Enfermedades pulmonares crónicas, un impacto que va más allá de la respiración

Enfermedades pulmonares crónicas, un impacto que va más allá de la respiración

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2 de diciembre de 2025
Hospital Universitari General de Catalunyaes/red-centros/hospital-universitari-general-catalunya

Convivir con una enfermedad respiratoria crónica - como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), la fibrosis pulmonar o el asma – afecta a la manera en que las personas se relacionan con su cuerpo, gestionan su energía y sostienen su ritmo cotidiano. Influye en su estado ánimo, en la confianza para afrontar el día a día y en la percepción que tienen de su bienestar.

De entre estas patologías, la más frecuente es la EPOC, que afecta a 3 millones de hombres y mujeres en España, de acuerdo con los datos de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR) y la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMGF). Comprender su impacto en la vida de los pacientes exige ir más allá de los síntomas físicos.

"Cuando una enfermedad pulmonar altera la manera en que nos movemos, descansamos o afrontamos el día a día, también transforma cómo nos sentimos. Por eso el acompañamiento psicológico resulta clave en estos pacientes", explica el Dr. Antonio Arumí, jefe del Servicio de Psiquiatría y Psicología del Hospital Universitari General de Catalunya.


Escuchar nuestro cuerpo para intervenir de forma temprana

La prevención y la detección precoz siguen siendo las herramientas más eficaces para reducir el impacto de las enfermedades respiratorias crónicas. Sin embargo, cerca del 75% de los casos de EPOC en España no están diagnosticados, según la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR).

Esta cifra refleja la importancia de seguir concienciando y visibilizando este tipo de patologías para acudir al médico antes los primeros signos de alerta. Los primeros síntomas pueden pasar inadvertidos o atribuirse a diversos factores, pero hay algunos que deben llevar a pensar en la necesidad de una valoración médica:

  • Dificultad para respirar (disnea), especialmente al caminar, subir escaleras o realizar actividades habituales.

  • Tos crónica, con o sin mucosidad.

  • Sibilancias, los conocidos "pitidos" al respirar.

  • Fatiga mantenida o pérdida progresiva de energía.

  • Infecciones respiratorias recurrentes.

Las revisiones periódicas y las pruebas de función pulmonar permiten actuar antes de que los síntomas limiten la vida diaria. A veces, el primer paso es tan simple como escuchar el cuerpo sin normalizar el cansancio.


El impacto emocional: un factor a tener en cuenta

Las enfermedades respiratorias crónicas alteran rutinas tan básicas como caminar, hablar o dormir. Y es que las personas que conviven con EPOC presentan un mayor riesgo de experimentar ansiedad y depresión. La dificultad para respirar, la fatiga y la pérdida progresiva de autonomía influyen directamente en cómo se sienten, cómo se relacionan con su entorno y cómo gestionan su rutina diaria.

Tres de cada diez pacientes en España con EPOC presentan síntomas de ansiedad al aplicar lo que se conoce como escala HADS (Hospital Anxiety and Depression Scale, por sus siglas en inglés), que puntúa los nivel de ansiedad y depresión. Asimismo, entre el 20% y el 40% de las personas con EPOC presenta síntomas depresivos, con mayor prevalencia en fases avanzadas de la enfermedad y en pacientes con limitación funcional más marcada.

Este impacto emocional influye en la adherencia al tratamiento, la actividad física, el descanso y, en última instancia, en la evolución de la propia enfermedad. Entre las manifestaciones emocionales más frecuentes está:

  • Miedo anticipatorio ante la falta de aire o actividades que antes realizaban sin dificultad.

  • Frustración por la pérdida progresiva de autonomía o de capacidad funcional.

  • Aislamiento social, al evitar esfuerzos o actividades fuera de casa.

  • Culpabilidad o resignación, al sentir que la enfermedad condiciona la rutina diaria.

  • Fatiga emocional, disminución del ánimo y deterioro progresivo de la calidad de vida.

"Este círculo —donde la dificultad respiratoria genera malestar emocional y el malestar incrementa la percepción de falta de aire— requiere un abordaje conjunto desde el inicio", afirma el especialista. "Abordar lo que la enfermedad significa en la vida del paciente mejora su estabilidad, su motivación y su capacidad para seguir el tratamiento", explica el Dr. Arumí.


Cuidado integral para mejorar la calidad de vida

Vivir con una enfermedad pulmonar crónica requiere una adaptación continua. Los tratamientos, las revisiones y los ajustes en la rutina diaria pueden generar desgaste emocional, tanto en los pacientes como en las personas que les acompañan. Por eso, disponer de un equipo que integre el seguimiento respiratorio con apoyo psicológico resulta esencial para sostener el bienestar a largo plazo.

Los programas de educación respiratoria, los grupos de apoyo y la psicoterapia ayudan a gestionar la ansiedad, mejorar el control del estrés y reforzar la capacidad del paciente para afrontar su día a día. Una mejor función respiratoria también favorece una mayor estabilidad emocional: pensar con claridad, descansar mejor y recuperar sensación de control.

"Cuando cuidamos la salud emocional y la respiratoria de forma conjunta, los pacientes recuperan estabilidad, seguridad y la capacidad de sostener su bienestar en el día a día", concluye el jefe del Servicio de Psiquiatría y Psicología del Hospital Universitari General de Catalunya.


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