Hematoma subdural
¿Cuáles son las secuelas del hematoma subdural? Información sobre las causas, los síntomas, los tratamientos y el posible pronóstico.
Síntomas y causas
El hematoma subdural es una acumulación de sangre en el espacio subdural del cerebro, que es la zona existente entre la piamadre (capa aracnoidea) y la duramadre, que son dos membranas que lo cubren. La sangre se filtra debido a la rotura de los vasos sanguíneos que atraviesan esa zona y forma un hematoma que comprime el tejido cerebral. Generalmente es de origen venoso y es más frecuentes en ancianos.
Según el tiempo de evolución del hematoma, este puede ser:
- Hematoma subdural agudo: los síntomas suelen aparecen rápidamente, a los pocos minutos u horas. Su pronóstico es muy grave, ya que puede causar una hinchazón en el cerebro que, junto al hematoma, provoque un aumento de la presión intracraneal que empeore los síntomas y derive en muerte.
- Hematoma subdural subagudo: los síntomas pueden tardar días o semanas en aparecer.
- Hematoma subdural crónico: resultado de lesiones más leves, causa un sangrado lento que provoca hematomas subdurales de tamaño pequeño, cuyos síntomas aparecerán semanas o meses después. En este caso, el aumento rápido de la presión intracraneal es menos probable.
El hematoma subdural es una condición frecuente y muy grave que requiere atención médica inmediata en cuanto se presenten los primeros síntomas.
Síntomas
Los síntomas del hematoma subdural dependen de su tamaño y del lugar donde se ubique. Además, empeoran a medida que fluya más sangre al cerebro y aumente la presión intracraneal. Se pueden manifestar los siguientes:
- Dolor de cabeza persistente.
- Deterioro del habla o del lenguaje.
- Confusión, alteraciones en la memoria.
- Somnolencia, falta de energía.
- Debilidad y entumecimiento.
- Pérdida del equilibrio, dificultad para caminar.
- Náuseas y vómitos.
- Problemas de visión, pupilas de tamaño desigual.
- Parálisis en el lado del cuerpo opuesto a la parte del cerebro lesionada.
- Convulsiones.
- Pérdida del conocimiento.
En bebés lactantes, los síntomas también pueden incluir:
- Fontanelas abultadas: curvatura hacia fuera de los puntos blandos del cráneo.
- Hidrocefalia: aumento del tamaño de la cabeza.
- Suturas separadas: espacios anormalmente anchos en las uniones óseas del cráneo.
Causas
La principal causa del hematoma subdural es un traumatismo craneal severo, habitualmente causado por accidentes o caídas. Sin embargo, una lesión leve o moderada también puede derivar en un hematoma subdural. A veces, se producen de forma espontánea, sin causa aparente.
Factores de riesgo
El riesgo de padecer un hematoma subdural tras un traumatismo craneal aumenta en estos casos:
- Edad: el hematoma subdural en ancianos puede producirse con lesiones leves ya que, con la edad, el cerebro se retrae (atrofia cerebral) y se estiran los vasos sanguíneos comunicantes, que se vuelven más propensos a desgarros. Estas lesiones pasan desapercibidas y no presentan síntomas inmediatos, con lo cual se dificulta el diagnóstico.
- Toma de anticoagulantes o antiplaquetarios: impiden la coagulación de la sangre y favorecen el sangrado.
- Afecciones médicas que causan una coagulación deficiente.
- Abuso del alcohol: el alcoholismo crónico produce atrofia cerebral.
- Afecciones que causen convulsiones: existe un mayor riesgo de sufrir golpes en la cabeza.
Complicaciones
El pronóstico dependerá tanto del tamaño y localización del hematoma como de la velocidad de evolución y de la asistencia médica recibida.
El hematoma subdural agudo presenta una alta tasa de mortalidad, ya que la presión intracraneal puede ser tan intensa que provoque una hernia cerebral que desplace los tejidos cerebrales y derive en estado comatoso o muerte.
El hematoma subdural crónico puede confundirse con un cuadro de demencia debido a la persistencia de la pérdida de memoria, el dolor de cabeza, los mareos, la somnolencia o la debilidad. Por lo tanto, se retrasa el diagnóstico y la aplicación del tratamiento adecuado.
Prevención
Para prevenir un hematoma subdural, es necesario:
- Evitar, en la medida de lo posible, accidentes y caídas que puedan causar traumatismos craneales. Se recomienda:
- Utilizar el equipo de seguridad necesario en el trabajo o la práctica deportiva.
- Ponerse el cinturón de seguridad en el coche.
- Extremar la precaución durante la conducción.
- Evitar el alcohol y otras sustancias nocivas que dañen el cerebro.
- Recibir atención médica tras una lesión en la cabeza, aunque no se manifiesten síntomas.
¿Qué médico trata el hematoma subdural?
Los especialistas en neurología y neurocirugía son los responsables de diagnosticar y tratar el hematoma subdural.
Diagnóstico
Si se presenta alguno de los síntomas anteriormente descritos o se ha sufrido una lesión en la cabeza, será necesario realizar pruebas de diagnóstico por imagen para determinar la existencia de hematomas:
- Tomografía computarizada.
- Resonancia magnética: particularmente precisa para observar hematomas subdurales crónicos.
Tratamiento
El tratamiento del hematoma subdural dependerá de su tamaño. En el caso de hematomas subdurales pequeños en adultos, puede que solo sea necesario observar y esperar, ya que la sangre se absorbe espontáneamente. Cuando se trata de hematomas grandes que causan síntomas graves, sin embargo, se necesita tratamiento inmediato:
- Trepanación para reducir la presión intracraneal: se realiza una pequeña perforación en el cráneo para drenar la sangre.
- Craneotomía para extraer los hematomas grandes o los coágulos de sangre, en caso de haber evolucionado de forma crónica. Además, se introduce un tubo de drenaje que se mantiene durante varios días por la posibilidad de que el hematoma reaparezca.
- Medicación:
- Se retiran de forma temporal los medicamentos anticoagulantes en los pacientes que los tomen.
- Se administran fármacos que favorecen la coagulación.
- Según la gravedad de los síntomas, pueden utilizarse diuréticos y corticoides para reducir la hinchazón cerebral y anticonvulsivos para controlar las convulsiones.
- Fisioterapia: para tratar de revertir las posibles secuelas del hematoma.