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Blog de la Dra. Fernández Letamendi. Geriatría. Hospital Quirónsalud Zaragoza

  • Prevención del suicidio en personas mayores

    Esta semana pasada se ha presentado en Zaragoza la Estrategia de Prevención del suicidio en las personas mayores dentro del plan Estratégico de Prevención del Suicidio en Aragón.

    Desde la Unidad de Geriatría de Quirónsalud Zaragoza nos adherimos a ella, ya que nos parece una iniciativa muy oportuna, en la que han colaborado profesionales pertenecientes al Instituto de Investigaciones Sanitarias de Aragón, Servicio Aragonés de Salud, Instituto Aragonés de Servicios Sociales, Ayuntamiento de Zaragoza, Dirección general de Salud Pública, Sociedad Aragonesa de Geriatría y Gerontología y Cruz Roja.

    Vivimos en una sociedad edonista (que busca el placer), edadista (que discrimina por mayor edad) y competitiva, en la que el aparentar prima sobre el ser y en la que se estigmatizan los sentimientos negativos. Además la pandemia está haciendo aflorar otra pandemia oculta, la de la salud mental, que esta haciendo especial mella en los mayores. Estamos ante una nueva oportunidad para cambiar nuestra percepción de la enfermedad mental, para saber reconocerla y por tanto tratarla, para aprender a convivir con ella y asimilarla a cualquier otra enfermedad como la hipertensión o la diabetes.

    Queremos destacar de manera resumida unas pinceladas de las ideas mas importantes con las que creemos que debemos quedarnos de éste documento:

    ¿Sabías qué?
    Una de cada cinco mayores de 60 años de edad vive con alguna enfermedad de salud mental, y son el grupo de edad donde es más frecuente el suicidio. Muchas personas piensan que es normal sentirse triste o aislarse de los demás, pero no lo es, no debemos normalizarlo, porque tiene tratamiento. La demencia y la depresión son las enfermedades de salud mental más comunes en este grupo de edad, seguido por los trastornos de ansiedad y abuso de alcohol.

    ¿En qué circunstancias puede estar en riesgo la salud mental de una persona mayor?

    • Enfermedad crónica (de larga duración, especialmente si asocia dolor y/o discapacidad). Hospitalizaciones recurrentes o prolongadas. Dificultades para escuchar o ver
    • Depresión. Historia de intentos previos.
    • Abuso de alcohol.
    • Diagnóstico reciente de una enfermedad temida (cáncer, demencia, etc).
    • Cambios recientes o frecuentes de lugar habitual de residencia. Bajos ingresos. Aislamiento social.
    • Estar sufriendo abuso o maltrato (físico, psicológico, económico etc)
    • Duelo de menos de 1 año, viudedad o separación reciente.
    • Cuidar a una persona con dependencia.
    • Dificultad para adaptarse a la jubilación.

    Señales de alerta:

    • Cambios en su comportamiento: aislamiento social, abandonar actividades significativas, aumentar el consumo de alcohol o fármacos, impulsividad o imprudencia, irritabilidad, quejas persistentes de memoria, alteraciones de sueño, preocupaciones excesivas acerca de la enfermedad y la muerte, ansiedad de reciente inicio, rechazo a alimentarse, abandono del cuidado personal, buscar mecanismos para hacerse daño, hacer cartas de despedida, entregar elementos con valor sentimental a otros, poner sus asuntos en orden, hacer testamento o despedirse de personas significativas.
    • Discurso en el que verbalice que: se siente una carga para otros, no tiene razones para seguir viviendo, siente haber perdido la dignidad, se siente atrapado y sin esperanzas, quiere matarse.

    Yo, ¿Puedo ayudar en algo?

    SÍ SIEMPRE PODEMOS y debemos implicarnos: " El suicidio no es culpa de nadie y es responsabilidad de todos".

    ¿Cómo afronto esa conversarción?

    • Busca un momento adecuado, en privado y sin prisas, pero no esperes el momento perfecto. Puede ser necesaria más de una conversación. Por ejemplo invita a dar una vuelta o a tomar un café.
    • Manifiesta que quieres abordar un tema importante, desde el cariño o preocupación por el otro. "Me atrevo a hablarlo porque eres importante para mi y me preocupas".
    • Explica los motivos que te han llevado a conversar. "He estado viendo algunos cambios en tu forma de actuar que me inquietan" "me preocupa cómo te puedes estar sintiendo".
    • Haz preguntas abiertas, que no se acaben con un sí o un no, para favorecer la comunicación: "¿Cómo te has estado sintiendo?" "¿Qué es lo que te está haciendo sentir mal?" "¿Qué es lo más complicado para ti?".
    • Escucha con atención y respeto, sin juzgar.
    • Muestra que lo que te ha contado es legítimo y válido: "Es muy comprensible" "Debe ser muy duro para ti".
    • Repítele lo que entendiste, para asegurar que has comprendido bien la situación."Entonces entiendo que...".
    • Señala la necesidad de buscar ayuda competente. "Existen profesionales preparados para ayudar a enfrentar lo que te está sucediendo".
    • Una vez que una persona mayor ha pedido ayuda es importante seguir acompañándola. Si es necesario, alertar a otras personas cercanas que puedan colaborar en estas misma acciones. Ofrecer ayuda con las gestiones necesarias para ser atendido en su red de salud y ayuda en temas prácticos que puedan facilitar la vida cotidiana. Mantener contacto frecuente personal o telefónicamente.

    geriatriageriatria


    Consulta aquí la Guía

  • Qué cosas podemos hacer para ayudarnos a controlar la hipertensión arterial (HTA) en los mayores

    HTAHTAEn el manejo de la hipertensión (HTA) en el mayor, al igual que en los adultos mas jóvenes, son fundamentales las modificaciones del estilo de vida ya que sin ellas va a ser muy difícil optimizar el tratamiento farmacológico, e incluso es posible que éste fracase. Además, en los estadios mas leves, se puede conseguir sólo con ellas que se regulen las cifras de tensión arterial, al menos temporalmente, sin necesidad de tomar medicación.

    Pasamos a detallarlas:

    • Reducción en la ingesta de sodio: la ingesta de sodio debe ser de menos de 6 gramos diarios. Está científicamente demostrado que la restricción de sodio origina significativos descensos de la presión arterial, sobretodo en la tensión arterial sistólica ("la alta"). Para hacer más apetecible una dieta "sin sal" se recomienda cocinar los alimentos al vapor o guisados y utilizar potenciadores del sabor como el vinagre, el ajo, las especias, cebolla o hierbas aromáticas. Hay que evitar los alimentos ricos en sodio como charcutería, precocinados, salsas preparadas, purés o caldos envasados….
    • Pérdida de peso (si existe sobrepeso): la dieta recomendada es una dieta equilibrada, baja en grasas saturadas, y rica en frutas, verduras y lácteos con bajos contenidos en grasas (desnatados o semidesnatados). El sobrepeso aumenta el riesgo de desarrollar HTA de 2 a 6 veces más que en las personas con normopeso.
    • Reducir el estrés mental: es fundamental, al igual que regular el sueño. Si no se consigue con técnicas de relajación y ejercicio físico es recomendable buscar ayuda especializada. Los geriatras estamos especializados en el adulto mayor y podremos valorar las mejores opciones de tratamiento para la HTA y para regular el nivel de ansiedad.
    • Abandonar o moderar el consumo de alcohol: consumos de alcohol, de moderados a altos (mas de 2 dosis diarias), sobre todo fuera de las comidas, e indistintamente del tipo de alcohol ingerido, se asocian significativamente con la hipertensión.
    • Abandonar o moderar el consumo de cafeína: en el envejecimiento, aumenta la masa adiposa con respecto a la magra. La cafeína se distribuye a través de la masa adiposa, por lo que a igual cantidad nos provocará mayor efecto.
    • Suprimir el hábito tabáquico: el tabaco interacciona con la HTA, especialmente la tensión arterial sistólica (" la alta"), y aumenta el riesgo de sufrir enfermedad cerebrovascular y/o cardiovascular. Por cada 10 cigarrillos fumados al día, la mortalidad por causa cardiovascular aumenta un 18% en hombres y un 31% en mujeres.
    • Suplementación de Calcio, Magnesio, Potasio, Vitaminas D y C: no hay evidencias para recomendar el uso sistemático de suplementos de calcio, vitamina D y vitamina C en ancianos hipertensos con la finalidad de disminuir la tensión arterial. Si que se ha estudiado que aportes de potasio de 3.500 mg/día (por medio de dieta rica en frutas y verduras o suplementos) reducen la tensión arterial, sobretodo en los sujetos con dietas ricas en sodio. La suplementación a parte de la dieta debe estar prescrita por un médico, ya que hay que tener en cuenta varios factores que pueden provocar hiperpotasemia (empeoramiento de la función renal, polimedicación con fármacos que puedan elevarlo…)
    • Revisa con tu médico las medicaciones que tomas, ya que algunas, como los antiinflamatorios, por ejemplo, pueden estar elevando tu tensión arterial.
    • Ejercicio y actividad física: los beneficios del ejercicio físico regular para conseguir un envejecimiento saludable están mas que demostrados y sabemos que reducen el riesgo de enfermedades crónicas, entre ellos la hipertensión, pero también el deterioro cognitivo, la depresión, las caídas y las limitaciones funcionales. A pesar de estas evidencias, menos del 25% de las personas mayores realiza actividad física un mínimo de 3 días a la semana, que es lo recomendable . Os recomendamos el programa online Vivifrail para poder descargar recomendaciones de ejercicios adaptadas a cada situación del paciente mayor (https://vivifrail.com/es/documentacion).
  • La importancia de prepararnos como familiares antes del alta de los pacientes mayores, especialmente los frágiles

    Una de las situaciones que más conflictos puede generar ante el alta de un paciente mayor es la que se da cuando ese paciente entra autónomo para sus actividades de vida diaria, o con cierto grado leve de dependencia, y cuando el médico plantea el alta hospitalaria a la familia se provoca un tsunami de emociones, empezando por la ansiedad de cómo organizarnos porque vemos que necesitan ayuda importante.

    FACTORES DE RIESGO PARA INMOVILIDAD DE LOS PACIENTES ADULTOS MAYORES.

    Es fundamental ir educando a la sociedad (incluido el estamento sanitario, que cada vez va siendo mas consciente de su importancia) en la movilidad precoz del paciente mayor. Un antiguo jefe del Servicio donde hice la especialidad, decía que "un día de cama para un adulto mayor, es el equivalente a un mes para uno joven". Este ejemplo tan gráfico nos ayuda a ponernos en situación y ser más conscientes de lo grave que puede ser inmovilizarlos. Eso no quiere decir que tengamos que ir en contra del criterio médico, porque en determinadas circunstancias está claro que debe guardarse reposo, pero en cuanto se esté en condiciones de empezar a sedestar e incluso deambular con ayuda, debe hacerse.

    Determinadas circunstancias pueden ser factores de riesgo asociados a esta inmovilidad:

    • SINDROME CONFUSIONAL: para nosotros los Geriatras, el principal factor de riesgo. Os remito a mi post " A mi padre se le ha ido la cabeza: la importancia de conocer el delirium y cómo prevenirlo" para conocer los factores de riesgo y como evitarlo, o al menos minimizarlo. Entre los factores de riesgo que hay que resaltar está el deterioro cognitivo previo, muchas veces no diagnosticado porque se considera por parte de la familia que son "peculiaridades o fallos de memoria normales por la edad"
    • LA INMOVILIDAD POR FRACTURAS: vertebrales, de extremidades inferiores, colocación de prótesis programadas… etc. En este caso el óptimo manejo del dolor y de la anemia si aparece, la revisión de la medicación previa y conciliarla con la nueva, la movilización precoz cuando el Traumatólogo autorice por estabilidad de la fractura o de la osteosíntesis/prótesis, el uso de corsé+/- vertebroplastia (en el caso de fracturas vertebrales) y la indicación de osteoformadores, con la prevención de las complicaciones asociadas favorecerá una recuperación precoz de las mismas. Por eso los Geriatras trabajamos codo con codo con los Traumatólogos en la gran mayoría de hospitales en las Unidades de Ortogeriatría.
    • EL USO DE CONTENCIONES MECÁNICAS: debemos evitarlas a toda costa, ya que ocasionan más peligro que beneficio y empeoran el síndrome confusional. Es muy importante la formación de todo el personal sanitario involucrado en la atención, para que a su vez puedan adiestrar en el manejo del mismo a los familiares y/o cuidadores. La gran mayoría de los síndromes confusionales mejoran con el alta al volver a su lugar de residencia, o al menos, a un ambiente menos "agresivo" para ellos. En el hospital es difícil respetar las horas de sueño, que invierte el ritmo circadiano, y se usan accesos venosos, sondas vesicales u oxigenoterapias que en ese momento el paciente confuso puede percibir como agresiones y que además favorecen la inmovilización.
    • NUESTRA PROPIA COMODIDAD COMO CUIDADORES O UN EXCESO DE HIPERPROTECCIONISMO AL PACIENTE: la inmensa mayoría de las veces, por no saber cómo actuar, otras (gracias a Dios las menos) por pensar que pertenece al trabajo sanitario la responsabilidad única de la recuperación del paciente. Se debe preguntar al personal sanitario si se le puede levantar, si puede deambular y cómo hacerlo… y potenciarlo siempre que se pueda. Pensar que todo lo que colaboréis como familia y/o cuidadores redundará en un mayor beneficio posterior para vosotros que, antes o después, vais a ser los cuidadores definitivos del paciente.


    ¿QUÉ TENEMOS QUE PLANTEARNOS EN CUANTO INGRESA UN FAMILIAR MAYOR EN EL HOSPITAL?

    Y con esto incluimos las visitas a Urgencias y por supuesto las cirugías programadas. Mi consejo como Geriatra, es que os pongáis siempre en el peor de los escenarios: ¿es seguro que al alta esté sólo/a en casa sin ayuda o teniendo cómo cuidador/a otra persona mayor? ¿podrá ayudarle si se encuentra mal y lo/a tiene que acostar? ¿serán capaces de avisarnos si pasa algo? ¿serán capaces de dar la medicación correctamente desde el principio?¿está la casa preparada? (si se dispone de plato de ducha para que pueda entrar solo/a, si existen ayudas técnicas como andador o silla de ruedas, alzador de WC….etc, etc…). Cualquier respuesta dudosa ante estas circunstancias expuestas debe hacernos plantear opciones de supervisión y/o ayuda suficientes preparadas para el alta.

    Lo ideal siempre es que el paciente pueda volver a su núcleo familiar donde pueda recibir ayuda de familiares y/o cuidadores que puedan física y cognitivamente hacerlo correctamente. Pero en ocasiones o la propia evolución de la enfermedad o la situación de fragilidad previa, condicionan que al alta se establezca una carga de cuidados alta, con un proceso de recuperación funcional prolongado o no viable que nos haga plantearnos la opción de estancia en un centro residencial, o bien temporal (hasta organizarnos o habilitar el domicilio ) o definitiva.

    ¿Cuándo es el momento de plantearse estas distintas opciones? Pues desde el mismo momento del ingreso hay que situarse en los distintos escenarios posibles, y analizar con el equipo médico que lleve al paciente la situación sociofamiliar, para que pueda orientaros en las distintas opciones y que podáis encontrar la mejor para vosotros. En el caso de las cirugías programadas debe plantearse ya antes del ingreso. Cualquier proceso quirúrgico mayor va a llevar implícito un periodo de recuperación de semanas, y en los adultos mayores

  • Valoración oncológica en mayores: oncogeriatría ¿Qué nos aporta el geriatra?

    oncooncoEl 61% de los nuevos casos de cáncer se da en personas con más de 65 años por lo que claramente el cáncer es una enfermedad asociada al envejecimiento. El aumento de la esperanza de vida en las últimas décadas es un indicador positivo del nivel de desarrollo de la población, pero también lleva implícito un mayor riesgo de desarrollar cáncer. Por ello, existe consenso internacional científico, avalado por las sociedades científicas de Oncología internacionales y nacionales, en que los pacientes mayores (especialmente a partir de los 70 años) , se van a beneficiar de la Valoración Geriátrica integral previa al inicio del tratamiento oncológico.

    ¿Qué ventajas contrastadas son éstas?:
    Realizar una VGI (Valoracion Geriatrica Integral) de l@s pacientes permite facilitar la toma de decisiones de manera conjunta y multidisciplinar, lo que, a veces, incluso modifica de forma significativa el plan terapéutico e identifica de forma precoz síndromes geriátricos, al ponderar el grado de fragilidad de las pacientes.


    Este grado de fragilidad se clasificará según Balducci en:

    • Robust@ ("FIT"): paciente sin datos de fragilidad o comorbilidades significativas, independientes para AVD (actividades de vida diaria), con pronóstico vital aceptable, por lo que se considera que puede beneficiarse de tratamiento completo de su enfermedad oncológica
    • Prefrágiles-Fragiles: dependientes en AIVD (actividades instrumentadas de la vida diaria) y con alguna comorbilidad pero con pronostico vital estimado como para beneficiarse de tratamiento oncológico activo. Se debe intervenir para intentar revertir los déficits detectados. Si se consigue la reversibilidad de dichos déficits, el tratamiento que se debe administrar sigue siendo el mismo que el del grupo FIT; por el contrario, si los déficits son irreversibles, se considerarían "frágiles" y se tratarían con regímenes adaptados o monoterapia, y siempre asegurando un buen apoyo y buen soporte social al paciente que recibiera tratamiento.
    • Mal pronóstico a corto plazo ("UN-FIT"); : paciente con comorbilidad y/o dependencia significativa que limita su calidad de vida, por lo que se recomienda tratamiento conservador, priorizando medidas paliativas (para optimizar el confort) si el paciente presenta mal control de síntomas.
      • El Geriatra no sustituye nunca al equipo médico primario, es un mero consultor, y por lo tanto cualquier decisión dependerá del paciente, su familia y el equipo médico primario.
      • Sin embargo, existen numerosos estudios en los que la valoración de fragilidad del paciente puede modificar la estrategia de tratamiento entre un 25-50% de los casos y puede predecir la toxicidad de los tratamientos coadyudantes.

    ¿Qué necesita saber el geriatra del paciente?

    1. Información aportada por otros compañeros del equipo multidisciplinar.
    2. Tipo de tumor, características.
    3. Tratamiento que se plantea o qué opciones de tratamiento existen.
    4. Tipo de cirugía y a qué órganos puede afectar la toxicidad del tratamiento coadyudante que se plantea.
    5. Decisión del Comité de Tumores (siendo lo ideal que el Geriatra participe en él).
    6. Información que puede obtener el geriatra de su VGI y puede aportar al equipo.
    7. Esperanza de vida independiente del tumor: a corto plazo (6-12 meses) y a largo plazo (>12 meses).
    8. Grado de fragilidad, reserva funcional y cognitiva ("como de fuerte está para aguantar un tratamiento")
    9. Situación basal a nivel clínico, funcional, nutricional, cognitivo, anímico y social.
    10. Estimación de tolerancia a la Quimio/Radio/Inmunoterapia.
    11. Detección de síndromes geriátricos: caídas, incontinencia, delirium, estreñimiento, inmovilidad, ulceras por presión…...
    12. Colaborar en la evaluación de la comprensión del paciente y/o sus familiares del proceso terapéutico, resolviendo dudas generales acerca del mismo.
    13. Evaluación de expectativas y percepción de calidad de vida del paciente.
    14. Hace posible que se emplee un lenguaje común en el manejo de los mayores con cáncer; esencial para la valoración retrospectiva de la calidad del cuidado y para el manejo prospectivo en ensayos clínicos.
  • Mitos sobre la nutrición en personas mayores

    alimentacionalimentacionSabemos, por estudios, que la desnutrición es 3 veces más frecuente en personas mayores de 70 años que en los adultos de menor edad. Este riesgo, lógicamente, variará en función de los problemas de salud asociados o del ámbito de población que se analice (institucionalizada en centros residenciales, hospitalizada o que viva en la comunidad). Es un problema real, que cada vez va a ser mayor por el envejecimiento de la población. Hay varios factores asociados al envejecimiento (como los problemas de masticación, deglución, digestivos…) o más de orden psicosocial (dificultades para hacer la compra y cocinar, soledad, depresión…) que explican que, cerca del 35% de la población mayor que vive en casa, esté en riesgo nutricional y que un 7% esté ya desnutrido.

    La desnutrición se asocia a un mayor riesgo de mortalidad, mayores tasas de infección, aumento del número de caídas y fracturas, pérdida de masa muscular con mayor riesgo de deterioro funcional y dependencia, mala cicatrización de heridas o úlceras, estancias hospitalarias mas largas y agravamiento de las enfermedades agudas y/o crónicas subyacentes. Por lo tanto, supone un riesgo y un deterioro general de la calidad de vida y por eso es tan importante activar mecanismos para su prevención y detección precoz.

    Recomendaciones sobre dieta saludable para una persona mayor:

    • Será la que le aporte la energía necesaria para mantener su actividad diaria y un peso estable, es decir, la que mantiene un equilibrio entre la ingesta energética y el gasto calórico. ¿La dieta prototipo?: la "dieta mediterránea" (consumo de frutas, verduras, pescado, legumbres, frutos secos y aceite de oliva).
    • Pero en las personas mayores, además, tenemos que tener en cuenta que debe estar adaptada a las recomendaciones de los distintos especialistas si padecen patologías crónicas (como hipertensión, diabetes, o insuficiencia renal), si tienen dificultades para masticar o tragar o toman determinados fármacos.
    • Es fundamental mantener una buena salud bucodental.
    • Las personas mayores sanas pueden digerir la mayor parte de los alimentos, si bien presentan un enlentecimiento fisiológico de este proceso de digestión, y por ello se toleran peor las ingestas copiosas, los fritos, los asados, los guisos y las salsas.
    • Es aconsejable limitar las bebidas estimulantes, carbonatadas y alcohólicas (1 vasito pequeño de vino al día y siempre que no esté contraindicado), controlar la sal (por debajo de 6 g/día), las especias y los condimentos, moderar el consumo de azúcar y reducir el consumo de embutidos a un máximo de 1-2 días por semana.
    • Muchas veces nos preguntáis por la suplementación de preparados nutricionales que venden en farmacia "para fortalecer". Hay que tener en cuenta que se debe hacer un aporte de proteínas adecuado y no suplementarlas sin supervisión medica. Tomarlas en exceso puede ser peligroso, porque puede provocar una sobrecarga de la función renal y mayor riesgo de gota o de litiasis renales. Sin embargo, hay muchos problemas de salud asociados a la edad, que pueden conllevar una ingesta proteica menor de la recomendada. También existen determinadas enfermedades que "hiperconsumen" estas proteínas (como una fractura de cadera, procesos oncológicos…). Consulta siempre al geriatra si están indicados o no en tu caso y qué tipo.
    • En los pacientes polimedicados es muy importante la revisión periódica de los fármacos que tome, ya que muchos de ellos pueden influir u ocasionar alteraciones del gusto, del olfato o pérdida de apetito y hay que valorar su continuidad.
    • Por ultimo, recordar que en los mayores, el verdadero equilibrio dietético se alcanza cuando se combina la dieta saludable junto a ejercicio o actividad física regular, acorde siempre a las posibilidades de cada persona. Si es posible, se recomiendan paseos de 25-30 minutos, dos veces al día, a un ritmo de paseo cardiovascular (aquel en el que pueden caminar sin fatigarse , pero no podría ir hablando y caminando a la vez a ese ritmo porque tendrían que parar). En resumen, como decimos los Geriatras: "menos pastillas y más zapatillas".

    Otros mitos sobre la nutrición en el anciano que hay que desterrar:

    • "La perdida de apetito en los mayores es normal": FALSO. No es normal y debe considerarse un signo de alerta y , por ello, consultar siempre con nuestro médico de Atención Primaria o Geriatra. A menudo traduce una enfermedad orgánica o psicoafectiva y puede mejorar con el tratamiento, antes de que tenga mayores consecuencias.
    • "Los mayores con cardiopatías o problemas renales deben restringir el aporte de líquidos": FALSO. Sólo debe hacerse en situaciones de descompensación aguda y bajo indicaciones especificas médicas. En fase estable se debe consumir las cantidades recomendadas diariamente, ya que el riesgo de deshidratación aumenta en estos pacientes.
    • "Las personas mayores, cuando están encamadas no necesitan apenas comer": FALSO. Aún en reposo o encamado se produce un consumo basal de energía, que en presencia de enfermedades (infecciones, quemaduras, etc.) puede incluso aumentar.
    • "La desnutrición en mayores solo aparece en personas con ingresos menores": FALSO. Una dieta puede ser equilibrada en nutrientes, con un coste razonable. Sin embargo, sí que puede existir, relación entre un mayor consumo de alimentos precocinados, conservas, bollería industrial …etc y que no esté presente un cuidador que supervise la alimentación o ayude para realizar la compra ( y no tiene porqué estar relacionado con mayores ingresos, ese cuidador que supervise o ayude puede ser el familiar).
    • "Tiene anemia porque come poco": FALSO. Es una creencia errónea muy extendida. La anemia siempre tiene que ser un signo de alarma y debemos investigar su origen de manera adaptada a la situación del paciente.
    • "Da igual lo que coma que siempre voy estreñid@": FALSO. La dieta sí que influye, y mucho, en el ritmo deposicional, al igual que el consumo de líquidos y el ejercicio. Consulta con el geriatra que adaptaciones puedes hacer y que laxantes son necesarios en tu caso, nunca te automediques ni utilices productos de naturopatía sin consultar, puede ser peligroso.
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Sobre este blog

En el blog de la Dra. Fernández Letamendi, queremos acercar el mundo de la Geriatría a nuestros mayores y sus familiares, presentando una especialidad que, hasta no hace mucho tiempo, era desconocida para la mayoría de la población y que cada vez esta tomando más protagonismo, debido al envejecimiento progresivo y a la mayor esperanza de vida de la población.

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