Quirónsalud
Blog de la Dra. Fernández Letamendi. Geriatría. Hospital Quirónsalud Zaragoza
A menudo, en nuestras consultas, los pacientes y/o sus familiares, demandan valoración por el Geriatra por quejas sobre apetito y alimentación en el mayor. Estas quejas pueden ir, desde hiporexia (disminución del apetito) o hiperfagia (aumento de ingestas desproporcionado), a alimentación "desequilibrada", muchas veces referida como "caprichosa", abusando de alimentos precocinados , conservas y dulces. En otras ocasiones, se nos refieren alteraciones más relacionadas con la conducta alimenticia, que pueden ir desde la anorexia y la bulimia nerviosa, a trastornos conductuales en el deterioro cognitivo, con rechazo al alimento ("lo escupe", "no abre la boca") con o sin heteroagresividad verbal o física.
Todos estos trastornos pueden ir acompañados de aumento o disminución de peso, con o sin desnutrición (que en los ancianos, especialmente en los denominados frágiles y en los geriátricos, tiene una alta prevalencia no diagnosticada).
Sabemos que las personas mayores, van perdiendo peso con la edad, aproximadamente un 1% cada año; pérdidas superiores a éstas, o mayores del 5% en el contexto de enfermedades crónicas, deben alertarnos y obligan a una supervisión y seguimiento en éstos pacientes.
Hay que tener en cuenta que con la edad se producen cambios fisiológicos, psicológicos y socioeconómicos que favorecen la presencia de malnutrición y/o Trastorno de Conducta Alimentaria (TCA):
Causas frecuentes de alteraciones en la alimentación de los pacientes mayores:
Recomendaciones de tratamiento:
Llega el verano y todos queremos disfrutar del calor, el sol, la playa y la piscina, independientemente de nuestra condición física o edad. Sin embargo, está claro que dependiendo de estos factores debemos tomar unas precauciones u otras. Por ejemplo, todos deberíamos estar bien hidratados a la hora de tomar el sol. También es importante usar buenas cremas solares y dispositivos físicos de protección, como camisetas o gorras. Además, no nos podemos olvidar de proteger los ojos.
Sin embargo, si se tiene en cuenta la edad, las recomendaciones para bebés o para personas mayores serán distintas. En esta ocasión, los consejos van dirigidos a personas de más de 65 años que tanto ellos como las personas de su alrededor deberán emplear para evitar golpes de calor con las fuertes temperaturas.
Para nadie es una sorpresa la llegada del cambio climático y las temperaturas que se registran en pleno julio o agosto que, dependiendo de la localización, pueden llegar a superar los 40 grados. Por ello, es tan importante conocer qué se debe hacer para evitar un golpe de calor.
¿Por qué es importante proteger del sol a los mayores?
La doctora Nieves Fernández, geriatra en el Hospital Quirónsalud Zaragoza, explica que en las personas mayores "es más difícil detectar los golpes de calor". Es por este motivo por el que hay que saber cómo prevenirlos. La especialista asegura que "el centro de termorregulación se altera con el envejecimiento", por lo que las personas mayores tienen "una menor sensación de calor y menor percepción de sed".
Hay que prestar especial atención a los mayores que tengan problemas cognitivos, sobrepeso, enfermedades crónicas o dependencia física dado que estos "tienen más riesgo de presentar deshidratación secundaria al calor", según alerta Fernández.
¿Qué síntomas se producen en un golpe de calor? ¿Cuándo se recomienda acudir al hospital?
Algunos de los factores a los que se debe estar atento según la doctora son el dolor de cabeza, la ausencia de sudoración en altas temperaturas, la sensación de boca seca y pastosa, mareos o la presencia de escalofríos o piel seca y enrojecida. Si ocurre alguna de estas situaciones se debe hidratar "inmediatamente" por vía oral y protegernos del sol trasladándonos a la sombra.
Si por el contrario, los síntomas como las náuseas o los vómitos no permiten la hidratación por vía oral, así como otros síntomas de mayor gravedad como calambres, desorientación o convulsiones, se debe acudir al hospital más cercano "ya que puede tratarse de un cuadro grave que comprometa la vida".
Consejos preventivos frente a los efectos del calor en las personas mayores
Ante esta problemática, la doctora Nieves Fernández da una serie de consejos para cuidar de las personas mayores ante la llegada de las altas temperaturas. En primer lugar, insiste en "un buen aporte de líquidos aunque no se tenga la sensación de sed". Para ello propone bebidas refrescantes como el agua, las infusiones o los zumos de fruta natural, evitando bebidas alcohólicas que en estos contextos de calor excesivo, y si además se toman algunas medicaciones, pueden favorecer la deshidratación e hipotensiones. En pacientes con deterioro cognitivo que rechazan beber podemos intentarlo con helados tipo polo.
En cuanto a la nutrición a seguir, durante el verano se recomienda una dieta ligera y baja en sal. La doctora insiste en que es importante no realizar ejercicios ni esfuerzos y mantener la casa fresca y ventilada. Tampoco es conveniente que una persona mayor se quede encerrada en un vehículo sin ventilación en verano.
Así mismo, en cuanto a la ropa, aconseja evitar la ropa ajustada y sustituirla por tejidos ligeros y colores claros. Así como se deben tener a mano siempre sombreros, gorras y gafas de sol.
En cuanto a las recomendaciones a la hora de tomar el sol, la doctora Fernández se muestra clara: "Hay que evitar la exposición al sol cuando las temperaturas son elevadas. Sobre todo desde las doce del mediodía hasta las cuatro de la tarde". También aconseja usar sombrilla y gorro. Además, asegura que es bueno que, fuera de las horas indicadas, las personas mayores tomen el sol al menos durante veinte minutos sin protección en cara, brazos o escote para favorecer el metabolismo de la vitamina D.
Sabemos, por estudios, que la desnutrición es 3 veces más frecuente en personas mayores de 70 años que en los adultos de menor edad. Este riesgo, lógicamente, variará en función de los problemas de salud asociados o del ámbito de población que se analice (institucionalizada en centros residenciales, hospitalizada o que viva en la comunidad). Es un problema real, que cada vez va a ser mayor por el envejecimiento de la población. Hay varios factores asociados al envejecimiento (como los problemas de masticación, deglución, digestivos…) o más de orden psicosocial (dificultades para hacer la compra y cocinar, soledad, depresión…) que explican que, cerca del 35% de la población mayor que vive en casa, esté en riesgo nutricional y que un 7% esté ya desnutrido.
La desnutrición se asocia a un mayor riesgo de mortalidad, mayores tasas de infección, aumento del número de caídas y fracturas, pérdida de masa muscular con mayor riesgo de deterioro funcional y dependencia, mala cicatrización de heridas o úlceras, estancias hospitalarias mas largas y agravamiento de las enfermedades agudas y/o crónicas subyacentes. Por lo tanto, supone un riesgo y un deterioro general de la calidad de vida y por eso es tan importante activar mecanismos para su prevención y detección precoz.
Recomendaciones sobre dieta saludable para una persona mayor:
Otros mitos sobre la nutrición en el anciano que hay que desterrar:
En el blog de la Dra. Fernández Letamendi, queremos acercar el mundo de la Geriatría a nuestros mayores y sus familiares, presentando una especialidad que, hasta no hace mucho tiempo, era desconocida para la mayoría de la población y que cada vez esta tomando más protagonismo, debido al envejecimiento progresivo y a la mayor esperanza de vida de la población.
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