El golpe de calor, una grave urgencia médica con riesgo de fallo multiorgánico si no se actúa a tiempo

El golpe de calor, una grave urgencia médica con riesgo de fallo multiorgánico si no se actúa a tiempo

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11 de agosto de 2025
Hospital Quirónsalud Córdobaes/red-centros/hospital-quironsalud-cordoba
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El golpe de calor es la forma más grave de las patologías derivadas de las altas temperaturas, y puede provocar un fallo multiorgánico si no se detecta y trata a tiempo. Así lo ha advertido el doctor Francisco Sánchez, jefe de servicio de Urgencias del Hospital Quirónsalud CórdobaEste enlace se abrirá en una ventana nueva, quien ha recordado que en estas situaciones el tiempo es determinante para evitar consecuencias graves o incluso la muerte.

El doctor Sánchez ha explicado que nuestro cuerpo mantiene su temperatura interna estable gracias a mecanismos de autorregulación como la sudoración o la redistribución del flujo sanguíneo. Sin embargo, cuando las condiciones ambientales son extremas —altas temperaturas, humedad, poca ventilación— o existen factores de riesgo personales, estos mecanismos pueden fallar, provocando un colapso térmico que puede desencadenar un golpe de calor.

El golpe de calor aparece cuando la temperatura corporal supera los 40ºC y el organismo pierde su capacidad de termorregulación. "Puede presentarse con síntomas neurológicos como desorientación, somnolencia, convulsiones o incluso coma", ha señalado el doctor Sánchez. "Uno de los signos más graves es la ausencia de sudor, lo que indica que el sistema ha dejado de funcionar con normalidad".

El especialista ha advertido de que existen dos tipos de golpe de calor, el clásico o pasivo, frecuente en personas mayores, con enfermedades previas y que permanecen en ambientes calurosos sin climatización, y el activo o por esfuerzo, más habitual en personas jóvenes que realizan ejercicio o actividad intensa sin aclimatación previa.

En ambos casos, la atención médica debe ser inmediata. El tratamiento precoz puede evitar complicaciones graves como daño cerebral, renal o cardíaco. "Ante cualquier sospecha, hay que actuar rápido: colocar a la persona a la sombra, retirarle la ropa innecesaria, iniciar hidratación si está consciente y refrescar zonas clave como cuello y axilas. Si está inconsciente, nunca se deben administrar líquidos y hay que colocarla en posición lateral de seguridad", ha recomendado el doctor.

Personas especialmente vulnerables ante el calor

Los mecanismos de control térmico no funcionan igual en todas las personas, por lo que existen colectivos especialmente expuestos a sufrir patologías por calor como las personas mayores y niños pequeños, que pueden no sentir sed ni sudar, aunque estén deshidratados, pacientes con enfermedades crónicas (cardíacas, respiratorias, renales, diabetes, cáncer), personas que viven solas o en situación de exclusión social. quienes toman medicación que altera la regulación térmica, trabajadores expuestos al sol o deportistas que realizan actividad intensa sin aclimatación adecuada.

Otras patologías relacionadas

Además del golpe de calor, existen otras enfermedades asociadas a la exposición prolongada a temperaturas elevadas, que también requieren atención médica. El colapso por calor es el cuadro más frecuente, con síntomas como cansancio, sed intensa, cefalea, náuseas, calambres y temperatura normal o moderadamente elevada. El agotamiento por calor aparece con sudoración excesiva, mareos, piel fría, debilidad o vómitos. El síncope por calor es la pérdida breve de consciencia que requiere valoración urgente si no se recupera rápido. Y los calambres y edemas, aunque considerados leves, pueden ser signos iniciales de un cuadro más grave si no se corrigen a tiempo.

El doctor Sánchez ha insistido en que la mejor herramienta ante el calor es la prevención y ha recordado algunas medidas clave como beber agua con frecuencia, aunque no se tenga sed, evitar salir en las horas centrales del día (de 12:00 a 18:00), y no realizar ejercicio físico intenso en ambientes calurosos o mal ventilados. Asimismo, es recomendable utilizar ropa ligera, de tejidos naturales y colores claros, mantener los espacios ventilados y bien refrigerados, proteger a personas mayores, niños y pacientes crónicos, y asegurar la correcta conservación de alimentos para evitar intoxicaciones.

El cambio climático ha provocado un aumento en la intensidad, duración y frecuencia de las olas de calor, lo que obliga a la población a extremar las precauciones. "El calor no es solo una incomodidad: es un riesgo real para la salud. Hay que aprender a reconocer sus efectos, vigilar a los más vulnerables y actuar con rapidez ante cualquier síntoma", ha concluido el doctor Francisco Sánchez.

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