Lucía Llanos Jiménez
Premio Investigador Senior Quirónsalud


Trayectoria profesional:
Lucía Llanos es médico especialista en Farmacología Clínica y Medicina Familiar y Comunitaria. Cuenta con más de 10 años de experiencia en asesoría metodológica y desarrollo de estudios independientes, así como en apoyo a la redacción de solicitudes de financiación para proyectos de investigación clínica independiente. Desde 2017 es Responsable de la Unidad de Investigación Clínica FJD- IISFJD. Desde 2021 es Investigadora Principal de la Plataforma ISCIII de apoyo a la Investigación Clínica (PT20/00142 y PT23/00119). Desde que finalizó su periodo formativo como residente, ha sido vocal de varios Comités de Ética de la Investigación, y cuenta con una amplia experiencia en la evaluación ética y metodológica de proyectos. Desde 2017 es la Jefa de la Secretaría Técnica del CEIm-FJD y la secretaria del Comité de Integridad Científica del IISFJD. En el ámbito docente, coordina y participa como ponente en el Curso de Normas de Buena Práctica Clínica que se organiza en el IISFJD, es colaboradora clínica docente en el 5º curso del grado de Medicina de la Universidad Autónoma de Madrid desde hace 2 años y participa como docente en el Master de Monitorización de Ensayos Clínicos de la Fundación Teófilo Hernando.
Resumen del proyecto y su impacto en la práctica
Este ensayo clínico surgió por iniciativa de un grupo de investigadores clínicos del IIS-FJD durante las primeras semanas de la pandemia. Su objetivo principal fue evaluar la eficacia y seguridad de la adición de ciclosporina al tratamiento estándar en pacientes hospitalizados con neumonía grave por COVID-19. Se puso en marcha en un tiempo récord gracias a una donación de la Fundación Tatiana Perez de Guzmán el Bueno y al esfuerzo conjunto de investigadores, personal de apoyo a la investigación y autoridades regulatorias. El proyecto fue coordinado desde la Unidad de Investigación Clínica de la FJD. En él participaron 8 centros de toda España, 5 de ellos pertenecientes al grupo QS, y se incluyeron 109 pacientes. Los resultados del estudio indican que el hecho de añadir ciclosporina al tratamiento de base no mejoró de manera significativa la evolución clínica de estos pacientes. Tampoco hubo diferencias en la proporción de efectos adversos ni de mortalidad entre ambos grupos.
El impacto principal de este estudio reside en que aporta información con un alto nivel de evidencia sobre la utilidad que puede tener la ciclosporina en el manejo de pacientes con COVID o enfermedades similares que puedan suceder. Esto nos permitirá seleccionar mejor el tratamiento para los pacientes en el futuro.



