El calor no solo agota, puede alterar el comportamiento y la lucidez

El calor no solo agota, puede alterar el comportamiento y la lucidez

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6 de agosto de 2025
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El golpe de calor es mucho más que un mareo o una bajada de tensión. Inmersos en la segunda ola de calor del verano, que se extenderá hasta el domingo, se ha detectado un aumento de casos con síntomas que van más allá del agotamiento físico. "Cuando la temperatura corporal supera los 40 grados, no solo fallan los órganos, también empieza a fallar el juicio", explica la doctora Esther Hurtado, jefa del Servicio de Urgencias del Hospital Quirónsalud Marbella.

Durante las últimas semanas y, coincidiendo con los picos de calor en la provincia de Málaga, su equipo ha atendido a diez personas con síntomas compatibles con golpe de calor. Aunque ninguno de los casos ha sido mortal, sí han requerido tratamiento urgente por cuadros avanzados que afectaban tantos al sistema circulatorio como al sistema nervioso. "Inicialmente los pacientes presentan aumento de la temperatura corporal, sudoración profusa, taquicardia, hipotensión, fatiga, debilidad, calambres musculares, mareo, dolor de cabeza, náuseas y piel fría", indica. Cuando se llega a los 40°C y "se instaura el golpe de calor, los pacientes comienzan a tener síntomas de afectación general como vómitos, confusión, agitación, delirium, comportamiento extraño, incoherencia al hablar, convulsiones o pérdida de conciencia. Posteriormente aparecen señales de daño multiorgánico, como insuficiencia renal, fallo hepático o disfunción respiratoria".

El cuerpo pierde el control

Aunque el término "golpe de calor" se asocia a menudo con la exposición solar directa, la causa real es la incapacidad del cuerpo para disipar el exceso de temperatura interna, sobre todo cuando se superan los 30°C y hay humedad, se practica ejercicio intenso o se está en ambientes mal ventilados. "Hasta los 30 grados el organismo puede regular bien la temperatura corporal. Pero, a partir de ahí, si se suman otros factores, esa autorregulación falla", explica la doctora Hurtado.

Dra Esther Hurtado webDra Esther Hurtado web

El resultado no es solo una subida de temperatura, sino una alteración del sistema termorregulador del cerebro, que puede derivar en conductas incoherentes y estados de desorientación. Esto lo convierte en un cuadro específicamente peligroso para personas mayores, pacientes con enfermedades crónicas, personas con discapacidad cognitiva o quienes toman medicación que afecta a la respuesta térmica.

Algunos medicamentos pueden agravar el riesgo de golpe de calor sin que el paciente lo sepa. Según advierte la Dra. Hurtado, son "fármacos muy comunes, como diuréticos y betabloqueantes (para la tensión), antidepresivos tricíclicos, benzodiacepinas o medicamentos con efecto anticolinérgico". Todos ellos pueden alterar la capacidad del organismo para disipar el calor, por lo que se recomienda mayor vigilancia y prevención en quienes lo utilizan.

Un caso real: demencia leve y un paseo bajo el sol de Marbella

La doctora recuerda un episodio reciente que ilustra bien estos riesgos ocultos: un hombre octogenario, con demencia leve, fue hallado desorientado en un banco tras realizar una caminata bajo el sol con ropa de invierno. "Vivía solo y nadie pudo advertirle del peligro. Fue un ejemplo claro de la vulnerabilidad de ciertos colectivos frente al calor extremo", asegura la doctora Hurtado.

El paciente fue trasladado a Urgencias de Quirónsaludsalud y, tras la estabilización y tratamiento, recibió el alta días después. Pero este caso ha servicio al equipo médico para hacer hincapié en la importancia de vigilar de cerca a quienes no pueden identificar el peligro por sí solos.

Más prevención y menos confianza

"Aunque la población está más concienciada que antes, seguimos viendo casos que se podrían evitar", apunta la doctora. A modo de recordatorio, insiste en medidas básicas como evitar la exposición al sol entre las 11:00 y las 17:00 horas; beber al menos dos litros de agua al día, aunque no se tenga sed; evitar el alcohol, la cafeína y las bebidas azucaradas; usar ropa ligera y clara, protección solar, sombrero y gafas de sol; adaptar la jornada laboral en trabajos al aire libre; y, por supuesto, vigilar a mayores y personas con enfermedades crónicas o que vivan solas.

Cómo actuar si alguien sufre un golpe de calor

En caso de sospecha, la prioridad es actuar con rapidez: "Avisar a emergencias (llamando a los teléfonos 061 o 112), retirar al afectado del ambiente caluroso llevándolo a un lugar ventilado y a la sombra, desvestirlo, aplicar paños fríos o compresas mojadas con agua fría en cuello, axilas e ingles, y ofrecerle agua fría ( en caso de que el paciente no tenga alteración de la conciencia)".

El golpe de calor puede ser silencioso, progresivo y, a veces, invisible a los ojos de quien lo sufre. Por eso, la doctora Hurtado recuerda que "la prevención no es solo una cuestión de hidratación, sino también de atención y acompañamiento".


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