Bronquiolitis
¿Conoces los síntomas de la bronquiolitis? Información sobre las causas, los tratamientos y cómo aprender a detectar esta enfermedad en los más pequeños.
Síntomas y causas
La bronquiolitis es una enfermedad vírica que provoca inflamación en los bronquiolos, que son las vías respiratorias más pequeñas de los pulmones. Esta hinchazón se produce debido a la acumulación de mucosidad en su interior. Es causada principalmente por el virus respiratorio sincitial (VRS) y es el motivo principal de hospitalización en Pediatría.
Se trata de una enfermedad común en los bebés y los niños, que a menudo muestran signos de dificultad para respirar puesto que la bronquiolitis puede causar una obstrucción del flujo de aire.
A pesar de que no existe una clasificación que abarque todas las características de la enfermedad, se suele utilizar la histológica porque es más sencillo relacionarla con los síntomas que se manifiestan. Según esta clasificación se puede hablar de tres tipos de bronquiolitis:
- Bronquiolitis celular: aumenta la inflamación en la pared de los bronquiolos.
- Bronquiolitis obliterante o proliferativa: presenta pólipos que estrechan las vías respiratorias.
- Bronquiolitis constrictiva: se produce un estrechamiento de los bronquiolos causado por fenómenos cicatriciales.
La bronquiolitis en adultos es poco común y, cuando se produce, no suele ser de origen infeccioso. En estos casos, se relaciona con factores ambientales como la inhalación de tóxicos o con una complicación tras un trasplante de pulmón.
Síntomas
Los síntomas iniciales de la bronquiolitis pueden confundirse con los de un catarro, ya que son principalmente:
- Fiebre, aunque no se da en todos los casos.
- Congestión y goteo nasal.
- Tos.
Algunos síntomas pueden ser graves en el caso de los bebés, que en ocasiones precisan de hospitalización. Conviene prestar atención a su estado de salud y acudir a urgencias cuando:
- Se marcan las costillas en exceso cuando intenta respirar (tiraje intercostal).
- Respira con dificultad y no puede emitir sonidos, ni siquiera al llorar.
- No come suficiente en cada toma.
- Tiene la piel y los labios azulados.
- Emite sibilancias al respirar.
- Está débil.
Causas
La bronquiolitis está causada por un virus, normalmente el virus respiratorio sincitial (VRS). Cuando se produce el contagio, los bronquiolos se irritan y se inflaman, por lo que la mucosidad se acumula e impide que el aire fluya libremente.
Factores de riesgo
El principal factor de riesgo para contraer bronquiolitis es la edad, ya que afecta principalmente a menores de dos años. Dentro de este rango, hay más probabilidades de contagio en niños:
- Prematuros.
- Con afecciones pulmonares.
- Con alguna enfermedad del corazón.
- Inmunodeprimidos.
- Que tienen hermanos o acuden a la guardería.
- Expuestos al humo del tabaco de forma regular.
Complicaciones
La falta de oxígeno es la principal complicación de la bronquiolitis. Además, los casos más graves pueden causar deshidratación o insuficiencia respiratoria.
Prevención
La mejor forma de prevenir el contagio es evitar el contacto con personas infectadas por el virus. El lavado frecuente de manos y el uso de mascarilla son fundamentales para minimizar los riesgos cuando los cuidadores están enfermos.
Recientemente, se ha incluido la vacuna frente al VRS en el calendario para menores de 6 meses con el objetivo de lograr la inmunidad, evitar los casos graves y reducir las hospitalizaciones.
¿Qué médico trata la bronquiolitis?
Quienes tratan y diagnostican la bronquiolitis son especialistas en Neumología y Pediatría y sus Áreas Específicas.
Diagnóstico
Los neumólogos y los pediatras suelen diagnosticar la bronquiolitis analizando los síntomas referidos por los cuidadores y utilizando el fonendoscopio para escuchar los pulmones.
Cuando hay alguna sospecha de complicaciones con otras enfermedades o por un cuadro grave de bronquiolitis, se pueden solicitar pruebas adicionales como una radiografía de tóraxRadiografía de tóraxRadiografía que descarte la neumonía o un análisis de sangre para comprobar los niveles de oxígeno.
Tratamiento
Al tratarse de una infección vírica, no hay un tratamiento que cure la enfermedad. En la mayoría de los casos, se recomienda reposo durante una o dos semanas y medicación para evitar el malestar, como antipiréticos para la fiebre o nebulizadores de albuterol para facilitar la entrada de aire en los pulmones.
Cuando se necesita hospitalización, se recurre a la mascarilla de oxígeno para que los órganos del cuerpo reciban el flujo necesario y a la hidratación intravenosa.