Las enfermedades autoinmunes sistémicas son un grupo complejo de patologías caracterizadas porque el sistema inmunitario, que normalmente nos protege de agentes externos como virus y bacterias, comienza a atacar de forma errónea los propios tejidos del cuerpo.
Este ataque "contra lo propio" provoca una respuesta inflamatoria crónica que puede afectar prácticamente a cualquier órgano o sistema: articulaciones, piel, riñones, pulmones, corazón, sistema nervioso, entre otros.
¿Por qué son tan complejas?
Tratamientos actuales
Tradicionalmente, el abordaje se ha realizado con inmunosupresores. Estos fármacos actúan disminuyendo la actividad del sistema inmunitario para reducir la inflamación y el daño en los órganos. Sin embargo, son tratamientos poco específicos y, en ocasiones, pueden conllevar efectos secundarios importantes.
Nuevas terapias de precisión
Gracias a los avances en la medicina personalizada, se están desarrollando tratamientos más dirigidos. Una de las estrategias actuales se centra en los linfocitos B, células fundamentales en la producción de anticuerpos y, en consecuencia, en el mantenimiento de la enfermedad autoinmune.
En este contexto, la investigación con terapias como las células CAR-T abre nuevas posibilidades. Estas terapias buscan actuar de forma más selectiva sobre los mecanismos responsables de la enfermedad, con el objetivo de mejorar la eficacia y reducir los efectos indeseados de los tratamientos tradicionales.