Cáncer del cuello del útero

¿Cuál es la relación del cáncer del cuello de útero con el VPH? Toda la información sobre las causas, los síntomas y el tratamiento para este tipo de cáncer.

Síntomas y causas

El cáncer del cuello de útero, también denominado cáncer de cérvix o cáncer cervicouterino, es la proliferación anormal y descontrolada de células malignas en el cuello del útero, la estrecha porción final inferior del útero que lo conecta con la vagina. Es uno de los cánceres más habituales del aparato genital femenino y, si se detecta a tiempo, tiene muy buen pronóstico.

En función de las células que originen el cáncer, se distinguen dos tipos principales de cáncer de cuello uterino:

  • Carcinoma epidermoide: surge de las células escamosas, células delgadas y planas que se encuentran en el ectocérvix, la parte más inferior del cuello uterino. Es el tipo más frecuente.
  • Adenocarcinoma: se origina en las células glandulares que revisten el endocérvix, la parte interna del cuello uterino que forma el canal que conecta con la vagina. Estas células tienen forma de columna y producen mucosidad.

Síntomas

En sus fases iniciales, el cáncer de cuello uterino no suele presentar síntomas. A medida que avanza, se puede manifestar lo siguiente:

  • Sangrado vaginal postcoital, entre menstruaciones o durante la menopausia.
  • Sangrado menstrual más copioso y de mayor duración de lo normal.
  • Flujo vaginal abundante, sanguinolento y maloliente.
  • Dolor pélvico.
  • Dolor durante las relaciones sexuales.

Si el cáncer se ha diseminado, pueden aparecer síntomas adicionales:

  • Dificultad o dolor al orinar o evacuar, con sangre en la orina o en las heces.
  • Dolor lumbar.
  • Dolor abdominal.
  • Hinchazón en las piernas.

Causas

La proliferación anormal de células es causada por una mutación genética en el ADN de las células que altera los procesos de reproducción y muerte celular. El exceso de células se acumula formando un tumor que invade los tejidos circundantes. En el caso de cáncer de cuello uterino, este proceso es muy lento y progresivo: comienza con la denominada neoplasia cervical intraepitelial, una lesión celular caracterizada por la modificación irreversible del ADN de las células del epitelio exocervical. Es un estado precanceroso que, si no se trata, puede evolucionar y transformarse en un carcinoma.

Tanto las lesiones precancerosas como el cáncer de cérvix están muy relacionados con el virus del papiloma humano (VPH), siendo este el causante de la mayor parte de los casos de cáncer, especialmente los serotipos VPH-16 y VPH-18. Estos virus tienen dos proteínas, E6 y E7, que desactivan algunos genes supresores de tumores, como el p53 y el Rb, que regulan el crecimiento celular y provocan la muerte de las células. Esa desactivación puede causar el crecimiento celular descontrolado y la formación de neoplasias y tumores cancerígenos. No obstante, solo un pequeño porcentaje de mujeres con VPH llegan a desarrollar el cáncer.

Factores de riesgo

Las probabilidades de desarrollar un cáncer del cuello del útero aumentan en estos supuestos:

  • Mayor exposición a infecciones de transmisión sexual (ITS): aumenta el riesgo de contraer VPH.
    • Relaciones sexuales sin protección.
    • Inicio de la actividad sexual a edad temprana.
    • Numerosas parejas sexuales.
    • Parejas sexuales de riesgo.
  • Sistema inmunitario comprometido.
  • Presencia de otras ITS, como herpes, clamidia, gonorrea, sífilis o VIH.
  • Tabaquismo: el tabaco hace que la infección por VPH dure más tiempo.
  • Antecedentes de cáncer o lesiones precancerosas en la vulva, la vagina o el ano.
  • Antecedentes familiares de cáncer de cuello uterino.
  • Uso de anticonceptivos orales.
  • Tres o más embarazos a término.
  • Exposición al dietilestilbestrol, un medicamento para prevenir el aborto espontáneo que se administró hasta 1971. Un tipo poco frecuente de cáncer de cuello de útero, el adenocarcinoma de células claras, tiene una incidencia mayor en mujeres cuyas madres tomaron este fármaco.

Complicaciones

La principal complicación del cáncer es la metástasis, es decir, su diseminación a otras partes del organismo. El cáncer de cuello uterino puede expandirse directamente a los órganos y tejidos cercanos, como el resto del aparato reproductor o el sistema urinario, o puede penetrar en los vasos linfáticos uterinos y extenderse a cualquier otra parte. La metástasis, además de provocar daños en los órganos afectados, reduce la eficacia del tratamiento y, con ello, la esperanza de vida.

Prevención

Las siguientes medidas ayudan a prevenir el cáncer cervicouterino:

  • Vacunarse contra el VPH.
  • Realizar pruebas de Papanicolau (citologías cervicales) periódicas.
  • Mantener relaciones sexuales siempre con protección.
  • Evitar el tabaco.

¿Qué médico trata el cáncer del cuello uterino?

El cáncer de cuello uterino se diagnostica y se trata en las unidades de Ginecología y Obstetricia y Oncología Médica.

Diagnóstico

Para diagnosticar el cáncer de cuello uterino se realizan diferentes pruebas:

  • Pruebas de prevención o detección temprana: exámenes rutinarios en los que se pueden apreciar lesiones precancerosas antes de que se presenten síntomas.
    • Test de Papanicolau (citología cervical): consiste en tomar y analizar una muestra de la mucosidad del ectocérvix y del endocérvix.
    • Prueba del VPH: en las muestras tomadas también se puede detectar la presencia de infección por VPH. Si el resultado es positivo, se hace un estudio del ADN del virus para identificar el serotipo específico del virus.
  • Pruebas diagnósticas: si en las pruebas anteriores se observan signos indicativos de cáncer, se realizan pruebas adicionales.
    • Colposcopia: se introduce en la vagina un instrumento con lentes binoculares de aumento (colposcopio) para examinar en detalle el cuello uterino.
    • Biopsia: se analiza una muestra del tejido del cuello uterino para identificar el cáncer.
      • Biopsia con sacabocados: se extraen varias porciones pequeñas y redondas de tejido con un instrumento cortante de punta redonda.
      • Legrado o raspado endocervical: con un instrumento en forma de cuchara (cureta), se extrae una pequeña cantidad de células cervicouterinas.
      • Escisión electroquirúrgica con asa: el tejido se extirpa mediante un alambre fino y electrificado.
      • Conización: se extrae una muestra más grande, en forma de cono, de las capas más profundas de células del cuello del útero.
  • Pruebas de diagnóstico por imagen, como radiografía, resonancia magnética o tomografía computarizada: si el diagnóstico de cáncer es positivo, los estudios de imagen pueden mostrar la ubicación del cáncer y su grado de expansión.
  • Examen visual de la vejiga, la uretra, el recto y el colon: mediante una sonda con luz incorporada se busca la presencia de células cancerígenas en esas zonas. También se puede extraer una muestra de tejido para su análisis.
  • Biopsia del ganglio centinela: consiste en identificar, extirpar y analizar el ganglio linfático centinela, esto es, el primer ganglio linfático donde es más probable que las células cancerosas se diseminen. La presencia de cáncer en el ganglio es indicativo de su diseminación a través del sistema linfático. Para localizarlo, se inyecta en el tumor una sustancia radiactiva o colorante que se acumula en el ganglio centinela, dejándolo visualmente marcado.

Tratamiento

El tratamiento del cáncer de cuello uterino depende del estadio en el que se encuentre. Las opciones son:

  • Tratamiento quirúrgico: en etapas iniciales, cuando solo existe neoplasia intraepitelial cervical o el cáncer aún no se ha extendido al resto del organismo, se puede extirpar mediante cirugía.
    • Conización: este procedimiento permite extirpar completamente un tumor de tamaño pequeño.
    • Cirugía ablativa: las lesiones precancerosas pueden eliminarse mediante criocirugía o cirugía láser.
    • Traquelectomía: se extirpa todo el cuello del útero y parte del tejido circundante. Esta operación deja el útero intacto, por lo que no afecta a la capacidad reproductiva.
    • Histerectomía: extirpación del útero y el cuello uterino. Esta cirugía impide un futuro embarazo. Si el cáncer está muy avanzado, se extirpan también otros órganos y tejidos:
      • Histerectomía radical: implica la extirpación del útero, el cuello uterino, los tejidos adyacentes (el parametrio y los ligamentos uterosacros), la parte superior de la vagina y los ganglios linfáticos.
      • Histerectomía radical modificada: similar al procedimiento anterior, pero extirpando una menor cantidad de tejido y sin extraer los ganglios.
  • Radioterapia: cuando se trata de un tumor de tamaño grande o está extendido fuera del cuello uterino, se aplican haces de energía que destruyen las células cancerosas. También suele utilizarse tras la cirugía para evitar la reaparición del cáncer.
  • Quimioterapia: en caso de amplia diseminación del cáncer o recidiva, se administran fármacos muy potentes que actúan contra las células cancerosas. Se suele usar en combinación con la radioterapia y antes de la cirugía para reducir el tamaño del tumor.
  • Exenteración pélvica: si después de los tratamientos anteriores el cáncer persiste o reaparece en la pelvis, se extraer algunos o todos los órganos pélvicos, incluyendo los órganos reproductores, la vejiga, la uretra, el recto o el ano. Este procedimiento requiere posteriormente el uso de técnicas quirúrgicas de reconstrucción o la creación de aberturas permanentes en el abdomen para la salida de la orina (urostomía) y de las heces (colostomía) y su recogida en bolsas.
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