Quirónsalud
Blog de los Servicios de Oncología de los Hospitales Quirónsalud de Murcia, Torrevieja, Valencia y Tenerife
Post elaborado por Juan Delgado
, jefe de radiología en Murcia.
La Tomografía Computarizada (TC) o Tomografía Axial Computarizada (TAC), es una de las técnicas de imagen utilizadas para detectar y caracterizar múltiples patologías.
En el caso del cáncer, permite:
Detección.
El primer paso es diagnosticar si el paciente presenta un hallazgo patológico. Cuanto más pronto se detecte una lesión, antes se podrá actuar, consiguiendo un tratamiento de mayor eficacia y con menor afectación del paciente.
En el diagnóstico precoz, la imagen médica juega un papel fundamental a través de todas las técnicas, entre ellas la TC.
Caracterización.
No todas las entidades médicas son iguales, tampoco los cánceres. Las técnicas de imagen médica, entre las que se encuentra la TC, permiten diferenciar múltiples entidades benignas, premalignas y malignas. Por tanto, condicionan el diagnóstico, el tratamiento y el pronóstico de estos pacientes.
Estadificación.
En el caso particular del cáncer, es especialmente importante la estadificación, dado que determina la posibilidad de tratamiento quirúrgico, la necesidad de complementar el tratamiento con una quimioterapia o radioterapia anterior a la cirugía (tratamiento neoadyuvante) o posterior a la cirugía (tratamiento adyuvante).

Dado que hay múltiples tipos de cáncer, existen también múltiples pruebas diagnósticas para detectarlos.
La TC es una técnica de imagen que permiten caracterizar múltiples tejidos y en complemento con las demás técnicas de imagen (radiografía, ecografía y resonancia) permite la detección, caracterización y estadificación de múltiples tipos de cánceres.
La TC es especialmente útil para el estudio de algunas estructuras. Por ejemplo:
En los pulmones
. Después de la radiografía, la TC es la siguiente técnica utilizada para el estudio del cáncer de pulmón.
En los huesos. La TC es, junto con la resonancia magnética, la mejor técnica para la caracterización de los tumores óseos y su posible asociación con fracturas.
En el colon
. Es difícil detectar un carcinoma de colon únicamente mediante TC. Normalmente se suele sospechar tras la detección de sangre en heces y se diagnostica mediante colonoscopia. No obstante, ocasionalmente, se puede realizar una colonoscopia virtual, permitiendo la sospecha o confirmación diagnóstica, con mayor comodidad para el paciente que la colonoscopia propiamente dicha.
La TC utiliza radiaciones ionizantes, por lo que existe un riesgo real en el largo plazo de que el uso inadecuado y excesivo de esta prueba condicione la aparición de un cáncer.
No obstante, los protocolos actuales se encuentran optimizados para emitir la mínima dosis de radiación necesaria para conseguir una imagen de calidad. Esto es lo que en protección radiológica se conoce como doctrina ALARA (As Low As Reasonably Achievable). La radiación será lo más baja posible, pero consiguiendo obtener una imagen de buena calidad, útil para el diagnóstico médico.
Si se realizan los estudios de imagen necesarios adecuadamente prescritos por un médico, el beneficio del diagnóstico precoz del cáncer supera por mucho al potencial riesgo de inducirlo como consecuencia de la exposición a radiación.
Por otro lado, en muchas adquisiciones de TC se realiza administración de contraste intravenoso. Previamente a la inyección, se verificará la función renal del paciente y se realizarán los protocolos de hidratación o protección renal necesarios para garantizar su seguridad.
La TC es una técnica indolora. El paciente se introduce en una máquina con forma de tubo y permanece en ella normalmente durante apenas unos segundos. No obstante, el tiempo total depende mucho del tipo de estudio.
Por ejemplo, si se realiza un estudio urológico, la última fase se deberá adquirir 12-15 minutos tras la inyección del contraste intravenoso. Por tanto, aunque la adquisición de la imagen dure apenas unos segundos, el paciente deberá permanecer en la camilla durante este tiempo.
La inyección de contraste es como cualquier otra inyección intravenosa. Requiere que se tome una vía y se inyecte un medicamento a base de contraste radiológico yodado que produce una cierta sensación de calor y, unos minutos más tarde, ganas de orinar.
Existen muchos tipos de cáncer y por tanto muchas presentaciones distintas en imagen.
El cáncer se puede manifestar como nódulos, pólipos, alteraciones estructurales, distorsiones de la arquitectura de algún órgano...
El Médico Radiólogo es el especialista encargado de realizar el informe en el que se describe el resultado de la TC.
El caso de los estudios oncológicos es especialmente importante comparar el estudio actual con los previos y correlacionar los hallazgos en imagen con la historia clínica del paciente.
Aunque varía mucho según el tipo de estudio, el doctor tarda entre 15 y 30 minutos en establecer el diagnóstico y redactar el informe.
Dependiendo de la carga de trabajo de cada centro y de la urgencia del estudio, el informe puede entregarse al paciente en el día de la adquisición o hasta una semana más tarde.
En Quirónsalud Murcia
contamos con un equipo de radiólogos que trabajan para que el tiempo en obtener los resultados sea el mínimo.
Cada tipo de prueba es más o menos fiable para el estudio de determinados órganos o patologías.
No existen unas técnicas superiores a otras, la utilidad de cada una depende de la indicación y del diagnóstico que se pretenda confirmar o descartar.
Los diferentes médicos especialistas conocen los diagnósticos y por tanto prescriben las pruebas adecuadas en cada caso.
Una de las tareas del Médico Radiólogo en Quirónsalud
es supervisar y aconsejar a los otros médicos en la decisión y utilización de pruebas de imagen y la optimización de protocolos diagnósticos para mejorar la rentabilidad diagnóstica.
En los casos en que está científicamente validado en base a las recomendaciones incluidas en las guías clínicas de las diferentes sociedades científicas nacionales e internacionales. Esto incluye confirmar, descartar, detectar, caracterizar y estadificar diferentes enfermedades o entidades médicas, entre ellas el cáncer.
Si quieres saber más sobre este tipo de prueba puedes consultar con nuestros especialistas.
Texto elaborado por Antonio Brugarolas
jefe de oncología de Torrevieja.
El cáncer de estómago ha ido disminuyendo gradualmente de forma espontanea desde hace varias décadas.
Este tipo de cáncer aparece en el tramo final del esófago o en el estómago y típicamente es un adenocarcinoma. Se distinguen dos tipos histológicos el de tipo intestinal, y el llamado adenocarcinoma con células en anillo de sello.
Se ha relacionado con la conservación de los alimentos o la forma de cocinarlos. La salazón, los ahumados y el consumo de tabaco pueden facilitar la aparición de cáncer de estómago.
También se ha considerado que el riesgo de adquirir un cáncer de estómago puede deberse a algún procedimiento de conservación de los alimentos: por ejemplo, las conservas cárnicas contienen nitritos para evitar la contaminación bacteriana, los ahumados contienen carcinógenos debido a la combustión incompleta del carbón, etc.
Entre los síntomas precoces del cáncer de estómago que los pacientes pueden presentar, podemos mencionar:
Cuando el cáncer es avanzado aparece dolor al tragar alimentos sólidos, dificultad de paso, vómitos, sangre en las deposiciones, pérdida de peso, ictericia e hinchazón abdominal.
En caso de tener alguno de estos síntomas te recomendamos acudir a tu centro Quirónsalud más cercano y ser valorado por un profesional.
Se recomienda acudir al médico especialista cuando aparecen molestias en la parte alta del abdomen y persisten durante más de dos semanas.
Es importante porque antes de desarrollarse el cáncer de estómago hay un periodo prolongado de tiempo con alteraciones en el que se puede detectar cuando es mínimamente invasor y el tratamiento es curativo y más sencillo.
Se sabe que actualmente el factor de riesgo mas importante en nuestro medio es la infección persistente por el microbio Helicobacter Pylori, que causa una gastritis (inflamación del estómago) prolongada. Esta infección no causa cáncer de estómago inmediatamente sino con el paso de los años. Hay formas de diagnosticarla y tratarla. Los pacientes que se han tratado adecuadamente tienen menos incidencia de cáncer de estómago.
Hay otras causas de cáncer gástrico que se pueden tratar preventivamente: la gastritis crónica, los pólipos gástricos, el esófago de Barrett, la infección por virus Epstein-Barr o HPV, etc.
Todas estas entidades representan hoy en día indicaciones de seguimiento para la detección precoz del cáncer gástrico.
El esófago de Barrett, es una causa muy frecuente de cáncer de la unión gastroesofágica. Consiste en una alteración de la superficie del esófago, que contiene glándulas típicas del estomago en lugar de su propia cubierta de epitelio columnar, lo cual aporta secreciones acidas y causa inflamación crónica. Con el paso del tiempo esta inflamación degenera en cáncer y se señalan algunos factores de riesgo: sexo masculino, existencia de hernia de hiato o reflujo gastroesofágico, consumo de tabaco
y edad superior a los 50 años. El esófago de Barrett debe diagnosticarse mediante la biopsia endoscópica y requiere controles periódicos porque en las fases tempranas de la enfermedad se realiza un procedimiento de ablación superficial por vía endoscópica y se puede curar.
También hay familias con riesgo de cáncer de estómago y se han descrito algunos genes relacionados con este tumor (por ejemplo, los afectados por síndrome de Lynch con inestabilidad de microsatélites o las familias con mutación del gen CDH1).
Por otra parte, la endoscopia esófago-gástrica asidua frente a las molestias gástricas permite hacer el diagnostico muy precoz y consigue tasas de curación muy elevadas. Hace años se instauró en Japón la práctica de endoscopia gástrica rutinaria ante cualquier alteración clínica y este programa ha contribuido a la detección de cáncer de estómago en fases muy iniciales que no necesitan la resección del estómago. Actualmente no hay pautas de endoscopia rutinaria como maniobra de despistaje.
El cáncer de estómago se trata con buenos resultados y afortunadamente se puede curar en muchos casos cuando está confinado en el estómago y los ganglios regionales.
Es un tumor que disemina relativamente pronto y cuando aparecen metástasis la supervivencia suele ser de dos años, aunque actualmente hay avances con nuevos medicamentos que prolongan la supervivencia varios años.
Según la extensión de la enfermedad se realiza cirugía con resección del estómago y los ganglios a su alrededor.
Muchas veces se asocia quimio y radioterapia
antes de la intervención, aunque también se aplica quimioterapia postoperatoria en otros casos.
Es importante estudiar la genética tumoral porque hay tumores relacionados con alteraciones genéticas que responden a tratamientos específicos contra las alteraciones de estos genes: tal es el caso de las alteraciones de HER2, la presencia de inestabilidad de microsatélites, los tumores neuroendocrinos o el llamado tumor del estroma intestinal (GIST). Aunque representan un porcentaje pequeño de los cánceres gástricos son entidades muy definidas que reciben un enfoque diferente, si bien comparten generalmente la resección completa del estómago cuando son operables.
Además de la quimioterapia recientemente se ha incorporado la inmunoterapia
, que es eficaz frente al cáncer de estómago habiéndose acreditado su utilización en el tratamiento de la enfermedad.
En el momento del diagnóstico se hacen diferentes estudios para valorar la extensión de la enfermedad.
Habitualmente endoscopia, biopsia, TAC o PET-TAC, y a veces RMN o laparoscopia.
Una vez determinada la extensión de la enfermedad se estratifica según los estadios en 0 (in situ), I y II (ambos localizados), III con extensión abdominal local y IV con diseminación extensa a otros órganos.
La leucemia mieloide crónica, también se conoce como leucemia mielógena crónica. Es un tipo de cáncer que se origina en determinadas células productoras de sangre de la médula ósea.
En la Leucemia Mieloide Crónica, se produce un cambio genético en una versión temprana de células mieloides, las células que producen glóbulos rojos, plaquetas, y la mayoría de los tipos de glóbulos blancos (excepto linfocitos).
Este cambio forma un gen anormal llamado BCR- ABL, que convierte la célula en una célula CML.
Las células leucémicas crecen y se dividen, se acumulan en la médula ósea y se extienden a la sangre. Durante este tiempo, las células también pueden invadir otras partes del cuerpo, incluyendo el bazo. Se trata de una leucemia cuyo crecimiento es relativamente lento, pero puede transformarse en una leucemia aguda de crecimiento rápido que es difícil de tratar.
Este tipo de leucemia ocurre principalmente en adultos, aunque rara vez ocurre en niños también. En general, los niños reciben el mismo tratamiento que los adultos.
Si la leucemia es aguda o crónica depende de si la mayor parte de las células anormales son inmaduras (y se parecen más a las células madre) o maduras (y se parecen más a los glóbulos blancos normales).
En la leucemia crónica, las células maduran parcialmente. Estas células no son normales, aunque parezcan ser bastante normales. Por lo general, no combaten las infecciones tan bien como los glóbulos blancos normales. Las células leucémicas también viven más tiempo que las células normales, se acumulan y sobrepasan en número a las células normales en la médula ósea. Con las leucemias crónicas puede que pase mucho tiempo antes de que causen problemas, y la mayoría de las personas puede vivir por muchos años. Sin embargo, las leucemias crónicas son generalmente más difíciles de curar que las leucemias agudas.
Los síntomas de la leucemia mieloide crónica (CML) a menudo son inespecíficos. Algunos son:
Debilidad.
Cansancio.
Sudores nocturnos.
Pérdida de peso.
Fiebre.
Dolor en los huesos (debido a la propagación de las células leucémicas de la cavidad de la médula a la superficie de los huesos o a las articulaciones).
Agrandamiento del bazo (se siente una masa debajo del lado izquierdo de la caja torácica).
Dolor o una sensación de llenura en el estómago.
Sensación de llenura después de las comidas incluso tras comer poco.
Pero estos síntomas no son exclusivos de la CML, ya que pueden ocurrir con otros tipos de cáncer, así como con muchas afecciones que no son cáncer.
El tratamiento depende de la fase que en la que se encuentre la enfermedad al diagnóstico (fase crónica, fase de aceleración o crisis blástica).
La mayoría de los pacientes (el 90%) se encuentran en fase crónica al diagnóstico por lo que la mayoría de los pacientes se trata con inhibidores de tirosinacinasa (ITC) cuando son diagnosticados.
El único tratamiento con potencial curativo demostrado hasta la fecha es el trasplante alogénico de progenitores hematopoyéticos de hermano HLA idéntico o de donante no emparentado. Se reserva en la actualidad para indicaciones muy concretas.
Se puede conseguir un buen control de la enfermedad, alcanzar respuestas moleculares profundas, con los fármacos disponibles actualmente (los inhibidores de tirosinacinasas) en la mayoría de los casos.
El pronóstico ha mejorado notablemente desde la introducción de los fármacos inhibidores de la ITK, siendo la supervivencia mediana del 83% a los 10 años desde el diagnóstico de la enfermedad con Imatinib como fármaco de primera línea.
Los inhibidores de segunda han demostrado conseguir en estudios comparativos respuestas más rápidas y profundas frente a imatinib pero sin diferencias significativas en la supervivencia global y en la supervivencia libre de enfermedad.
En primera línea en fase crónica se puede emplear imatinib para los pacientes de bajo riesgo. Los inhibidores de tirosincinasa de segunda generación – nilotinib, dasatinib – también se pueden emplear como tratamiento de primera línea en fase crónica sobre todo en los pacientes de alto riesgo o riesgo intermedio o en casos de resistencia o intolerancia a imatinib, ITC de primera generación. El bosutinib está indicado para pacientes en fase crónica, acelerada o blástica, tratados previamente con uno o más inhibidores de tirosinacinasa, y en aquellos en los que imatinib, dasatinib y nilotinib no se consideren opciones adecuadas. El ponatinib está indicado en fase crónica, acelerada o blástica en aquellos pacientes que sean resistentes o intolerantes a dasatinib o a nilotinib y en los que no esté indicado el tratamiento subsiguiente con imatinib, o que presenten la mutación T315I.
El trasplante alogénico de progenitores hematopoyéticos se reserva para aquellos pacientes con crisis blástica que responden tras tratamiento con ITC + poliquimioterapia. Está indicado en pacientes con LMC resistente a ITC con la mutación T315I, en LMC resistente a ITCs de segunda generación y en LMC en fase acelerada inicial sin buena respuesta a ITC o que sigue a una fase crónica tratada con ITCs.
En mujeres embarazadas está indicado el uso de interferón-alfa.
La hidroxiurea está indicada para obtener citorreducción tras el diagnóstico si existe leucocitosis >150.000/mm3 antes de empezar el ITC, a la espera de resultado de BCR-ABL o en pacientes de edad avanzada que no toleran los ITC.
En Quirónsalud Torrevieja
contamos con un equipo de expertos en el tratamiento de la Leucemia en nuestras Unidades de oncología
y hematología
Texto elaborado por la doctora Itziar Molina
, hematóloga del Hospital Quirónsalud Torrevieja
.
Este Blog pretende ser una guía para pacientes y familiares donde encontraran información acerca de esta enfermedad, últimos avances en su tratamiento así como consejos de estilo de vida saludables para prevenir la enfermedad
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