Celulitis infecciosa

¿Por qué se produce una celulitis infecciosa? Toda la información sobre esta patología: causas, síntomas y tratamiento.

Síntomas y causas

La celulitis infecciosa es una infección bacteriana aguda que afecta a la piel y al tejido subcutáneo. Generalmente es unilateral y se desarrolla en la piel de la parte inferior de la pierna, aunque puede aparecer en cualquier zona del cuerpo. Es una patología muy frecuente que suele tener buen pronóstico pero, si no se trata a tiempo, puede resultar muy grave.

Síntomas

Los síntomas frecuentes de celulitis infecciosa incluyen:

  • Dolor y sensibilidad al tacto en la zona afectada.
  • Enrojecimiento.
  • Hinchazón.
  • Irritación o erupción que se propaga.
  • Sensación de calor.
  • Superficie cutánea con aspecto de piel de naranja.
  • Estrías rojas.
  • Fiebre.
  • En ocasiones, úlceras o ampollas purulentas (celulitis purulenta).

Si la celulitis se agrava, puede aparecer malestar general, dolor muscular, sudoración, mareos o letargo.

Causas

Las bacterias que más frecuentemente originan la celulitis infecciosa son el Streptococcus pyogenes y el Staphylococcus aureus, que generalmente se encuentran en la piel y las mucosas e ingresan al organismo a través de una lesión cutánea existente, como heridas abiertas, quemaduras, cortes, eccemas o abscesos.

Aunque menos habitualmente, la celulitis puede deberse a la acción de otras bacterias en contextos determinados:

  • Estreptococos del grupo B, en adultos mayores con diabetes.
  • Bacilos gramnegativos, en niños.
  • Pseudomonas aeruginosa, en personas con diabetes o neutropenia, pacientes hospitalizados o usuarios de bañeras de hidromasaje.
  • Pasteurella multocida, transmitida por una mordedura de gato.
  • Capnocytophaga, por una mordedura de perro.

Factores de riesgo

La probabilidad de desarrollar una celulitis infecciosa aumenta en estos supuestos:

  • Presencia de heridas o lesiones en la piel.
  • Patologías cutáneas que ocasionan eccemas o heridas, como dermatitis atópica, pie de atleta, pie diabético o herpes zóster.
  • Antecedentes de celulitis.
  • Linfedema: hinchazón crónica en las extremidades.
  • Sistema inmunitario debilitado.
  • Sobrepeso.

Complicaciones

Si la celulitis infecciosa no se trata a tiempo, tiene un progreso muy rápido y puede provocar la necrosis del tejido y derivar en una gangrena que, de agravarse, puede significar una amputación. Además, la infección puede extenderse a otras partes del cuerpo a través de los ganglios linfáticos y del torrente sanguíneo, causando diferentes trastornos que pueden suponer un riesgo para la vida:

  • Septicemia: el sistema inmunitario reacciona a la infección de forma desproporcionada, pudiendo provocar una disfunción multiorgánica y una disminución de la presión arterial (choque séptico) que puede resultar mortal.
  • Osteomielitis: infección en los huesos que puede causar necrosis ósea.
  • Endocarditis: inflamación del miocardio, el revestimiento de las cámaras y válvulas cardiacas. Puede llegar a provocar una insuficiencia cardiaca o un accidente cerebrovascular.
  • Meningitis: inflamación de las meninges, las membranas que cubren el cerebro y la médula espinal. Es una emergencia médica potencialmente mortal que deja secuelas físicas y neurológicas severas.
  • Síndrome del shock tóxico: produce una insuficiencia multiorgánica con una alta tasa de mortalidad.
  • Fascitis necrosante: infección y necrosis del tejido subcutáneo y la fascia, el tejido conectivo que recubre todas las estructuras corporales. Es muy agresiva y de pronóstico generalmente fatal.

Asimismo, en la celulitis infecciosa es frecuente la recurrencia. Las celulitis recurrentes pueden acabar dañando el sistema de drenaje linfático y provocar una hinchazón crónica en la zona afectada.

Prevención

La forma más eficaz de prevenir la celulitis infecciosa es cuidar y proteger adecuadamente la piel, especialmente en caso de lesiones:

  • Mantener la piel limpia e hidratada.
  • Limpiar y desinfectar correctamente las heridas con agua y jabón.
  • Utilizar cremas o lociones protectoras para las heridas.
  • Cubrir las heridas con una venda limpia y cambiarla frecuentemente.
  • Buscar atención médica si se aprecian signos de infección.
  • En caso de padecer diabetes o trastornos circulatorios, se debe tener un especial cuidado, revisando la piel de forma exhaustiva en busca de lesiones o signos de infección para tratarlos de inmediato y utilizando calzado o guantes de protección siempre que sea necesario.

¿Qué médico trata la celulitis infecciosa?

La celulitis infecciosa se diagnostica y se trata en la consulta de Medicina Familiar y Comunitaria, Medicina Interna y Dermatología Médico-Quirúrgica y Venereología.

Diagnóstico

Normalmente la celulitis infecciosa se diagnostica observando los síntomas físicos presentes en la piel. No obstante, para confirmar el diagnóstico o evaluar su gravedad pueden hacerse las siguientes pruebas:

  • Análisis de sangre: permite identificar marcadores de infección, como unos niveles elevados de leucocitos y proteína C reactiva o una velocidad de sedimentación globular alta. Asimismo, se puede detectar la bacteria específica causante.
  • Cultivo de tejido cutáneo: el agente bacteriano puede identificarse en una muestra del tejido afectado cultivada en laboratorio.
  • Pruebas de diagnóstico por imagen, si se sospecha de complicaciones como osteomielitis, abscesos internos o fascitis necrosante.

Tratamiento

El tratamiento de la celulitis infecciosa puede incluir varias opciones:

  • Administración de antibióticos tópicos u orales para eliminar la infección bacteriana. En casos más graves, se administran por vía intravenosa.
  • Administración de analgésicos, para aliviar el dolor.
  • Reposo, manteniendo la pierna en alto y aplicando compresas frías en la zona afectada para reducir la inflamación y el calor.
  • Drenaje quirúrgico: en caso de abscesos, en posible que deban drenarse para extraer el líquido infectado.
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