en el bienestar emocional. Cuidarla resulta fundamental para alcanzar la serenidad y la calidad de vida que todos buscamos. En este blog, profesionales expertos en psicología y psiquiatría nos invitan a profundizar en los distintos aspectos que influyen en la salud y bienestar mental con el objetivo de comprenderla, cuidarla y desterrar tabúes y estigmas.

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Sana-MentePsiquiatría y Psicología delHospital Quirónsalud Digital
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