Ecografía

La ecografía es un método de diagnóstico sin riesgo para la salud que utiliza ultrasonidos para conseguir imágenes del interior del cuerpo. Dependiendo de la tecnología utilizada, existen las ecografías 2D, 3D, 4D, 5D y Doppler.

Diagnóstico por imagenDiagnóstico por imagen

Descripción General

La ecografía es una prueba que utiliza ultrasonidos, que generan un eco al incidir sobre los tejidos, para obtener imágenes del organismo. Esta técnica permite observar los órganos y las estructuras corporales internas, así como el movimiento de los tejidos y los fluidos internos en tiempo real.

Esta prueba se utiliza para diagnosticar diversas enfermedades, detectar malformaciones, hacer el seguimiento del embarazo o guiar a los especialistas durante otros procedimientos médicos (ecografía intervencionista), como las biopsias. Las más habituales son las ecografías abdominales, pélvicas, vasculares, de mama, tiroideas o musculares.

Hay diversas técnicas para hacer una ecografía que se pueden agrupar en cinco tipos principales:

  • Ecografía 2D: es la más utilizada desde hace años. Ofrece imágenes bidimensionales, planas y en escala de grises.
  • Ecografía 3D: permite obtener profundidad y ver imágenes tridimensionales. Los resultados proceden de una reconstrucción informática de las imágenes que se han obtenido mediante una ecografía convencional.
  • Ecografía 4D: los avances tecnológicos permiten reconstruir las imágenes en un periodo de tiempo mínimo, por lo que se pueden ver las imágenes en tres dimensiones y en movimiento.
  • Ecografía 5D: se utiliza principalmente en los exámenes prenatales sin objetivo diagnóstico. Además de imágenes tridimensionales en movimiento, ofrece una mayor nitidez.
  • Ecografía Doppler: es habitual en el diagnóstico de patologías vasculares, ya que permite comprobar la velocidad y la dirección del flujo de la sangre a través de las venas y las arterias.

Como funciona cuando las ondas encuentran tejidos blandos, la ecografía no es adecuada para observar los huesos o los órganos que contienen aire.

¿Cuándo está indicada?

Las ecografías son habituales durante el embarazo, ya que sirven para hacer un seguimiento del crecimiento del feto y la formación de sus órganos internos. Normalmente, se llevan a cabo en las semanas 12, 20 y 32-36 de gestación.

Además, es una prueba útil para detectar malformaciones, trastornos de diversos órganos, obstrucciones de vasos sanguíneos, alteraciones en el flujo de la sangre o estenosis tanto en adultos como en niños.

La ecografía ofrece resultados similares a los de una tomografía computarizada (TC), pero, al ser un método más rápido y económico, se utiliza con mayor frecuencia.

¿Cómo se realiza?

Para facilitar la obtención de las imágenes, se extiende un gel de base acuosa sobre la piel que minimiza la formación de bolsas de aire, por lo que permite obtener imágenes más nítidas. Posteriormente, se desliza el transductor (una sonda manual) sobre la zona que se va a estudiar. Este dispositivo emite ondas sonoras y recoge las que rebotan en el cuerpo en forma de ecos y que un ordenador traduce en imágenes.

En ocasiones, es necesario introducir el transductor dentro del cuerpo. Para ello no es precisa una intervención quirúrgica, ya que se utilizan aberturas naturales de cuerpo, como la boca (ecografía transesofágica), el ano (ecografía transrectal) o la vagina (ecografía transvaginal).

Riesgos

La ecografía es inocua para los pacientes, ya que no supone ningún riesgo para la salud.

Qué esperar de una ecografía

La piel de la zona que se va a examinar debe quedar expuesta, por lo que se tiene que retirar la ropa. A veces, se proporciona una bata a los pacientes que van a hacerse una ecografía.

La posición sobre la camilla varía dependiendo de los órganos que se van a estudiar y del tipo de ecografía que se vaya a realizar. Por lo que el paciente puede estar tumbado boca arriba, de costado o en posición de exploración ginecológica.

El gel que se utiliza suele estar frío en el momento de su aplicación, pero se va notando más caliente durante la prueba. Es una sustancia con base de agua que no mancha y se retira fácilmente tanto de la piel como de la ropa.

Es posible que el especialista presione en algún punto con el transductor para mejorar la calidad de las imágenes, pero no tanto como para provocar dolor. Puede resultar más molesto cuando se tiene la vejiga llena. En ocasiones, se debe contener la respiración para evitar distorsiones.

En las ecografías extracorpóreas se toman las medidas pertinentes para que la introducción del transductor no sea dolorosa, aunque puede causar incomodidad.

Todos los tipos de ecografía se llevan a cabo de forma ambulatoria, sin necesidad de hospitalización ni observación posterior. Por norma general, duran entre 30 y 60 minutos.

Los resultados se obtienen en el mismo momento, aunque en algunos casos se explican al paciente pasados unos días en la consulta.

Especialidades en las que se solicita una ecografía

Las ecografías son habituales en ginecología y obstetricia. Además, son muy frecuentes en medicina familiar y comunitaria, medicina interna, dermatología, cirugía general y del aparato digestivo, angiología y cirugía vascular, medicina de la educación física, pediatría, medicina intensiva, reumatología, oncología, urología o endocrinología.

Cómo prepararse

Las ecografías no requieren una preparación especial para ofrecer resultados. No obstante, para que sean óptimos, suele ser necesario tener la vejiga llena para las ecografías pélvicas o estar en ayunas de 8 a 12 horas para ecografías abdominales, ya que los gases pueden interferir en los resultados.