El Hospital público Universitario Rey Juan Carlos consolida su experiencia en Neurocirugía Funcional, con una amplia cartera de servicios en este ámbito

El Hospital público Universitario Rey Juan Carlos consolida su experiencia en Neurocirugía Funcional, con una amplia cartera de servicios en este ámbito

Varios momentos de una intervención de DBS, en la que se ajusta la ubicación y nivel de estimulación de los electrodos con la paciente conscienteVarios momentos de una intervención de DBS, en la que se ajusta la ubicación y nivel de estimulación de los electrodos con la paciente consciente
3 de febrero de 2025
Hospital Universitario Rey Juan Carloses/red-centros/hospital-universitario-rey-juan-carlos
  • El hospital ofrece tratamiento de la epilepsia, la psicocirugía y el dolor, así como de los trastornos del movimiento, para lo que desde 2021 cuenta con neuroestimulación cerebral profunda (DBS), una compleja técnica con la que ha tratado exitosamente los síntomas de numerosos pacientes, que han mejorado significativamente su calidad de vida.
  • La DBS consiste en la implantación de electrodos en el cerebro que, conectados a una batería, mejoran el control de los síntomas incapacitantes de diversas enfermedades mediante la estimulación eléctrica de grupos de neuronas situados en regiones cerebrales específicas que coordinan distintas funciones del cuerpo.
  • La técnica no cura la enfermedad, pero sí mejora los síntomas en la mayoría de los casos (más de un 80%), reduciendo la medicación diaria que el paciente debe tomar, lo que supone una enorme recuperación de su calidad de vida.

El Hospital Universitario Rey Juan CarlosEste enlace se abrirá en una ventana nueva -hospital público de la Comunidad de Madrid- cuenta con una consolidada experiencia en Neurocirugía Funcional al disponer de una amplia cartera de servicios en este ámbito, incluyendo el tratamiento de la epilepsia, la psicocirugía y el dolor, así como de los trastornos del movimiento. En este último caso, ofrece abordaje quirúrgico con neuroestimulación cerebral profunda (DBS, siglas en inglés de deep brain stimulation), una compleja técnica que mejora el control de los síntomas incapacitantes de diversas enfermedades mediante la estimulación eléctrica de grupos de neuronas situados en regiones cerebrales específicas que coordinan distintas funciones del cuerpo.

El hospital mostoleño dispone de equipos multidisciplinares altamente especializados y de reconocida trayectoria, lo que le permite abordar con éxito procedimientos de gran complejidad. Concretamente, ofrece a sus pacientes las tecnologías más innovadoras y eficaces en manos de los profesionales más experimentados para brindar la mejor atención sanitaria y, en el ámbito de los trastornos del movimiento, destaca por su experiencia en el tratamiento de pacientes con párkinson, temblor esencial y distonía mediante DBS, habiendo abordado con éxito numerosos casos con esta técnica desde que en 2021 realizó su primera cirugía de este tipo a una paciente de 64 años con temblor esencial desde los 16 años, cuya calidad de vida mejoró muy significativamente tras la operación.

De hecho, antes de operarse, la paciente requería ayuda para realizar actividades tan habituales como peinarse, comer o beber; gracias a la intervención quirúrgica, mediante la estimulación de áreas muy concretas de su cerebro, y tras permanecer ingresada tan solo unos días en el hospital con revisiones diarias para confirmar los resultados y evolución satisfactorios antes de ser dada de alta, pudo volver a desempeñar todas esas acciones sin asistencia alguna.

Así lo explica la Dra. Mónica Lara, especialista del Servicio de Neurocirugía del Rey Juan Carlos -que hace cuatro años se convirtió en el primer hospital público del Sur de la Comunidad de Madrid en ofrecer dentro de su cartera de servicios esta innovadora técnica neuroquirúrgica-, coincidiendo con el Día Mundial de la Neurocirugía Funcional, que se celebra hoy para concienciar sobre la importancia de esta disciplina, dirigida a recuperar una función perdida o restaurar una función alterada para mejorar la calidad de vida de los pacientes que padecen diversas enfermedades neurológicas y psiquiátricas.

La estimulación cerebral profunda consiste en insertar uno o dos electrodos en el cerebro, conectados a una batería que se implanta subcutáneamente. Esta técnica permite mejorar el control de los síntomas incapacitantes de diversas enfermedades mediante la estimulación eléctrica, para su regulación, de grupos de neuronas situados en regiones de localización profunda, ya sea en el interior del tronco cerebral -zona del cerebro encargada de coordinar las funciones vitales del cuerpo y de su desarrollo automático- o próximas a él.

"Se trata de un ‘marcapasos’, pero para el cerebro que, si bien no cura la patología, sí permite mejorar el funcionamiento del sistema nervioso del paciente, retrocediendo, en casos como la enfermedad de Parkinson, hasta unos diez años atrás -es decir, colocándole en la situación clínica en la que estaba una década antes-. "Este procedimiento ofrece dos claras ventajas: una mejoría de los síntomas en la mayoría de los casos en los que el resultado de la intervención es satisfactorio, hasta en un 80, o incluso, puntualmente, en un cien por cien; y una reducción en la medicación diaria que el paciente debe tomar, lo que supone una enorme recuperación de su calidad de vida", apunta la Dra. Lara, coordinadora de este procedimiento en el centro.

Indicaciones y requisitos para el paciente y el hospital

Las indicaciones de esta técnica son muy variadas. En el ámbito de la Neurología puede ser empleada en pacientes con enfermedad de Parkinson, temblor esencial, distonías o cefaleas, mientras que en Psiquiatría se puede utilizar en pacientes con trastorno obsesivo compulsivo.

En cuanto a los criterios de selección de los posibles candidatos a esta intervención quirúrgica, son muy estrictos, y pasan por un estudio neuropsicológico del paciente y una evaluación del grado de afectación por su enfermedad, así como por un amplio proceso de estudio preoperatorio, que incluye la utilización de pruebas radiológicas para la preparación de la intervención en la que el paciente, además, tiene que colaborar respondiendo a órdenes simples, como mover un brazo o decir ciertas frases o enumeraciones, por lo que debe permanecer despierto y consciente una parte importante del proceso. Por todo ello, como apunta la neurocirujana, "tan solo una parte pequeña de los pacientes con las citadas patologías pueden ser finalmente intervenidos, siendo en términos generales candidatos idóneos aquellos menores de 70 años con enfermedad de larga duración y no respondedores a la medicación o con efectos adversos importantes derivados de ésta".

Con respecto al hospital, la realización de cirugías de DBS requiere de formación específica de todos los profesionales que forman el equipo multidisciplinar que participa en la intervención, amplia experiencia en operaciones neuroquirúrgicas y el equipamiento necesario, como un marco estereotáctico y sofisticados programas de planificación. Unos requisitos que cumple desde 2021 el Rey Juan Carlos, cuyo equipo - asegura la Dra. Lara- "está preparado para abordar todas aquellas patologías en las que está técnica ha demostrado ser segura y eficaz, como en la enfermedad de Parkinson, el temblor esencial, la distonía y el trastorno obsesivo compulsivo".

Estos avances reafirman el compromiso del Rey Juan Carlos con la excelencia médica y la implementación de las últimas innovaciones tecnológicas en beneficio de sus pacientes.

3 de febrero, Día de la Neurocirugía Funcional

La Sociedad Española de Neurocirugía Funcional y Estereotáctica (SENFE) ha establecido el día 3 de febrero como el Día de la Neurocirugía Funcional, una fecha destinada a concienciar, dentro del campo de la Neurocirugía, sobre la importancia de esta disciplina, que abarca el tratamiento quirúrgico de patologías como los trastornos del movimiento (enfermedad de Parkinson, temblor esencial, distonía), la epilepsia farmacorresistente, ciertos trastornos psiquiátricos graves (trastorno obsesivo-compulsivo, anorexia…) y el dolor crónico intratable. Gracias a los avances en diversas técnicas neuromodulación cerebral, esta rama de la Neurocirugía permite mejorar significativamente la sintomatología de los pacientes y, en muchos casos, ofrecerles una nueva oportunidad de vida.

La realización de los distintos procedimientos quirúrgicos que forman parte de la Neurocirugía Funcional siempre requiere del trabajo coordinado de equipos multidisciplinares, en los que los neurocirujanos funcionales colaboran con diferentes especialidades médicas como la Neurología, Neurofisiología, Psiquiatría, Neuropsicología, Anestesiología, Radiología y Rehabilitación, entre otras. La planificación y ejecución de este tipo de intervenciones quirúrgicas requiere de un trabajo en equipo que permita combinar la experiencia de cada disciplina, para garantizar los mejores resultados para el paciente.

Con la instauración del Día de la Neurocirugía Funcional, la SENFE busca dar visibilidad a esta rama de la Neurocirugía y poner en valor el esfuerzo de los profesionales que trabajan en ella, así como sensibilizar a la sociedad sobre el impacto positivo que estas intervenciones pueden tener en la vida de miles de personas.

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