Audiometría

La audiometría es un examen que evalúa la función auditiva del paciente, tanto la capacidad para percibir sonidos de diferentes frecuencias e intensidades como la inteligibilidad (capacidad de entender, comprender) lo que escucha. Se realiza en una cabina insonorizada, donde el paciente recibe diferentes estímulos sonoros.

Examen diagnósticoExamen diagnóstico

Descripción General

Una audiometría es un método diagnóstico que evalúa la función auditiva, es decir, la capacidad de audición del paciente.

Una audiometría consta de dos partes fundamentales:

  • Audiometría tonal: mide la capacidad de percepción de sonidos de diferentes tonos e intensidades. El tono, o frecuencia, se mide en hertzios (Hz) y es la cantidad de vibraciones por segundo que tiene un sonido, clasificándose en sonidos graves, medios o agudos. La intensidad se mide en decibelios (dB) y es la potencia acústica transferida por una onda sonora (su amplitud de onda). La audiometría tonal estudia la percepción del sonido tanto por vía aérea como por vía ósea.
  • Audiometría verbal o logoaudiometría: se evalúa la calidad con la que llega el sonido al cerebro. Es decir, no solo la capacidad de detectar el sonido, sino de comprender lo escuchado (la inteligibilidad).

¿Cuándo está indicada?

Se indica cuando el paciente manifiesta problemas auditivos, pero también suele formar parte de exámenes médicos rutinarios, especialmente en controles de salud laboral de trabajadores expuestos a sonidos potencialmente perjudiciales.

La audiometría permite detectar una pérdida de audición (hipoacusia) e identificar el tipo:

  • Hipoacusia neurosensorial o perceptiva: existen daños en los nervios auditivos o en el oído interno (la cóclea).
  • Hipoacusia conductiva: el daño está en los canales de transmisión del oído externo o medio (el conducto auditivo, el tímpano o los huesecillos)
  • Hipoacusia mixta: existen daños tanto en el oído externo o medio como en el interno.

¿Cómo se realiza?

La audiometría se realiza con el paciente dentro de una cabina insonorizada y cerrada herméticamente. Se evalúa cada oído por separado, comenzando por el que tenga mejor audición.

En una audiometría tonal por vía aérea, el paciente necesita colocarse unos auriculares, por medio de los cuales recibirá tonos puros de diferente frecuencia e intensidad creciente generados por un aparato denominado audiómetro. El paciente tiene que señalar cada vez que perciba un sonido, bien levantando la mano o bien pulsando un botón específico. El último sonido que pueda percibir determina su umbral auditivo, es decir, el nivel mínimo de decibelios que necesita para captar el sonido.

Finalizado este estudio, se realiza la audiometría tonal por vía ósea. Esta consiste en colocar un dispositivo vibrador, denominado oscilador óseo, contra el hueso mastoideo (situado detrás de la oreja). El sonido generado por el audiómetro se transforma en una vibración que se transmite por el hueso para lograr la estimulación del oído interno y la percepción auditiva. Al igual que en la prueba anterior, el paciente debe indicar si percibe el sonido.

En ocasiones, es posible que la pérdida de audición en un oído sea tal que sea necesario utilizar sonidos de una intensidad muy alta, haciendo que el sonido sea percibido simultáneamente por el otro oído. Como esto puede causar confusión y afectar a los resultados de la prueba, en estos casos se utiliza una técnica denominada enmascaramiento. Esta consiste en emitir en el oído que no está siendo examinado un sonido a frecuencias e intensidades determinadas que consiga anular la sensación auditiva de este oído para poder evaluar el otro.

El procedimiento de la audiometría verbal es similar a la audiometría tonal aérea, pero en este caso los estímulos no son sonidos sino palabras o frases que el paciente debe repetir tal cual las entienda. También es posible hacer una audiometría verbal con ruido de fondo para ver cómo afecta este a la comprensión del habla. Así, se mide el umbral de detección de la voz, la detección de la palabra, la inteligibilidad y el umbral de máxima inteligibilidad.

Los resultados de la audiometría se representan en un gráfico llamado audiograma, que muestra los umbrales de audición en relación al umbral de audición normal y permite valorar la pérdida auditiva:

  • Capacidad auditiva normal: el paciente puede escuchar sonidos a una intensidad de 25 dB o inferior.
  • Pérdida de audición leve: entre 26 y 40 dB.
  • Pérdida moderada: de 41 a 70 dB.
  • Pérdida severa: solo se perciben sonidos con intensidad superior a 66 dB. Si es superior a 85 dB, se trata de una pérdida profunda.

Riesgos

La audiometría no representa ningún tipo de riesgo para el paciente ni tiene contraindicaciones.

Qué esperar de una audiometría

Antes de comenzar la audiometría, el especialista realiza un examen físico del interior del oído (otoscopia), para comprobar que no existen tapones de cera, perforaciones, supuraciones o algún tipo de inflamación interna.

El paciente pasa entonces a la cabina insonorizada, que tiene paredes de cristal para que el especialista pueda observar al paciente. Antes de colocarse los auriculares, se debe retirar todo el pelo que cubra las orejas, así como diademas, bufandas o pendientes, para que no interfieran en la percepción del sonido. La audiometría no resulta dolorosa ni molesta aunque, en el caso de pacientes con hiperacusia, es posible que determinados estímulos sonoros lleguen a resultar molestos por su frecuencia o intensidad.

La duración de una audiometría es variable. Si se trata de una evaluación inicial, suele durar entre 5 y 10 minutos. Una evaluación más detallada, sin embargo, puede durar hasta una hora. Finalizado el estudio, el paciente puede retomar sus actividades diarias con total normalidad.

Especialidades en las que se solicita la audiometría

La audiometría se solicita en la especialidad de otorrinolaringología (ORL) y es una prueba frecuente en los exámenes de salud general realizadas por médicos generales y/o de familia.

Cómo prepararse

Una audiometría no necesita ningún tipo de preparación previa.