Incontinencia urinaria

¿Cuáles son las soluciones para la pérdida de orina? Todo sobre las causas y los tratamientos para la incontinencia urinaria.

Síntomas y causas

La incontinencia urinaria es la pérdida de control de la vejiga que produce un aumento de la necesidad y la urgencia de orinar e, incluso, puede ocasionar pérdidas de orina en determinadas circunstancias.

Esta enfermedad es más compleja de lo que puede parecer, ya que existen diferentes tipos de incontinencia urinaria y cada uno de ellos tiene sus propias causas y síntomas. Los más destacados son:

  • Incontinencia urinaria de esfuerzo o por estrés: cuando se ejerce cualquier presión sobre la vejiga, como toser, estornudar, reírse o levantar peso.
  • Incontinencia urinaria de urgencia: es habitual en las personas mayores y ocasiona tanto una necesidad imperiosa de ir al baño como pérdidas de orina.
  • Incontinencia urinaria mixta: es la combinación de varios tipos diferentes. Normalmente, la de urgencia y la de esfuerzo.
  • Incontinencia urinaria funcional: no se puede retener la orina en la vejiga por motivos que no están relacionados con una alteración del sistema urinario.
  • Incontinencia urinaria por rebosamiento: la vejiga no consigue vaciarse por completo, por lo que se llena rápidamente.

En muchas ocasiones, los cambios de hábitos y los ejercicios de rehabilitación solucionan el problema sin necesidad de abordajes menos conservadores. No obstante, hay casos en los que es necesario recurrir a los medicamentos o la cirugía.

Síntomas

Los síntomas comunes a todos los tipos de incontinencia urinaria son:

  • Pérdidas de orina.
  • Aumento de las micciones.
  • Urgencia para orinar.

Causas

La incontinencia urinaria puede estar provocada por causas muy diferentes. Entre las más destacadas se encuentran:

  • Infección en las vías urinarias.
  • Embarazo.
  • Prolapso del suelo pélvico.
  • Envejecimiento del músculo de la vejiga.

Además, cada uno de los tipos tiene sus propios orígenes:

  • Incontinencia de esfuerzo: debilidad de los músculos del suelo pélvico o colocación anormal de la vejiga.
  • Incontinencia de urgencia: puede deberse a una vejiga hiperactiva, a una infección en las vías urinarias, a trastornos neurológicos, a los cambios hormonales durante la menopausia o a un agrandamiento de la próstata.
  • Incontinencia funcional: deriva de otras enfermedades como el Alzheimer o las discapacidades físicas y mentales.
  • Incontinencia por rebosamiento: pueden causarla algunos medicamentos o la presencia de tumores o cálculos en el sistema urinario.

Factores de riesgo

Los factores que aumentan el riesgo de sufrir incontinencia urinaria más destacados son:

  • Ser mujer: tanto los cambios del cuerpo durante el embarazo y el parto como los efectos de la menopausia las hacen más propensas a manifestar esta enfermedad.
  • Envejecimiento: los músculos de la vejiga pierden fuerza y esta pérdida aumenta con la edad.
  • Paridad. La incontinencia urinaria aumenta con el número de partos, sobre todo partos vaginales.
  • Antecedentes familiares.
  • Diabetes.
  • Enfermedades neurológicas.
  • Discapacidad física o mental.
  • Obesidad.

Complicaciones

Las pérdidas de orina afectan negativamente a la calidad de vida de las personas, así como a sus relaciones sociales. Además, la incontinencia puede derivar en infecciones urinarias o en problemas cutáneos en las zonas que permanecen húmedas más tiempo de lo habitual.

Prevención

No existe una forma de prevenir la incontinencia urinaria por completo. No obstante, si se mantiene un peso adecuado, se evitan alimentos y bebidas diuréticas y se hacen ejercicios que fortalezcan el suelo pélvico, las probabilidades de sufrirla disminuyen notablemente.

¿Qué médico trata la incontinencia urinaria?

La incontinencia urinaria puede tratarla un urólogo o un ginecólogo, en el caso de las mujeres.

Diagnóstico

Los especialistas recurren a diferentes métodos para diagnosticar la incontinencia urinaria. Los más utilizados son:

  • Exploración física y evaluación de los síntomas.
  • Diario miccional: refleja la frecuencia con la que se orina y las posibles pérdidas sufridas durante tres o cuatro días, además de tener en cuenta los alimentos y bebidas ingeridos.
  • Cuestionario de incontinencia urinaria (ICIQ-SF): muestra la percepción que tiene cada paciente sobre su situación de incontinencia y cómo afecta a su vida diaria.
  • Flujometría: para valorar la cantidad de orina que se expulsa por segundo.
  • Pad test: evalúa la gravedad de la incontinencia, ya que registra el volumen de orina perdida en 24 horas.
  • Medición de residuo postmiccional: permite conocer la cantidad de orina que permanece en la vejiga después de ir al baño.
  • Análisis de orina: detecta infecciones.

Tratamiento

Existen diferentes tratamientos para la incontinencia urinaria que se eligen dependiendo de las necesidades de cada paciente y de las características de la propia enfermedad. Los abordajes más habituales son:

  • Modificación de la conducta: consiste en acostumbrar a la vejiga a retrasar el momento de miccionar. Para ello, se contiene la orina durante un tiempo cada vez que se sientan ganas, comenzando con diez minutos hasta llegar a posponerlo algunas horas.

Para tratar la incontinencia por rebosamiento, se recomienda orinar dos veces. Es decir, ir al baño cuando se tienen ganas y volver después de unos minutos.

  • Ejercicios para la pérdida de orina o de Kegel: este entrenamiento sirve para fortalecer los músculos del suelo pélvico. Son muy sencillos de hacer, solo hay que contraer el músculo al igual que se hace para retener la orina durante unos segundos (entre tres y cinco), relajar durante el mismo periodo de tiempo y repetirlo diez veces. Lo ideal es hacer cada serie tres veces al día.
  • Medicamentos: suelen tratar la incontinencia por esfuerzo o la de urgencia. Se suele recurrir a fármacos que ayuden a relajar los músculos de la vejiga o a estrógenos, especialmente en los casos de mujeres en la menopausia.
  • Cirugía: se realizan operaciones cuando las terapias anteriores no han funcionado como se esperaba. Normalmente, se coloca una malla transobsturadora (TOT) debajo de la uretra con un abordaje mínimamente invasivo, ya que se inserta a través de una incisión en la vagina. En algunas ocasiones, se puede aplicar inyecciones de neuromoduladores en la pared de la vejiga para disminuir la actividad de los nervios que la controlan.
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