Quirónsalud
Blog de la Dra. Fernández Letamendi. Geriatría. Hospital Quirónsalud Zaragoza
Un motivo de consulta muy frecuente en Geriatría son los síntomas conductuales del deterioro cognitivo (demencia). Entre ellos está el denominado "síndrome del ocaso", que comprende un conjunto de síntomas o comportamientos que aparecen al atardecer, conforme se acerca la noche y que pueden incluir dificultad para conciliar el sueño, ansiedad, agitación, alucinaciones, pasear sin parar ("vagabundeo"), rumiaciones de pensamiento y desorientación. Desconocemos la causa de este síndrome, pero aparece con más frecuencia conforme la enfermedad va avanzando.
Factores favorecedores del síndrome del ocaso
Consejos que pueden ayudar a manejarlo
En qué te puede ayudar el geriatra
Realizará una valoración geriátrica integral en la que se analizarán posibles factores "ocultos" que puedan estar interfiriendo en estos trastornos. Te enseñará cómo reconducir al paciente en esas circunstancias y ajustará la medicación, si es preciso, para minimizar esos síntomas.
Como hemos comentado en post anteriores el estreñimiento es una patología de elevada prevalencia en la población, especialmente en mayores, y por lo tanto uno de los motivos mas frecuentes de consulta para los Geriatras. Pero ¿cuáles son los síntomas de alarma que nos deben hacer consultar de manera mas preferente/urgente con nuestro médico?
Cuando el estreñimiento está asociado a lo que los médicos conocemos como síndrome constitucional, que consiste en disminución del apetito con pérdida de peso no voluntaria (no nos hemos puesto a régimen o a hacer más ejercicio...).
Aparición reciente de estreñimiento con cambios en el calibre de las heces o que asocien cambios en el ritmo deposicional (se alterne diarrea con estreñimiento).
Presencia de sangre o moco con las heces, o al limpiarnos después de evacuar de manera repetida.
Asocia anemia en analítica rutinaria, o realizada por otros motivos.
Síntomas obstructivos: se asocia a la ausencia de posibilidad de defecación y/o evacuación de gases, síntomas como náuseas, vómitos o dolor abdominal intenso. En este caso la valoración debe hacerse urgente, por lo que la recomendación es acudir al servicio de urgencias hospitalarias.
Dificultades para poder evacuar las heces por problemas rectales (por prolapso rectal, hemorroides, rectocele, estenosis rectal y/o palpación de masa rectal)
Asociado a aumento brusco del perímetro abdominal, o se palpan masas en abdomen.
Siempre que tengamos asociados estos síntomas de alarma deberemos contactar a la mayor brevedad posible con nuestro médico de referencia, para que pueda hacerse una valoración mas exhaustiva que permita descartar patología subyacente, y en muchos casos será necesaria la realización de una colonoscopia, después de analizar la situación global del paciente.
En caso de que se trate de un estreñimiento funcional, se analizarán los posibles factores implicados, la toma de medicación que pueda estar favoreciéndolo y se implementarán las medidas terapéuticas oportunas, tanto higiénico-dietéticas como farmacológicas.
El control de la diabetes Mellitus en personas mayores debe ser individualizado, ya que lo que es un buen control para un paciente no tiene porque serlo para otro. Si nos pasamos podemos provocar consecuencias como hipoglucemias y si no llegamos también complicaciones como las descompensaciones diabéticas hiperglucémicas.
Tan importante como esto es el control de la dieta y en la medida de las circunstancias de cada paciente y situación física el hacer ejercicio a diario llevando una vida activa y saludable. Os dejamos un enlace de ejercicios que se pueden consultar adaptados a cada perfil de paciente: https://vivifrail.com/es/inicio/
Para controlar las glucemias nos servimos de "pinchazos" en el dedo, que suelen ser basales (antes del desayuno) y pre/postpandriales (antes y/o después de comidas) , según lo que aconseje nuestro médico, lo que llamamos BMTest o de los controles si llevamos un sensor medidor.
Pero también nos ayuda determinar periódicamente la Hemoglobina Glicosilada (HbA1c) que es un parámetro que se nombra en % y que nos orienta a saber como ha estado el control glucémico en los meses previos a la analítica.
En adultos menores de 75 años, con baja comorbilidad, buen estado físico y cognitivo y expectativa de vida larga, el control glucémico hay que intentar que tenga una HbA1c por debajo del 7%.
En mayores de 75 años, pero que mantengan baja comorbilidad, buen estado físico y cognitivo y buena expectativa de vida, los niveles correctos de HbA1c deberían estar alrededor de 7-7,5%.
En mayores frágiles (independientemente de la edad) que son los que presentan ya cierto grado de dependencia o fragilidad, que presentan una demanda de atención sanitaria relativamente frecuente por descompensación de patologías de base con alta comorbilidad o expectativa de vida mas limitada, estas cifras de HbA1c admitimos que estén para un buen control entre 7,6 -8,5%.
En pacientes candidatos a cuidados paliativos, con fragilidad e inmovilidad importante, nos tenemos que olvidar de la HbA1c y centrarnos en que las glucemias basales estén por debajo de 200 pero por encima de 80-100, en que no aparezcan complicaciones secundarias a hipo o hiperglucemias y a simplificar controles y tratamientos.
Pensamos que las vacunas solo tienen que ponérselas los niños, pero conforme envejecemos también lo hacen nuestro sistema inmune y a esto se le denomina inmunosenescencia. Es importante que cuidemos este aspecto, ya que las vacunas nos ayudan a estar mas protegidos para que, aunque nuestro sistema inmune no tenga la misma capacidad de defensa, esta pueda ser suficiente ante determinadas infecciones porque contamos con esta inmunidad " de reserva".
¿Qué vacunas se recomiendan en mayores?:
Los procesos infecciosos de los que nos protegen las vacunas son peor tolerados a mayor edad y tienen mas riesgo de complicaciones graves que pueden poner nuestra vida en riesgo. Es muy importante tener actualizado el calendario vacunal y preguntar siempre a nuestro medico para individualizar todas estas recomendaciones generales y las dosis que precisamos en cada momento.
Conforme envejecemos es más frecuente que aparezcan temblores o bien porque el envejecimiento empeora los mecanismos adaptativos a distintas circunstancias externas o bien porque es mas frecuente la prevalencia de determinadas enfermedades. Sin embargo no debemos normalizar la aparición de temblor a partir de cierta edad.
El temblor puede ser un mecanismo de respuesta del organismo ante la adaptación de éste a bajas temperaturas, fiebre, inicio de infección, bajadas de azúcar o ser efecto secundario de algunos fármacos (como los anestésicos por ejemplo).
Pero fuera de estas circunstancias puntuales, puede aparecer temblor mas frecuente, habitualmente en las manos qué, aunque no sea excesivamente grave, si que puede limitar determinadas actividades mas avanzadas (escribir, coser…) y puede llegar a afectar también a algunas actividades básicas (comer, vestirse…), limitando nuestra autonomía y calidad de vida, por lo que es importante valorarlo siempre para poder determinar la causa y el posible tratamiento para mejorarlo.
En general, en el adulto mayor el temblor suele ser o un temblor esencial o bien un temblor secundario, ocasionado la mayoría de las veces por lo que denominamos parkinsonismos.
El temblor esencial es un trastorno neurológico no degenerativo, que suele debutar a partir de los 40 años, que no se relaciona con otros problemas de salud pero que si que puede tener condicionante genético y aparecer en varios miembros de la misma familia.
Afecta principalmente a manos, cabeza y voz y se caracteriza por un temblor de intención de alta frecuencia, que suele empezar gradualmente y en una sola mano (aunque puede darse en las 2) o en la cabeza (con un movimiento que recuerda a afirmar o negar con la cabeza repetitivamente).
A diferencia del temblor característico de la enfermedad de Parkinson, el temblor esencial suele empeorar al realizar acciones (ej.: coger un vaso), con la ansiedad o al beber alcohol o tomar café, aunque puede progresar posteriormente.
En cambio, en la enfermedad de Parkinson o en los denominados parkinsonismos, el temblor también aparece en reposo, es constante y se asocia con más problemas de salud como dificultades a nivel muscular con una postura encorvada, peor equilibrio, rigidez, movimientos lentos, dificultad para caminar o incluso puede relacionarse con trastornos del sueño, del ánimo, deterioro cognitivo, hipotensión ortostática, problemas de vejiga o intestinales (estreñimiento), problemas para tragar o disfunción del olfato. Puede tener predisposición genética, desencadenante ambiental (ciertos herbicidas y pesticidas) o estar causados por problemas vasculares cerebrales o ser efecto secundario de algunos fármacos.
Por eso, insistimos, es muy importante que no normalicemos el temblor como algo esperable con el envejecimiento ya que algunas causas pueden ser reversibles y si no, al menos, podemos proporcionar el tratamiento mas adecuado para minimizar los síntomas y enlentecer la progresión de la enfermedad.
En el blog de la Dra. Fernández Letamendi, queremos acercar el mundo de la Geriatría a nuestros mayores y sus familiares, presentando una especialidad que, hasta no hace mucho tiempo, era desconocida para la mayoría de la población y que cada vez esta tomando más protagonismo, debido al envejecimiento progresivo y a la mayor esperanza de vida de la población.
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