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Blog del equipo de Cardiología del Hospital La Luz
Con frecuencia la presencia de un soplo en la auscultación lleva al diagnóstico de un problema en una válvula cardiaca. Las valvulopatías son aquellas enfermedades que afectan a una o más válvulas del corazón, debido a que o no se abren o cierran de manera correcta, lo que influye en el buen funcionamiento del corazón. Las válvulas del corazón son la mitral, la aórtica, la pulmonar y la tricúspide. La causa puede ser congénita o adquirida, aunque la más frecuente es la degeneración valvular.
A la vez que el músculo del corazón se contrae y se relaja, las válvulas se abren y se cierran, comportándose como "aletas" que permiten, de manera alternativa, que el flujo sanguíneo entre y salga de los ventrículos y las aurículas, evitando el retroceso del flujo de sangre. Las cuatro válvulas cardiacas son:
-La válvula mitral. Está entre la aurícula izquierda y el ventrículo izquierdo.
- La válvula aórtica. Está localizada entre el ventrículo izquierdo y la aorta.
- La válvula tricúspide. Está localizada entre la aurícula derecha y el ventrículo derecho.
- La válvula pulmonar. Se sitúa entre el ventrículo derecho y la arteria pulmonar.
Las válvulas normales tienen tres velos, excepto la válvula mitral, que solo tiene dos. No obstante existen otras anomalías, como la válvula aórtica bicúspide en la que desde el nacimiento la válvula aórtica tiene únicamente dos velos.
Cuando enferma una válvula puede generar insuficiencia valvular cuando los velos no se cierran de manera correcta y hacen que la sangre circule de manera contraria al flujo normal (regurgitación). De manera alternativa o simultánea puede producirse una estenosis, en la que os velos se vuelven rígidos o gruesos y estrechan el orificio por donde la sangre circula dentro de la válvula.
Las valvulopatías son una enfermedad común; hasta el 4% de las personas mayores de 70 años tiene algún grado de estenosis aórtica, y el 1.6% de la población general tiene una insuficiencia mitral, al menos moderada, y este porcentaje aumenta de manera progresiva con la edad.
Al degenerarse las válvulas pueden engrosarse los velos, más común en la válvula aórtica o la mitral, depositándose calcio en los mismos. La válvula mitral también puede degenerarse de manera que los velos son excesivamente largos y elásticos, provocando un cierre inadecuado que se conoce como prolapso vavlular. Además de la degeneración valvular, las valvulopatías pueden ser secundarias a infecciones como la endocarditis infecciosa o fiebre reumática o secundarias a un agrandamiento de las cavidades del corazón, la aurícula o el ventrículo.
La sintomatología de los pacientes con valvulopatía suele aparecer de manera lenta y progresiva, por lo que, inicialmente, durante años se pueden no tener síntomas. A veces, la aparición de otra enfermedad, como un cuadro infeccioso o la caída en arritmia rápida, provoca la primera descompensación. Lo más frecuente es la aparición de falta de aire (disnea) con los esfuerzos, de inicio lento y progresivo que puede acompañarse de hinchazón de los pies o miembros inferiores (edemas). Otros síntomas puedes ser desmayos o pérdidas de conocimiento, palpitaciones o incluso dolor torácico.
Para evaluar las valvulopatías es preciso realizar fundamentalmente un electrocardiograma y un ecocardiograma.La ecocardiografía cardiaca muestra las válvulas que están afectadas y con qué severidad. Y ofrece información de los tamaños y funcionalidad de las diferentes cavidades cardíacas, lo que es determinante para decidir el mejor tratamiento a seguir. También puede informar sobre la presencia de la hipertensión pulmonar. El corazón y la circulación pulmonar están íntimamente relacionados y la afectación de uno comporta a largo plazo la afectación del otro. Es importante saberlo a la hora de decidir la mejor opción terapéutica. En ocasiones puede ser necesario realizar un cateterismo cardíaco, sobretodo antes de una intervención sobre una valvulopatía.
El tratamiento de las valvulopatías en fases menos evolucionadas es farmacológico y cuando los síntomas aparecen o según los hallazgos en el ecocardiograma se indica el tratamiento quirúrgico en el que se repara o cambia la válvula afectada. Recientemente, han aparecido técnicas no quirúrgicas y, por lo tanto, menos invasivas, pero que en muchos casos aún tienen que demostrar resultados no inferiores en relación con la cirugía.
En pacientes con valvulopatías es particularmente es importante tener una adecuada higiene dental, pues los gérmenes de la boca tienen especial predilección por adherirse a las válvulas enfermas e infectarlas, lo que se denomina endocarditis infecciosa.
Cuando está indicado el tratamiento quirúrgico se opta por reparar las válvulas cardiacas siempre que sea posible en lugar de reemplazarlas, ya que ayuda a preservar la función cardíaca y se evitan las complicaciones derivadas del uso de prótesis artificiales. En estos casos, se elimina el segmento dañado de la válvula que no se cierra correctamente y luego se juntan los bordes cortados. Esto permite que la válvula funcione correctamente y detenga la fuga. Luego, se refuerza el anillo alrededor de la válvula mediante la implantación de un anillo artificial (procedimiento llamado anuloplastia).
En algunas personas, como las que tienen estrechamiento de la válvula mitral o aórtica (estenosis) y válvulas muy calcificadas, las válvulas no pueden ser reparadas. En estos casos la opción quirúrgica es el reemplazo de las válvulas cardiacas en las que se pueden utilizar diferentes tipos de prótesis:
- Prótesis biológicas. Realizadas a partir de tejidos de animal (sobre todo del cerdo y de la vaca). Tienen un excelente perfil de riesgo tromboembólico (riesgo de hacer coágulos y embolias) por lo que no requieren de tratamiento anticoagulante (Sintrom®), pero presentan una durabilidad limitada ya que se deterioran con el paso de los años. Son la mejor opción para pacientes de mayor edad o con contraindicaciones para la anticoagulación.
- Prótesis mecánicas. Realizadas fundamentalmente con titanio y carbono. Presentan una excelente durabilidad por lo que es muy infrecuente que los pacientes requieran ser reintervenidos, pero requieren tomar anticoagulantes de forma indefinida (Sintrom®), ya que sin este tratamiento existe un riesgo de tener embolias.
Desde hace algunos años, se han desarrollado técnicas con las que es posible reparar o sustituir las válvulas del corazón a través de un catéter (introducido por la ingle en la mayoría de los casos). Estos tratamientos percutáneos ofrecen una opción de tratamiento para pacientes con un alto riesgo quirúrgico.
Los dos principales tratamientos con catéter para las valvulopatías son: el remplazo valvular aórtico percutáneo (TAVI por sus siglas en inglés), para el tratamiento de la estenosis aórtica, y la reparación mitral percutánea con el dispositivo MitraClip, para el tratamiento de la insuficiencia mitral.
De manera que si padece una valvulopatía al menos moderada o grave, consulte con un especialista en esta patología que le asesore sobre el seguimiento más adecuada para su patología.
Por la doctora Alejandra Carbonell responsable de la Unidad de Valvulopatías
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