El estrés, la ansiedad o la depresión pueden intensificar la percepción del dolor
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Badajoz, 16 de octubre de 2024. Sentir dolor, sea del tipo que sea, es el síntoma más habitual por el que un paciente acude a una consulta de atención primaria. El 17 de octubre se celebra el Día Mundial contra el Dolor para para concienciar sobre ello y tratar de mejorar la calidad de vida de las personas que lo padecen.
Como explica el doctor Javier Casanova, especialista en Anestesiología y Reanimación en el Hospital Quirónsalud Clideba de Badajoz, "el dolor es una respuesta sensorial y emocional del cuerpo que se produce cuando el sistema nervioso de las personas detecta un daño o un peligro potencial para los tejidos". Sin embargo, no todas las personas lo perciben de la misma manera, ya que el dolor tiene un componente emocional y psicológico muy significativo.
Por este motivo, el doctor Casanova recuerda que el estrés, la ansiedad, el miedo o la depresión pueden intensificar la percepción del dolor, haciendo que las experiencias dolorosas sean mucho más difíciles de manejar y controlar. Una relación que corre el riesgo de agravarse en los casos concretos de dolor crónico, "pudiendo llegar a desencadenar alteraciones psicológicas como cuadros depresivos o de ansiedad permanente".
Para evitar esta situación hay que tratar de impedir que el dolor se cronifique, que según los expertos es cuando un dolor perdura más de tres meses. "Recomendamos ponerse en manos de un especialista en los estadios iniciales de dolor y no esperar a que se intensifique, ya que puede cronificarse y hacer que los tratamientos sean más complejos", recomienda Javier Casanov
Tipos de tratamiento
En la Unidad del Dolor del Hospital Quirónsalud Clideba se aplican distintos tratamientos dependiendo del tipo de dolor y de paciente. Los analgésicos habituales son siempre la primera opción, aunque si no dan el resultado esperado se aplican los fármacos directamente en la zona afectada mediante infiltraciones.
En los casos en los que ya hay que recurrir a técnicas más avanzadas la opción más efectiva es la radiofrecuencia, un procedimiento que consiste "en la aplicación de energía a un tejido para que remita el dolor". En función de la zona afectada se aplicará radiofrecuencia térmica, mediante la cual se quema el terminal nervioso que está dañado para que deje de doler, o radiofrecuencia eléctrica, que lo que hace es modular la respuesta nerviosa.
Dentro de las técnicas más avanzadas, también se aplica la neuromodulación en los casos donde sea necesario. Mediante este procedimiento se colocan implantes médicos en la zona dañada para modular mediante corrientes eléctricas de baja frecuencia la respuesta al dolor de nuestro sistema nervioso.
Por último, cuando por la situación particular del paciente no es posible la aplicación de ninguna de las técnicas anteriores, se llevaría a cabo una intervención quirúrgica en colaboración con profesionales de otras especialidades como Neurocirugía o Traumatología.