Radiocirugía
La radiocirugía es un procedimiento mediante el que se aplican dosis altas de radiación de forma localizada sobre un tumor para reducir las células malignas. Se trata de una técnica externa en la que no se practican incisiones.

La radiocirugía, a pesar de que su nombre puede llevar a confusión, es una técnica externa en la que no es necesario realizar incisiones en el paciente. En este procedimiento, se aplican grandes dosis de radiación de forma precisa sobre los tumores para destruir las células cancerosas. Esta técnica permite reducir el número de sesiones, por lo que se minimizan los efectos dañinos en el tejido sano.
Dependiendo de la forma en la que se aplica, se habla de dos tipos de radiocirugía:
- Radiocirugía estereotáctica (SRS): los haces de radiación de alta potencia se enfocan de forma muy precisa en una zona específica, normalmente, en el cerebro, el cuello, los pulmones, el hígado o la columna vertebral.
- Radiocirugía o radioterapia estereotáxica: se fracciona la cantidad de radiación en dosis pequeñas que se aplican diariamente, de este modo, el tejido sano se repara más fácilmente. Está indicado en estructuras críticas, como el tronco cerebral (controla muchas de las funciones vitales) o las vías ópticas (transmiten los impulsos nerviosos desde la retina al cerebro).
En radiocirugía se pueden utilizar diversas clases de tecnología, principalmente:
- Protonterapia: en lugar de utilizar electrones o fotones, como en la radioterapia tradicional, se dirigen haces de protones hacia las neoplasias. Esta energía no traspasa las células cancerosas, por lo que su eficacia aumenta y se reducen los daños producidos en los tejidos circundantes.
- GammaKnife: sirve para tratar lesiones de tamaño medio en el cerebro o para reparar alteraciones en las conexiones entre las venas y las arterias. Utiliza varios haces de rayos gamma que convergen en las zonas dañadas de forma segura.
- Acelerador lineal (LINAC): es adecuado para el tratamiento de tumores de gran tamaño tanto en el cerebro como en el resto del cuerpo. Esta tecnología utiliza rayos X de alta intensidad (fotones) para destruir las células cancerosas. Una de las tecnologías más innovadoras es CyberKnife, que apenas tiene desviaciones.
La radiocirugía suele estar aconsejada en pacientes con tumores de difícil acceso o para los que está contraindicada la cirugía.
¿Cómo funciona?
Antes de proceder a una radiocirugía, se localiza el lugar exacto en el que se encuentra el tumor mediante técnicas de diagnóstico por imagen. Después de diseñar el plan de actuación más adecuado en cada caso, se dirigen los haces de radiación hacia las células cancerosas para cerrar los vasos sanguíneos que las alimentan y modificar su ADN. Una vez que se consigue este cambio, su crecimiento se ralentiza o se detiene. Al no multiplicarse, el tumor se necrosa y termina desapareciendo cuando el tejido se regenera con células sanas.
¿Cuáles son los beneficios de la radiocirugía?
Algunos de los beneficios más destacados de la radiocirugía son:
- Trata tumores y lesiones de forma milimétrica.
- Concentra una dosis muy elevada de radiación.
- Es muy precisa, por lo que el margen de error se reduce.
- El daño a los tejidos sano es mínimo.
- Es un procedimiento no invasivo que no requiere intervención quirúrgica.
- Es posible destruir el tumor por completo.
¿Cuándo está indicada?
El primer uso de la radiocirugía fue para tratar tumores cerebrales, pero, con el paso del tiempo, se han desarrollado aplicaciones para otro tipo de patologías como malformaciones en las venas o las arterias, la neuralgia del trigémino, los tumores benignos ubicados en el sistema auditivo o cáncer en la hipófisis, los pulmones, el hígado, los ojos, la próstata o la columna vertebral.
Qué esperar de la radiocirugía
La radiocirugía se lleva a cabo de forma ambulatoria, por lo que se puede retomar la rutina habitual después del procedimiento. Dependiendo del tipo de técnica que se utilice y del número de sesiones necesarias, el proceso puede durar entre 45 minutos y varias horas.
El día del tratamiento, se recomienda acudir con ropa fácil de quitar y evitar el uso de maquillaje o esmalte de uñas. Además, se deben retirar las gafas, las lentillas, la dentadura postiza y los elementos metálicos.
Antes de someterse a radiocirugía, el paciente debe firmar un consentimiento informado y vestirse con la bata que facilita el centro médico. Una vez tumbado, se debe permanecer lo más quieto posible, por lo que es habitual que se utilice anestesia en el caso de los niño o un relajante en los adultos, sobre todo si se trata de una sesión larga. La camilla se desliza en el interior del dispositivo que emite la radiación, que suele producir ruidos, y se mueve dependiendo de las necesidades.
Durante el proceso, el paciente permanece solo en la sala. No obstante, los especialistas le vigilan constantemente gracias a un sistema compuesto por cámaras y micrófonos. La radiocirugía no es dolorosa, pero la situación puede provocar nerviosismo o ansiedad. Ante cualquier duda o preocupación, se debe avisar al personal sanitario.
Algunos pacientes manifiestan efectos secundarios leves como fatiga o enrojecimiento de la piel de la zona tratada. Para aliviar la irritación, se recomienda utilizar cremas específicas para este tipo de tratamientos.
Especialidades en las que se utiliza
La radiocirugía se utiliza en oncología y oncología radioterápica.