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Blog de la Dra. Irene Rubio Bollinger. Experta en Sueño. Hospital Quirónsalud Sur

  • Qué es lo que realmente no me permite dormir bien

    Lo que no me permite volver a tener un sueño reparador es

    EL MIEDO QUE TENGO A NO DORMIR


    Tengo insomnioTengo insomnio

    Este miedo o preocupación excesiva a no dormir o incluso obsesión es lo que hace que mi cuerpo esté en constante alerta y no pueda conciliar el sueño.

    Son los pensamientos catastrofistas acerca de la incapacidad para dormir y las consecuencias que eso puede tener al día siguiente y en mi salud lo que hace que sea un círculo vicioso del cual salir.

    Ese miedo no es adaptativo: el miedo a no dormir está proyectando un posible efecto grave si no duermo; ese miedo es adaptativo en situaciones que pueden suponer claramente un peligro para nosotros (sería el miedo evitativo), pero en el caso del miedo a no dormir no es adaptativo ni nos protegerá.

    Ese pensamiento de sensación de peligro "irreal" nos lleva a un estado de alerta permanente que no nos deja dormir. Ese miedo que inicialmente es un toque de atención de que algo pasa, deja de enfocarse en la solución adaptativa y acabamos por bloquearnos y cronificamos un problema de sueño. Hay una sensación de desesperanza.

    Se ha creado así lo que podríamos asemejar a

    UN SINDROME DE ESTRÉS POSTRAUMÁTICO

    Revivimos una y otra vez las sensaciones y emociones de una situación que nos ha generado un especial estrés o trauma.

    Esto es aplicable a los pacientes con insomnio crónico. Muchos de ellos además son personas que de manera mas general sufren de ansiedad y/ o depresión y tienen de origen un temperamento más ansioso u obsesivo. Veamos qué características tiene:

    1. Presentan recuerdos intrusivos cuando se van a ir a acostar o se meten en la cama: recuerdan una y otra vez todas esas veces que pasaron noche en vela y la angustia que les generó. Reviven este hecho con la misma intensidad cada noche, aunque todavía ni siquiera haya empezado la noche, muestran sufrimiento emocional con estrés, se angustian por el hecho de pensar que no van a poder dormir de nuevo.

    2. Intentan evadir esos pensamientos negativos en el momento de ir a acostarse o evitan hablar de ello: eso solo acrecienta la ansiedad, puesto que estamos "luchando" contra esos pensamientos y el hecho de no poder desprenderse de ellos. Tienen además una sensación hostil hacia el dormitorio o la cama en la que habitualmente duermen y evitan irse al dormitorio donde de manera clara se desencadenan todos los pensamientos y sensaciones.

    3. Cambios negativos en el pensamiento y en los estados de ánimo. La persona se vuelve más obsesionada con el tema, tiene pensamientos negativos sobre ello, recordarlo durante el día provoca malestar, rumian alrededor de ello una y otra vez. Tienen una preocupación constante.

    4.Cambios en reacciones físicas y emocionales: están siempre en estado de alerta en el momento de irse a dormir, con la sensación de que un peligro acecha, toman acciones contraproducentes como tomar algo de alcohol para relajarse o pensar que si no toman una pastilla no podrán dormir, forzar el dormirse quedándose en la cama horas y horas, etc.

    Para poder iniciar un proceso de salida de esta espiral de miedo debemos tener claro que hay que ir paso a paso, puesto que es un proceso y por ello hay que tener paciencia.

    Se puede aprender a perder el miedo al miedo de no dormir, ¿cómo?

    No se trata de "luchar" contra mis pensamientos de manera obstinada o con fuerza, sino de tratar de estar solamente en el presente sin dejar que nuestra mente se vaya al pasado ("llevo mucho tiempo asÍ, no puedo dormir nunca del tirón, tantos años de mal sueño son insoportables, …"), ni tampoco de que vaya al futuro ("esta noche no podré dormir, mañana estaré cansado, así cualquier día me da un infarto, debo tomarme una pastilla o no dormiré, ...").

    Debemos observar nuestros pensamientos (lo que llamamos meditación), ser más conscientes, y centrarnos en el presente: en mi respiración, en la relajación de las diferentes partes de mi cuerpo, o puedo recordar mantras que disminuirán la ansiedad (sé que aunque duerma poco no me va a ocurrir nada grave, en realidad el cuerpo descansa mas de lo que pienso, generalmente funciono bien durante el día aunque haya dormido menos, aplico las pautas que me han indicado sin juicios y vuelvo a mi estado de conciencia, de centrarme solo en mi respiración, en mis sensaciones).

    Se trata de tomar conciencia de mis pensamientos, pero no de identificarme con ellos: distanciarse de ellos, con entrenamiento, cada vez que me distraiga del presente, sabré cómo volver a él.

    Entrenar durante el día en pautas cortas estos ejercicios hará que también podamos aplicarlos al momento de irnos a dormir.

  • ¡No quiero tomar más pastillas para dormir!: cómo afrontar el síndrome de abstinencia.

    BenzodiacepinasBenzodiacepinas

    El síndrome de abstinencia de las BZD es el conjunto de síntomas que aparecen cuando una persona que tomó benzodiazepinas por un periodo prolongado (más de 4-6 semanas) y desarrolló dependencia, suspende su consumo, o aquellos que aparecen durante una reducción de la dosis para abandonar el consumo.

    El síndrome de abstinencia de las BZD es muy similar a los síntomas producidos por la abstinencia del alcohol.

    El consumo crónico de las BZD causa adaptaciones físicas en el cerebro que contrarrestan los efectos de esta droga. Es lo que se conoce como tolerancia y esto provoca la dependencia física.

    No solo aparecen síntomas de abstinencia debido a haber consumido dosis altas o que la ingesta haya sido de larga duración, sino que incluso pueden aparecer síntomas importantes durante la reducción gradual de la dosis o incluso después de haber tomado dosis bajas.

    De hecho, los síntomas de la abstinencia pueden persistir por semanas o meses después de la suspensión.

    Más aún, el uso prolongado de BZD puede llevar a síntomas parecidos a los de la abstinencia pese a mantener una dosis terapéutica constante.

    Los síntomas de la abstinencia pueden mostrarse como ansiedad, irritabilidad, insomnio, alteración del ánimo, sudoración, sueños desagradables, temblores, falta de apetito, vértigos, mareos, … Pero es que también el uso prolongado de BZD puede llevar a tener síntomas similares a los de la propia abstinencia, incluso aunque se mantengan dosis habituales terapéuticas. De hecho, su consumo puede producir falta de apetito, cefalea, visión borrosa, vértigo, náuseas y vómitos, malestar gástrico, incluso dolores articulares, dolor torácico, pesadillas, insomnio, hipertensión arterial, depresión, acúfenos y un largo etc.

    Suspender el consumo de BZD al igual que dejar el consumo crónico de alcohol puede causar serias complicaciones médicas por el síndrome de abstinencia. Esto se produce porque las BZD generan una dependencia física y psicológica muy semejante al alcohol. Por eso el uso de una BZD debe ser durante un periodo corto (máximo 2-3 semanas) seguido de una reducción gradual de la dosis.

    Como los síntomas de la abstinencia son idénticos a los síntomas por los que la BZD fue prescrita, será difícil diferenciar entre recaída de síntomas o síndrome de abstinencia.

    Los síntomas de abstinencia de dosis bajas usualmente duran entre 6 a 12 meses y van mejorando poco a poco durante ese tiempo. Es decir, los médicos deben dejar pasar 6 meses por lo menos antes de evaluar nuevamente los síntomas del paciente y actualizar el diagnóstico.

    Los síntomas de abstinencia pueden ocurrir aun estando en una dosis estable de BZD debido al fenómeno "abstinencia por tolerancia": el cuerpo experimenta los efectos de la abstinencia y demanda incrementar la dosis para poder sentirse bien. Este fenómeno es el mismo que presentan las personas con adicción al alcohol.

    Hay también la denominada "abstinencia entre dosis": la dependencia física de las BZD de corto efecto de duración hace que aparezcan síntomas de abstinencia entre la toma de dos dosis debido a que el efecto de la primera disminuye antes de la siguiente toma con sensación de ansiedad de rebote. Los síntomas de abstinencia de BZD de acción corta se presentan usualmente dentro de las 24 a 48 h. de la toma, mientras que la abstinencia de BZD de vida media prolongada puede demorarse hasta tres semanas. Las BZD hipnóticas para el sueño y de acción de duración corta son efectivas la primera mitad de la noche, pero los efectos disminuyen y empeoran en la segunda mitad del sueño debido a los síntomas de abstinencia.

    El periodo más agudo de abstinencia de BZD dura dos meses, pero podrían persistir síntomas por muchos meses o años, aunque más reducidos en intensidad.

    Como ya se sabe el consumo a largo plazo de BZD causa alteración cognitiva, neurológica e intelectual.

    El tratamiento del insomnio con BZD puede producir paradójicamente también un insomnio aumentado después de la toma seguida durante 7 días, siendo este insomnio incluso peor que el que originó el inicio del tratamiento. El uso intermitente de BZD también produce insomnio de rebote.

    ¡Los síndromes de abstinencia también se producen con hipnóticos no-benzodiazepínicos ¡

    Por lo tanto, la suspensión de un consumo de BZD debe ser gradual, usando dosis equivalentes de diazepam a la BZD que hemos tomado durante un periodo prolongado e ir realizando reducciones escalonadas de un 20% cada 2-4 semanas.

    Todas las investigaciones científicas acerca del tratamiento del insomnio con BZD han concluido que no son efectivas a largo plazo en el tratamiento del insomnio.

  • CUIDA TU SUEÑO PARA CUIDAR TUS ARTERIAS

    Los ictus o accidentes vasculares cerebrales son una causa importante de morbimortalidad en la población adulta. Estos eventos vasculares cerebrales tienen varias causas y factores de riesgo.

    En este articulo vamos a hablar de si un mal descanso tiene o no influencia como factor de riesgo para sufrir un evento cerebro vascular y si el sueño se afecta posteriormente a padecer un evento de estos.

    Sueño y arteriasSueño y arterias

    Los estudios últimos acerca de esta posible asociación concluyen claramente una asociación entre algunos trastornos del sueño y la generación de un ictus y también el hecho de que pueden interferir en la recuperación posterior al ictus si no son tratados.

    Los ictus tienen una incidencia anual de 2 a 18/ 1000 habitantes y tienen un riesgo de recurrencia de un 13% el primer año.

    Los principales factores de riesgo para sufrir un ictus es tener alteraciones del ritmo cardiaco como la fibrilación auricular, edad superior a 65 años, la hipertensión arterial, cardiopatía, estenosis carotidea asintomática, historia de AIT, el consumo de alcohol, tabaco, diabetes mellitus e hipercolesterolemia. Estos factores de riesgo explican el 50% de los ictus. En los últimos años se han propuesto nuevos factores de riesgo como los marcadores inflamatorios, infecciones y los trastornos respiratorios durante el sueño. Pero ahora se sabe que no sólo son los trastornos respiratorios del sueño los posibles causantes, sino también el insomnio, la hipersomnia, las parasomnias, los trastornos del ritmo circadiano y los movimientos periódicos de las piernas.

    Todos estos trastornos del sueño producen una alteración de la arquitectura del sueño y por lo tanto merman la función del sueño de proteger, reparar y sintetizar nuevas sustancias neuro-protectoras.

    De un 20% a un 60% de pacientes con ictus tiene de hecho alguna alteración del sueño de base.

    La apnea obstructiva del sueño es uno de los trastornos del sueño que mas influyen en la generación de un ictus. A su vez después de sufrir un ictus aumentan los trastornos respiratorios debido a que hay una mayor colapsabilidad de la vía aérea superior secundaria a una debilidad faríngea presente en los ictus agudos.

    Por lo tanto, ambas entidades tiene una relación claramente bidireccional.

    Es muy recomendable que pacientes con ictus previos hagan un despistaje de una posible apnea del sueño u otro trastorno del sueño y a su vez en las unidades de sueño debemos realizar una historia clínica detallada de aquellos pacientes que tengan trastornos del sueño que puedan influir en el desarrollo de problemas cardiovasculares para hacer un diagnostico correcto y un tratamiento preventivo.

  • INSOMNIO Y APNEA OBSTRUCTIVA DEL SUEÑO: UN BINOMIO FRECUENTE

    El insomnio y la apnea obstructiva del sueño (AOS), son los dos problemas de sueño mas prevalentes. Debemos sabe que además frecuentemente coexisten.

    Tanto el insomnio crónico como el AOS ocurren en hasta un 20% de la población adulta. Ambos problemas están asociados con un aumento de riesgo de alteración de la salud física y mental, reduciendo la calidad de vida de la persona.

    La asociación entre insomnio y AOS fue descrita por primera vez en 1973, pero no ha sido hasta la última década cuando la investigación sobre esta simbiosis entre ambas ha sido más profundamente estudiada. En ingles recibe las siglas de COMISA (co-morbid insomnia and sleep apnea).

    La apnea del sueñoLa apnea del sueño

    Los estudios nos muestran que un 30 a 50% de pacientes con AOS refieren síntomas de insomnio y que hasta un 40% de pacientes con insomnio tienen un AOS del que no son conscientes ni ha sido diagnosticado.

    Esta asociación llamada COMISA puede provocar síntomas como la depresión en un porcentaje mayor que en aquellos pacientes que solo tienen insomnio o solo AOS, por lo cual tiene un efecto potenciador sobre el empeoramiento de la salud de la persona.

    Muchos de los pacientes insomnes son tratados con medicación sedante como las benzodiacepinas sin percatarse en muchas ocasiones de que pudiera existir debajo un problema de AOS y eso podría aumentar sus síntomas diurnos de somnolencia o cansancio y mas probabilidad de tener accidentes o caídas, al no estar bien diagnosticados.

    Esto nos lleva a que en las unidades de sueño debemos plantearnos como abordar un paciente que pudiera padecer ambas cosas conjuntamente. Para eso contamos con especialistas en sueño y pruebas del sueño que nos ayudan a dar con la problemática.

    Pero previamente debemos entender por qué tienen una relación bidireccional estas dos entidades.

    Se ha visto que la interacción entre ambas puede producir la aparición o el empeoramiento de cada una de ellas a lo largo del tiempo.

    Algunos investigadores apuntan a que el AOS puede contribuir directamente a generar insomnio: los eventos respiratorios durante las apneas/ hipopneas y los alertamientos que éstos producen pueden provocar un aumento de la actividad simpática y esto a su vez provocar síntomas de insomnio.

    La teoría sobre como puede influir el insomnio en la generación o empeoramiento de eventos respiratorios seria que el insomnio produce una hiperalerta del organismo de tal manera que provoca la generación de un sueño más inestable modificando el umbral de respuesta respiratoria, es decir alteraría la respuesta de nuestros receptores de oxigenación con más facilidad; pudiendo aumentar la severidad de los episodios de apnea o incrementar su número.

    ¿Cómo debemos tratar pacientes con COMISA?

    Sabemos que el tratamiento de elección para pacientes con solo AOS y apneas moderadas y severas sería la CPAP; pero se ha visto que en pacientes con insomnio y AOS la adherencia del paciente al tratamiento con CPAP es menor. Esto tiene su explicación: por un lado, los insomnes aceptan peor pasar a un tratamiento que incluye ponerse una máscara nasal o naso bucal que va unido a un aparato que insufla aire y hace ruido y a veces, aunque la CPAP este disminuyendo los eventos respiratorios puede que el paciente continue con síntomas diurnos de fatiga debidos al insomnio y por lo tanto sienta de manera equivocada que la CPAP no le está beneficiando; dejando así el tratamiento.

    Por lo tanto, el mejor tratamiento para estos pacientes con COMISA es tratar primero el insomnio con terapia cognitivo – conductual (4-6 semanas) y después aplicar la CPAP para que la adherencia sea mejor. De hecho, dada la asociación que hemos descrito antes entre ambas entidades, se ha visto que una intervención de 4-6 semanas de terapia cognitivo -conductual para el insomnio puede disminuir el índice de eventos respiratorios al pasar a tener un sueño mas consolidado, reparador y con menos alertamientos, reduciendo así la inestabilidad respiratoria y bajando el índice de eventos respiratorios.

    Por tanto, será en una unidad de sueño donde se pueda valorar adecuadamente estos pacientes y aplicar un tratamiento efectivo.


  • TRABAJO A TURNOS Y SUEÑO…. ¿Cómo compaginarlo?

    ¿Qué podemos hacer para tener una buena salud si nuestras horas de trabajo están desalineadas con nuestros parámetros biológicos y el sueño?

    Muchas veces notamos cansancio, fatiga o sueño cuando nuestro horario de sueño se desajusta un poco, pero qué pasa cuando una persona tiene que estar de manera continua o de manera regular despierta durante la noche y debe entonces dormir de día.

    Qué podemos hacer para mantenernos sanos, aunque estemos forzando el organismo en el sentido contrario a lo saludable.

    Trabajo a turnos y sueñoTrabajo a turnos y sueño

    En muchas personas que realizan trabajos con turnos nocturnos nos encontramos con un verdadero trastorno del sueño que cuando se instaura es difícil de manejar.

    Hay muchas profesiones que exigen a los trabajadores estar despiertos por la noche como son las guardias medicas o de personal auxiliar en hospitales, en fábricas, vigilantes nocturnos…

    Este trastorno afecta a personas que mantienen horarios fijos nocturnos de trabajo como a aquellos que hacen turnos rotatorios alternando días, tardes y noches en diferentes formatos.

    Los problemas que presentan estos trabajadores suelen ser dificultad para quedarse dormidos cuando van a dormir, mantener el sueño nocturno estable o incluso despertar temprano, aunque hayan dormido poco. Y esto es debido a que estos trabajadores tienen alterado su ciclo sueño-vigilia, su ritmo circadiano.

    Las personas que no hacen turnos suelen despertarse por la mañana cuando el sol comienza a salir y todo esto está alineado con su reloj interno. Pero en los trabajadores a turnos las horas de sueño y de trabajo están completamente desalineadas con su reloj interno, de tal forma que los turnos provocan que estemos yendo en contra de nuestro reloj interno y de las condiciones de luz y oscuridad externos que nos ayudan a regular este ciclo.

    El problema de ir en contra es que podemos desarrollar problemas de salud que afectan a muchos sistemas de nuestro organismo pudiendo provocarnos problemas cardiovasculares, diabetes… e incluso accidentes laborales o de conducción al estar más cansados y menos concentrados por un sueño poco reparador.

    Los trabajadores a turnos suelen comer de manera menos saludable en las noches que trabajan e incluso en las horas que después están despiertos por el da. Suelen ingerir alimentos más calóricos cuestión que puede provocar aumento de peso.

    ¿Qué podemos hacer para mejorar nuestra salud si tenemos que hacer turnos de noche?

    • Intenta no exponerte a la luz solar al salir del trabajo por la mañana, usa gafas de sol mientras vas a casa y oscurece la habitación al máximo si al llegar a casa vas a dormir.
    • Cuando llegues a casa intenta dormir unas 7h seguidas para que el sueño sea reparador y de calidad. Fragmentarlo a lo largo del día no es lo más indicado.
    • Si hacemos turnos rotatorios lo mejor es que sean turnos de 2 días máximo las noches ya que así a nuestro reloj interno le costara menos cambiar el chip para cada cambio.
    • Cuando estes despierto procura comer a las mismas horas y realizar ejercicio diario.
    • No consumir demasiada cafeína durante el turno de noche o que no sea hacia el final de la misma
    • No tomar alcohol ya que es un gran disruptor del sueño.
    • Mantener el peso corporal adecuado evitando el sobrepeso y evitar comidas y bebidas calóricas.

    Consultar en una unidad de sueño si encuentra muchas dificultades para tener un buen descanso.

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