El 78% de los cánceres de mama se diagnostican tras la menopausia: claves para entender este riesgo creciente

La menopausia marca un punto de inflexión en la vida de las mujeres. Más allá de los cambios hormonales y síntomas habituales como los sofocos, el insomnio o las alteraciones del ánimo, esta etapa biológica está estrechamente vinculada con una mayor incidencia del cáncer de mama. Así lo explica la Dra. Esther Suárez, responsable de la Unidad de Mama en el equipo de la Unidad de la Mujer del Hospital Ruber Internacional, quien subraya la importancia de profundizar en esta relación para reforzar la prevención y mejorar la salud a largo plazo.
"La menopausia no causa cáncer de mama, pero sí coincide con un momento en el que el riesgo aumenta por distintos factores biológicos y metabólicos", señala la especialista. El impacto es significativo: el 78% de los casos de cáncer de mama diagnosticados en España corresponde a mujeres posmenopáusicas, una cifra que evidencia la necesidad de extremar el seguimiento clínico en esta etapa.
El cáncer de mama sigue siendo el tumor más frecuente en mujeres. Solo en 2024, se detectaron en España casi 39.000 nuevos casos, aunque la supervivencia se sitúa en cifras muy altas, cercanas al 90%, especialmente cuando el diagnóstico es precoz.
La edad, el factor de riesgo más determinante
Imagen en alta resolución. Este enlace se abrirá mediante lightbox, puede haber un cambio de contextoAunque la menopausia coincide con un aumento de la incidencia, la edad es el principal factor implicado en el riesgo de desarrollar cáncer de mama. "A medida que cumplimos años, aumentan las probabilidades de padecer cualquier tipo de tumor. Sin embargo, en el cáncer de mama confluyen además otros elementos propios de la etapa posmenopáusica", explica la Dra. Suárez.
Entre esos factores destacan:
1. La exposición hormonal acumulada
A pesar de que las hormonas disminuyen tras la menopausia, el organismo ha estado expuesto a ellas durante décadas. La especialista recuerda que "una menarquia temprana o una menopausia tardía aumentan el tiempo de exposición a los estrógenos, y eso influye en el riesgo de desarrollar cáncer de mama".
2. El aumento de la grasa corporal
Tras la menopausia, es habitual que se incremente la cantidad de grasa corporal. El tejido adiposo produce pequeñas cantidades de estrógenos que pueden seguir influenciando a los tumores hormonodependientes. "El 70% de los cánceres de mama responden a hormonas. Por eso, el aumento del tejido graso es un factor relevante", comenta la doctora.
3. La terapia hormonal sustitutiva (THS)
La THS es utilizada para aliviar los síntomas más intensos de la menopausia. Según la Dra. Esther Suárez, "no está contraindicada, pero su uso prolongado, especialmente cuando combina estrógenos y progesterona, puede incrementar el riesgo. Es fundamental individualizar cada caso". La valoración médica previa y el control periódico son esenciales para minimizar riesgos.
Factores modificables: un papel decisivo en la prevención
Pese a que ciertos factores —como la edad o los antecedentes genéticos— no pueden modificarse, existen estrategias efectivas que reducen el riesgo de desarrollar cáncer de mama en la etapa posmenopáusica.
"La prevención es una herramienta poderosa, especialmente cuando sabemos que hay comportamientos y hábitos que pueden reducir significativamente el riesgo", afirma la Dra. Suárez. Entre las recomendaciones destacan:
- Mantener un peso adecuado para evitar la producción adicional de estrógenos desde el tejido adiposo.
- Realizar actividad física regularmente, lo que mejora parámetros metabólicos y hormonales.
- Evitar el sedentarismo, no fumar y moderar el consumo de alcohol, factores todos ellos asociados a un mayor riesgo de cáncer.
- Acudir a revisiones periódicas, incluyendo mamografías y controles ginecológicos.
- Valorar cuidadosamente la THS, siempre con supervisión médica.
Detección precoz: la clave de la supervivencia
Gracias a los programas de cribado, la mayor concienciación y los avances médicos, el cáncer de mama presenta hoy una de las tasas de supervivencia más altas entre los tumores. "En fases iniciales, la enfermedad es altamente tratable y las opciones terapéuticas son más eficaces", recuerda la Dra. Suárez.
Los programas de cribado españoles, basados en mamografías periódicas, permiten detectar tumores cuando aún no presentan síntomas. La especialista insiste en que "detectar el cáncer de mama en sus primeras etapas marca la diferencia entre un tratamiento menos agresivo y uno más complejo".
La prevención, el autocuidado, el control del peso y el seguimiento clínico regular son, por tanto, pilares fundamentales para reducir la incidencia y mejorar el pronóstico.
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