Hipertensión

¿Cuáles son las consecuencias de tener la tensión alta? Toda la información sobre las causas, los síntomas y los tratamientos de la hipertensión.

Síntomas y causas

La hipertensión arterial es un aumento mantenido de la fuerza que ejerce la sangre en movimiento sobre las paredes de las arterias a medida que el corazón bombea para mantenerse en circulación. Ese aumento en la tensión arterial implica un sobreesfuerzo cardiaco y una mayor presión sobre la red arterial.

La presión arterial tiene dos componentes:

  • Presión arterial sistólica: la fuerza del flujo de la sangre cuando esta se bombea fuera del corazón (momento de máxima presión).
  • Presión arterial diastólica: la presión entre latidos, cuando el corazón se está llenando de sangre (momento de mínima presión).

La presión arterial se mide en milímetros de mercurio (mmHg). En general, se considera tensión alta a unos valores superiores a 140 mmHg de presión sistólica y por encima de 90 mmHg de presión diastólica. A partir de los 65 años, los valores normales de la tensión pueden aumentar.

Según cuál sea el origen de la presión alta, se clasifica en:

  • Hipertensión arterial secundaria: es consecuencia de otra enfermedad sistémica, generalmente nefrológica o endocrina. Es muy poco habitual.
  • Hipertensión arterial esencial: no tiene causa orgánica aparente. Es el tipo más frecuente.

En la guía de 2024 se mantiene la definición de hipertensión en la consulta como una PA sistólica de ≥140 mmHg o una PA diastólica de ≥90 mmHg. Sin embargo, se introduce una nueva categoría, "Presión arterial (PA) elevada". La PA elevada se define como una PA sistólica en la consulta ≥120-139 mmHg o una PA diastólica 70-89 mmHg.

Se definen tres categorías para la clasificación de la PA:

  • No elevada (<120/70 mm Hg)
  • Elevada (120 mm Hg a 139 mm Hg/70 mm Hg a 89 mm Hg)
  • Hipertensión (≥140/90 mm Hg)

Esta nueva clasificación reemplaza las categorías anteriores de hipertensión grado 1, grado 2 y grado 3.

La hipertensión arterial es un problema extremadamente frecuente que afecta a un tercio de la población mundial mayor de 18 años. Se la conoce como «muerte silenciosa», debido a la gravedad de sus consecuencias y a la ausencia de síntomas habituales.

Síntomas

En la mayoría de los casos, no se manifiestan síntomas hasta que los valores son muy altos o se llega a una crisis hipertensiva, en cuyo caso puede aparecer:

  • Dolor de cabeza intenso y repentino.
  • Hemorragia nasal espontánea.
  • Palpitaciones.
  • Dolor en el pecho.
  • Dificultad para respirar.
  • Entumecimiento o debilidad.
  • Visión borrosa.
  • Ansiedad.
  • Desorientación.

Causas

La hipertensión primaria o esencial suele desarrollarse progresivamente a lo largo de los años y es favorecida por una serie de factores de riesgo. Además, se considera que tiene un componente genético hereditario que altera los mecanismos reguladores de la presión arterial. La hipertensión secundaria, por su parte, se deriva de una afección subyacente o del consumo de ciertos fármacos:

  • Tumores en las glándulas suprarrenales o en la glándula pituitaria.
  • Alteraciones en las glándulas paratiroides.
  • Acromegalia: exceso de producción de hormona del crecimiento.
  • Enfermedad renal crónica.
  • Apnea del sueño.
  • Arteriosclerosis.
  • Estenosis arterial renal.
  • Trastornos del sistema nervioso central.
  • Determinados medicamentos, como ciertos antigripales, analgésicos o anticonceptivos.

Factores de riesgo

Entre los factores que aumentan el riesgo de padecer presión arterial alta se encuentran los siguientes:

  • Edad: a partir de los 60 años, los vasos sanguíneos se debilitan y pierden elasticidad.
  • Sexo: es más frecuente en hombres.
  • Antecedentes familiares.
  • Sobrepeso u obesidad.
  • Tabaquismo.
  • Exceso de sal y grasas saturadas y deficiencia de potasio.
  • Consumo excesivo de alcohol.
  • Sedentarismo.
  • Niveles altos de estrés.
  • Diabetes.
  • Embarazo.

Complicaciones

La hipertensión sin control puede causar problemas graves en los órganos vitales del organismo, siendo el principal factor de riesgo de sufrir un infarto de miocardio o un accidente cerebrovascular. Además, el continuo sobreesfuerzo del corazón para bombear la sangre causa un engrosamiento de las paredes del corazón (hipertrofia) que puede acabar en insuficiencia cardiaca.

El debilitamiento de los vasos sanguíneos que deriva de la hipertensión favorece la aparición de aneurismas, que pueden romperse y poner en riesgo la vida. Asimismo, la tensión alta puede afectar gravemente las arterias renales, impidiendo la llegada de riego y generando una isquemia de las nefronas y una destrucción progresiva e irreversible de los riñones.

El aumento de la presión arterial también puede romper los vasos sanguíneos oculares, ocasionando derrames que pueden ocasionar la pérdida de la visión. Además, si el órgano afectado por la limitación del riego es el cerebro, se pueden producir hemorragias cerebrales o infartos cerebrales que acaben en una demencia vascular.

Prevención

Para prevenir la presión arterial alta es esencial llevar un estilo de vida saludable, eliminando el tabaco, reduciendo el consumo de alcohol y evitando las grasas, el colesterol y la sal en la dieta. Además, es necesario hacer ejercicio de forma regular, controlar el peso y vigilar los niveles de presión arterial periódicamente.

¿Qué médico trata la hipertensión?

La hipertensión es detectada habitualmente en la consulta de medicina familiar, medicina interna, preventiva o en la unidad de chequeos. En su tratamiento, debido a la variedad de sus complicaciones, puede intervenir un equipo formado por especialistas en cardiología, nefrología u oftalmología.

Diagnóstico

La presión arterial alta suele diagnosticarse en una revisión médica rutinaria:

  • Medición de la presión arterial: se mide con un dispositivo denominado tensiómetro, formado por un manguito hinchable que se coloca en el brazo y se infla progresivamente. El manguito está conectado a un medidor que registra la tensión del manguito. Se necesitan varias mediciones para confirmar una tensión sistemáticamente alta.
  • Se recomienda el uso de dispositivos validados para la medición de la presión arterial y se enfatiza la importancia de las mediciones fuera de la consulta, como la monitorización ambulatoria de la presión arterial (MAPA) o la monitorización de la presión arterial en el hogar (MPAH), para detectar condiciones como la hipertensión de bata blanca y la hipertensión enmascarada.

Ante la presencia de hipertensión, es necesario realizar otras pruebas que confirmen una causa subyacente o que muestren la afectación en otros órganos:

  • Análisis de sangre y de orina: se miden los niveles de glóbulos rojos, colesterol, glucosa, potasio y sodio. También se buscan señales de disfunción en los riñones, el hígado y la tiroides.
  • Electrocardiograma: se estudia la actividad eléctrica del corazón para detectar hipertrofia cardiaca.
  • Ecocardiograma: se obtienen imágenes detalladas que muestran el funcionamiento del corazón y la circulación sanguínea.
  • Exploración ocular: se examinan las retinas para observar los posibles efectos de la hipertensión en las arteriolas y confirmar la gravedad del daño arterial.

Tratamiento

El tratamiento de la hipertensión tiene dos enfoques, habitualmente complementarios:

  • Tratamiento conservador: si la hipertensión es leve, se recurre solamente a un cambio sustancial en el estilo de vida, con ejercicio regular, dieta baja en sal y en grasas, dieta de adelgazamiento si procede, consumo limitado de alcohol y prohibición del tabaco.
  • Tratamiento farmacológico: si la hipertensión es grave o el tratamiento conservador no funciona, se recurre a la combinación de varios medicamentos para la tensión alta:
    • Diuréticos: ayudan a eliminar el exceso de sodio y de agua.
    • Inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina: bloquean la formación de una enzima que estrecha los vasos sanguíneos.
    • Antagonistas de receptores de angiotensina II: bloquean la acción de la enzima.
    • Bloqueadores de los canales de calcio: ensanchan y relajan los vasos al impedir la entrada de calcio en las células del músculo cardiaco y de los vasos sanguíneos.
    • Bloqueantes adrenérgicos: reducen el trabajo del corazón y dilatan los vasos sanguíneos porque bloquean los efectos del sistema nervioso simpático que aumentan la presión arterial.
    • Alfa-antagonistas de acción central: tienen un funcionamiento similar a los bloqueantes adrenérgicos.
    • Vasodilatadores: dilatan los vasos sanguíneos y evitan el endurecimiento de la pared arterial.
    • Antagonistas de la aldosterona: bloquean el efecto de una sustancia química que ocasiona la acumulación de sal y líquidos.
    • Inhibidores de la renina: disminuyen la producción de una enzima involucrada en el aumento de presión arterial.
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