Bebés prematuros: nuevos comienzos que requieren apoyo y acompañamiento pediátrico

Cuando un bebé llega al mundo antes de tiempo, las emociones se mezclan: alegría, preocupación, incertidumbre. Los primeros meses son el periodo más importante para su desarrollo, y el acompañamiento médico y familiar resulta esencial en estos casos.

En España nacen cada año alrededor de 28.000 bebés prematuros, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Su llegada anticipada va acompañada de un mayor número de controles médicos, una atención continuada y personalizada, sin olvidar el proceso de adaptación que supone para las familias esta nueva realidad.

"Cada bebé prematuro es distinto: su desarrollo, sus ritmos y sus necesidades pueden variar mucho. Por eso, el seguimiento individualizado es fundamental", explica la Dra. Pérez Pardo, jefa del Servicio de Pediatría del Hospital Universitari General de Catalunya.

bebes-prematuros-apoyo-familiasPrepararse para la llegada a casa

El desarrollo de un prematuro no puede compararse con un bebé nacido a término, al menos hasta los 2 años, y, por ello, suelen requerir cuidados más delicados, tanto en el hospital como en casa.

El seguimiento tras el alta hospitalaria es una pieza esencial. Durante los primeros meses, las revisiones permiten ajustar la alimentación, controlar el crecimiento y detectar de forma precoz posibles complicaciones respiratorias, digestivas o neurológicas.

"Tras el alta hospitalaria, hay que recordar que sigue siendo un bebé prematuro. Esto supone que su sistema inmunitario es más vulnerable y debemos tomar algunas precauciones al llegar a casa", sostiene la especialista en Pediatría.

La Asociación Española de Pediatría (AEP) establece una serie de recomendaciones clave para garantizar el bienestar del bebé prematuro en casa:

• Crear un entorno tranquilo, con luz tenue y sin estímulos excesivos. Un bebé prematuro precisa de un entorno tranquilo, con iluminación tenue y donde los ruidos sean los mínimos posibles.

• Mantener la temperatura ambiente entre 20 °C y 22 °C. No es conveniente que el bebé tenga frío, pero tampoco demasiado calor.

• Limitar las visitas, especialmente en los primeros días o en épocas de alta circulación vírica.

• Extremar la higiene de manos.

• En caso de tener mascotas, mantenerlas fuera de la zona de dormir del bebé.

Consejos prácticos para el día a día

1. El sueño: los prematuros necesitan un entorno tranquilo, con horarios regulares y pocas interrupciones. Asegurar una buena calidad de sueño es clave porque favorece su desarrollo y maduración. Es muy importante asegurar que la posición para dormir siempre sea boca arriba.

2. Una alimentación adaptada: la lactancia materna, si es posible, es la opción más recomendable ya que la leche materna se considera el mejor alimento para el bebé, fortalece las defensas y previene posibles enfermedades. En los casos no es posible o se opta por una alimentación mixta, los pediatras determinarán cuál es la mejor opción y cómo hacerlo.

3. El momento del baño: la frecuencia ideal son 2-3 veces por semana. Se recomienda una temperatura del agua entre 35-37 °C y una duración corta, de 5-10 minutos porque les cuesta más mantener la temperatura corporal. Podemos hablarle o cantarle mientras lo bañamos para ayudarle a sentirse relajado y seguro.

4. Primeros paseos: los paseos al aire son beneficios para el bebé eso sí, se debe evitar el contacto directo con el sol porque su piel es todavía muy sensible. Por eso, es recomendable evitar las horas centrales del día. Además, si el bebé ha nacido en época de alta circulación vírica, se aconseja limitar su exposición a espacios cerrados concurridos.

5. Estimulación progresiva: juegos sencillos, caricias, música suave o hablarles con voz tranquila estimulan sus sentidos sin sobreestimularlos. El contacto físico y las interacciones suaves favorecen el desarrollo sensorial y emocional del bebé y ayuda a construir un vínculo seguro.

Apoyo a las familias: una necesidad

El nacimiento prematuro impacta en la salud emocional de las familias. Inseguridad, miedo a hacer "algo mal", o la sensación de vigilancia constante son frecuentes. Validar estas emociones y contar con un equipo pediátrico accesible, que acompañe sin juzgar y dé pautas claras, forma parte del proceso.

"Aprender a observar sin angustia es una habilidad que los padres adquieren con el tiempo", señala la Dra. Pérez Pardo. "Nuestro objetivo como especialistas es guiar, prevenir y dar seguridad en un momento muy sensible para las familias", sostiene.

El desarrollo de un bebé prematuro no se mide en semanas de calendario, sino en progresos reales. Cada avance, por pequeño que parezca, representa un logro enorme.

"El trabajo conjunto entre padres y profesionales es la base del éxito. Nosotros aportamos la experiencia médica; ellos, la dedicación y el amor incondicional. Esa alianza es la que realmente marca la diferencia", concluye la jefa del Servicio de Pediatría del Hospital Universitari General de Catalunya.