Dorsalgia
¿Qué hacer contra el dolor de espalda? Toda la información sobre las causas, los síntomas y los tratamientos de la dorsalgia.
Síntomas y causas
Se denomina dorsalgia al dolor de espalda localizado en la zona dorsal de la columna vertebral, a la altura de la región torácica. El dolor de espalda es una condición muy frecuente y una de las principales causas de discapacidad.
En función a su origen, existen dos tipos de dolor de espalda:
- Dorsalgia estructural: derivada de problemas físicos en la espalda.
- Dorsalgia rígida: falta de movilidad y flexibilidad en la espalda.
- Dorsalgia flexible: espalda con poca curvatura e insuficiencia ligamentosa y muscular.
- Dorsalgia funcional: no tiene causa estructural, se deriva de la función.
- Dorsalgia mecánica: se produce durante la actividad.
- Dorsalgia inflamatoria: se desencadena por problemas inflamatorios y se presenta durante el reposo.
- Dorsalgia adaptativa: aparece como compensación ante el bloqueo o la falta de movilidad en otra zona del cuerpo.
Según la duración del dolor de espalda, se clasifica en:
- Dorsalgia aguda: aparece de forma repentina y tiene una duración inferior a seis semanas.
- Dorsalgia subaguda: el dolor se mantiene entre seis semanas y tres meses.
- Dorsalgia crónica: su evolución es progresiva, con una duración superior a tres meses.
Síntomas
Los síntomas más frecuentes de dorsalgia son los siguientes:
- Dolor sordo y localizado en la parte dorsal de la espalda, entre los omóplatos, en un lado de la espalda o en ambos. El dolor puede ser constante o intermitente y variar su intensidad.
- Rigidez en la espalda y dificultad de movimientos.
- Sensibilidad al tacto.
- Sensación de presión.
- Puede aparecer dificultad o dolor al respirar o toser.
Causas
Las principales causas del dolor en la espalda media y alta son:
- Malformaciones o trastornos de la columna vertebral, como escoliosis, artritis reumatoide, espondilitis o hernia discal.
- Distensión muscular o ligamentosa, provocada por sobreesfuerzos, movimientos bruscos o repetitivos, golpes directos o caídas.
- Fracturas o desgaste en las vértebras o en los discos intervertebrales.
- Tensión o contractura muscular derivada del estrés o de mantener malas posturas.
- Enfermedades de origen visceral, como trastornos cardiacos, pulmonares, digestivos o renales pueden causar dolor en la espalda (este fenómeno se denomina dorsalgia referida).
Factores de riesgo
Existen varias condiciones que aumentan la probabilidad de desarrollar dorsalgia:
- Edad: más frecuente a partir de los 40 años, ya que las estructuras pierden fuerza y flexibilidad.
- Sedentarismo: la falta de actividad física debilita los músculos.
- Sobrepeso u obesidad: el exceso de peso sobrecarga la espalda.
- Pasar muchas horas al día en una postura inadecuada.
- Realizar movimientos repetitivos durante mucho tiempo.
- Actividad física intensa o excesiva.
Complicaciones
Generalmente, la dorsalgia suele remitir con tratamiento y medidas de prevención. La principal complicación de la dorsalgia, no obstante, es que esta sea un síntoma de una afección subyacente grave, como artritis, osteoporosis, espondilitis o tumores espinales u óseos. Asimismo, el dolor persistente de la dorsalgia crónica puede llegar a ser incapacitante y mermar significativamente la calidad de vida del paciente.
Prevención
Para prevenir el dolor de espalda es necesario mantener ciertos hábitos:
- Cuidar la higiene postural: mantener la espalda erguida, respetando su curvatura natural, tanto sentado como de pie o al caminar.
- Hacer ejercicios que fortalezcan la musculatura de la espalda y el abdomen.
- Practicar deporte habitualmente.
- Realizar estiramientos regulares si se pasan largos periodos de tiempo en la misma postura.
- Mantener un peso saludable.
- Levantar objetos pesados correctamente, doblando las rodillas y con la fuerza de las piernas, no de la espalda.
¿Qué médico trata la dorsalgia?
La dorsalgia es evaluada y tratada en las unidades de traumatología y cirugía ortopédica, anestesiología y reanimación, fisioterapia y la unidad del dolor.
Diagnóstico
El diagnóstico de la dorsalgia se basa en la relación de síntomas que presenta el paciente. Para confirmarlo, se siguen los siguientes pasos:
- Exploración física para evaluar la movilidad, la postura, la sensibilidad y la presencia de puntos de dolor intenso.
- Pruebas para confirmar la causa subyacente:
- Pruebas de diagnóstico por imagen, como radiografía, tomografía computarizada o resonancia magnética, para tomar imágenes de las estructuras óseas y los tejidos blandos de la espalda y detectar anomalías o lesiones.
- Análisis de sangre, para buscar marcadores de infección o inflamación.
- Electromiografía o estudios de los nervios: se mide la actividad eléctrica de nervios y músculos (la emisión de señales y su respuesta) para comprobar la función nerviosa.
Tratamiento
El tratamiento para el dolor de espalda puede variar en función de la intensidad del dolor y del origen del mismo:
- Aplicación de calor: relaja los músculos y tiene efecto analgésico.
- Administración oral o tópica de medicamentos: analgésicos, antiinflamatorios no esteroideos o relajantes musculares.
- Infiltraciones de corticoides en la espalda: se inyecta cortisona directamente en el espacio que rodea la médula y las raíces nerviosas (espacio epidural).
- Fisioterapia: masajes manuales y ejercicios específicos para relajar la tensión, aliviar el dolor y aumentar la fuerza y la flexibilidad.
- Punción seca: se inserta una aguja fina en los puntos de dolor desencadenantes para desactivarlos.
- Terapias del dolor, en caso de dorsalgia crónica o afección subyacente:
- Bloqueos radiculares nerviosos selectivos, si el dolor se debe a pinzamientos nerviosos. Se inyecta un anestésico local en la raíz nerviosa para bloquear las señales de dolor.
- Radiofrecuencia: se colocan electrodos en la zona afectada y se aplican ondas de radio que relajan los nervios transmisores del dolor.
- Ozonoterapia: recomendado en los casos de artrosis dorsal o hernia discal. Consiste en infiltrar ozono en la zona afectada para aliviar el dolor, reducir la inflamación y acelerar la curación de los tejidos.
- Estimulación eléctrica transcutánea: el dolor se alivia mediante la aplicación de corrientes eléctricas en la piel.
- Ionforesis transcutánea: consiste en infiltrar medicamentos ionizados directamente en la zona afectada a través de la piel.