Miedo a volar
¿Cómo superar el miedo a volar? Toda la información sobre las causas, los síntomas y el tratamiento de la aerofobia.
Síntomas y causas
La aerofobia es el miedo intenso e irracional a viajar en avión. Este sentimiento suele sustentarse en la posibilidad de sufrir un accidente, a pesar de que estadísticamente el riesgo es mucho menor que en otros medios de transporte. La aerofobia puede presentarse sola o verse agravada por otras fobias, como la claustrofobia (miedo a los espacios cerrados), la agorafobia (miedo a las multitudes y a las situaciones o lugares de los que no se puede escapar) o la acrofobia (miedo a las alturas).
La aerofobia es un trastorno muy frecuente, y se estima que dos de cada tres personas tienen miedo a volar, y una de cada cinco padece fobia.
Síntomas
El principal síntoma de la aerofobia es la ansiedad, que se presenta antes de subir al avión, incluso desde el mismo momento en el que se planea el viaje, y aumenta conforme se acerca la fecha del vuelo y una vez a bordo. Esta ansiedad se presenta de varias formas:
- Síntomas cognitivo-conductuales:
- Pensamientos anticipatorios catastrofistas.
- Angustia intensa ante la idea de subir al avión o durante el vuelo.
- Aceleración del pensamiento.
- Hipervigilancia.
- Deseo irrefrenable de escapar.
- Intentar evitar el vuelo y buscar otros medios de transporte.
- Intentar huir antes de embarcar.
- Preguntar constantemente qué está pasando o si todo está bien.
- Síntomas fisiológicos:
- Sudoración.
- Taquicardias.
- Temblores.
- Mareo.
- Hiperventilación.
- Falta de aire.
- Molestias gástricas, como dolor o vómitos.
- Sensación de presión en el pecho.
Causas
El muchos casos, el miedo a volar viene derivado de un incidente traumático que la persona ha vivido a bordo de un avión, como una gran turbulencia, un aterrizaje de emergencia o problemas mecánicos durante un vuelo. Las situaciones traumáticas pueden provocar una desregulación química en el cerebro debido a la hiperactivación de la amígdala, encargada de transmitir la información relacionada con el miedo y la ansiedad. Esa hiperactivación genera un exceso de cortisol que inhibe el hipocampo, el área cerebral relacionada con los procesos de almacenaje y recuperación de recuerdos.
Por tanto, esa situación traumática se convierte en un recuerdo muy vívido que la persona rememora constantemente experimentando el mismo miedo de la primera vez.
En otras ocasiones, el miedo viene de experiencias vividas por otras personas o de informaciones sobre accidentes y catástrofes aéreas, ya sean reales o ficticias. Asimismo, la aerofobia puede causarse, o aumentarse, por la falta de conocimientos sobre el funcionamiento de un avión o por la sensación de falta de control a bordo. Sin embargo, en muchos otros casos la persona no puede explicar de dónde le viene el miedo.
Factores de riesgo
Ciertas características personales pueden aumentar el riesgo de padecer miedo a volar:
- Antecedentes personales o familiares de ansiedad, depresión, neurosis u otros tipos de fobias.
- Carácter demasiado perfeccionista u obsesivo.
- Rigidez de pensamiento.
- Baja tolerancia a la frustración.
- Dificultad para adaptarse a los cambios.
Complicaciones
El miedo a volar puede ser muy limitante si la persona se niega a coger ese medio de trasporte, ya que puede afectar tanto a sus relaciones sociales como laborales (por ejemplo, rechazar ofertas laborales que impliquen tomar un avión o evitar viajes con familiares o amigos). Además, en casos severos de aerofobia a bordo, la persona puede llegar a sufrir un ataque de pánico, perdiendo completamente el control y mostrando comportamientos irracionales. Todo esto puede generar una gran frustración que afecta a la autoestima.
Prevención
Si, pese a sufrir aerofobia, se ha de viajar en avión, hay una serie de consejos que pueden resultar útiles:
- Informarse sobre el funcionamiento del avión y sobre las estadísticas de seguridad frente a otros medios, pero evitar noticias sobre accidentes.
- Intentar distraerse durante el vuelo con lectura, pasatiempos, música o contenidos audiovisuales.
- Si es posible, viajar acompañado.
- Escoger asiento en las zonas más amplias del avión para reducir la sensación de claustrofobia.
- Evitar los asientos de ventanilla.
- Tomar una comida ligera y evitar el alcohol, que puede agravar el problema.
- Realizar ejercicios de relajación antes y durante el vuelo.
- Si es necesario, utilizar sedantes o medicación para dormir durante el vuelo.
¿Qué médico trata el miedo a volar?
El miedo a volar es evaluado y tratado en las unidades de psicología y psiquiatría, así como en las consultas de medicina aeronáutica.
Diagnóstico
El diagnóstico de la agorafobia se confirma con una evaluación clínica psiquiátrica, en base en los síntomas característicos que experimenta el paciente ante la perspectiva de volar y durante el vuelo.
Tratamiento
Para perder el miedo a volar se pueden utilizar diferentes terapias:
- Terapia cognitivo-conductual: se ayuda al paciente a reconocer y entender la causa del miedo y a tomar conciencia de sus pensamientos negativos, además de aportarle herramientas de relajación y autocontrol.
- Terapia de exposición: mediante simulaciones por ordenador, se recrea todo el proceso de vuelo para exponer al paciente a la situación en un entorno controlado.
- Terapia de relajación y mindfulness: las técnicas de relajación, como la respiración profunda, la meditación y la relajación muscular progresiva, pueden ayudar a los pacientes a manejar la ansiedad en situaciones de vuelo. El mindfulness, que implica estar plenamente presente y consciente del momento, también puede ser útil para reducir el estrés y la ansiedad.
- Entrenamiento en habilidades de afrontamiento: este tipo de entrenamiento enseña a los pacientes cómo manejar situaciones estresantes relacionadas con el vuelo. Incluye técnicas de autoayuda, como el uso de afirmaciones positivas, la visualización de escenarios tranquilos y la planificación de estrategias de afrontamiento para momentos de alta ansiedad.
- Uso de medicamentos: en algunos casos, los médicos pueden prescribir medicamentos ansiolíticos o sedantes para ayudar a los pacientes a manejar la ansiedad antes y durante un vuelo. Estos medicamentos deben ser usados bajo la supervisión de un médico y no se consideran una solución a largo plazo para la aerofobia.