Quirónsalud
Blog de Dr. Urries. Reproducción Asistida Hospital Quirónsalud Zaragoza
Cada vez con mayor frecuencia nos encontramos en nuestras consultas pacientes, no ya solicitando ayuda para conseguir un embarazo, sino requiriendo directamente, cuando no exigiendo, la aplicación de una u otra técnica complementaria.
Hace unos años dicha solicitud surgía ante dudas globales sobre si realizar una inseminación artificial o una fecundación in vitro. Todos hemos recibido peticiones para realizar una inseminación únicamente por ser más barata, olvidándose de si era o no adecuada en base a su problema de fertilidad. Como si el coste pudiera tener más peso que su efectividad.
Esto no ha cambiado. Todo lo contrario. Se ha agravado.
Lo que se ha modificado ha sido el foco, trasladándose hacia otras técnicas/estudios complementarios a la técnica en sí. Estudios inmunológicos y de microbiota, test de receptividad endometrial, complementos alimenticios con antioxidantes, técnicas de rejuvenecimiento ovárico, análisis genéticos sobre el embrión,… todo se plantea como si fuera la solución absoluta a cualquier problema de fertilidad. Y, desgraciadamente, no es así.
Es cierto que todos tenemos miedo al fracaso tras un ciclo de reproducción asistida. Y las pacientes, con todo el derecho del mundo, nos piden/pedís explicaciones (con soluciones) que habitualmente no somos capaces de dar y puede resultar tentador basar todo nuestro discurso en una posible aplicación de técnicas con una indicación clínica cuanto menos discutible. Si a eso le sumamos el daño que hace el Dr. Google o la "amiga a la que le han hecho…" ya tenemos la tormenta perfecta.
Que nadie piense que mi intención con este artículo sea el de infravalorar la evidencia científica que hay detrás de estas tecnologías, pero posiblemente nuestro deseo de conseguir ese embarazo nos haga perder la perspectiva (a nosotros y a nuestras pacientes) de la "indicación" tan importante en nuestro trabajo y consideremos que cualquier nuevo descubrimiento va a ser la panacea que nos va a llevar al éxito final por el camino más rápido.
En cambio, llevamos años complicando (y encareciendo) nuestros procedimientos sin conseguir que los resultados globales aumenten de forma sustancial. Puede que esto sea una señal de que no sea este el camino correcto.
Repito, no es que considere que todas estas técnicas complementarias no tengan nada que decir. Pero igual no tanto como se les pide. En muchas ocasiones son procedimientos que nos permiten realizar mejor nuestro trabajo ayudándonos en la toma de decisiones, pero cada una previo análisis de una indicación personalizada. Lo que ha funcionado en un caso puede ser incluso perjudicial en otro.
Por eso, ya para acabar, permitirme un consejo hacia todas aquellas mujeres que necesitáis recurrir a técnicas de reproducción asistida. Nosotros, los profesionales, somos conscientes de vuestra preocupación y de la ansiedad que todo esto os genera.
También sabemos que es inevitable leer, consultar foros, amigas, conocidas, conocidas de las amigas... buscando "esa" solución mágica. Pero una vez dicho esto, lo que realmente va a hacer que consigáis lo antes posible vuestro deseo de ser madres es el poneros en manos de buenos profesionales. Son ellos los que deben de tener "evidencia científica" contrastada. A partir de allí transmitirles todas vuestras dudas, pero escuchad sus explicaciones y dejad que sean ellos los que os orienten sobre el camino a seguir y si merece la pena o no hacer "esa" técnica tan maravillosa sobre la que habéis oído hablar.
Antonio Urries. Director Unidad de Reproducción Asistida Hospital Quironsalud Zaragoza
El Director de la Unidad de Reproducción Asistida, Antonio Urries, publica en el Diario El País este artículo
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha publicado recientemente un informe en que pone de manifiesto el problema de la esterilidad que, de forma global, afecta a millones de personas en todo el mundo. La principal conclusión es demoledora: 1 de cada 6 personas de la población mundial sufrirá infertilidad en algún momento a lo largo de su vida.
El informe está basado en un meta análisis realizado sobre 133 estudios publicados en los últimos 30 años (1990-2021) sobre una población de entre 15 y 49 años de distintas partes del mundo y dentro de los objetivos de desarrollo sostenible (SDG) promovidos por la OMS, SDG 3: Garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos en todas las edades y SDG 5: Lograr la igualdad de género y empoderar a todas las mujeres y niñas.
Pero lo importante son los resultados. Según dicho estudio un 17.5% de la población mundial sufrirá problemas de infertilidad a lo largo de su vida (lifetime prevalence). Es cierto que se dan variaciones según la zona estudiada, siendo la más alta la encontrada en la zona del Pacífico oeste (23.2%) y la más baja la zona este del Mediterráneo (10.7%), pero lo que ha resultado curioso es que no se han encontrado diferencias en base al nivel de ingresos de cada país, si bien las causas de la infertilidad pueden ser diferentes. En Europa nos encontramos en la media (16.5%).
Hay quien duda que debamos considerar a la infertilidad como una enfermedad al uso, pero lo que no se puede discutir es que los problemas que genera afectan directamente al concepto de "salud pública" considerado de forma global con el término "One Health" que tanto nos gusta utilizar actualmente. La infertilidad es una enfermedad que provoca importantes problemas sociales que, según el país estudiado, pueden abarcar desde problemas psicológicos, económicos e incluso de violencia de género, frente a lo cual la mayoría de los países no disponen de políticas ni de servicios sanitarios adecuados.
Podemos pensar que esa es una cuestión que no nos afecta a nosotros en España. Nada más lejos de la realidad ya que son las mismas cifras que manejamos en nuestro país. Estamos en la media. 1 de cada 6 personas en España van a tener problemas de fertilidad a lo largo de su vida. Podemos presumir de servicios sanitarios, pero no podemos olvidar que también tenemos una tasa de natalidad de 1.2 hijos por mujer y necesitaríamos una tasa de reposición de 2.1 para mantener un equilibrio generacional que permita dar sostenibilidad a nuestra sociedad.
También tenemos nuestros propios problemas. Y el principal es el retraso de la edad en la que accedemos a la maternidad. En 1975 estaba cifrado en los 25 años y actualmente nos acercamos a los 33, que se convierten en 35 entre la población universitaria o que acceden a la vida laboral y esto tiene su coste en nuestra capacidad reproductiva y en los problemas de infertilidad consiguientes.
Frente a ello sólo hay dos opciones: o cambiamos la sociedad para facilitar el acceso a la maternidad en edades más tempranas o facilitamos el acceso a las técnicas de reproducción asistida (TRA). Aunque posiblemente ya ambas sean necesarias.
No voy a entrar en los cambios sociales que serían necesarios para la primera opción. Creo que actualmente se escapan a nuestro control. Pero si que es importante que la población (y nuestros gobiernos), sean conscientes del problema que genera este retraso y de que no hay un remedio mágico que lo solucione.
Disponemos de "soluciones técnicas" como son las Unidades de Reproducción Asistida de las que podemos presumir en España y ya un 10% de los nacimientos en nuestro país son mediante Técnicas de Reproduccion Asistida (TRA). Pero también vemos cómo la edad media de la población que acude a estas unidades se va incrementando paulatinamente. Ya estamos en los 39 años y posiblemente superemos pronto los 40, lo que puede suponer una dificultad añadida para el uso de sus propios gametos.
En conclusión. Espero que este informe de la OMS no caiga en saco roto y los organismos pertinentes en España tomen nota de que hay que trabajar. En ambas vías. Primero facilitando social y laboralmente la maternidad en edades "biológicamente" más adecuadas y segundo simplificando el acceso a las técnicas de reproducción asistida a aquella población que por motivos sociales desean (o se ven obligadas) a posponer su maternidad a edades más avanzadas, haciendo que ese tránsito por la infertilidad sea más rápido y menos costoso.
Lo que queda claro es que necesitamos una actuación urgente a nivel mundial para garantizar que todas las personas en todas las partes del mundo puedan conseguir formar su familia deseada.
El Dr. Antonio Urriés, director de la Unidad de Reproducción Asistida de Quirónsalud Zaragoza expone en este artículo de Science Media Centre su opinión sobre la última publicación en la revista Plos One, que asegura que investigadores de Estados Unidos han probado una nueva técnica para seleccionar espermatozoides y con ello aumentar las posibilidades de que el embrión sea de uno u otro sexo. La eficacia demostrada ronda el 80 %. Aunque algunos países como Estados Unidos permiten este tipo de procedimientos, en España están prohibidos salvo en casos de prevención de enfermedades ligadas a cromosomas sexuales. Los autores del artículo afirman que la selección de espermatozoides es más aceptable éticamente que la selección de embriones.
Reacción del Dr. Urriés
El objetivo, planteamiento y diseño del artículo es adecuado, aunque su utilidad práctica es limitada por diversos motivos. En primer lugar, su efectividad es limitada (alcanza únicamente el 80 %) y ya existen otros procedimientos con una efectividad similar. Por otra parte, se fundamenta en los mismos principios hasta ahora contemplados, como es la diferencia de densidad entre el espermatozoide que contiene el cromosoma "X" respecto al que contiene el "Y", por lo que tampoco aporta ningún punto diferencial en ese aspecto frente a lo ya existente. Por último, en referencia a la técnica utilizada y su reproducibilidad, no se puede valorar ya que no indica la técnica específica utilizada. En resumen, en mi opinión no aporta un valor añadido frente a lo ya existente más allá del impacto social que noticias como esta pueden tener.
No comparto [como dicen los autores] que sea más éticamente aceptable hacer una selección del sexo mediante el estudio del espermatozoide en vez de un diagnóstico sobre el embrión, ya que el condicionante ético considero que viene por el concepto en sí de "selección a la carta", más que por la técnica utilizada. Incluso desde el punto de vista de su eficacia, en la actualidad sería más ético hacer el diagnóstico sobre el embrión que sobre el espermatozoide por su mayor fiabilidad.
Debemos tener en cuenta que la Ley de Reproduccion Asistida (Ley 14/2006) en España considera Infracción Muy Grave la selección de sexo sin indicación, con una sanción que puede ir desde los 10.001 euros hasta un millón. Y es justo en ese concepto de "indicación" donde radica la limitación. La voluntad, por parte de una mujer o pareja, de tener un hijo de uno u otro sexo no puede considerarse una indicación médica. La ley 14/2006 de Reproducción Asistida indicaba claramente que la reproducción asistida debía tener una indicación clínica, y por ello permitía realizarla para evitar la transmisión de enfermedades hereditarias graves ligadas al sexo, como por ejemplo la hemofilia, alguna distrofia muscular como el Duchenne o el síndrome X frágil. La justificación radicaba en que los varones tenían una probabilidad alta de manifestar la enfermedad (50%), mientras que las mujeres siempre resultarían sanas.
Es de destacar que en esos momentos desconocíamos la mutación que originaba la enfermedad, por lo que no podíamos utilizar otros procedimientos más directos aun sabiendo que con esa selección de sexo también estábamos descartando un 50% de varones que hubieran sido sanos. Actualmente ya no se suele realizar en estos casos, ya que somos capaces de detectar la mutación sin necesidad de tener que seleccionar el sexo. En mi opinión, el permitir o no la aplicación de este tipo de selección sin indicación médica debería partir de un análisis profundo de la propia sociedad, analizando si en ese momento podría haber un desvío poblacional hacía uno u otro sexo como en su momento ocurrió en China. Una solución intermedia podría ser permitir la selección de un segundo hijo siempre que fuera de sexo distinto al primero.
En mi opinión, este trabajo no mejora la eficacia de técnicas ya existentes y tampoco aporta novedades en el procedimiento "de base", aunque no se puede valorar en detalle, ya que no describe el procedimiento utilizado. Únicamente podemos destacar el impacto social que noticias como esta pueden tener pero que, en España, tienen poco recorrido dada la legislación vigente.
Compartimos en este post el editorial de la revista de diciembre de 2022 de la Asociación para el Estudio de la Biología de la Reproducción (ASEBIR) escrita por Antonio Urries, presidente de ASEBIR y director de nuestra Unidad de Reproducción Asistida de Zaragoza, dirigida a todos los embriólogos
El pasado 9 de noviembre, Jennifer Aniston, famosa protagonista de la serie televisiva "Friends", sorprendió publicando en una entrevista a la revista "Allure" que se había sometido a tratamientos de fertilidad y la frustración que le generó no conseguir el embarazo deseado.
Por encima del carácter sensacionalista de la noticia que se genera al tratarse de un personaje conocido, debería servirnos a todos los profesionales involucrados en esta campo para reflexionar sobre dos puntos que quedan reflejados a lo largo de la entrevista. La falta de información que tiene la sociedad en general sobre su "biología reproductiva" y el riesgo que puede suponer el basar todo su proyecto reproductivo en "congelar unos óvulos"
Ambos puntos quedan reflejados en el artículo cuando la actriz, actualmente con 53 años, hace una revisión de todo lo sucedido en esos momentos y de cómo, incluso, tuvo que sufrir el ataque de la prensa que le tildaba de "egoísta" por hacer prevalecer (aparentemente) su carrera profesional frente a la maternidad, justo en una época en que se estaba sometiendo a todos esos fallidos tratamientos.
Creo que, sin duda, podemos ver reflejada esta situación en nuestra propia sociedad, pero sería un error y una injusticia responsabilizar a las mujeres por ello, como le pasó a Jennifer Aniston. La sociedad no se lo pone fácil.Y mucho menos a los más jóvenes. Competitividad laboral, condiciones imposibles de conciliación familiar, dificultad para independizarse,…situaciones en las que toda la información sirve de poco. Como me dijo un día una colega y amiga "cuando estas al borde de la pobreza dan igual la educación, la biología de la reproducción y cualquier proyecto de futuro. Dan igual las ganas y los deseos".
Pero aunque no esté en nuestras manos revertir esta situación, en lo que sí debemos asumir responsabilidad es frente a esa falta de información. Debemos de ser capaces de transmitir a la sociedad mensajes más ajustados que den respuesta a esas dos cuestiones. Por algo nuestra asociación incluye las palabras "Estudio de la Biología de la Reproducción" y trabajamos para ese fin. No solo para hacer tratamientos de reproducción asistida.
Y ese el llamamiento que os hago desde esta editorial. Cada uno de nosotros, desde nuestras unidades, y de forma global a través de nuestra asociación, deberíamos afrontar la tarea divulgativa de explicar a la sociedad no sólo como se hace una fecundación in vitro, sino también qué debe hacerse para no tener que acabar recurriendo a ella. Y si tienen que recurrir que sea en las mejores condiciones posibles.
Esta claro que tal como ha evolucionado la sociedad es difícil que volvamos a la situación de hace 50 años, cuando la edad media de embarazo apenas pasaban de los 20, pero la sociedad debe, por lo menos, ser consciente de los riesgos que corre si retrasa demasiado su maternidad y de las posibles opciones a las que puede recurrir si ve claro que ese retraso es inevitable.
Incluyendo naturalmente la criopreservación de óvulos. Pero no como "la opción" sino como "una opción cuando no hay otra opción" y nunca con el mensaje de que esa preservación le va a garantizar su futuro embarazo.
Siempre he pensado que debemos considerarnos profesionales de la reproducción, no sólo de la reproducción asistida, y ayudar a informar a la sociedad de que la vida es muy larga, pero la vida reproductiva no lo es tanto y no podemos permitir que acaben viniendo a nuestras consultas mujeres de más de 40 años que se sorprendan de que su maternidad está en peligro porque nadie les había avisado. Pero también deben saber que congelar unos ovulos no les va a garantizar ser madres en el futuro.
Desde ASEBIR os animamos a que asumáis esa responsabilidad en vuestros centros y promováis campañas divulgativas sobre la Biología de la Reproducción. Y sobre todo ayudar a las mujeres jóvenes (y sus parejas) a valorar su proyecto reproductivo y a la toma de decisiones cuando aún están a tiempo. No deberíamos permitirnos que, ni Jennifer Aniston ni nadie, dijera frases como la publicada en su reportaje: "ojalá alguien me lo hubiera dicho antes".
Luego, si es necesario, ya les explicaréis cómo se hace una preservación de óvulos o una fecundación in vitro.
Actualmente se considera que una de cada cinco parejas en edad fértil va a tener dificultades para conseguir un embarazo. Las Técnicas de Reproducción Asistida dan solución a la mayor parte de estos problemas, pero también generan importantes debates éticos y sociales. En este blog vamos a intentar no sólo marcar las bases de las técnicas diagnósticas y terapéuticas de que disponemos actualmente sino también debatir acerca de los últimos avances que vayan apareciendo. No podemos olvidar que estamos en el Primer Siglo después de Crisper (CRISPR-Cas9)
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