Quirónsalud
Blog del servicio de Urología del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz
¿Qué ocurre con los ancianos que viven institucionalizados?
Queremos recordar como una infección urinaria ocurre cuando las bacterias ingresan al tracto urinario (TU) y se multiplican, causando inflamación en la vejiga y como consecuencia síntomas como dolor al orinar, necesidad urgente de orinar, orina sanguinolenta, turbia o con mal olor, y en algunos casos, fiebre.
Las infecciones urinarias (ITU) son una de las afecciones más comunes en los ancianos. En éstos los síntomas pueden ser menos evidentes, lo que hace que las infecciones sean más difíciles de detectar, especialmente en aquellos que viven en instituciones como residencias de ancianos. Estas infecciones pueden afectar significativamente la calidad de vida y la salud general de los pacientes mayores. A continuación, te explicamos todo lo que necesitas saber sobre este importante tema.
La institucionalización de un anciano se refiere al proceso mediante el cual una persona mayor es admitida en una residencia o institución de atención a largo plazo. Este cambio implica mudarse del entorno familiar a un entorno institucional, donde recibirá cuidados y apoyo continuo. La institucionalización puede tener efectos significativos en la vida de los ancianos, tanto positivos como negativos. Por un lado, proporciona un entorno seguro y atención profesional; por otro, puede generar sentimientos de aislamiento y pérdida de independencia.
Entender el proceso de institucionalización y sus implicaciones es crucial para garantizar que los ancianos reciban el cuidado y apoyo que necesitan, mientras se minimizan los efectos negativos asociados con este cambio.
La institucionalización de las personas no se limita exclusivamente a razones de salud. Los ancianos pueden ser institucionalizados por diversas razones, entre las que se incluyen
• Dependencia física: Necesidad de asistencia constante para realizar actividades diarias.
• Reducción de la autonomía intelectual y mental: Condiciones como la demencia que dificultan la vida independiente.
• Problemas socioeconómicos: Falta de recursos para recibir cuidados adecuados en casa.
• Soledad y marginación: Falta de apoyo social y familiar.
• Problemas de conducta y enfermedades mentales graves: Situaciones que requieren supervisión y cuidados especializados
Existen diferentes tipos de centros (centros de día, residencias o centros de la tercera edad, pisos compartidos o centros especializados)
En este tipo de centros, las enfermedades infecciosas constituyen uno de los principales motivos de hospitalización y una de las principales causas de mortalidad en las residencias de ancianos. Concretamente, las infecciones urinarias son sumamente frecuentes en ancianos institucionalizados.
Los microorganismos aislados en la infección del tracto urinario en este tipo de pacientes presentan una mayor heterogeneidad en la etiología de la infección. Los microorganismos más frecuentemente asociados son las Enterobacteriaceae.
Aunque la mayoría de las infecciones urinarias son asintomáticas, los episodios de infección sintomática contribuyen a la morbilidad de esta población.
Factores de riesgo en ancianos institucionalizados
Los ancianos que viven en instituciones tienen un mayor riesgo de desarrollar infecciones urinarias debido a varios factores.
• Uso de sondas urinarias: Las sondas pueden introducir bacterias en el tracto urinario.
• Inmovilidad: La falta de movimiento puede causar retención urinaria, lo que favorece el crecimiento bacteriano.
• Comorbilidades: Enfermedades crónicas como la diabetes pueden aumentar el riesgo de infecciones, trastornos neurológicos que producen incontinencia o retención urinaria.
• Toma de fármacos por diversas enfermedades, como son aquellos con efecto anticolinérgico.
• La retención de orina o residuo post-miccional en muchos de ellos por el padecimiento de hiperplasia benigna de próstata (HBP).
• La sequedad vaginal propia del síndrome genitourinario de la menopausia y años posteriores.
• Deterioro cognitivo: Los pacientes con demencia pueden no comunicar sus síntomas adecuadamente.
¿Cuáles son los síntomas de una infección de orina en el anciano?
Clínicamente son similares a los ya mencionado al hablar del anciano en general.
La expresividad de la infección sintomática oscila desde síntomas limitados al tracto inferior que interfieren con las actividades de la vida diaria, hasta cuadros más severos que requieren la hospitalización del paciente.
Los síntomas más frecuentes de una infección de orina son los siguientes:
• Orinar con mayor frecuencia de lo habitual (polaquiuria)
• Sufrir dolor al orinar o micción ardiente.
• Picor al orinar.
• Presencia de sangre en la orina (orina rojiza).
• Mal olor en la orina
• Fiebre y/o dolor en la parte alta de la espalda y riñones. La aparición de fiebre en una persona mayor puede ser síntoma de una infección grave
También habíamos ya mencionado que hay que tener en cuenta que a medida que se envejece, la respuesta del sistema inmunitario cambia considerablemente. Por ello, lo más fiable es analizar un cambio repentino en el comportamiento del anciano, especialmente en los siguientes aspectos:
• Aparición repentina de incontinencia urinaria
• Confusión del paciente o incapacidad para realizar las tareas que solía hacer bien.
• Pérdida de apetito o pérdida de autonomía.
• Somnolencia inexplicable.
Hay que tener en cuenta que la infección de orina produce estrés en el anciano y que, por tanto, puede generar confusión y cambios abruptos en su comportamiento. Si el paciente, además, padece una enfermedad neurológica como Parkinson o Alzheimer, este estrés físico puede agravar aún más su estado de salud.
Prevención y tratamiento
La prevención es clave para reducir la incidencia de infecciones urinarias en ancianos institucionalizados
Algunas medidas preventivas incluyen:
• Higiene adecuada: Mantener una buena higiene personal y del entorno.
• Hidratación: Asegurarse de que los pacientes beban suficiente agua.
• Revisión de sondas: Cambiar y limpiar las sondas urinarias regularmente.
• Monitorización de síntomas: Estar atentos a cualquier cambio en el comportamiento o la salud del paciente que pueda indicar una infección.
¿Cómo se trata la infección de orina (ITU) en los ancianos institucionalizados?
El tratamiento de las infecciones urinarias generalmente incluye el uso de antibióticos. Es crucial seguir las indicaciones médicas y completar el tratamiento para evitar recurrencias y complicaciones como la sepsis. Los microorganismos aislados en las infecciones del tracto urinario en pacientes institucionalizados suelen presentar una mayor resistencia antimicrobiana en relación con los aislados en ancianos que viven en la comunidad, lo cual es el reflejo de la repetida exposición a antibióticos de individuos con infecciones recurrentes.
Ante una infección urinaria sintomática, en ancianos con síntomas leves o moderados, debería esperarse al resultado del cultivo de orina para iniciar el tratamiento. Cuando se deba iniciar el tratamiento sin conocer el microorganismo causal, la selección del antibiótico debe basarse en la sensibilidad observada en cultivos de orina previos que se hayan realizado, si los hubiera, así como en los patógenos endógenos de la institución.
La duración del tratamiento antibiótico en mujeres suele ser de 7 días para infecciones del tracto urinario inferior y de 10 a 14 días para infecciones con fiebre o síntomas del tracto urinario superior. En varones se aconseja un ciclo de 10 a 14 días.
En conclusión, señalar que la infección urinaria en el anciano institucionalizado es un problema de salud significativo que requiere atención y cuidado. Con medidas preventivas adecuadas y un tratamiento oportuno, es posible mejorar la calidad de vida de estos pacientes y reducir el riesgo de complicaciones graves.
Bibliografía:
Adela-Emilia Gómez Ayala. Infección urinaria en el anciano. Farmacia hospitalaria 23(4):40-45
Guía de buena práctica en Geriatría. INFECCIONES URINARIAS
Dra. Leticia López Martín
Médico Adjunto. Responsable de la Unidad de Hiperplasia Benigna de Próstata (HBP) e Infección Urinaria
Servicio de Urología
Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz (Madrid)
A lo largo de este blog, y con varios posts, te hemos familiarizado con la infección de orina (ITU). Te hemos contado qué es, cómo se produce y cuáles son los síntomas. También hemos comentado consejos para su prevención e incluso te hemos contado que existen vacunas frente a la infección urinaria.
Como de esto ya hace un tiempo, queremos hacer un breve resumen a modo de recordatorio.
Las infecciones de orina no suelen tener consecuencias graves para la salud, aunque constituyen una auténtica pesadilla para el bienestar de millones de mujeres. Son ellas las que lo sufre con más frecuencia, puesto que cualquier mujer en algún momento de su vida puede tener algún episodio.
Se estima que 1 de cada 4 mujeres tiene infecciones de orina de repetición, es decir aquella que aparece al poco tiempo de haber padecido una crisis. En las mujeres, son las relaciones sexuales, el elemento favorecedor de la infección urinaria, no por la propia actividad sexual en sí, sino porque el masaje uretral, favorecido en el coito, puede facilitar la ascensión de bacterias hasta la vejiga. Las mujeres sexualmente activas son mucho más proclives a padecerlas. El riesgo aumenta con la frecuencia y con los repetidos cambios de pareja.
Aunque como contábamos en nuestro post "lo que debo saber si la infección urinaria se repite", existen otras muchas otras razones por las que puedes padecer infecciones de orina.
Consúltalo o repásalo, te vendrá muy bien para poder entender y cuidarte. Mucho de lo que sucede depende de ti.
¿Por qué es frecuente la infección de orina en ancianos?
El desarrollo de la infección de orina en varones aumenta a partir de los 50 años, relacionada con cambios fisiológicos provocados por el envejecimiento, en la mayor parte de los casos a una patología prostática como es el agrandamiento de la próstata, el estrechamiento anormal de la uretra y los cálculos renales.
Con la edad, la actividad bactericida de las secreciones prostáticas está disminuida, de la misma manera que la actividad antibacteriana de la orina se reduce, mientras que, por otro lado, las bacterias responsables de la infección de orina (como Escherichia coli) puede tener una mayor capacidad de adherencia al urotelio.
Por otra parte, los ancianos apenas tienen sed y beben muy poco, causando una disminución en la producción de orina, del volumen urinario o ésta está muy concentrada.
Con la menopausia en la mujer se produce una disminución del nivel de estrógenos además de aumentar el pH vaginal debido a la ausencia de lactobacilos. Esto favorece la colonización de la vagina y el periné por Escherichia coli y otros enteropatógenos (bacterias venidas del tracto intestinal).
Además, en muchas mujeres se produce un vaciado incompleto de la vejiga después de cada micción, consecuencia de una mala dinámica miccional o la existencia de prolapso, lo que favorece la proliferación de gérmenes en esa orina residual después de cada micción.
Por otra parte, la comorbilidad es el principal factor predisponente para la bacteriuria (existencia de bacterias en orina) en el anciano. Las patologías más frecuentemente asociadas son enfermedades neurológicas (como la enfermedad de Parkinson o el Alzheimer) o enfermedades como la diabetes predisponen a la infección urinaria a través de la neuropatía diabética, la alteración de la función leucocitaria y la microangiopatía diabética, situaciones todas que debilitan las condiciones de defensa de estas personas frente a la existencia de bacterias en orina.
¿Cuáles son los síntomas de una infección de orina en el anciano?
Los síntomas más frecuentes de una infección de orina son los siguientes:
• Orinar con mayor frecuencia de lo habitual (polaquiuria)
• Sufrir dolor al orinar o micción ardiente
• Picor al orinar
• Presencia de sangre en la orina (orina rojiza)
• Mal olor en la orina
• Fiebre y/o dolor en la parte alta de la espalda y riñones
En ocasiones los síntomas de una infección urinaria en el anciano, puede no cursar con ninguno de ellos, pueden ser difíciles de identificar ya que tienen su sistema inmunitario debilitado, presentando síntomas como debilidad general, confusión, náuseas, mareos e incontinencia repentina, que pueden estar relacionados con otros problemas de salud o por lo tanto confundibles. En muchas ocasiones, ni siquiera produce molestias o dolor. Los síntomas pueden quedar enmascarados, especialmente en el caso de las personas mayores que toman con frecuencia anti-inflamatorios.
Hay que tener en cuenta que a medida que se envejece, la respuesta del sistema inmunitario cambia considerablemente. Por ello, lo más fiable es analizar un cambio repentino en el comportamiento del anciano, especialmente en los siguientes aspectos:
• Aparición repentina de incontinencia.
• Confusión del paciente o incapacidad para realizar las tareas que solía hacer bien.
• Pérdida de apetito o pérdida de autonomía
• Somnolencia inexplicable.
La aparición de fiebre en una persona mayor puede ser síntoma de una infección grave. Hay que tener en cuenta que la infección de orina produce estrés en el anciano y que, por tanto, puede generar confusión y cambios abruptos en su comportamiento. Si el paciente, además, padece una enfermedad neurológica como Parkinson o Alzheimer, este estrés físico puede agravar aún más su estado de salud.
¿Cómo se trata la infección de orina en los ancianos?
Ante la sospecha de una infección urinaria en el anciano, el diagnóstico debe confirmarse a través del laboratorio, puesto que, con el tratamiento basado únicamente en la sintomatología, la tasa de errores terapéuticos es muy alta.
El tratamiento básico de la infección de orina, tanto en mujeres como en hombres, consiste en la administración de antibióticos. Habitualmente el tratamiento para las mujeres es mucho más corto (entre 5 y 7 días), mientras que en el caso de los hombres puede prolongarse hasta dos o tres semanas. Ello se debe a la diferencia anatómica, más compleja en el hombre, así como a las complicaciones del agrandamiento de la próstata que pueden presentar algunos ancianos.
¿Qué podemos hacer para prevenir la infección de orina en los ancianos?
En este blog vamos a darte una serie de consejos básicos de higiene y alimentación, para prevenir la aparición de las infecciones de orina en ancianos:
• Asegúrate de que la persona mayor beba agua frecuentemente. Beber mucha agua durante todo el día de forma regular, esto facilita la hidratación e impide la proliferación de bacterias. En ocasiones hay que enmascarar esa agua "no apetecible" con cierto sabor a algo que le guste, como sabor a frutas por ejemplo… pero deben de beber.
• En la preparación de las comidas, te recomendamos que la persona mayor siga una dieta lo más saludable posible. Recordemos que la alimentación es especialmente importante en el envejecimiento.
• Preguntarles cada cierto tiempo si tienen ganas de ir al baño, para evitar que retengan/mantengan la orina demasiado tiempo en la vejiga, facilitándoles que vacíen la vejiga con frecuencia. No debemos dejar que la orina se estanque, si no se orina con frecuencia la orina se estanca en la vejiga a 37° y las bacterias permanecen en la uretra favoreciendo la aparición de una infección.
• Mantener siempre el área genital limpia e hidratada. En el caso de las mujeres limpiar la zona vaginal después de tener relaciones sexuales y. Se recomienda limpiarse de delante hacia atrás para evitar que la flora intestinal o posibles bacterias fecales pasen al área periuretral. Evitar lavar en exceso el área genital o usar jabones agresivos, situaciones que pueden provocar lesión o desaparición de los lactobacilos (bacterias buenas que deben de existir en la vagina ya que protegen la llegada o la acción de las enterobacterias).
• Secarse bien la piel después de lavarla o después de cambiar los productos de higiene, ya que las bacterias proliferan más rápidamente en las áreas húmedas.
• En caso de que usen pañal, recordar cambiarlo con frecuencia. Mantener una excelente higiene. Cuando se sufre incontinencia y se usan compresas se recomienda utilizar siempre productos transpirables y de calidad.
• Las personas con problemas de movilidad tienen dificultad para vaciar la vejiga por completo. Esto puede provocar que la orina restante se convierta en caldo de cultivo para las bacterias. Es necesario ayudar a los ancianos a mantener buenos hábitos de higiene, ya que con ello se reduce el riesgo de que sufran una infección.
• Los medicamentos antiinflamatorios pueden aliviar los síntomas típicos de la infección de orina, como el dolor, la fiebre y la inflamación.
El paciente anciano institucionalizado debe ser contemplado de manera especial por lo que continuamos en un próximo post.
Bibliografía:
Adela-Emilia Gómez Ayala. Infección urinaria en el anciano. Farmacia hospitalaria 23(4):40-45
Guía de buena práctica en Geriatría. INFECCIONES URINARIAS
Dra. Leticia López Martín
Médico Adjunto. Responsable de la Unidad de Hiperplasia Benigna de Próstata (HBP) e Infección Urinaria
Servicio de Urología
Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz (Madrid)
El pesario es un dispositivo que utilizamos los médicos para corregir el llamado prolapso de órganos pélvicos (POP). Se coloca en la vagina para dar soporte y recolocar los órganos como el útero, la vejiga o el recto en su situación anatómica original, cuando se han desplazado de su localización natural.
Antes de comenzar a hablar de los pesarios, contaremos lo que es un prolapso de órganos pélvicos (POP).
La vagina es una cavidad cuyas paredes se mantienen firmes gracias a un esqueleto adecuado, una fuerte estructura muscular y unas correctas fascias y ligamentos. Todos estos elementos en su conjunto conforman lo que se conoce coloquialmente como el suelo pélvico. Cuando este suelo pélvico se encuentra debilitado en una o varias de sus zonas, alguno de los órganos adyacentes a la vagina, como son la vejiga, el útero o el recto, pueden protruir hacia la vagina y descender "empujándola". Esto genera un "bulto" que asoma por vagina.
Las pacientes comentan que algo extraño "asoma" por la cavidad vaginal (se lo tocan o incluso lo ven cuando sobresale a través del introito vaginal), y lo pueden referir como molesto. Además, suele acompañarse de síntomas al orinar o al defecar.
Este bulto es lo que médicamente conocemos como prolapso, y según el órgano que esté implicado, podemos hablar de "cistocele" (vejiga), "histerocele" (útero) o "rectocele" (recto). Un caso particular, aunque frecuente, se produce en aquellas pacientes que tras haberles extirpado el útero (histerectomía), se produce el prolapso de la cúpula vaginal. En este caso hablamos de "colpocele" o "enterocele".
¿Qué es un pesario?
Los pesarios son unos anillos de silicona de distintas formas y tamaños, que se introducen en la vagina de las pacientes con un POP para su corrección. Es uno de los tratamientos disponibles para reducir el POP sin cirugía.
Los tamaños de los pesarios habitualmente oscilan entre los 55 y 80mm de diámetro, siendo lo más habitual usar pesarios de 60, 65 o 70mm.
La forma más habitual es la del anillo, pero existen en el mercado diferentes modelos para acoplarse y adaptarse a cada anatomía.
¿Cuándo está indicado colocar un pesario?
El pesario es una opción de tratamiento para aquellas mujeres con un POP que manifiesta los síntomas antes descritos. Es una opción para aquellas mujeres que por su situación clínica no sean candidatas a una cirugía, bien por el riesgo quirúrgico o por su situación de fragilidad. Los síntomas pueden ser muy diversos (urinarios, ginecológicos, sexuales, defecatorios), según se vea afectada la vejiga, el útero, la cúpula vaginal o el recto.
Por tanto, no se recomienda la colocación de un pesario como tratamiento definitivo en:
Señalar de manera muy importante que los prolapsos son una patología benigna, y por tanto es fundamental conocer los intereses, las expectativas de la paciente a la hora de tomar decisiones, ya que, si no se desea una intervención quirúrgica una vez informada de las distintas alternativas, el pesario también puede ser una buena opción de tratamiento.
¿Cómo se coloca un pesario?
Antes de la colocación de un pesario, el urólogo o ginecólogo deberá realizar una exploración física precisa, valorando el tipo y grado de prolapso, inspeccionando la piel genital y la mucosa que recubre a la vagina y al cérvix (cuello uterino) para descartar otras enfermedades asociadas. Con ello determinará y ajustará el tamaño del pesario más oportuno para cada anatomía.
Con ayuda de lubricante, se coloca el pesario en la cavidad vaginal, procedimiento que pudiese ser molesto o incómodo si no se tiene la destreza de colocarlo adecuadamente. Si es la primera vez que se coloca, tras la colocación del mismo, se pide a la paciente habitualmente que camine, suba y baje escaleras, tosa, etc, durante un tiempo mientras permanece en el centro en el que le están atendiendo, con el fin de valorar si la paciente está cómoda con el pesario y que éste no se desplace o se caiga. Si esto ocurriese, es probable que requiera un pesario de un tamaño distinto.
Un aspecto importante a evaluar, en pacientes que tienen un prolapso de la vejiga (cistocele), es ver si después de colocar el pesario se desencadenan pérdidas de orina. Si esto ocurriese, no significa que el pesario esté incorrectamente colocado, casi siempre se trata de que existe una incontinencia urinaria (IU) que el POP mantenía oculta.
Es muy importante conocer esta circunstancia ya que esta IU oculta podría aparecer tras la cirugía en el caso de haberla indicado. Por tanto, en ocasiones, la colocación de un pesario sirve también como test diagnóstico de esta posible IU oculta. Es obvio que cada caso requerirá de una valoración individualizada.
Una vez se comprueba que el pesario está correctamente colocado, habitualmente se mantiene durante 6 meses, momento en el que se recambia por uno nuevo del mismo tamaño. La colocación y recambio de los pesarios suelen ser realizados por urólogos, ginecólogos o personal de enfermería entrenado para tal práctica, como son las matronas o las enfermeras de una Unidad de Uro-Ginecología.
¿Qué problemas puedo tener con el pesario?
Los problemas más frecuentes asociados con el pesario son:
Si el pesario se cae con frecuencia, provoca sangrados y/o no se tolera, es probable que no sea una buena candidata a portar un pesario, y se requerirá valorar otras alternativas para corregir el POP.
Dr. Luis Miguel Quintana Franco
Especialista del Servicio de Urología
Unidad de Urología Funcional, Femenina, Urodinámica y Suelo Pélvico
Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz. Madrid
Con mucha seguridad el tacto rectal (TR) es la exploración física del acto médico que el paciente identifica con la profesión del urólogo.
Y no precisamente lo visualiza como una exploración convencional como puede ser la auscultación cardio-pulmonar, la exploración abdominal, la valoración de las articulaciones, la garganta… sino algo muy diferente: realizar un TR genera preocupación, rechazo, repulsa, intimidación, temor, pudor…
Posiblemente es una de las razones de más peso que impide a los hombres tomar la libre y sana decisión de acudir a la consulta del urólogo como si de cualquier visita al médico se tratase.
¿Qué es el tacto rectal?
El tacto rectal es una parte esencial e importantísima de la exploración urológica. Aunque pueda parecer incómoda e intimidante, la exploración mediante el TR es un estudio diagnóstico de gran valía, ya que detecta en la misma consulta posibles anomalías de la zona explorada, donde se incluyen cambios anatómicos en la próstata, como agrandamiento, inflamación o nódulos.
Si bien sabemos que es motivo de mitos y leyendas, es una exploración fundamental para evaluar la salud de la próstata y detectar posibles problemas existentes en la glándula y zonas vecinas.
¿En qué consiste el TR?
Es una exploración breve que se realiza en pocos segundos.
Consiste en la introducción del dedo índice del explorador (mano dominante), bien enguantado y lubricado por el ano del paciente para palpar las estructuras que se encuentran a su alcance, fundamentalmente la próstata y la parte final del intestino (recto).
La lubricación es fundamental para evitar el roce del dedo de guante, minimizando la incomodidad.
Nada más introducir el dedo en el recto se identifica la próstata, que se encuentra allí mismo. Solo la pared del recto se interpone entre la glándula prostática y el dedo. Esta accesibilidad permite por tanto que sea una glándula fácil de explorar
¿Cómo debe colocarse el paciente para realizar esta exploración?
El paciente debe colocarse sobre una camilla, bien tumbado en posición fetal o bien de pie apoyando los brazos sobre la misma, habiéndose desnudado de cintura para abajo, o habiéndose bajado el pantalón y la ropa interior. Si el paciente está hospitalizado y encamado se puede realizar al abrir y elevar las piernas (flexionando las rodillas) para favorecer la visualización del ano.
El tacto rectal: no tiene efectos adversos: hay que informar al paciente antes de la exploración que la introducción del dedo genera una leve presión en la zona y sensación de ganas de orinar por el suave y discreto masaje prostático que produce la propia palpación prostática. Siempre es recomendable hablar con el urólogo sobre cualquier inquietud o temor antes de la exploración.
El paciente debe de conocer que realizado con suavidad y delicadeza no es un acto doloroso si bien algunos pacientes pueden referir cierta incomodidad.
Hay que tener especial atención cuando exista una patología anal aguda, como lo es una fisura anal, unas hemorroides trombosadas que son muy dolorosas, entre otras circunstancias. A la vez está contraindicado realizarlo en procesos agudos de prostatitis por el riego de movilizar bacterias de este proceso agudo y empeorar la clínica y situación general del paciente.
Conocer también que el TR es una exploración que se realiza no solo en hombres, sino también en las mujeres, en combinación con la exploración vaginal para obtener información de patológicas de la pelvis y el suelo pélvico dentro de los procesos patológicos urológicos, ginecológicos o coloproctológicos.
No deben aparecer complicaciones posteriores a su realización y, tras la realización del mismo, no precisa ningún cuidado posterior.
¿Cuál es la indicación médica y urológica por la que le urólogo realiza un tacto rectal?
El TR forma parte de la exploración física básica en el varón que acude a la consulta de Urología para la valoración de salud prostática. Ayuda a conocer como es la próstata de pacientes con síntomas que sugieran un cambio morfológico y de tamaño de la glándula, como es dificultad para iniciar la micción, sensación de no terminar de orinar, hematuria, goteo al final de la micción o falta de fuerza del chorro de la orina y/o en pacientes que han tenido una retención aguda de orina (RAO). Ayuda a detectar lesiones prostáticas sospechosas de procesos oncológicos
¿Qué información se proporciona explorando la próstata mediante un TR?
1.- Tamaño. La próstata es como una "castaña" de tamaño y diría que casi en forma con un surco que separa ambos lóbulos. Mediante el TR se evalúa si hay un aumento de la consistencia de la próstata o de una porción de ella
Un aumento de tamaño no solo agranda toda la glándula, sino que borra el surco y esto se identifica bien lo que permite determinar si estamos ante una glándula pequeña, moderada, grande que ha borrado el surco o muy grande que no es abarcable con la exploración táctil.
2.- Estructura y consistencia: Superficie y consistencia de la próstata. Una próstata normal tiene una consistencia blanda, pero firme. El urólogo que palpa la superficie de la próstata busca nódulos o irregularidades en la superficie.
Al estudiante le enseñamos que la sensación del TR al tocar la próstata es como el que se siente al tocar la punta de la nariz o la eminencia tenar (zona de la palma de la mano donde empieza el dedo pulgar)
3.- Límites: Bordes de la glándula. El TR permite evaluar los bordes de la próstata. Las alteraciones detectadas en los bordes pueden ser indicativas de problemas.
4.- Sensibilidad que presenta la glándula al ser explorada
Se debe de señalar que la presencia de cáncer en la próstata no siempre se detecta con el TR. Aunque la palpación de la próstata sea normal, no se excluye la posibilidad de un posible foco de cáncer en el interior de la glándula. Existen cánceres que bien por su pequeño tamaño o bien porque se hallan situados en zonas internas no palpables resultan indetectables mediante una exploración digital.
¿Qué alteraciones podemos encontrar con esta exploración?
Las alteraciones que se pueden detectar mediante el TR y que nos pueden hacer sospechar la presencia de un cáncer de próstata son:
¡No dejes de tocar! ¡No impidas que te exploren!
No debemos de dejar de realizar esta exploración pro la importancia de sus hallazgos que deben de preceder a cualquier otra exploración complementaria cunado se inicia un estudio de salud urológica.
BIBLIOGRAFÍA
- Gerber G, et al. Evaluation of the urologic patient: history, physical examination and urinanalysis. Campbell-Walsh Urology 11th ed. Philadelphia: Elsevier; 2016, p.11
- Loeb S, et al. Diagnosis and staging of prostate cáncer. Campbell-Walsh Urology 11th ed. Philadelphia: Elsevier; 2016, p.11
- Reynard J et al. Significance and preliminary investigation: digital rectal examination. Oxford Handbook of Urology 4th ed. Oxford University Press; 2019. p.31.
- https://www.contraelcancer.es/es/todo-sobre-cancer/tipos-cancer/cancer-prostata/PSA#:~:text=Las%20alteraciones%20que%20se%20pueden,los%20bordes%20de%20la%20gl%C3%A1ndula.
Dr. J. Maqueda Arellano
Médico Adjunto Servicio de Urologia
H.U Fundación Jimenez Díaz (Madrid)
Posiblemente nunca te hayas planteado que las estructuras del pene un día puedan llegar a malignizarse. Hoy te vamos a contar en este post algunos aspectos de esta enfermedad que es importante conocer, sobre todo en la medida que podamos evitar que la enfermedad aparezca, o al menos poder diagnosticarlo en fases tempranas.
¿Es frecuente el cáncer de pene?
No, no es muy frecuente.
La incidencia de cáncer de pene en Europa es baja, siendo España el país europeo con un mayor número de hombres afectados por esta enfermedad. En nuestro país es de 1 de cada 100.000 hombres.
Aunque es una enfermedad poco común, es importante destacar la importancia de la prevención y el diagnóstico precoz para lograr un tratamiento efectivo.
Y… ¿es un cáncer importante en cuanto a su proceso de malignidad?
Como muchos cánceres, si el diagnóstico es tardío y la enfermedad está avanzada, las probabilidades de curación disminuyen. Lo importante es sospechar de cualquier lesión que aparezca en la zona peneana, desde el meato uretral hasta el pubis, y consultar por ella.
¿Existen factores de riesgo sobre los que puede actuar?
Sí, sí que existen.
Es importante conocer los principales factores de riesgo sobre los que podemos actuar para disminuir las probabilidades de aparición del proceso neoplásico.
Es importante tener en cuenta que la presencia de uno o más de estos factores de riesgo no significa necesariamente que se vaya a desarrollar un cáncer de pene. Sin embargo, es recomendable llevar un estilo de vida saludable y recibir chequeos médicos periódicos para detectar cualquier problema a tiempo, ya que el diagnóstico precoz aumenta las posibilidades de tratamiento y curación.
¿Cuándo sospechar un cáncer de pene?
Esta enfermedad es más frecuente a partir de los 50-60 años.
La manifestación más frecuente de cáncer de pene es la aparición de lesiones cutáneas peneanas. Si bien pueden aparecen en cualquier zona y nivel del pene, lo más frecuente es que aparezcan en el glande y en el prepucio.
Es típica que la lesión tengaforma de "coliflor". En otros casos, especialmente en las fases iniciales de la enfermedad, puede manifestarse como zonas rojizas o un aumento de la consistencia del pene en una zona determinada.
¿Cuáles son los síntomas más frecuentemente que produce el cáncer de pene?
Tras la identificación de la lesión cutánea en alguna zona del pene, puede que no haya ningún otro síntoma asociado, es decir que esta lesión puede ser incluso indolora, no produzca picor, ni sangrado, ni malestar alguno en la zona.
En aquellos pacientes con una fimosis importante, que impida la retracción completa del prepucio, la manifestación inicial puede ser la supuración del mismoa través del mismo, el dolor o el incluso picor del pene. La supuración en estas circunstancias es muy sospechosa.
Junto a la supuración, la inspección oculta debajo de un prepucio que no puede reducirse y la palpación indurada e irregular a través de este prepucio característico son datos de sospechosa que llevarán a una intervención quirúrgica (circuncisión), exploratoria en primer lugar, realizando una biopsia de la lesión subyacente ocultada por la fimosis.
En los casos más avanzados, es decir cuando la enfermedad está loco-regionalmente avanzada, se van a ver afectados los ganglios de la zona inguinal. Se pueden ver, notar o palpar unos bultos en las ingles. Corresponden con ganglios linfáticos aumentados de tamaño. En los casos en los que el tumor este afectando a la uretra (conducto urinario por donde sale la orina al exterior desde la vejiga) pueden aparecer síntomas miccionales en relación con dificultad para orinar.
Ante cualquiera de estas manifestaciones, usted debe acudir al urólogo, quien le realizará una exploración completa y solicitará los estudios de imagen convenientespara un completo diagnóstico de esas lesiones que un día han sido descubiertas en alguna zona de su pene.
En otro post hablaremos del diagnóstico concreto del cáncer de pene, comenzando por una biopsia de la lesión y de los posibles tratamientos que pasaran por la cirugía de la zona afecta.
¡No deje de consultar con su urólogo ante cualquier lesión sospechosa!
Dra. Lidia Coloma Ruíz
Médico Adjunto del Servicio de Urología
Unidad de Cáncer Renal, Pene y Testículo
Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz
Madrid
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