caricatura-colesterol-hdl-ldl-grasa-buena-grasa-mala-acumulada-cuerpo_68708-3282caricatura-colesterol-hdl-ldl-grasa-buena-grasa-mala-acumulada-cuerpo_68708-3282

El colesterol es una sustancia fundamental para el funcionamiento del cuerpo, pero no todos los tipos de colesterol actúan de la misma forma. Existen dos variantes principales: el colesterol "bueno" (HDL) y el colesterol "malo" (LDL), cada uno con un papel diferente en nuestro organismo.

La dietista-nutricionista María Valero, del servicio de endocrinología y nutrición del Hospital Universitari Dexeus, nos explica que el colesterol HDL es el encargado de ayudar a limpiar las arterias, transportando el exceso de colesterol al hígado para su eliminación. Esta acción protectora es crucial para mantener nuestras arterias despejadas y reducir el riesgo de enfermedades cardíacas. En cambio, el colesterol LDL puede acumularse en las paredes arteriales, formando placas que estrechan o incluso bloquean las arterias, lo que aumenta considerablemente el riesgo de infarto o accidente cerebrovascular.


Cuando los niveles de LDL son elevados, normalmente superiores a 180-190 mg/dL, o si hay otros factores de riesgo como hipertensión o diabetes, los médicos suelen recomendar iniciar un tratamiento farmacológico. El objetivo es evitar que el colesterol "malo" siga aumentando y pueda comprometer la salud cardiovascular a largo plazo.


Una vez iniciado el tratamiento para controlar el colesterol, es probable que se mantenga de por vida. Las enfermedades cardiovasculares suelen ser crónicas, y el control continuo de los niveles de colesterol es esencial para reducir el riesgo de sufrir eventos graves como infartos. Suspender el tratamiento podría provocar un nuevo aumento de LDL, devolviendo al paciente a una situación de riesgo.


Pero ¿qué pasa si lo que está desequilibrado es el colesterol HDL? Afortunadamente, hay formas de aumentar este colesterol "bueno". Cambios en el estilo de vida, como hacer ejercicio físico regular (al menos 30 minutos al día) y practicar actividades más intensas varias veces por semana, pueden ayudar. Además, mantener un peso saludable, evitar el tabaco y consumir alimentos ricos en ácidos grasos omega-3, como el pescado azul, nueces y semillas, también son estrategias efectivas.


En cuanto a los avances médicos, actualmente existen opciones terapéuticas innovadoras que han demostrado una notable eficacia para reducir el colesterol LDL en pacientes con un alto riesgo cardiovascular. Estas opciones, que se administran exclusivamente en el entorno clínico y bajo prescripción médica, se valoran como parte de un enfoque individualizado, siempre en combinación con otros tratamientos y hábitos de vida saludables.


Cuidar nuestros niveles de colesterol, tanto el "bueno" como el "malo", es fundamental para una vida saludable y la prevención de enfermedades cardiovasculares. Las opciones de tratamiento continúan mejorando, y adoptar hábitos de vida más saludables sigue siendo clave para mantener el colesterol bajo control.