El reflujo gástrico, una condición común que muchos experimentan, puede en algunos casos causar lesiones en el esófago. Esto puede llevar al desarrollo del esófago de Barrett, una patología poco conocida, pero de gran importancia.

¿Qué es el esófago de Barrett y por qué se produce?

El esófago de Barrett es una transformación que ocurre en la parte final del esófago como consecuencia del reflujo crónico. Este cambio implica que la mucosa del esófago se transforma en una mucosa de tipo intestinal. Aunque inicialmente parece proteger el esófago del reflujo, con el tiempo puede malignizarse y dar lugar a un tumor.

Síntomas del esófago de Barrett

El esófago de Barrett no produce síntomas específicos. Los síntomas son los típicos del reflujo: ardor y quemazón que ascienden desde el estómago hacia el centro del pecho, especialmente después de las comidas. Por ello, es crucial estar atentos cuando estos síntomas se mantienen y perpetúan a lo largo del tiempo porque puede alertarnos de esta patología.

¿Y cuándo consultar a un especialista?

Debemos consultar a un especialista en digestivo cuando el reflujo se mantiene y se repite en el tiempo, especialmente a partir de cierta edad y con ciertos hábitos de riesgo. Los síntomas que pueden alertar de algo más serio incluyen dolor persistente, dificultad para tragar, y anemia sin causa aparente.

¿Cómo se realizar el diagnóstico?

"El diagnóstico del esófago de Barrett se realiza mediante una endoscopia digestiva alta, conocida como gastroscopia. Durante este procedimiento, se observa la mucosa del esófago y se toma una biopsia para confirmar el diagnóstico.

¿Cuáles son los factores de riesgo y qué prevención se puede llevar a cabo?

No todas las personas con reflujo desarrollan esófago de Barrett, pero sí que hay ciertos factores de riesgo como ser hombre, tener más de 50 años, el tabaquismo y consumo de alcohol y la obesidad.

Por ello, los especialistasdestacan la importancia de la vigilancia. El esófago de Barrett es el único acontecimiento previo conocido que puede anteceder al adenocarcinoma de esófago, uno de los tipos de cáncer de esófago más frecuentes. Por ello, es esencial realizar una vigilancia mediante endoscopias repetidas.