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Blog de Salud y bienestar mental del Hospital Quirónsalud Digital

  • Las 5 fases del duelo

    Dra. Adriana Atencio Antoranz, psicóloga adjunta de la Unidad de Salud Mental y Bienestar de Hospital Quirónsalud Digital

    La vida conlleva, de manera inevitable, ciertas nociones que intentamos asumir con los recursos que tenemos disponibles. Una de ellas es la noción de transición, es decir, deseamos poder asimilar los cambios lo mejor posible, pero la experiencia nos dice que hace falta tiempo y esfuerzo mental para poder adaptarnos. Además, es frecuente que, aunque lo intentemos, apreciamos que puede haber un desfase entre lo que queremos sentir y lo que realmente sentimos. Aunque sabemos que la muerte es parte del ciclo de la vida, nos cuesta mucho trabajo psíquico asimilar las pérdidas, sobre todo si se trata de la de un ser amado, pudiéramos decir, que es de los trabajos psíquicos y afectivos que más nos cuesta. No en vano, solemos apoyarnos en nuestra fe, en nuestros seres queridos o en alguna creencia que nos ayude a transitar esa dura realidad.terapia duelo 2terapia duelo 2

    Cuando la pérdida irrumpe en la vida la sensación que se experimenta es un vacío que provoca miedo, tristeza, angustia y dolor, entre otras reacciones propias y esperadas ante la muerte de un ser querido.

    Desde que somos pequeños a través del juego vamos ensayando mentalmente la ausencia y cómo establecer una continuidad frente a lo que ya no está. Pensemos, por ejemplo, en el juego del «cucú tras» o, un poco más avanzada la infancia, el escondite Ambos juegos son maneras de ir representando psicológicamente el circuito desaparición - aparición. Esta función, entre otras, será la que nos permitirá en gran medida lidiar con el dolor de la pérdida y construir puentes para hacer soportable la ausencia.

    Es común escuchar decir «no estamos preparados para asimilar la muerte», ¿podemos estarlo? Evolutivamente nuestra psique es capaz de pasar de lo manipulativo a lo abstracto y, sin duda, es algo que nos va preparando para asimilar las ausencias y las pérdidas, pero queda el trabajo afectivo que concierne al duelo, como un trabajo inexorable de la condición humana y que nos concierne a cada uno.

    Sigamos pensando en la infancia, podemos apreciar también que los juegos suelen ser repetitivos, porque de esta manera el niño es capaz de crear seguridad y hacer que la pérdida transitoria sea soportable, pudiendo también desarrollar la noción de continuidad ante la desaparición. El cómo seamos capaces de atravesar este proceso caracterizará en parte el modo en que podamos vincularnos con otros significativos y hacer frente a la separación de nuestras principales figuras de apego en nuestra vida cotidiana.

    Más allá de nuestros recursos cognitivos y emocionales que sirven de base para lidiar con las pérdidas y las ausencias, es de esperar que la pérdida de un ser amado siempre genere dolor y un desajuste en nuestra vida cotidiana, pero antes de precisar más en detalle el proceso del duelo, vamos a definir lo que se entiende por duelo.

    Qué es el duelo

    El duelo se concibe como un afecto normal y forma parte de nuestra vida emocional.

    Es la reacción frente a la pérdida de una persona amada o de una abstracción que haga de sus veces, por ejemplo: la patria, la libertad, un ideal, etc.

    Se caracteriza por:

    • Un profundo desasosiego, tristeza o rabia.
    • Supresión del interés por el mundo exterior.
    • Pérdida de la capacidad de sentir afectos como júbilo, alegría y amor.
    • Inhibición de toda productividad, bajo apetito en general.
    • Síntomas físicos de carácter ansioso.
    • Síntomas a nivel cognitivo como la confusión, dificultad para concentrarse y temor a olvidar al ser querido.

    ¿En qué consiste el trabajo del duelo?

    De manera esperada o abrupta, se produce un corte en la relación con la persona que en la mayoría de los casos tenía un lugar significativo de amor y satisfacción en nuestra vida. Como dijimos en párrafos anteriores, la tendencia general es que tengamos dificultad para manejar la pérdida o renunciar a algo cuando nos gusta o nos sentimos bien. Ante esa renuncia impuesta se suele responder acatando la realidad, pero es una orden que toma tiempo poder cumplir.

    La persona que partió sigue presente a nivel psicológico a través del recuerdo, es por ello que los que quedamos solemos dedicar un tiempo importante a recordar. Algunas religiones y culturas se apoyan en los rituales como vías para rememorar pero también para elaborar el dolor.

    Es solo después de ese trabajo psíquico que podemos retomar en gran medida el funcionamiento de la vida cotidiana. Insistimos en la noción de que se necesita un tiempo para poder rehacer la vida a la que se estaba acostumbrado en relación con la persona que partió. A simple vista, se observa decaimiento y tristeza, pero paradójicamente a nivel interno y muchas veces sin ser del todo conscientes, hay todo un trabajo y esfuerzo de adaptación.

    El duelo se considera patológico cuando:

    • La persona se asume como culpable de la pérdida y lo puede expresar a través de autorreproches
    • Hay insomnio o anhedonia persistentes
    • Disminución en el sentimiento de sí mismo al punto de sentir que se pierde el sentido de la vida

    Es cuando experimentamos uno o varios de estos síntomas o cuando sentimos un desbordamiento que obstaculiza el poder retomar el día a día, que sugerimos buscar apoyo especializadoEste enlace se abrirá en una ventana nueva.

    Un modelo que ha sido ampliamente difundido y orienta la práctica clínica fue elaborado por Kübler-Ross y plantea que el duelo consta de 5 fases: negación, ira, negociación, depresión y aceptación. Aunque la noción de fases sugiere un orden y una cronología, la experiencia clínica muestra que es un proceso dinámico, donde las fases no siempre se experimentan en el orden establecido, y no todas las personas las viven de la misma manera. Se trataría más bien de un proceso que es dinámico.

    Cómo superar un duelo

    Explicaremos brevemente las 5 fases del duelo como el trabajo psíquico que en sí mismo es un proceso que permite hacer un tratamiento del dolor causado por la pérdida.

    Fase 1. Negación

    Se trata de una primera reacción de incredulidad ante la pérdida. La persona niega lo sucedido, implica un rechazo de la realidad. Se vive como estado de shock donde la persona no es capaz de asimilar información.

    Fase 2. Ira

    Suele surgir en un segundo momento donde emergen sentimientos de enfado y rabia. Aparece una intensa frustración, impotencia y una necesidad de culpar a alguien o a sí mismo sobre lo sucedido, para intentar encontrar una respuesta que de sentido a tan irreparable realidad.

    Fase 3. Negociación

    Es una manera que trata de introducir un condicional que sirva de justificación al presente sobre el pasado de lo que no se hizo. Pensamientos del tipo: «¿qué hubiera pasado si...?» o «si hubiera hecho otra cosa...»; son modos que funcionan como autoengaño, tratando de hacer soportable pensar en la pérdida, pero sólo desde lo que se pudo haber hecho.

    Fase 4. Depresión

    La tristeza y el dolor emergen de manera profunda; así como el desánimo, la apatía y preguntas sobre el sentido que tiene la vida sin la persona amada.

    Fase 5. Aceptación

    Es el momento donde psíquicamente somos capaces de aceptar la realidad de la pérdida y aprender a vivir con ella. Es posible retomar o rehacer la vida y seguir adelante, siendo capaz de vivir del recuerdo, sin miedo a olvidar.

    ¿Qué podemos hacer para ayudarnos en el proceso de duelo?

    Una larga tradición cultural es respaldada por la mayoría de los autores y coincide con:

    • Buscar apoyo en los familiares y allegados y hablar de la persona que falleció, así como de lo que se está sintiendo en el momento.
    • Hacer rituales que permitan rememorar al ser querido. Se recomiendan acciones específicas que permitan conectar el dolor con un hacer y no solo con el sentimiento de la carga afectiva, que puede ser muy elevada.

    La pérdida de un ser querido puede vivirse de una manera muy devastadora, es de las tareas más dolorosas que nos toca enfrentar como humanos; pero, en algunos casos, puede activar una necesidad de transformar el afecto en algo de lo que se pueda hablar y pensar, cuando esa necesidad de transformación está presente o si percibes que tienes síntomas de un duelo patológico, puede ser de ayuda buscar apoyo psicológico. En Hospital Digital Quirónsalud estaremos dispuestos a trabajar contigo en ese proceso tan humano y sensible a través de nuestras sesiones de terapia para el duelo.



  • ¿Cómo es la terapia de pareja?

    Mónica Sagardoy Fidalgo, psicóloga general sanitaria en Hospital Quirónsalud Digital

    Diversos estudios sobre la calidad relacional de las parejas estiman que un 70 % de las mismas no se encuentran satisfechas con su relación. Sin embargo, de ellas solo un 25 % busca ayuda profesional en servicios de atención psicológica. terapia parejaterapia pareja

    ¿Por qué esta diferencia? Una de las razones apunta al desconocimiento sobre la dinámica interna de la terapia para parejas. A lo largo de estas líneas trataremos de desvelar en qué consiste realmente esta psicoterapia.

    En primer lugar, la terapia de pareja no se focaliza en los problemas individuales, sino en la interacción entre ambas personas. Se trata de dirigir una mirada atenta, reflexiva y esperanzada sobre la relación, con el objetivo de comprender dónde se encuentran los obstáculos y cómo superarlos.

    ¿A quién va dirigida?

    La terapia de pareja está pensada para quienes sienten que su relación ya no funciona como antes. Personas que, pese a intentarlo una y otra vez, no logran cambiar el rumbo de la convivencia y viven atrapadas en dinámicas insatisfactorias.

    ¿Para qué sirve la terapia de pareja?

    Más que un «último recurso», la terapia es un espacio de trabajo conjunto, una oportunidad nueva y diferente para lograr el cambio. Permite reconstruir el vínculo con nuevas herramientas o bien separarse con el menor daño posible, especialmente cuando hay hijos en común.

    ¿Cómo funciona la terapia de pareja?

    Al comenzar, es importante el acuerdo entre ambos integrantes. La clave es doble: consentimiento y compromiso. No basta con aceptar asistir; es necesario tener la voluntad real de trabajar por la relación, incluso si el camino implica cambios difíciles.

    En algunos casos la terapia puede comenzar individualmente procurando la incorporación de la otra persona en cuanto sea posible

    Siendo la relación el objetivo terapéutico del psicólogo, este evaluará las dinámicas generadas en la convivencia a través de entrevistas conjuntas e individuales. Posteriormente elaborará hipótesis explicativas que compartirá con los participantes. Este proceso libera la culpa que a menudo la pareja trae consigo. Finalmente se plantean conjuntamente los objetivos que se quieren alcanzar.

    Se atienden especialmente aspectos como la comunicación o la presencia de un adecuado intercambio de refuerzos en la pareja, puesto que ambos elementos son indicadores de buena salud en la convivencia.

    El psicoterapeuta de parejas también centrará su mirada en cuestiones prácticas como las relacionadas con la familia política, el reparto de tareas en casa, el tiempo de ocio, el autocuidado, la educación de los hijos o los distintos modos de administrar la economía familiar. Los desacuerdos en cuanto a la calidad y frecuencia de las relaciones íntimas constituyen también un motivo frecuente de consulta.

    Dinámicas en las sesiones

    El contenido y metodología a seguir en cada consulta puede variar de acuerdo con el psicoterapeuta y su enfoque, con las características del problema consultado y si se trata sesiones iniciales o finales, pero en general toda consulta debería incluir:

    • Un espacio para el reconocimiento de avances y aspectos positivos
    • Un tiempo para revisar las actividades en casa
    • Periodos para reflejar y trabajar sobre las dificultades
    • Cierre de la sesión y propuesta de nuevas tareas

    El entorno de la terapia es en sí mismo algo artificial, de modo que todo esfuerzo por acomodarlo y vivenciarlo de forma que se asemeje al hogar resultará beneficioso. Para ello, se prioriza un estilo activo y dinámico provocando los diálogos entre los participantes de manera que puedan entrenarse en la comunicación de sus desacuerdos de modo adecuado y empático.

    Podría decirse que la sesión de terapia de parejaEste enlace se abrirá en una ventana nueva termina siendo un permanente ejercicio — real o simulado (role-playing) -— con actividades para la reflexión, la comprensión, el perdón y el reconocimiento mutuo.

    También es recomendable trasladar el contexto del hogar a la sesión de psicoterapia mediante la grabación y posterior escucha de interacciones no satisfactorias.

    Ejercicios en casa

    No todo ocurre en la consulta. Muchas veces, la terapia incluye tareas para practicar en el día a día, como mejorar la escucha activa, acordar tiempos de ocio compartido o ensayar nuevas formas de resolver conflictos.

    En definitiva, la terapia de pareja no es una varita mágica, pero sí un espacio de trabajo estructurado, profesional y transformador, capaz de marcar la diferencia entre una relación que se deteriora sin freno y otra que encuentra un nuevo rumbo.

  • 10 de septiembre: Día Mundial para la Prevención del Suicidio

    Joan Francesc Serra Pla, psicólogo clínico adjunto en Hospital Quirónsalud Digital

    Cada año, el 10 de septiembre se conmemora el Día Mundial para la Prevención del Suicidio. Se trata de una fecha que nos invita a detenernos, reflexionar y tomar conciencia sobre una realidad que, aunque dolorosa, es posible prevenir con información, acompañamiento y acciones colectivas. El suicidio no es solo un problema de salud individual, sino un fenómeno social y comunitario que nos interpela a todos. Hablar de ello de manera responsable y sin estigmas es el primer paso para salvar vidas.prevención suicidioprevención suicidio

    ¿Por qué se creó el Día Mundial para la Prevención del Suicidio?

    El Día Mundial para la Prevención del Suicidio fue instaurado en 2003 por la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio (IASP) y la Organización Mundial de la Salud (OMS). El objetivo principal es sensibilizar a la población sobre la magnitud del suicidio, sus factores de riesgo y las estrategias para prevenirlo. Durante mucho tiempo, el suicidio fue un tema silenciado, envuelto en tabúes y estigmas que dificultaban su abordaje. La creación de esta jornada supuso un punto de inflexión: reconocer públicamente que el suicidio es una prioridad de salud pública, que requiere visibilidad, recursos y un compromiso social amplio.

    Esta conmemoración no se limita a difundir cifras o mensajes de alerta, sino que busca generar una cultura de cuidado mutuo. Cada año, instituciones, profesionales de la salud y organizaciones comunitarias promueven actividades de información y apoyo, con la finalidad de transmitir un mensaje claro: el suicidio puede prevenirse.

    El suicidio en datos

    Las cifras actuales muestran la urgencia de este desafío. La OMS estima que más de 700.000 personas mueren por suicidio cada año en el mundo, lo que equivale a una muerte cada 40 segundos. En España, según datos del Instituto Nacional de Estadística, el suicidio constituye la primera causa de muerte externa, por encima de los accidentes de tráfico. Además, preocupa especialmente el aumento de casos en población adolescente y joven, un grupo especialmente vulnerable a la presión social, el aislamiento y la falta de recursos emocionales.

    Detrás de cada dato hay una vida, una familia y una comunidad impactada. No se trata solo de números, sino de historias truncadas que ponen de manifiesto la necesidad de un esfuerzo coordinado. Los datos también nos recuerdan que el suicidio no aparece de forma aislada: suele estar relacionado con factores como la depresión, los trastornos de ansiedad, las adicciones, la violencia o las situaciones de soledad y exclusión social.

    Consejos para prevenir el suicidio

    La prevención del suicidio no recae únicamente en los profesionales de la salud; es una tarea colectiva en la que cada persona puede desempeñar un papel significativo. Algunas claves son:

    • Escuchar sin juzgar: ofrecer un espacio seguro para que la persona pueda expresar su dolor puede marcar una gran diferencia.
    • Romper el silencio: hablar abiertamente sobre el malestar emocional y el suicidio ayuda a disminuir el estigma y a que quienes sufren busquen ayuda.
    • Detectar señales de alarma: cambios bruscos en el comportamiento, aislamiento, expresiones de desesperanza o abandono de actividades significativas son señales que deben atenderse con seriedad.
    • Promover la búsqueda de ayuda profesional: psicólogosEste enlace se abrirá en una ventana nueva, psiquiatras y médicos de atención primaria son figuras clave para el diagnóstico y tratamiento.
    • Fomentar la red de apoyo: el acompañamiento de familiares, amigos y comunidades refuerza la esperanza y el sentido de pertenencia.

    Prevenir el suicidio no implica tener todas las respuestas, sino estar presentes, mostrar empatía y facilitar el acceso a recursos adecuados.

    Lema y objetivos para la jornada en 2025

    Cada año, el Día Mundial para la Prevención del Suicidio se articula en torno a un lema que sintetiza los retos de la jornada. Para 2025, la consigna ha sido "Esperanza a través de la acción", un recordatorio de que las palabras deben traducirse en gestos concretos. La esperanza no es una idea abstracta, sino una fuerza que se alimenta de la solidaridad, la escucha y las políticas de salud mental efectivas.

    • Los objetivos principales son tres:
    • Promover la conciencia pública sobre la realidad del suicidio.
    • Reducir el estigma en torno a la salud mental.
    • Fortalecer las redes de apoyo y atención.

    En este marco, se insiste en la importancia de políticas preventivas que incluyan programas escolares, campañas de sensibilización y recursos accesibles para toda la población.

    El Día Mundial para la Prevención del Suicidio nos recuerda que ninguna vida es prescindible. La prevención comienza con la escucha y el reconocimiento del sufrimiento ajeno, continúa con la eliminación del estigma y se consolida con la creación de entornos seguros y solidarios. Hablar del suicidio no aumenta el riesgo, al contrario: abre caminos para que quienes sufren encuentren apoyo y esperanza.

    Como sociedad, tenemos la responsabilidad de no mirar hacia otro lado. Y como individuos, siempre podemos ser un eslabón en la cadena de prevención: alguien que escucha, que acompaña y que orienta hacia la ayuda adecuada. Porque la vida, con todos sus matices, siempre merece ser vivida.

  • Guía para la prevención del acoso escolar en el aula

    Dra. Adriana Atencio Antoranz, psicóloga general sanitaria en la Unidad de Salud Mental y Bienestar de Hospital Quirónsalud Digital

    ¿Por qué es importante insistir en retomar el tema de la prevención del acoso escolar, si tanto se ha dicho e investigado al respecto?acoso escolaracoso escolar

    Si algo insiste es porque persiste y es susceptible de ser revisado, reflexionado y actualizado. Bien porque no todo está escrito, bien porque quizá nunca pueda estarlo; es el quid entre otros asuntos de los llamados síntomas sociales.

    El acoso escolar siempre ha existido en las escuelas, parte de los factores que especialmente preocupan tanto a los profesionales de la salud y la educación como a la sociedad en general es el aumento de casuística, la intensidad en las agresiones y las consecuencias de los dispositivos y las redes sociales (RRSS) como medio de agresión y vía de información para difundir información.

    José Ramón Ubieto en su texto Bullying. Una falsa salida para los adolescentes de 2016, hace referencia a que cada vez es mayor el número de casos que pueden haber vivido una situación de acoso escolar en cualquiera de sus actuaciones: agresor, víctima o testigo. El trabajo de este autor y otros investigadores en España resulta de valor fundamental y referencia para desarrollar una lectura y una reflexión para generar nuevos planteamientos o ratificar ciertos aspectos, al menos es uno de los objetivos de este post.

    ¿A qué se denomina acoso escolar o bullying?

    Según UNICEF (United Nations Children's Fund), es la agresión para ejercer poder sobre otra persona. Concretamente, los investigadores lo han definido como una serie de amenazas hostiles, físicas o verbales, que se repiten, angustiando a la víctima y estableciendo un desequilibrio de poder entre ella y su acosador.

    Entre las principales características se encuentran, según la Asociación Española Prevención Acoso Escolar (AEPAE):

    - La reiteración: tiene que ver con la frecuencia del episodio de maltrato, se considera que es acoso cuando ocurre más de tres veces y empieza a tener un carácter sistemático.

    - El desequilibrio de poder: está relacionado con el establecimiento de una relación desigual donde el victimario gana poder y la víctima lo va perdiendo poco a poco. Parte de la complejidad de este aspecto es su carácter poco visible pero no del todo invisible. Se suele inferir una vez detectada la situación de acoso y algunas veces los adultos o compañeros pueden observar cambios en la relación que denotan que algo no va bien.

    - La intencionalidad: se manifiesta en el conocimiento que se tiene sobre los efectos en la víctima y en la obtención de un beneficio que, por lo general, es social y tiene que ver con un rol protagónico que le da un lugar de relevancia.

    - El proceso sumatorio: se trata de la tendencia a escalar en cuanto a frecuencia e impacto sobre la víctima.

    - El proceso incremental: tiene que ver con el momento de vulnerabilidad donde puede presentarse un episodio de especial intensidad produciendo un desbordamiento.

    - Los puntos de inflexión: hacen referencia a la presencia de momentos críticos que suelen caracterizarse, en la mayoría de los procesos de acoso escolar, por dos puntos de inflexión:

    1. Es cuando empieza a manifestarse la somatización, la víctima es capaz de anticipar lo que le va a suceder y entra en un continuo estado de alerta y ansiedad.
    2. Es la rendición, el momento en que la víctima siente que no hay salida, que nadie puede ayudarle y es capaz de llegar a pensar que es merecedor de ser maltratado.

    Tipos de acoso escolar

    El bullying se puede llevar a cabo de formas diferentes y, en muchas ocasiones, con una combinación de varios tipos.

    Físico

    Se caracteriza por comportamientos agresivos de contacto físico: golpes, empujones, patadas, arañazos... También incluye acciones de robo o daño a las pertenencias de la víctima.

    Verbal

    Tiene que ver con el uso de palabras hirientes e insultos para causar daño a la víctima. Se admite el insulto directo así como el indirecto. En este sentido, los rumores, las bromas, las burlas y los chistes ofensivos hacia el otro serían también formas de acoso verbal.

    Psicológico

    Implica actos de manipular, perseguir, intimidar, chantajear y amenazar a las víctimas.

    Sexual

    Supone comentarios y actos de índole sexual, tales como acotaciones sobre el cuerpo de la víctima o compartir en redes sociales fotos íntimas de una persona sin su consentimiento, pudiendo evolucionar hasta el abuso sexual. También se considera acoso sexual los ataques verbales o físicos a personas por su orientación sexual.

    Social

    Suele iniciarse en pequeños grupos, para condicionar el tipo de relación que se venía dando hasta el momento de crisis. Puede evolucionar al establecimiento de acuerdos para aislar a la víctima privándola de contacto con los demás.

    Ciberacoso

    Consiste en comentarios y mensajes ofensivos hacia las víctimas en redes sociales, memes insultantes, grupos en línea para intercambiar insultos hacia una persona, críticas destructivas o difundir fotos personales sin su consentimiento para ridiculizar un aspecto de su modo de ser.

    Claves para detectar el acoso escolar

    Entender su naturaleza inevitable en los espacios sociales permite poder aceptar que se trata de una realidad que requiere de la presencia de los adultos responsables de la educación. No sería adecuado hablar de detección sin tener en cuenta la particularidad del momento evolutivo en que se presenta. Según el autor antes mencionado, el acoso surge en la escuela primaria, continúa en la secundaria y declina sobre los 16 años. Resulta de especial interés en cómo toma los episodios de acoso para contextualizarlos estableciendo una especie de espectro que desgrana el conglomerado agresividad en actos y comportamientos relacionados con el modo de relación y de expresión de inquietud en la infancia.

    En tercero de primaria, se dan inicio los primeros episodios de intranquilidad y nerviosismo que se actúan con pequeños golpes, patadas, empujones, golpes y conductas de ninguneo; en general, se interpretan como comportamientos propios de la edad y existe la tendencia a normalizarlos. José Ramón Ubieto lo asocia con un instante de ver, como algo que es preciso observar y que queda en una especie de pausa.

    Un segundo tiempo se caracteriza por la presencia de ciertos sucesos imprevistos. La reacción ante ellos pone en evidencia que algo permanecía latente y se da un posible aumento del comportamiento agresivo o, por el contrario, puede suceder que lo que se había presentado en un inicio desaparezca y no logre obtener consistencia en el modo de ser. Se trata aquí, del tiempo para comprender lo que ha sucedido y se da sobre quinto y sexto de primaria.

    Siguiendo esta hipótesis, cuando la pubertad no concluye, que sería el momento final del proceso, puede provocar una crisis que se manifiesta a través de relaciones de acoso en primero de la ESO. Dos datos llaman especialmente la atención, según nos comenta el autor, casi siempre se trata de acoso sexual y se calcula que el 90 % de los episodios que se evidencian en la escuela secundaria tuvieron su inicio en la escuela primaria.

    Un aspecto que hace especialmente compleja la detección del acoso escolar es que está sujeto a una ley del silencio que hace que se cronifique la relación de dominio - sumisión. Los episodios suelen esconderse de la presencia de los adultos pero, por el contrario, requieren de la visibilidad de los iguales. Esto nos permite poner especial atención a los puntos de inflexión que han mencionado previamente, entre los principales síntomas que pueden estar reflejando una somatización se encuentran:

    - A nivel físico: dolores de cabeza, estómago, espalda y fenómenos de vértigo, entre otros.

    - A nivel psicológico: cambios de humor, bajo estado de ánimo, irritabilidad, estrés y ansiedad, entre otros.

    Si la víctima ha buscado apoyo en sus padres o sus profesores, son muy importantes, y casi es determinantes, los pasos a seguir para que el acoso escolar tenga un lugar de tratamiento con consecuencias para reconducir y prevenir la rendición.

    Consejos para abordar el acoso escolar

    Prevenir

    Contemplar que es una realidad inherente permite tomar acción a través de programas de mejora de la convivencia donde la participación y la corresponsabilidad es de todos los actores implicados en el acto educativo.

    Identificar

    Una vez que se detecten situaciones sospechosas de ser o estar relacionadas con acoso, pedir ayuda y hacer uso de los canales y dispositivos correspondientes a nivel de centro.

    Acompañar

    Es fundamental que haya espacios para el apoyo y la conversación entre alumnos y profesores. En ellos, se fomenta un punto de detenimiento para poner en suspenso un problema sobre el que es preciso hablar.

    Intervenir

    Se refiere al momento en el que se activa el protocolo sobre acoso escolar a nivel de centro y se contempla la revisión del mismo en función de los resultados observados.

    A modo de recapitulación, podemos decir que, ante la realidad cambiante, se trata de ofrecer maneras de acompañar y estar presentes en los procesos de transición. Los protocolos ayudan a la prevención y a la actuación en momentos críticos, pero hay que estar preparados para saber qué hacer en esos momentos donde la diferencia se vuelve un problema.

    Queda mucho por abordar, es por ello que abrir espaciosEste enlace se abrirá en una ventana nueva para entender el sinsentido de la agresión y la degradación como consecuencia resulta fundamental.


  • Tipos y causas de los trastornos de la personalidad

    Jose Jiménez González, psicólogo clínico de Hospital Quirónsalud Digital

    Los trastornos de la personalidad son alteraciones profundas y persistentes en la forma en que una persona percibe, se relaciona y responde a su entorno. A diferencia de otros trastornos mentales más episódicos, los de personalidad se caracterizan por patrones rígidos e inflexibles que dificultan la adaptación social, laboral o familiar. Comprender sus causas y variedades es esencial para promover el diagnóstico temprano y una intervención adecuada.trastornos personalidadtrastornos personalidad

    ¿Por qué se originan los trastornos de la personalidad?

    Los trastornos de la personalidad no tienen una única causa definida; más bien, se desarrollan a partir de una combinación compleja de factores biológicos, psicológicos y sociales. Entre las principales causas se encuentran:

    Factores genéticos: existen evidencias de que ciertos rasgos temperamentales pueden heredarse, predisponiendo a algunas personas a desarrollar trastornos de personalidad.

    Experiencias tempranas: abusos físicos o emocionales, negligencia, traumas infantiles o entornos familiares caóticos pueden alterar el desarrollo emocional del individuo.

    Alteraciones neurobiológicas: cambios en la estructura y la función cerebral, especialmente en áreas relacionadas con el control emocional y la toma de decisiones, también se han relacionado con algunos trastornos.

    Ambiente social y cultural: la falta de apoyo emocional, las relaciones disfuncionales o contextos sociales inestables pueden contribuir a la consolidación de patrones de personalidad disfuncionales.

    Principales tipos de trastornos de la personalidad

    Los trastornos de la personalidad se agrupan generalmente en tres grandes clústeres o grupos, según sus características predominantes: A (raros o excéntricos), B (dramáticos o emocionales) y C (ansiosos o temerosos).

    1. Trastorno paranoide de la personalidad

    Caracterizado por una desconfianza generalizadaEste enlace se abrirá en una ventana nueva hacia los demás, incluso sin justificación. Las personas con este trastorno suelen interpretar las acciones de otros como malintencionadas o amenazantes.

    2. Trastorno esquizoide de la personalidad

    Las personas esquizoides tienden a evitar las relaciones sociales y muestran poco interés por interactuar con otros. Son frías emocionalmente y prefieren actividades solitarias.

    3. Trastorno esquizotípico de la personalidad

    Incluye patrones de pensamiento y comportamiento excéntricos, como creencias mágicas, dificultades para establecer relaciones y una tendencia al aislamiento.

    4. Trastorno antisocial de la personalidad

    Asociado con una falta de empatía, impulsividad y comportamiento irresponsable o incluso delictivo. Es más frecuente en hombres y suele empezar en la adolescencia.

    5. Trastorno límite de la personalidad (borderline)

    Implica una inestabilidad emocional intensa, relaciones interpersonales caóticas, miedo al abandono, impulsividad y conductas autodestructivas.

    6. Trastorno histriónico de la personalidad

    Las personas con este trastorno buscan constantemente atención y aprobación. Son muy emocionales, dramáticas y se preocupan excesivamente por su imagen.

    7. Trastorno narcisista de la personalidad

    Se caracteriza por una autoimagen grandiosa, necesidad de admiración y una falta de empatía hacia los demás. Puede ocultar una autoestima muy frágil.

    8. Trastorno evitativo de la personalidad

    Implica una inhibición social marcada, sentimientos de inferioridad y una gran sensibilidad a la crítica. Las personas suelen evitar interacciones por temor al rechazo.

    9. Trastorno dependiente de la personalidad

    Las personas dependientes tienen una necesidad excesiva de ser cuidadas, lo que genera sumisión, miedo a la separación y dificultad para tomar decisiones por sí mismas.

    10. Trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad

    No debe confundirse con el TOC. Aquí, las personas presentan una preocupación excesiva por el orden, el perfeccionismo y el control, afectando su flexibilidad y eficacia.

    Cómo afrontar los trastornos de la personalidad

    El tratamiento de estos trastornos es un desafío, ya que suelen formar parte de la identidad del individuo. Sin embargo, la psicoterapiaEste enlace se abrirá en una ventana nueva, especialmente la terapia cognitivo-conductual o la dialéctica conductual, puede ayudar a modificar patrones disfuncionales. En algunos casos, se recurre a medicación para tratar síntomas asociados como ansiedad, depresión o impulsividad.

    El apoyo familiar y social, la educación emocional y el desarrollo de habilidades interpersonales también son claves para mejorar la calidad de vida del paciente.

    En definitiva, los trastornos de la personalidad son complejos, pero no inmodificables. Con un diagnóstico oportuno y un enfoque terapéutico adecuado, es posible mejorar significativamente la vida de quienes los padecen. Comprender sus causas y manifestaciones es el primer paso hacia la empatía, el acompañamiento y la salud mental integral.

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Sobre este blog

La salud mental influye en las relaciones sociales y en el bienestar emocional. Cuidarla resulta fundamental para alcanzar la serenidad y la calidad de vida que todos buscamos. En este blog, profesionales expertos en psicología y psiquiatría nos invitan a profundizar en los distintos aspectos que influyen en la salud y bienestar mental con el objetivo de comprenderla, cuidarla y desterrar tabúes y estigmas.

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Sana-MentePsiquiatría y Psicología delHospital Quirónsalud Digital
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