Guía médica para proteger tu piel del sol en verano… y también en invierno

Guía médica para proteger tu piel del sol en verano… y también en invierno

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23 de julio de 2025
Hospital Universitari Sagrat Cores/red-centros/hospital-universitari-sagrat-cor
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Barcelona disfruta de más de 2.800 horas de sol al año. Esa luminosidad, sin embargo, tiene un reverso: la radiación ultravioleta (UV) es el principal factor de riesgo evitable de cáncer cutáneo y envejecimiento prematuro. "La piel tiene memoria; cada quemadura en la infancia aumenta la probabilidad de melanoma en la edad adulta", advierte la Dra. Montserrat Salleras, jefa de la Unidad de Dermatología del Hospital Universitari Sagrat Cor.

Ponerse "moreno" es más que un asunto estético y de moda, es un asunto de salud pública. Por ello, con la llegada de la temporada estival, la Dra. Salleras nos ofrece las claves para una exposición responsable al sol tanto en verano como en invierno.


1. Conocer al enemigo: radiación UVA y UVB

Los rayos UVA penetran hasta la dermis y son los responsables del fotoenvejecimiento (arrugas, machas, pérdida de elasticidad.) Los UVB, en cambio, inciden en la epidermis y provocan la clásica quemadura solar. "Ambos tipos de radiación dañan el ADN celular; por eso necesitamos fotoprotectores de amplio espectro que filtren los dos", aclara la dermatóloga.


2. Horarios y sombra, la primera barrera

Entre las 10h y las 16h el índice UV alcanza su pico. "Buscar la sombra no es un signo de debilidad, sino de inteligencia dermatológica", resume la Dra. Salleras.

Consejo: Si la sombra que proyectas es más corta que tu altura, la especialista recomienda posponer la exposición directa al sol. Para actividades al aire libre durante esas horas, un toldo, una sombrilla o la arboleda son aliados subestimados.


3. Fotoprotectores: elegir bien y aplicar mejor

La elección del fotoprotector debe basarse en su eficacia frente a la radiación ultravioleta. Se recomienda un SPF 30 o superior, ya que bloquea al menos el 97% de los rayos UVB En personas con piel muy clara y ojos claros -los llamados fototipos I y II – lo ideal es optar por un SPF 50, que ofrece una protección más alta frente a quemaduras.

Pero no basta con aplicarlo, también hay que hacerlo correctamente. La cantidad adecuada es de dos miligramos por centímetro cuadrado de piel, lo que equivale aproximadamente a 30 gramos para cubrir todo el cuerpo de un adulto, una cantidad similar al volumen de una pelota de golf.

Además, la protección no dura todo el día: hay que reaplicar cada dos horas, y siempre tras bañarse, sudar o secarse con la toalla, ya que esos factores disminuyen su eficacia.

En cuanto a las texturas, las cremas suelen ser más densas y oclusivas, ideales para pieles secas o zonas sensibles, mientras que las brumas son más ligeras y facilitan la reaplicación, sobre todo en actividades al aire libre. "Lo importante es que el producto se adapte al estilo de vida de cada persona y resulte agradable de usar, porque solo así se convierte en un hábito", destaca la Dra. Salleras.


4. Fotoprotección física: la ropa también cuenta

La ropa o tejido tupido o con certificado UPF 50+ puede bloquear hasta el 98% de la radiación. Complementan la protección un sombrero de ala ancha (al menos 7 cm) y gafas de sol con filtro UV 400 para prevenir cataratas y lesiones retinianas. "En dermatología siempre decimos: la mejor crema solar es una buena sombra y manga larga", insiste la especialista.


5. Poblaciones especiales: infancia, mayores y pacientes de riesgo

Los menores de seis meses no deben exponerse directamente al sol; su melanina y el sistema inmunitario cutáneo aún son inmaduros. A partir de esa edad, se recomienda usar crema mineral (óxido de zinc o dióxido de titanio) y gorro. En mayores de 65 años, la piel adelgaza y su capacidad de reparación disminuye. "Personas con antecedentes familiares de melanoma, inmunodeprimidos y pacientes en tratamiento con retinoides o antibióticos fotosensibilizantes deben extremar precauciones y revisar la medicación con su médico", recuerda la doctora.


6. Autoexploración y chequeos dermatológicos

Una vez al mes, colócate frente a un espejo de cuerpo entero y revisa lunares con la regla ABCD (Asimetría, Bordes irregulares, Color heterogéneo, Diámetro superior a 6 mm). "Si una lesión cambia de forma o color, hay que consultarlo", recalca la dermatóloga. El Hospital Universitari Sagrat Cor ofrece consultas de dermatoscopia digital que permiten hacer un seguimiento fotográfico anual y detectar cambios milimétricos.


7. Más allá de la playa: sol urbano y deporte

No hace falta estar en la arena para sufrir daño solar. El 80% de la radiación penetra a través de nubes finas y se refleja en superficies como el agua o el asfalto. Correr al mediodía, conducir con el brazo junto a la ventanilla o tomar un café en terraza son focos habituales de exposición inadvertida.

Consejo: "Es importante incluir el protector solar en nuestra rutina matinal, igual que el cepillado de dientes", aconseja la Dra. Salleras.

En conclusión, proteger la piel del sol es una inversión a largo plazo. "No hablamos solo de belleza, sino de prevenir enfermedades. Cada fotoprotección adecuada es un boleto menos en la lotería del cáncer de piel", concluye la Dra. Montserrat Salleras. Siguiendo estas recomendaciones, el verano e invierno pueden disfrutarse con la tranquilidad de que la salud cutánea se mantendrá a salvo, hoy y en el futuro.


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