La exposición solar en verano aumenta el riesgo de daños permanentes en la piel de los niños, recuerdan los expertos del Hospital público Universitario General de Villalba

La exposición solar en verano aumenta el riesgo de daños permanentes en la piel de los niños, recuerdan los expertos del Hospital público Universitario General de Villalba

Dra. María Urretavizcaya MartínezDra. María Urretavizcaya Martínez
4 de agosto de 2025
Hospital Universitario General de Villalbaes/red-centros/hospital-universitario-general-villalba
  • El daño solar acumulado en la infancia aumenta el riesgo de cáncer de piel en la edad adulta, por lo que proteger con filtros físicos y evitar el sol directo en bebés es fundamental
  • La hidratación constante y una alimentación equilibrada son esenciales para prevenir los efectos nocivos del calor y mantener la salud de los niños durante el verano
  • Además de cuidar la piel, proteger los ojos y los pies, y prevenir picaduras y ahogamientos, es clave para garantizar una salud infantil completa en las vacaciones

El daño solar acumulado en la infancia es uno de los factores clave para que en la edad adulta aparezcan problemas cutáneos graves, como el cáncer de piel. La Dra. María Urretavizcaya, especialista del Servicio de Pediatría del Hospital Universitario General de VillalbaEste enlace se abrirá en una ventana nueva -hospital público de la Comunidad de Madrid-, subraya que "la infancia es un periodo crítico para prevenir daños solares irreversibles que pueden manifestarse años después". Por eso, proteger a los niños durante los meses de verano es fundamental y va mucho más allá de aplicar crema solar.

Los bebés menores de seis meses deben evitar la exposición directa al sol. Entre los seis meses y los tres años, solo se recomienda el uso de protectores físicos con factor 50. A partir de los tres años pueden añadirse filtros químicos, aunque la prioridad sigue siendo la protección física. Además, es esencial renovar la aplicación cada dos horas y después del baño para mantener la eficacia, recuerda la especialista.

Esta protección no solo previene quemaduras inmediatas -continua la Dra. Urretavizcaya-, sino que también reduce el riesgo de enfermedades dermatológicas graves como el melanoma, cuya relación con la exposición solar en la infancia está bien documentada. Por eso, el verano puede dejar una huella para toda la vida, que solo un cuidado responsable puede minimizar.

Más allá del sol: los otros riesgos que el verano trae para la salud infantil

El cuidado infantil en verano no termina en la piel. La hidratación es un pilar básico para evitar los efectos nocivos del calor. Por ello, la pediatra recomienda que los niños ingieran al menos litro y medio o dos litros de líquidos al día, además de frutas frescas como sandía y melón, que aportan agua y nutrientes esenciales. "Es importante no esperar a que el niño tenga sed para darle agua, ya que pueden aparecer signos de deshidratación como boca seca o malestar general", advierte.

La alimentación debe adaptarse para mantener hábitos saludables sin perder el disfrute propio de las vacaciones, y el ejemplo de los adultos es clave para que los niños sigan una dieta equilibrada. En cuanto al calzado, aunque chanclas y sandalias son cómodas, se recomienda elegir modelos anchos que respeten el desarrollo del pie y brinden comodidad.

Asimismo, los ojos, a menudo olvidados, necesitan protección con gafas homologadas y sombreros que eviten daños oculares con consecuencias a largo plazo. Finalmente, la prevención de picaduras de insectos es fundamental. El uso de insecticidas en el hogar, ropa de manga larga, colores claros y productos tópicos para aliviar la picazón forman parte del cuidado habitual. "Ante cualquier reacción severa o malestar general, siempre recomendamos consultar con el médico", asevera la Dra. Urretavizcaya.

Además, el riesgo de ahogamientos es una preocupación real durante el verano. "La vigilancia constante en piscinas y zonas de baño es vital, así como enseñar a los niños a nadar y evitar que jueguen con objetos flotantes que puedan distraerlos o ponerlos en peligro", alerta la especialista. La prevención y la educación son las mejores herramientas para evitar tragedias.

"En resumen: el verano es un momento especial para que los niños descansen y disfruten, pero también es clave para proteger su salud integral y cuidar su futuro", concluye la pediatra del Hospital Universitario General de Villalba.

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