Alergia al polen

Información sobre las causas, los síntomas y los tratamientos para la reacción anormal del sistema inmunitario ante el polen.

Síntomas y causas

La alergia al polen es una reacción inmunitaria exagerada y anormal frente a proteínas presentes en el polen liberado por diferentes plantas durante sus ciclos reproductivos. En personas alérgicas, el sistema inmunológico detecta estas proteínas como dañinas (alérgenos), lo que desencadena una inflamación y síntomas respiratorios.

El polen se genera solamente en la época de reproducción de las plantas, por lo que esta alergia, a pesar de ser una enfermedad crónica, se presenta de forma estacional. En la mayoría de los casos, los síntomas empeoran en los días secos y ventosos, ya que el polen suele ser fino y trasladarse fácilmente con el viento.

Existen varios tipos distintos de alergia dependiendo de la planta que produzca el polen que desencadena la reacción inmunitaria:

  • Alergia a las gramíneas: es la más frecuente. Se produce con el polen del césped, el heno, el trigo, la avena o la cebada. Se da principalmente en primavera y a principios de verano.
  • Alergia al polen de los árboles: puede generarla una gran variedad de árboles, como el olivo, los cipreses, las arizónicas, el roble, el plátano de sombra o el abedul. Suele producirse a finales del invierno y principio de la primavera.
  • Alergia a la maleza: surge de las plantas que crecen de forma espontánea, como la artemisa, el plantago, la salsola o la parietaria. Es frecuente durante el verano y el comienzo del otoño, sobre todo en septiembre.

Síntomas

Los síntomas de la alergia al polen suelen ser leves y durar poco tiempo. Los más característicos son:

  • Rinitis: picor nasal, estornudos, congestión.
  • Conjuntivitis: picor ocular, lagrimeo, enrojecimiento de los ojos.
  • En ocasiones, asma: sibilancias, tos, dificultad para respirar.

Causas

Las alergias se producen por un error del sistema inmunitario, que genera anticuerpos frente a una sustancia que no es peligrosa para el organismo. En el caso de la alergia al polen, los síntomas surgen cuando se inhala una gran cantidad de este alérgeno.

Factores de riesgo

El riesgo de padecer alergia al polen es mayor en estos casos:

  • Edad: es más frecuente en los niños y los jóvenes.
  • Predisposición genética.
  • Antecedentes familiares.
  • Otras alergias.
  • Asma.
  • Concentración alta de polen.
  • Contaminación atmosférica, ya que puede potenciar la acción alérgena del polen.

Complicaciones

La alergia al polen puede provocar otras enfermedades, entre las que destacan:

  • Asma alérgica.
  • Conjuntivitis alérgica.
  • Pérdida del olfato o el gusto (normalmente, de forma temporal).
  • Dermatitis alérgica.
  • En casos muy raros, anafilaxia, que se manifiesta con dificultad para respirar, inflamación de la garganta, hipotensión y pulso acelerado.

Prevención

La alergia al polen no se puede prevenir, pero los síntomas son menores si se toman ciertas precauciones:

  • Evitar el contacto con las plantas que producen la alergia.
  • Permanecer en espacios cerrados en los días con mayor concentración de polen.
  • Evitar salir a la calle entre las cinco y las diez de la mañana y las siete y las diez de la noche, ya que suele aumentar la cantidad de polen en el aire.
  • Utilizar gafas de sol.
  • Llevar mascarilla.
  • Colocar filtros antipolen en los aparatos de aire acondicionado.
  • Limpiar el polvo con una bayeta húmeda y limpiar el suelo con aspirador para evitar que el polen vuele.
  • Tender la ropa en el interior.
  • Lavar la fruta o pelarla antes de comerla.

¿Qué médico trata alergia al polen?

La alergia al polen se diagnostica y se trata en la especialidad de alergología. También interviene el especialista en neumología.

Diagnóstico

Normalmente, el estudio de la historia clínica es suficiente para diagnosticar la alergia al polen. Para determinar el tipo concreto, se hace un test epicutáneo en el que se colocan sobre la piel alérgenos de distintas clases para valorar la respuesta inmunitaria.

Mediante un análisis de sangre, se comprueba la presencia de los anticuerpos específicos que provocan la alergia y, además, se cuantifica.

Tratamiento

La alergia al polen no tiene cura, pero los tratamientos adecuados reducen notablemente los síntomas para mejorar la calidad de vida de los pacientes.

Además de tomar las medidas descritas anteriormente para prevenir los síntomas, están indicadas las siguientes terapias:

  • Antihistamínicos para reducir el picor, disminuir la mucosidad y calmar los estornudos.
  • Inmunoterapia: la vacuna frente a la alergia al polen modifica la respuesta del organismo ante el alérgeno. Suelen ser necesarias varias dosis a lo largo de tres o cinco años para conseguir el resultado esperado.
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