Fibromialgia y fatiga crónica: dolor y cansancio que no se ven

Dolor muscular generalizado, cansancio que no mejora con el descanso y dificultades para dormir bien. Así se manifiestan la fibromialgia y el síndrome de fatiga crónica, dos enfermedades que afectan, sobre todo, a mujeres en torno a los 50 años. Aunque no suponen un riesgo vital ni tienen una causa concreta identificada, sí alteran de forma importante la calidad de vida de quienes las padecen.

"El dolor puede sentirse como una quemazón, una presión intensa o incluso como si el cuerpo estuviera herido. Y no es algo pasajero: es constante, afecta a múltiples zonas del cuerpo y suele ir acompañado de una gran fatiga física e intelectual", explica el Dr. Alegre, Jefe de servicio de reumatologia del Hospital Universitari Dexeus.

A pesar de su prevalencia (4% de la población española), la fibromialgia y la fatiga crónica siguen siendo poco comprendidas. "No hay una prueba única que confirme el diagnóstico, y muchas veces el paciente llega al especialista después de años con síntomas", señala el doctor.

¿Cuándo debemos preocuparnos?

Aunque no suelen presentar urgencias médicas, sí conviene consultar al médico de cabecera si el dolor o el cansancio se mantienen durante meses y comienzan a interferir en la actividad diaria. En algunos casos, puede ser necesaria la valoración de un especialista para descartar otras enfermedades con síntomas similares.

"Nos llegan pacientes con un largo recorrido detrás. A veces, lo más difícil es ayudarles a entender que su dolor es real, aunque no se vea en una analítica o en una resonancia", añade el Dr. Alegre.

¿Qué tratamientos existen?

No existe una cura definitiva, pero sí opciones para mejorar los síntomas. El tratamiento se centra en tres ejes: mejorar la calidad del sueño, mantener la fuerza y movilidad muscular, y reducir el dolor. La medicación puede ayudar, aunque deben evitarse fármacos como los opioides, que pueden agravar la fatiga y afectar a la función cognitiva.

Además, se recomienda mantenerse activo dentro de las posibilidades de cada persona. "El reposo absoluto no ayuda. Al contrario, tiende a empeorar la fatiga y la percepción del dolor", apunta el especialista. El entorno también juega un papel clave: el acompañamiento familiar y social puede marcar la diferencia en el manejo de la enfermedad.

Retos del diagnóstico y del día a día

Uno de los principales desafíos es la polimedicación: muchos pacientes llegan a la consulta tomando numerosos medicamentos sin una indicación clara o sin saber si les están funcionando. Otro reto frecuente es la valoración del grado de discapacidad, ya que la limitación funcional es real, pero difícil de objetivar con pruebas.

"El sistema no siempre está preparado para valorar bien una enfermedad que no se ve. A veces, la falta de reconocimiento puede generar más sufrimiento que los propios síntomas físicos", advierte el doctor.

También el clima puede influir: muchas personas con fibromialgia notan que el frío y la humedad aumentan la intensidad del dolor. Aunque no existe un clima ideal para todos, los ambientes templados pueden ayudar a aliviar las molestias.

Comprender para acompañar

La fibromialgia y la fatiga crónica no se curan, pero se pueden manejar. Con información, acompañamiento y un plan personalizado, muchas personas logran recuperar parte de su bienestar y llevar una vida más activa.