Mononucleosis
¿Qué es y cómo se contagia la mononucleosis? Información sobre las causas, los síntomas y los tratamientos de la conocida como «enfermedad del beso».
Síntomas y causas
La mononucleosis es una enfermedad infecciosa causada principalmente por el virus de Epstein-Barr (el virus herpes humano tipo 4) y que suele remitir por sí sola en el plazo de dos o tres semanas.
Como se transmite por contacto directo con la saliva de una persona infectada, se conoce popularmente como «la enfermedad del beso». El contagio, además de a través de los besos, se produce al compartir objetos que contienen saliva (cepillos de dientes, vasos, cubiertos) o mediante la tos y los estornudos.
Los adolescentes y los jóvenes son más propensos a contraer la mononucleosis y a presentar todos sus síntomas, entre los que destacan la fiebre y la faringitis, mientras que los niños suelen ser asintomáticos y pasar la enfermedad sin ser diagnosticados.
El periodo de incubación de la mononucleosis es de entre dos y cuatro semanas, a veces incluso 50 días. En este tiempo no se presentan síntomas, pero sí que puede contagiarse la enfermedad. Una vez contraída, los pacientes son portadores de la mononucleosis de por vida. Por norma general, el virus se mantiene latente, pero puede llegar a la saliva y provocar el contagio a pesar de manifestar síntomas de enfermedad.
Síntomas
A pesar de que en algunos casos los síntomas se manifiestan de repente, la mayoría de los pacientes comienzan a sentir malestar general, dolor abdominal o astenia antes de presentar los signos característicos de la mononucleosis:
- Fiebre alta.
- Cansancio.
- Inflamación de los ganglios linfáticos ubicados en las cervicales o en la parte posterior de la cabeza (occipitales).
- Faringitis: inflamación de la faringitis.
- Amigdalitis: inflamación de las amígdalas.
- Esplenomegalia: aumento del tamaño del bazo.
- Sarpullido.
- Dolor de cabeza.
Causas
El principal causante de la mononucleosis es el virus Epstein-Barr. No obstante, también puede provocarla el Citomegalovirus o el parásito Toxoplasma gondii.
Factores de riesgo
El riesgo de padecer mononucleosis aumenta en los siguientes casos:
- Tener entre 4 y 12 años, ya que en esta franja de edad la incidencia es mayor.
- Tener contacto estrecho con una persona infectada.
- Haber tenido la enfermedad previamente.
Complicaciones
La mononucleosis no suele revestir gravedad, pero algunas de sus complicaciones sí que pueden serlo. Las más destacadas son:
- Rotura del bazo por un aumento excesivo que provoca un dolor agudo.
- Hepatitis: inflamación del hígado.
- Ictericia: color amarillento del blanco de los ojos y de la piel.
- Anemia: falta de glóbulos rojos en la sangre.
- Trombopenia: disminución del número de plaquetas sanguíneas.
- Meningitis: inflamación de la meninge (membrana que rodea el cerebro y la médula espinal).
- Encefalitis: inflamación del cerebro.
- Neumonía.
Prevención
Es complicado prevenir el contagio de la mononucleosis debido a su largo periodo de incubación asintomático y a la posibilidad de producir el contagio tras meses o años después de haber padecido la enfermedad. La recomendación general es no compartir utensilios que entran en contacto con la saliva y el lavado frecuente de manos.
¿Qué médico trata la mononucleosis?
Los expertos en pediatría, los medicina general y enfermedades infecciosas se encargan del diagnóstico y tratamiento de la mononucleosis.
Diagnóstico
El diagnóstico de la mononucleosis se basa en las siguientes pruebas:
- Anamnesis: información sobre el estado de salud general del paciente y sus hábitos de vida, así como de sus antecedentes médicos y familiares.
- Estudio de los síntomas: normalmente, el cuadro clínico sirve para que el especialista sospeche de la enfermedad.
- Análisis de sangre: la confirmación del diagnóstico se lleva a cabo interpretando los resultados del laboratorio:
- Aumento de leucocitos (glóbulos blancos).
- Elevación de las transaminasas, aunque no en todos los casos.
- Presencia de anticuerpos heterófilos, que indican la presencia de una infección.
- Detección de anticuerpos específicos para el virus Epstein-Barr.
Tratamiento
El tratamiento de la mononucleosis se centra en paliar los síntomas. Para ello, se utilizan los siguientes medicamentos:
- Antitérmicos para bajar la fiebre.
- Antiinflamatorios para reducir la hinchazón de las amígdalas, la faringe y los ganglios linfáticos.
- Analgésicos para calmar el dolor.
- Corticoides para mitigar el dolor y bajar la inflamación.
- Antibióticos para tratar las infecciones secundarias, aunque se recomienda evitar los derivados de la penicilina para evitar el sarpullido.
- Cuidados físicos: beber muchos líquidos (principalmente, agua y zumos de frutas) y evitar la actividad física y deportiva. El reposo relativo se debe mantener hasta que el bazo recupere su tamaño original.