Acromegalia

¿Cuáles son las características de la acromegalia? Todo sobre las causas que la provocan, los síntomas más significativos y los mejores tratamientos para controlarla.

Síntomas y causas

Normalmente, la acromegalia causa un crecimiento anormal de los huesos, especialmente de los de la cara, las manos y los pies. Este trastorno endocrino se desarrolla en la edad adulta, ya que cuando se segrega más cantidad de hormona GH de lo normal en la niñez se considera gigantismo, que afecta también a las extremidades inferiores.

Los tratamientos actuales permiten controlar los efectos de la acromegalia y mejorar el aspecto físico, que prácticamente vuelve a su estado inicial. Sin embargo, cuando la enfermedad no se gestiona, se pueden ver afectadas otras partes del cuerpo y derivar en problemas graves de salud.

Síntomas

Los principales síntomas de la acromegalia se manifiestan poco a poco. Por lo tanto, se suele tardar en percibirlos y en relacionarlos con los signos menos habituales, lo que dificulta el diagnóstico. Entre los más significativos, están:

  • Manos y pies más grandes de lo normal.
  • Alteración de los rasgos faciales debido al crecimiento del maxilar inferior, del arco superciliar y de los huesos de la nariz, así como al agrandamiento de los labios.
  • Hipersudoración con olor.
  • Dientes separados.
  • Agrandamiento del corazón.
  • Debilidad muscular.

Además de las características típicas de la acromegalia, los pacientes muestran alteraciones provocadas por el tumor hipofisario, como dolores de cabeza, hipertensión, hipercolesterolemia, arritmias cardiacas o diabetes.

Causas

La principal causa de la acromegalia es un exceso de la hormona del crecimiento, que suele estar originado por dos tipos de tumores: un adenoma en la pituitaria, que presiona los tejidos que la rodean, o un tumor en otras partes del cuerpo como las glándulas suprarrenales, los pulmones o el páncreas.

Complicaciones

Cuando la enfermedad no se trata adecuadamente, pueden surgir complicaciones que ponen en riesgo la salud de quien la padece. Entre ellas destacan la hipertensión, la hipercolesterolemia, la miocardiopatía, la artrosis, la diabetes, el bocio o los problemas de visión.

Prevención

La acromegalia no se puede prevenir. Una vez diagnosticada, el tratamiento ayuda a paliar los síntomas y minimizar el riesgo de complicaciones.

Diagnóstico

Diagnosticar esta enfermedad rara es complicado, ya que los síntomas se pueden confundir con otras patologías o con los efectos naturales del paso del tiempo en el cuerpo de las personas. Estudiar con atención el historial del paciente y escuchar sus preocupaciones son, por lo tanto, las bases para sospechar de la presencia de acromegalia y solicitar pruebas adicionales que la confirmen. Los exámenes más útiles en este caso son:

  • Analítica para comprobar los niveles de GH y del factor de crecimiento insulinoide (IGF-1).
  • Resonancia magnética para observar el hipotálamo y la hipófisis. Permite detectar las causas por las que no funcionan adecuadamente.

Tratamiento

Existen diversos tratamientos eficaces para la acromegalia que se adaptan a las diferentes necesidades y características de cada persona. Los más habituales son:

  • Cirugía para extraer el tumor: suele ser la opción con mejores resultados cuando los adenomas son pequeños y pueden retirarse por completo.
  • Medicamentos: son la solución para los casos en que no se puede extraer el tumor por completo. Se suele recurrir a fármacos que reducen la producción o bloquean los efectos de la hormona del crecimiento.
  • Radioterapia: puede tratar los restos del tumor que no se hayan podido eliminar o reducir los niveles hormonales después de la intervención quirúrgica.