Aneurisma aórtico
¿Por qué se produce un aneurisma aórtico? Toda la información sobre las causas, los síntomas y los tratamientos de este trastorno.
Síntomas y causas
El aneurisma aórtico es un abultamiento que se produce en la pared de la aorta, la arteria encargada de transportar la sangre oxigenada desde el corazón al resto del organismo.
Según el segmento de la aorta afectado, el aneurisma se clasifica en:
- Aneurisma aórtico abdominal: el tipo más frecuente. Se produce en la parte de la aorta que entra en la cavidad abdominal.
- Aneurisma aórtico torácico: ocurre en el segmento de la arteria que va desde su origen en el corazón hasta su salida del tórax por el diafragma.
Dependiendo de la forma del aneurisma, los tipos son:
- Aneurisma aórtico sacular: dilatación en forma de saco, o globo, localizada en un lado de la pared arterial.
- Aneurisma aórtico fusiforme: dilatación de toda la pared aórtica. Es la forma más común.
Los aneurismas aórticos continúan creciendo si no se tratan, con el riesgo de que se rompan y causar la muerte. Cuando se detectan y se controlan a tiempo, la esperanza de vida de los pacientes es la misma que la de las personas sanas con sus mismas características.
Síntomas
Generalmente, los aneurismas tienen un crecimiento lento y no suelen presentar síntomas notables. A medida que el aneurisma se agranda, se manifiesta lo siguiente:
- Aneurisma aórtico abdominal:
- Dolor en la zona abdominal, intenso y constante.
- Dolor de espalda.
- Sensación palpitante en la zona del estómago.
- Saciedad precoz.
- Molestias urinarias.
- Hinchazón o problemas de circulación en las extremidades inferiores.
- Aneurisma aórtico torácico:
- Ronquera o afonía.
- Toscrónica.
- Dificultad o molestias para tragar.
- Falta de aire.
- Dolor de espalda.
- Dolor en el pecho.
Causas
El aneurisma se produce por un debilitamiento de la pared arterial causado por un proceso inflamatorio con diferentes orígenes:
- Endurecimiento de las arterias por ateroesclerosis.
- Hipertensión arterial.
- Enfermedades que causan la inflamación de los vasos sanguíneos, como arteritis de Takayasu o arteritis de células gigantes.
- Trastornos genéticos, como el síndrome de Marfan, el síndrome de Ehlers-Danlos, el síndrome de Turner y el síndrome de Loeys-Dietz.
- Válvula aórtica bicúspide.
- Infecciones bacterianas o micóticas de la aorta.
- Infecciones previas sin tratar, como salmonela o sífilis.
- Golpes o traumatismos.
Factores de riesgo
El riesgo de sufrir un aneurisma de la aorta aumenta en los siguientes supuestos:
- Tabaquismo: se considera el mayor factor de riesgo modificable.
- Hipertensión.
- Hipercolesterolemia.
- Obesidad.
- Diabetes.
- Sedentarismo.
- Edad: es más habitual a partir de los 60 años.
- Sexo: es más frecuente en hombres.
- Consumo de estimulantes, como la cocaína.
- Antecedentes familiares.
- Antecedentes personales de aneurisma.
Complicaciones
Las principales complicaciones del aneurisma es que este crezca hasta que se produzca su rotura. Un aneurisma aórtico roto puede causar una hemorragia interna potencialmente mortal o un accidente cerebrovascular. Si el aneurisma se rompe, se manifiestan síntomas agudos como:
- Dolor intenso y repentino en la zona afectada.
- Frecuencia cardiaca acelerada.
- Bajada de tensión.
- Dificultad para respirar.
- Mareo o pérdida del conocimiento.
Además, los aneurismas pueden provocar la disección de la aorta, una emergencia médica consistente en el desgarro y la separación de las capas de la pared arterial, lo que puede derivar en la rotura de la pared o en una obstrucción del riego sanguíneo.
Los aneurismas aórticos también aumentan el riesgo de formación de coágulos, que pueden desprenderse y desplazarse hasta obstruir otro vaso sanguíneo del cuerpo, lo que frena el flujo de sangre y puede tener consecuencias graves.
Prevención
Para disminuir el riesgo de aneurismas o evitar su crecimiento, es necesario tomar medidas para combatir sus factores de riesgo:
- No fumar.
- Evitar los alimentos ricos en sal, grasas saturadas y colesterol.
- Controlar los niveles de tensión arterial.
- Evitar el consumo de sustancias estimulantes.
¿Qué médico trata el aneurisma aórtico?
Quienes tratan el aneurisma aórtico son especialistas en Unidades de Medicina y Cirugía Cardiovascular.
Diagnóstico
El aneurisma se diagnostica mediante la realización de estudios por imágenes:
- Angiografía por tomografía computarizada: mediante la inyección de un tinte especial y rayos X, se obtienen imágenes detalladas de los vasos sanguíneos en las que se aprecia la localización y el tamaño del aneurisma.
- Resonancia magnética: las imágenes se obtienen a través de campos magnéticos y ondas de radio.
- Ecografía abdominalEcografía abdominalEcografía , para localizar aneurismas abdominales mediante imágenes obtenidas por ultrasonidos.
- Ecocardiograma, para detectar aneurismas torácicos.
- Tomografía por emisión de positrones: se utiliza especialmente si se sospecha de un origen infeccioso del aneurisma.
Tratamiento
El tratamiento del aneurisma aórtico depende de su tamaño y de la velocidad de crecimiento. Las opciones pueden incluir:
- Revisiones regulares para controlar su evolución: es un tratamiento conservador que se lleva a cabo en caso de aneurismas pequeños y asintomáticos.
- Cirugía: se recomienda cuando el aneurisma es sintomático o supera los cinco centímetros de diámetro. Existen diferentes alternativas:
- Cirugía abierta: se extirpa el segmento de la aorta dañado por el aneurisma y se reemplaza por un injerto de material protésico.
- Cirugía endovascular: se introduce en la arteria femoral un catéter que incorpora una endoprótesis vascular plegada y se guía hasta la aorta. Una vez en la zona afectada, la prótesis se expande y se adhiere a las paredes de la aorta. Así, la sangre fluye a través de la prótesis, aislando el aneurisma de la circulación y eliminado así el riesgo de rotura.
- Tratamiento farmacológico: el objetivo es reducir la presión arterial y el riesgo cardiovascular; la medicación no afecta al tamaño ni al crecimiento del aneurisma.
- Estatinas: ayudan a disminuir los niveles de colesterol.
- Antihipertensivos: relajan los vasos sanguíneos y desaceleran la frecuencia. Pueden administrarse inhibidores de la enzima convertidora de angiotensina y bloqueantes de los receptores de la angiotensina II.
- Betabloqueantes: ralentizan la frecuencia cardiaca.
- Antiagregantes plaquetarios: evitan la formación de coágulos.