Radiografía
La radiografía es un procedimiento por el que se obtienen imágenes del organismo utilizando radiación electromagnética (rayos X). Este método puede utilizarse tanto para diagnosticar y hacer seguimiento de determinadas patologías como para servir de guía en intervenciones quirúrgicas.

Descripción General
La radiografía es una prueba diagnóstica que se utiliza para obtener imágenes de los órganos internos, suele ser rápida y no produce dolor. Para captarlas, se emiten rayos X (un tipo de radiación electromagnética) que atraviesan el cuerpo y quedan registradas de forma digital en un ordenador, aunque antiguamente se grababan en una película que había que revelar. En algunos casos, se utiliza una sustancia de contraste para conseguir imágenes con mayor detalle.
Las imágenes de una radiografía se presentan en escala de grises. Cada estructura se ve en un tono diferente, ya que depende de la cantidad de rayos X que absorben:
- Las estructuras densas, como los huesos, bloquean la mayor parte de las ondas que les llegan, por lo que se ven de color blanco.
- Los músculos, los líquidos y la grasa, que tienen una densidad intermedia, aparecen de color gris.
- Los órganos que contienen aire, un material poco denso, se representan en color negro.
- Las sustancias de contraste y los metales se muestran también de color blanco.
Existen tres tipos de radiografías dependiendo de para qué se utilicen:
- Radiografía diagnóstica: ayuda a detectar enfermedades, infecciones, fracturas, lesiones traumáticas, malformaciones o tumores.
- Radiografía intervencionista: combinan la obtención de imágenes con rayos X y un fluoroscopio para guiar a los especialistas en procedimientos quirúrgicos, como las biopsias.
- Radiografías de control: se utilizan para hacer el seguimiento de una patología.
Se pueden emplear diferentes técnicas para hacer una radiografía, por lo que se clasifican en cuatro tipos:
- Radiografía convencional: es la más utilizada, especialmente para estudiar alteraciones en los huesos. Utiliza un emisor de rayos X y un detector digital (antiguamente, una película).
- Radiografía digital: el procedimiento es similar al anterior, pero las imágenes se captan con un sensor digital.
- Fluoroscopia: son pruebas intervencionistas, ya que ofrecen imágenes del organismo en tiempo real.
- Tomografía computarizada (TC): junta varias imágenes para obtener vistas transversales con una alta resolución.
Se puede utilizar radiografías para estudiar la morfología de diversos órganos del cuerpo. Entre las más utilizadas, se encuentran las radiografías óseas, dentales, abdominales, torácicas, articulares o de la columna vertebral.
¿Cuándo está indicada?
Son muchos los motivos por los que se hace una radiografía. Algunos de los principales son:
- Radiografía de huesos: diagnosticar fracturas, infecciones, tumores o pérdida de densidad ósea. También se utiliza para hacer un seguimiento de roturas o fisuras pasadas.
- Radiografía torácica: permite detectar enfermedades como la neumonía, la tuberculosis, traumatismos torácicos, neumotórax, la insuficiencia cardiaca, obstrucciones de los vasos sanguíneos, tumores en el pulmón o cáncer de mamaCáncer de mamaCáncer .
- Radiografía abdominal: sirve para determinar la existencia de una obstrucción abdominal, una perforación de estómago, cálculos renales o cuerpos extraños en el tracto gastrointestinal.
- Radiografías dentales: ayudan a detectar caries, tumores o pérdida de material óseo.
¿Cómo se realiza?
Para hacer una radiografía, el paciente debe estar colocado entre el dispositivo que emite los rayos X y una placa sensible a esta radiación, que es la que recoge las imágenes una vez que ha atravesado los tejidos corporales. Actualmente, esta placa es digital, es decir los sensores recogen las señales eléctricas y crean en el acto una imagen digitalizada.
La posición en la que se debe colocar el paciente varía dependiendo de la parte del cuerpo que se vaya a estudiar y de la capacidad que se tenga para permanecer de pie o sentado. Normalmente, para las radiografías torácicas se debe permanecer de pie, mientras que las cervicodorsales precisan que el paciente esté tumbado.
Riesgos
Los rayos X pueden provocar cambios en las células del organismo que aumentan las probabilidades de padecer cáncer en el futuro. Aun así, someterse a una radiografía no supone un gran riesgo para la salud, ya que la cantidad de radiación que se emite para la prueba es mínima. Por ejemplo, la cantidad de mSv (millisievert, unidad de medida de la dosis efectiva de radiación) que se utiliza en una radiografía de tórax es de 0,1 o de 1,5 en una radiografía de columna, mientras que se estima que los adultos están expuestos a 3 mSv al año de forma natural.
Los dispositivos más modernos, emiten haces controlados que enfocan únicamente a la zona de estudio y que minimizan la radiación difusa. Además, se utilizan sistemas de protección (delantales de plomo) para evitar que zonas sensibles como el sistema reproductor o el digestivo reciban radiación si no es necesario.
A pesar de los avances, las radiografías pueden ser peligrosas para el desarrollo fetal, por lo que se deben valorar los riesgos antes de someter a este procedimiento a una embarazada. Cuando se hacen, se aumentan las medidas de protección.
Qué esperar de una radiografía
La radiografía es una prueba ambulatoria tras la que se puede volver a la rutina habitual de forma inmediata.
En los casos de radiografías con contraste, se inyecta la sustancia de forma intravenosa antes de proceder a la toma de imágenes. Este momento, puede resultar molesto.
Después de vestirse con la bata que facilita el centro médico, el paciente debe seguir las instrucciones del especialista para colocarse de tal forma que permita obtener imágenes claras. Es posible que sea preciso cambiar de posición en mitad de la prueba o que se pida contener la respiración. Independientemente de estas peticiones, se debe permanecer lo más quieto posible para favorecer la toma de las imágenes.
Mientras la realización de la prueba, el especialista sale de la habitación y el paciente se queda solo en la sala, aunque está siempre vigilado a través de un cristal.
La radiografía no es dolorosa, aunque algunas posturas pueden resultar incómodas. Cada ráfaga de rayos X dura unos segundos, aunque el procedimiento se puede alargar durante unos 15 minutos.
A pesar de que los radiólogos ven los resultados inmediatamente gracias a las radiografías digitales, es preciso que las estudien con detenimiento para emitir un informe detallado de la situación. El paciente recibe los resultados en consulta una vez pasadas unas 48 horas.
Especialidades en las que se solicita una radiografía
Las radiografías se llevan a cabo en el servicio de radiología a petición de diversas especialidades, como Medicina Familiar y Comunitaria, traumatología, aparato digestivo y cirugía general, odontología, estomatología, reumatología, urología, oncología, urgencias, unidad de tráficos o neumología
Cómo prepararse
No es necesaria una preparación previa para hacerse una radiografía, aunque es posible que en las radiografías abdominales se precise acudir en ayunas o evacuar completamente el intestino mediante un enema.
Conviene acudir a la cita con ropa cómoda y sin joyas ni elementos metálicos, ya que no se puede acceder a la sala de rayos x con ellos.