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Blog de la Dra. Fernández Letamendi. Geriatría. Hospital Quirónsalud Zaragoza

  • Recomendaciones para disfrutar de las vacaciones con mayores

    Una de las preguntas que más se están repitiendo en la consulta en los últimos días gira en torno a la organización y recomendaciones para iniciar las vacaciones de verano.

    Vamos a empezar por las recomendaciones iniciales, que podrán compartir todos ellos y después expondremos otras recomendaciones más específicas.

    1. Es muy importante disfrutar de las vacaciones y tiene que ser un momento para relajarse y desconectar. No debe generarnos mas estrés….Sin embargo el momento del viaje puede suponer para algunas personas mayores, un momento de mucha ansiedad, al la que no están acostumbrados. Si lo preparamos y organizamos con tiempo, e intentamos hacer las gestiones que sean mas dificultosas para ellos (gestión de vuelos o alquileres por ejemplo, ofrecernos para llevarlos en coche si el trayecto va a ser nuevo…) seguro que muchos lo agradecen. Pero preguntémosles, contemos con ellos en la planificación, no impongamos, no demos por hecho lo que ellos quieren, no invadamos su espacio ni minusvaloremos sus capacidades. La flexibilidad y la adaptación son la clave del éxito.
    2. Hagamos paradas por el camino cada hora- hora y media, para poder descansar, estirar las piernas, hidratarnos bien, comer algo, sobretodo si el que conduce es un mayor. Esto es especialmente importante en pacientes con diabetes o con problemas circulatorios.
    3. Tener en cuenta las distancias y la sobrecarga de pesos si se viaja en avión o tren, y valorar utilizar los servicios que ofrecen RENFE o AENA (asistencia a la llegada, silla ruedas…etc).
    4. Preparar con suficiente antelación la medicación que hay que llevar, calcular que tenga suficiente (e incluso un poco más por si pierde algún comprimido) y seguir las mismas rutinas con respecto a su tratamiento. Llevar consigo algún informe actualizado de sus antecedentes personales y tener localizado el sitio de atención sanitaria más cercana al alojamiento.
    5. No conviene tampoco trasgresiones dietéticas ni con el alcohol, ya que pueden provocar descompensaciones en pacientes diabéticos, hipertensos o con insuficiencia cardiaca, por ejemplo.
    6. Es muy importante llevar un calzado adaptado. No se recomiendan nunca los calzados destalonados en mayores, y si lo son, que lleven al menos sujección en tobillo y antepie. Vigila tus pies y consulta siempre ante cualquier herida o similar. Si se va a hacer caminata por el monte o camino es fundamental calzado cerrado y adaptado.
    7. Los juegos en familia tanto de cartas, como parchís o similares son un buen momento de encuentro en familia, que además favorece a todos el desarrollo de funciones superiores como la concentración, el calculo, la abstracción…
    8. Si es incontinente hay que ser previsor y llevar consigo algún sistema de absorción (pañal, compresa, colector..).
    9. Controlar el calor, que puede afectar a la calidad de sueño y al apetito. Insistimos en este caso, de nuevo, en la importancia de la hidratación.
    10. Se debe modular la exposición solar a horas recomendadas (antes de las 12:00 pm o a partir de las 18:00h pm), usar gorras o viseras, gafas de sol y buena protección solar.
  • Los riesgos del calor para las personas mayores: consejos para evitar golpes de calor

    Llega el verano y todos queremos disfrutar del calor, el sol, la playa y la piscina, independientemente de nuestra condición física o edad. Sin embargo, está claro que dependiendo de estos factores debemos tomar unas precauciones u otras. Por ejemplo, todos deberíamos estar bien hidratados a la hora de tomar el sol. También es importante usar buenas cremas solares y dispositivos físicos de protección, como camisetas o gorras. Además, no nos podemos olvidar de proteger los ojos.

    Sin embargo, si se tiene en cuenta la edad, las recomendaciones para bebés o para personas mayores serán distintas. En esta ocasión, los consejos van dirigidos a personas de más de 65 años que tanto ellos como las personas de su alrededor deberán emplear para evitar golpes de calor con las fuertes temperaturas.

    Para nadie es una sorpresa la llegada del cambio climático y las temperaturas que se registran en pleno julio o agosto que, dependiendo de la localización, pueden llegar a superar los 40 grados. Por ello, es tan importante conocer qué se debe hacer para evitar un golpe de calor.

    ¿Por qué es importante proteger del sol a los mayores?

    La doctora Nieves Fernández, geriatra en el Hospital Quirónsalud Zaragoza, explica que en las personas mayores "es más difícil detectar los golpes de calor". Es por este motivo por el que hay que saber cómo prevenirlos. La especialista asegura que "el centro de termorregulación se altera con el envejecimiento", por lo que las personas mayores tienen "una menor sensación de calor y menor percepción de sed".

    Hay que prestar especial atención a los mayores que tengan problemas cognitivos, sobrepeso, enfermedades crónicas o dependencia física dado que estos "tienen más riesgo de presentar deshidratación secundaria al calor", según alerta Fernández.

    ¿Qué síntomas se producen en un golpe de calor? ¿Cuándo se recomienda acudir al hospital?

    Algunos de los factores a los que se debe estar atento según la doctora son el dolor de cabeza, la ausencia de sudoración en altas temperaturas, la sensación de boca seca y pastosa, mareos o la presencia de escalofríos o piel seca y enrojecida. Si ocurre alguna de estas situaciones se debe hidratar "inmediatamente" por vía oral y protegernos del sol trasladándonos a la sombra.

    Si por el contrario, los síntomas como las náuseas o los vómitos no permiten la hidratación por vía oral, así como otros síntomas de mayor gravedad como calambres, desorientación o convulsiones, se debe acudir al hospital más cercano "ya que puede tratarse de un cuadro grave que comprometa la vida".

    Consejos preventivos frente a los efectos del calor en las personas mayores

    Ante esta problemática, la doctora Nieves Fernández da una serie de consejos para cuidar de las personas mayores ante la llegada de las altas temperaturas. En primer lugar, insiste en "un buen aporte de líquidos aunque no se tenga la sensación de sed". Para ello propone bebidas refrescantes como el agua, las infusiones o los zumos de fruta natural, evitando bebidas alcohólicas que en estos contextos de calor excesivo, y si además se toman algunas medicaciones, pueden favorecer la deshidratación e hipotensiones. En pacientes con deterioro cognitivo que rechazan beber podemos intentarlo con helados tipo polo.

    En cuanto a la nutrición a seguir, durante el verano se recomienda una dieta ligera y baja en sal. La doctora insiste en que es importante no realizar ejercicios ni esfuerzos y mantener la casa fresca y ventilada. Tampoco es conveniente que una persona mayor se quede encerrada en un vehículo sin ventilación en verano.

    Así mismo, en cuanto a la ropa, aconseja evitar la ropa ajustada y sustituirla por tejidos ligeros y colores claros. Así como se deben tener a mano siempre sombreros, gorras y gafas de sol.

    En cuanto a las recomendaciones a la hora de tomar el sol, la doctora Fernández se muestra clara: "Hay que evitar la exposición al sol cuando las temperaturas son elevadas. Sobre todo desde las doce del mediodía hasta las cuatro de la tarde". También aconseja usar sombrilla y gorro. Además, asegura que es bueno que, fuera de las horas indicadas, las personas mayores tomen el sol al menos durante veinte minutos sin protección en cara, brazos o escote para favorecer el metabolismo de la vitamina D.


    Fuente: https://www.articulo14.es/salud/riesgos-calor-personas-mayores-consejos-evitar-golpes-de-calor-20240704.htmlEste enlace se abrirá en una ventana nueva

  • Nutrición y dieta adecuada para personas mayores

    La desnutrición en los mayores de 70 años es 3 veces más frecuente que en los adultos de menor edad. Este riesgo, lógicamente, va a depender de los problemas de salud asociados o del ámbito de población que se analice (si vive en residencia, si esta ingresado en un hospital o si vive en su casa..).

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    Debemos ser conscientes de es un problema real que está infradiagnosticado y es mucho mas frecuente de lo que nos parece. Hay varios factores asociados al envejecimiento (como los problemas de masticación, deglución, digestivos…) o más de orden psicosocial (dificultades para hacer la compra y cocinar, soledad, depresión…) que explican que, cerca del 35% de la población mayor que vive en casa, esté en riesgo nutricional y que un 7% esté ya desnutrido.

    Esta desnutrición se puede asociar con mayor riesgo de mortalidad, mayores tasas de infección, aumento del número de caídas y fracturas por la pérdida de masa muscular y el deterioro funcional, mala cicatrización de heridas o úlceras, estancias hospitalarias mas largas y agravamiento de las enfermedades agudas y/o crónicas subyacentes.

    Por lo tanto, supone un riesgo y un deterioro general de la calidad de vida y por eso es tan importante activar mecanismos para su prevención y detección precoz.

    Recomendaciones sobre dieta saludable para una persona mayor:

    • Será la que le aporte la energía necesaria para mantener su actividad diaria y un peso estable, es decir, la que mantiene un equilibrio entre la ingesta energética y el gasto calórico. ¿La dieta prototipo?: la "dieta mediterránea" (consumo de frutas, verduras, pescado, legumbres, frutos secos y aceite de oliva).
    • Pero en las personas mayores, además, tenemos que tener en cuenta que debe estar adaptada a las características y enfermedades previas del paciente (baja en sal si son hipertensos, en azucares e hidratos de carbono si son diabéticos….o blanda/triturada si tienen dificultades para masticar o tragar.
    • Es fundamental mantener una buena salud bucodental. Acuda periódicamente a sus revisiones con su odontólogo.
    • Las personas mayores sanas pueden digerir la mayor parte de los alimentos, si bien presentan un enlentecimiento fisiológico de este proceso de digestión, y por ello se toleran peor las ingestas copiosas, los fritos, los asados, los guisos y las salsas.
    • Es aconsejable limitar las bebidas estimulantes, carbonatadas y alcohólicas , controlar la sal (por debajo de 6 g/día), las especias y los condimentos, moderar el consumo de azúcar y reducir el consumo de embutidos a un máximo de 1-2 días por semana.
    • Muchas veces nos preguntáis por la suplementación de preparados nutricionales que venden en farmacia "para fortalecer". Hay que tener en cuenta que se debe hacer un aporte de proteínas adecuado y no suplementarlas sin supervisión medica. Tomarlas en exceso puede ser peligroso, porque puede provocar una sobrecarga renal y mayor riesgo de gota o de litiasis. Sin embargo, hay muchos problemas de salud asociados a la edad, que pueden conllevar una ingesta proteica menor de la recomendada y también existen determinadas enfermedades que "hiperconsumen" estas proteínas (como una fractura de cadera, procesos oncológicos…). Consulta siempre al geriatra si están indicados o no en tu caso y qué tipo.
    • En los pacientes polimedicados es muy importante la revisión periódica de los fármacos que tome, ya que muchos de ellos pueden influir u ocasionar alteraciones del gusto, del olfato o pérdida de apetito y hay que valorar su continuidad.
    • Por ultimo, recordar que en los mayores, el verdadero equilibrio dietético se alcanza cuando se combina la dieta saludable junto a ejercicio o actividad física regular, acorde siempre a las posibilidades de cada persona. Si es posible, se recomiendan paseos de 25-30 minutos, dos veces al día, a un ritmo de paseo cardiovascular (aquel en el que pueden caminar sin fatigarse , pero no podría ir hablando y caminando a la vez a ese ritmo porque tendrían que parar).

    En resumen, como decimos los Geriatras: "menos pastillas y más zapatillas".

  • La importancia del ejercicio en las personas mayores

    La inmovilidad está asociada con un alto riesgo de complicaciones asociadas a la sarcopenia (pérdida de masa muscular), y se ve incrementada en los pacientes que tienen comorbilidades previas. Es uno de los principales condicionantes de fragilidad, que es la disminución de reserva que tenemos para que nuestro organismo afronte un estrés orgánico en un determinado momento, y que puede condicionar la aparición de dependencia física de otra persona.

    Existe una alta evidencia científica de los beneficios que el ejercicio físico nos puede aportar a cualquier edad, pero sobretodo cuando nos hacemos mayores.

    Podemos establecer así, un decálogo de la importancia del ejercicio en las personas mayores:

    1. Ayuda a controlar las enfermedades cardiovasculares en general (hipertensión, problemas vasculares cerebrales, dislipemias, insuficiencia venosa en extremidades inferiores..).
    2. Ayuda a retrasar la resistencia a la insulina asociada con el envejecimiento, por lo que la incidencia de obesidad, diabetes tipo II y síndrome metabólico, se reducen.
    3. Reduce la pérdida mineral ósea, al potenciar la actividad hormonal osteoblástica y el proceso de remodelación ósea, y potencia la musculatura, por lo que también hay menos incidencia de fracturas, incluida la de cadera, en pacientes que hacen ejercicio de manera habitual.
    4. Se reduce el riego de caídas, ya que mejora la atrofia muscular, el equilibrio, la coordinación y la elasticidad.
    5. Reduce el dolor musculoesquelético asociado a la artrosis o artritis.
    6. Refuerza el sistema inmune del mayor.
    7. Mejora la sexualidad.
    8. Ayuda a mejorar y conservar la función cognitiva.
    9. Disminuye la prevalencia de depresión, ansiedad y otras enfermedades mentales, mejorando su autoestima y autonomía. Además, favorece las relaciones sociales.
    10. En pacientes con cáncer se ha demostrado, dentro de un programa manejado en equipos interdisciplinares, mejor pronóstico, menor mortalidad, y mejora en la calidad de vida con mejor control de síntomas, entre ellos el dolor.

    Para poder hacer el ejercicio más adecuado siempre hay que realizar una Valoración Geriátrica Integral previa, ya que este ejercicio debe estar adaptado e individualizado en cada paciente. Si no lo hacemos así, corremos el riesgo de sufrir descompensaciones, especialmente en los pacientes que ya tienen patologías previas (EPOC; insuficiencia cardiaca...). Lo ideal es hacer esta valoración en un equipo de geriatría en el que, tras la valoración e informe del especialista, se valorará si también es necesaria la colaboración de fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales y nutricionistas.

  • Cuidado del sueño en la tercera edad

    Los trastornos del sueño son un motivo de consulta muy frecuente en Geriatría. Se ha estimado que, entre los mayores de 65 años, aproximadamente el 50% padecen algún trastorno del sueño; de ellos, la dificultad para iniciar y mantener el sueño y la somnolencia diurna son los más frecuentes.

    El manejo correcto de los trastornos del sueño en el anciano, requiere una evaluación especializada por un Geriatra. Debemos tener en cuenta las posibles causas, el estado general, las enfermedades que se padezcan, la polimedicación y los cambios farmacocinéticos y farmacodinámicos que acompañan a la edad. Si a pesar de la aplicación de medidas de higiene del sueño, éste trastorno dura más de 2 semanas, es muy importante consultar con un profesional porque el tratamiento deberá ser individualizado y la respuesta será más complicada cuanto más se cronifique.

    Las consecuencias de los trastornos del sueño van desde fatiga diurna, estado de ánimo bajo o irritabilidad, hasta un aumento importante del riesgo de caídas , incluso, en algunos estudios, se ha relacionado con un aumento de mortalidad en el paciente. La relación con la depresión es particularmente clara y es posible que también con el deterioro cognitivo. Lo que está claro, es que genera una merma en la calidad de vida del que lo padece.


    MEDIDAS DE HIGIENE DEL SUEÑO:

    • Limitar la ingesta de líquidos por la tarde. Evitar las bebidas que contienen cafeína o teína después del mediodía. Evitar también el alcohol y el tabaco desde varias horas antes de dormir.
    • Intentar marcar un horario fijo para acostarse y levantarse (incluidos fines de semana y vacaciones).
    • Permanezca en la cama el tiempo suficiente y evite el uso de pantallas previo a acostarse y del ordenador por lo menos 2 horas antes.
    • Evite la siesta, o que ésta sea inferior a 30 minutos.
    • Se recomienda pasear durante al menos una hora al día, con luz solar y siempre limitar ejercicio o actividad aeróbica al menos tres horas antes de ir a dormir.
    • Mantener condiciones ambientales adecuadas en la habitación (temperatura, ventilación, ruidos, luz..).
    • Practicar ejercicios de respiración lenta y relajada, antes de acostarse, pueden contribuir a que duerma mejor.
    • Evitar acostarse con hambre, pero tampoco realizar cenas abundantes. Lo ideal sería comer unas 2 horas antes de acostarse.
    • Si no consigue dormir en un tiempo prudencial (unos 30 minutos), levántese, haga alguna actividad relajante (por ejemplo, leer) y vuelva a la cama cuando empiece a notar sueño.
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Sobre este blog

En el blog de la Dra. Fernández Letamendi, queremos acercar el mundo de la Geriatría a nuestros mayores y sus familiares, presentando una especialidad que, hasta no hace mucho tiempo, era desconocida para la mayoría de la población y que cada vez esta tomando más protagonismo, debido al envejecimiento progresivo y a la mayor esperanza de vida de la población.

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