Dermatitis atópica
¿Tiene solución la dermatitis atópica? Toda la información sobre las causas, los síntomas y los tratamientos de esta patología.
Síntomas y causas
La dermatitis atópica, o eccema atópico, es una enfermedad inflamatoria crónica y pruriginosa (que produce picor) que afecta a las capas superficiales de la piel. Suele cursar en brotes, es decir, de forma intermitente, aunque los casos más graves se manifiestan de forma continua.
Es una de las enfermedades cutáneas más frecuentes, que habitualmente comienza en la primera infancia y puede durar hasta la edad adulta, aunque en la mayoría de los casos desaparece o disminuye con el paso del tiempo. También puede manifestarse por primera vez en adultos, siendo una de las afecciones ocupacionales más comunes.
A pesar de que se trata de un trastorno benigno y no contagioso, puede resultar muy molesto.
Síntomas
Los síntomas característicos de la dermatitis atópica incluyen los siguientes:
- Erupciones cutáneas:
- En los bebés los eccemas pueden afectar a grandes superficies de la piel y se extienden por la cara, el cuello, los párpados, el cuero cabelludo, las manos, los brazos, los pies y las piernas.
- En niños y adultos, aparecen solo en zonas concretas, especialmente la parte anterior del cuello, los pliegues de los codos y la zona detrás de las rodillas.
- Prurito: picor intenso constante.
- Piel seca e irritable.
- Ampollas que supuran y forman costras, debido al rascado.
- Enrojecimiento o inflamación de la zona alrededor de las ampollas.
- Descamaciones o excoriaciones, provocadas por el rascado.
Causas
Existen diversas hipótesis que explican la aparición de la dermatitis atópica:
- Genética: las mutaciones producidas en determinados genes alteran la barrera cutánea y provocan una inflamación permanente. El gen más frecuentemente asociado es el FLG, encargado de codificar la proteína profilagrina (contribuye a la síntesis de la estructura de la capa externa de la piel que minimiza la pérdida de agua y evita la entrada de sustancias extrañas). En casos muy raros, se ha relacionado con mutaciones en el gen CARD11, que codifica una proteína que participa en la función de los linfocitos, encargados de identificar y combatir amenazas.
- Infección bacteriana: la mayoría de personas con dermatitis atópica presentan un aumento en el número de colonias de la bacteria Staphylococcu aureus, cuyas toxinas alteran la función protectora de la piel y contribuyen al empeoramiento de los síntomas.
- Sobreactivación del sistema inmune: existe un desequilibrio en el funcionamiento de las citoquinas y los linfocitos que provoca un aumento de la sensibilidad que hace que el sistema inmune reaccione ante sustancias no peligrosas, como los alérgenos, causando la inflamación.
- Factores ambientales: no causan la dermatitis, pero sí desencadenan sus brotes. Los más frecuentes son jabones y detergentes fuertes, sudoración, aire frío y seco, telas ásperas, lana, productos químicos, ácaros del polvo, caspa de mascotas, moho, polen, humo de tabaco, perfumes o estrés emocional.
Factores de riesgo
El principal factor de riesgo de padecer dermatitis atópica es la presencia de antecedentes familiares o personales de dermatitis, alergias, rinitis o asma.
Complicaciones
Las complicaciones más habituales de la dermatitis atópica derivan del rascado constante debido a la intensidad del picor:
- Engrosamiento o liquenificación: la piel adquiere una textura correosa con pliegues y arrugas acentuados.
- Eritrodermia: un proceso de descamación, despellejamiento y exfoliación de la piel.
- Infecciones: favorecidas por la erosión cutánea. Pueden darse en la piel, en los tejidos bajo la piel y en los ganglios linfáticos circundantes. La extensión de estas infecciones puede resultar potencialmente mortal.
- Ansiedad o depresión: derivadas de la alteración del sueño que provoca el picor intenso y crónico.
Las personas que padecen dermatitis atópica también tienen una fuerte predisposición a desarrollar asma, fiebre del heno (rinitis) y alergias, tanto de tipo alimentario como a los ácaros, el polvo y otros alérgenos inhalantes. Estas sensibilizaciones múltiples complican el manejo de los brotes. La dermatitis atópica, además, suele ir acompañada de dermatitis de contacto irritativa o de dermatitis alérgica de contacto, que son causadas por la hipersensibilidad y la exposición a agentes irritantes concretos que afectan frecuentemente a trabajadores del sector de la limpieza, la metalurgia, la salud o la cosmética, entre otros.
Prevención
No es posible prevenir la dermatitis atópica, pero sí se pueden tomar medidas de cuidado para reducir la frecuencia y la intensidad de los brotes de la piel atópica:
- Utilizar productos de higiene y cuidado personal especiales para piel atópica, sin alcohol ni perfume.
- Mantener la piel hidratada, aplicando cremas hidratantes sobre la piel húmeda.
- Utilizar ropa de tejidos naturales e hipoalergénicos, como el algodón o el lino.
- Evitar la acumulación de polvo en el hogar.
- Tomar duchas cortas con agua tibia, sin frotar con esponja y secándose con suavidad.
- Ducharse después de hacer ejercicio, para eliminar el sudor.
- Evitar el uso de suavizantes.
- Utilizar cremas de protección solar.
- Evitar la exposición a temperaturas extremas.
- No exponerse a agentes irritantes, como los productos de limpieza. Cuando se utilicen, es necesario protegerse con unos guantes de goma por encima de unos de algodón, especialmente si son productos que se manejan en el trabajo.
¿Qué médico trata la dermatitis atópica?
La dermatitis atópica es evaluada y tratada por especialistas en Dermatología Médico-Quirúrgica y Venereología, Alergología y Medicina del Trabajo.
Diagnóstico
No existe una prueba específica que confirme la dermatitis atópica, sino que el diagnóstico se fundamenta en la conjunción de síntomas y en la presencia de antecedentes familiares o personales de atopías. No obstante, la realización de las siguientes pruebas puede ayudar al diagnóstico:
- Análisis de sangre: se miden los niveles de los anticuerpos de la inmunoglobulina E, elevados en caso de dermatitis.
- Test cutáneos para alergias de tipo 1: se aplican pequeñas cantidades de diferentes sustancias en la piel para medir la reacción alérgica.
Tratamiento
El objetivo del tratamiento es paliar los síntomas y reducir los brotes, ya que la dermatitis atópica no tiene cura:
- Tratamiento preventivo: se siguen las medidas de cuidado de pieles atópicas antes mencionadas.
- Fototerapia: se aplica luz ultravioleta B de banda estrecha. La exposición a la luz natural del sol puede ser una alternativa. No es recomendable en bebés ni en niños pequeños.
- Tratamiento farmacológico: administración de medicamentos que reducen la inflamación y el picor.
- Corticosteroides tópicos, como la hidrocortisona.
- Inhibidores de calcineurina.
- Antisépticos tópicos o antibióticos orales, en caso de infección.
- Antihistamínicos orales.
- Inmunosupresores sistémicos: en casos más graves que no responden a los tratamientos anteriores, se administran fármacos orales, como la ciclosporina, el interferón o el metotrexato, que inhiben la respuesta inflamatoria del sistema inmune. No deben aplicarse durante periodos prolongados porque tienen efectos secundarios graves.
- Inyecciones de anticuerpos monoclonales: actúan contra las proteínas inductoras de la inflamación crónica. Están indicados en casos graves que no responden al tratamiento.