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Blog del Dr. Francisco Javier Bonilla Rodríguez. Psicólogo clínico del Servicio de Psiquiatría de los hospitales universitarios Fundación Jiménez Díaz y Rey Juan Carlos y especialista en Psicología Deportiva

  • ¿Qué puedo hacer cuando una emoción me desborda?

    Conocer cómo funcionan las emociones, comprenderlas y saber cómo regularlas son habilidades que resultarán en beneficio de nuestra salud física y mental.

    Dentro de una cultura que fomenta el estar felices y evitar a toda costa las emociones desagradables, debemos tener presente que todas las emociones existen por una razón: son necesarias para la supervivencia del ser humano y la vida en sociedad.

    2020 05 11 Qué puedo hacer cuando una emoción me desborda (1)Imagen en alta resolución. Este enlace se abrirá mediante lightbox, puede haber un cambio de contexto2020 05 11 Qué puedo hacer cuando una emoción me desborda (1)

    En cualquier momento podemos ser conscientes de nuestras emociones, sobre todo si son intensas. Cuando sentimos una emoción fuerte y nos paramos a escucharla, seguramente descubramos que se debe a que algo ha cambiado, algo nos ha afectado. Aunque las emociones son algo cotidiano, no resultan fáciles de comprender para todo el mundo, quizá por el énfasis que se ha hecho desde tiempo atrás en los procesos racionales e intelectuales.

    Las emociones se activan cuando nuestro aparato psíquico detecta algún cambio significativo, precisamente por eso son tan necesarias para la supervivencia. Para entender bien la importancia de las emociones pensemos en un ejemplo: cuando somos bebés dependemos completamente del cuidado de los adultos que nos rodean y sólo disponemos de la expresión emocional para comunicarnos con ellos. Gracias a la risa o el llanto del niño/a los padres entienden que el bebé necesita algo y se sienten atraídos a interactuar con él.

    Cómo podemos ver, las emociones no solo tienen una función adaptativa, sino también una función social.

    Veamos algunas de las funciones de la emoción para entender mejor su importancia:

    ·Alegría: es la emoción que nos une a los demás. También incrementa nuestra energía y capacidad de disfrute.

    ·Sorpresa: es una emoción que nos incita a la exploración y fomenta nuestra curiosidad e interés.

    ·Asco: nos ayuda a evitar estímulos desagradables y aumentar nuestros hábitos de higiene.

    ·Miedo: aunque es una emoción que no nos gusta sentir, tiene una importante función, protegernos escapando o evitando peligros.

    ·La ira: es la emoción que nos ayuda a defendernos y enfrentar obstáculos que bloquean la consecución de objetivos.

    ·Tristeza: de nuevo otra emoción que no nos damos permiso a sentir ni expresar, pero con una importante función. La tristeza nos permite una pausa en la vida para recuperarnos de algún acontecimiento doloroso. También fomenta que las demás personas se acerquen a nosotros para ayudarnos y así reintegrarnos de nuevo, poco a poco a las actividades de nuestra vida.

    2020 05 11 Qué puedo hacer cuando una emoción me desborda (2)Imagen en alta resolución. Este enlace se abrirá mediante lightbox, puede haber un cambio de contexto2020 05 11 Qué puedo hacer cuando una emoción me desborda (2)

    Como vemos, todas existen por algún motivo. Dejar que se expresen las emociones agradables y las desagradables, escucharlas y comprenderlas es fundamental para que cumplan esta función.

    El problema surge cuando la frecuencia, duración e intensidad de estas emociones son tan grandes que hacen que dejen de ayudarnos y nos causen dificultades y limitaciones en nuestra vida diaria. También es igual de problemático intentar "controlar" y bloquear una emoción, ya que impedir su expresión nos privará de que cumpla su cometido.

    Hasta aquí hemos visto el proceso de comprensión de nuestras emociones, ahora vamos a profundizar en la habilidad para saber regularlas cuando nos sintamos desbordados por ellas.

    Técnicas para la regulación emocional

    El concepto regulación emocional es acuñado por Gross en 1998, se refiere al proceso por el cual las personas influyen en sus emociones, en cuándo y cómo las experimentan y expresan.

    La desregulación implicaría la incapacidad para aceptar y gestionar las emociones o aquellos momentos en que la intensidad de la emoción es tan alta que interfiere con el autocontrol.

    Las técnicas para la regulación emocional van dirigidas a dar a las personas la capacidad para experimentar, influenciar, gestionar o expresar emociones de tal manera que faciliten la conducta dirigida a objetivos y no interfieran en la consecución de estos.

    2020 05 11 Qué puedo hacer cuando una emoción me desborda (3)Imagen en alta resolución. Este enlace se abrirá mediante lightbox, puede haber un cambio de contexto2020 05 11 Qué puedo hacer cuando una emoción me desborda (3)

    Hay dos estrategias generales para la regulación emocional:

    ·Dirigidas a la aceptación emocional:

    -Educación emocional en relación con conocer las distintas emociones, ponerle nombre, discriminarlas.

    -Expresión emocional ajustada a la situación, aumentando la tolerancia a estados emocionales difíciles y poniendo en marcha estrategias de autocontrol.

    -Comprender que las emociones nos están indicando algo sobre la situación, parar y escuchar qué información nos están dando.

    -Realización de Mindfulness, técnica dirigida a estar conectados con el presente, a través del cuerpo, los sonidos, los pensamientos…

    ·Estrategias de cambio:

    -Aumentar la actividad, la pasividad fomenta que se viva el malestar con más intensidad, lo que a su vez impide que se generen nuevas emociones.

    -Provocar la distracción en las situaciones en las que no se puede cambiar de actividad

    -aumentar las relaciones sociales.

    -Establecer pequeñas metas para resolver los problemas.

    -Desactivación de estados de ansiedad con técnicas de relajación como la respiración abdominal, la relajación de Jacobson o la visualización en imaginación de algún entorno agradable.

    -Exponerse a situaciones que se temen sin evitarlas, al mismo tiempo que se debe disminuir el contacto con eventos que generan excesivo malestar.

    En resumen, facilitar la expresión de nuestras emociones, comprenderlas y regularlas es importante para manejarnos en la vida, estar en sociedad y disfrutar de una buena salud física y mental.

    Francisco Javier Bonilla Rodríguez

    Adela Sánchez-Escribano Martínez

    Residentes de Psicología Clínica

    Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz

  • Si estoy triste, ¿tengo depresión?

    Comúnmente se piensa que estar triste implica tener depresión, pero la realidad es que son dos aspectos emocionales diferentes, en la medida en que, estar triste es una emoción adaptativa que todas las personas experimentan y estar deprimido es una enfermedad que solo algunas personas padecen.

    La tristeza es una de las emociones básicas que, junto con la ira, la alegría, el miedo, el asco y la sorpresa se van desarrollando a lo largo del crecimiento de los individuos, de forma que no nacemos con la capacidad para expresarla, pero este aprendizaje se produce muy tempranamente, entre los dos y los ocho primeros meses de vida ya están desarrolladas.

    2019 12 20 Si estoy triste, tengo depresión 2Imagen en alta resolución. Este enlace se abrirá mediante lightbox, puede haber un cambio de contexto2019 12 20 Si estoy triste, tengo depresión 2

    Las emociones tienen diferentes funciones, entre las que se encuentran:

    ·Función adaptativa: facilita el ajuste a nuevas condiciones del entorno.

    ·Función social: informa al otro sobre como estamos y permite a los demás anticipar nuestras conductas.

    ·Función motivacional: las emociones potencian y dirigen nuestras conductas.

    Debido a todo esto, la tristeza es adaptativa ya que permite que nos adaptemos a la situación que estamos viviendo, motiva y dirige nuestro comportamiento para realizar los cambios necesarios para encontrarnos mejor, además de informar a nuestro entorno sobre como nos sentimos y de esta manera facilita conductas de atención, acercamiento y cuidado por parte de los demás.

    Sin embargo, la depresión implica un estado emocional que es desadaptativo en la medida en la que no permite a la persona continuar con su rutina diaria y dirigirse a sus objetivos, bien por la intensidad de la tristeza y/o por la elevada frecuencia con la que aparece, pero además tienen que aparecer otros síntomas.

    De forma obligatoria para el diagnóstico de depresión la persona debe tener un estado de ánimo depresivo la mayor parte del día, casi cada día y/o manifestar disminución del interés en los eventos que habitualmente le gustaban, o un empobrecimiento en la capacidad para experimentar placer mientras las realiza, durante al menos dos semanas, junto con al menos cuatro síntomas entre los que están:

    ·Insomnio o necesidad excesiva de dormir.

    ·Conductas enlentecidas o por el contrario agitación, que sea observable por los demás.

    ·Fatiga, pérdida de energía.

    ·Sentimientos de inutilidad o de culpa, excesivos o inapropiados.

    ·Disminución de la capacidad para pensar o concentrarse, o indecisión.

    ·Pensamientos recurrentes de muerte o de suicidio.

    A pesar de que hay unos criterios comunes para identificar esta enfermedad, la realidad es que las personas que la padecen pueden experimentar síntomas y estados completamente diferentes unas a las otras, incluso una misma persona que tiene diferentes episodios depresivos a lo largo de su vida, la forma en que los viva pueden no tener mucho en común.

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    Por todo lo anterior, la depresión en una enfermedad mental que requiere un tratamiento especializado, sin embargo en la práctica clínica lo que nos encontramos es, que desde el inicio de ésta hasta que la persona llega a las consultas de Salud Mental ha pasado por muchos sitios y tomado decisiones, que en pocas ocasiones han mejorado la situación en la que se encuentra, como pueda ser, tomar un tratamiento farmacológico que le ha recomendado un familiar porque a él le vino bien, haber acudido a personas que nada tienen de especialistas en busca de una cura inmediata, o por el contrario sentirse tan avergonzados por percibir que están pasando por un momento vital difícil que no pueden superar ellos mismos, retrasando la petición de ayuda.

    Por el contrario, la tristeza no requiere de tratamiento, pero también encontramos gente que ante esta emoción demandan, o mucho más peligroso, comienzan un tratamiento por su cuenta ante el malestar que perciben, devolviéndose a sí mismos el mensaje de que no es válido lo que están sintiendo, impidiendo que otros puedan acompañar, consolar y contener la emoción, además de no poder generar cambios en el entorno que resultarían muy adaptativos y beneficiosos.

    Es importante tener en cuenta estas diferencias para poder identificar los casos en que es necesario pedir ayuda a profesionales, de los que son estados habituales en las personas, pero en ambos casos es necesario permitirse atender a la emoción, escucharla y compartir con su entorno cómo se encuentran.

    "Las personas auténticas viven como sienten"


    Adela Sánchez-Escribano

    Residente del Servicio de Psicología

    Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz

  • Cómo la actividad física y el ejercicio ayudan a tratar y prevenir la depresión

    El término depresión, en el lenguaje coloquial, parece ser una palabra muy conocida y utilizada por la mayoría de la población. Solemos usarla como sinónimo de un estado de ánimo bajo puntual, incluso cuando tenemos un mal día… Pero, desde un punto de vista clínico, la depresión consiste en un síndrome claramente definido que resulta muy incapacitante para la persona que lo sufre.

    2018 12 10 Depresión y ejercicio 1Imagen en alta resolución. Este enlace se abrirá mediante lightbox, puede haber un cambio de contexto2018 12 10 Depresión y ejercicio 1

    La depresión engloba multitud de síntomas, pero los principales y necesarios para su diagnóstico son una profunda sensación de tristeza y la incapacidad de disfrutar. A estos síntomas le acompañan correlatos fisiológicos como insomnio, agitación, irritabilidad, pérdida o ganancia de peso acusados…

    La depresión es una enfermedad muy limitante y, de hecho, para la persona que la sufre puede serle imposible levantarse de la cama. Se pueden llegar abandonar las tareas cotidianas, el trabajo y el propio autocuidado, incluyendo por supuesto el ejercicio físico. Esto se entiende, ya que la persona se siente incapaz de llevar a cabo estas actividades y también ha perdido la capacidad de disfrutar de ellas; por lo tanto, la probabilidad de realizarlas se reduce mucho.

    En esta ocasión vamos a hablar del importante papel que juegan la psicología y el ejercicio físico en uno de los trastornos de más prevalencia en la actualidad. Tomando como referencia los programas de tratamiento para la depresión basados en el conductismo, se trataría de promover cambios que posibiliten al paciente acceder a estímulos positivos y a mejorar habilidades personales. La finalidad: acceder a un mayor número de estímulos positivos que resulten reforzantes.

    2018 12 10 Depresión y ejercicio 3Imagen en alta resolución. Este enlace se abrirá mediante lightbox, puede haber un cambio de contexto2018 12 10 Depresión y ejercicio 3

    El aumento de la actividad es un objetivo prioritario en el tratamiento de esta enfermedad mental, y el ejercicio físico en particular ha demostrado ser un tratamiento eficaz de la depresión. El ejercicio pautado y supervisado es una de las mayores ayudas, tanto para prevenir como para superar este trastorno del estado de ánimo. Hay que tener en cuenta que, además del refuerzo positivo, el ejercicio libera endorfinas que mejoran el ánimo y, en el plano interpersonal, proporciona un gran refuerzo social cuando se realiza en compañía de otras personas.

    Una de las metas fundamentales para la mejora de los síntomas es la recuperación de las actividades que hacía la persona antes de enfermar. Eso sí, poco a poco. Siempre se debe seguir un ritmo gradual en el aumento del nivel de actividad para asegurar el éxito de esta herramienta terapéutica. El ejercicio físico bien pautado, por profesionales tanto del deporte cómo de la salud, puede hacer que la persona vuelva a recuperar las buenas sensaciones, que vuelva a disfrutar y que se vuelva a sentir capaz.

    En esta ocasión nos hemos centrado en hablar de la activación conductual, y más en concreto, de la actividad física. Pero lo cierto es que, según la gravedad y duración de la depresión, se puede requerir de tratamientos multimodales que nos ofrezcan las mejores herramientas terapéuticas. Es importante ayudar al paciente con los problemas que suelen acompañar a este estado de ánimo, como las dificultades cognitivas, la activación fisiológica, las alteraciones de la alimentación, los problemas de sueño… La mejora de estas áreas es de gran utilidad, ya que suponen un gran impacto en el día a día del paciente.

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    En definitiva, la depresión como síndrome clínico supone un problema de gran prevalencia en la población, con tendencia a la recurrencia y a la comorbilidad. Es importante saber distinguir el estado de ánimo triste, que es normal y adaptativo, de la enfermedad incapacitante que supone la depresión. Debemos tratar de mejorar y prevenir este trastorno con todas las herramientas que nos ofrece la psicología, y entre estas herramientas, una de las más potentes es el ejercicio físico regular.



    Dr. Francisco Javier Bonilla Rodríguez

    Residente del Servicio de Psicología

    Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz

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