Daño psicológico

¿Un accidente de circulación puede provocar daños psicológicos? Toda la información sobre estos posibles trastornos mentales.

Síntomas y causas

Se denomina daño psicológico o psíquico a toda perturbación, síndrome o trastorno psicológico de carácter permanente derivado de un evento traumático que infiere en la esfera personal, social y laboral de la persona. Se trata de una patología común en víctimas de accidentes de tráfico, especialmente si se han producido pérdidas humanas o daños físicos irreparables que impiden hacer vida normal.

Los trastornos psicológicos que con más frecuencia se manifiestan tras un accidente de tráfico son los siguientes:

  • Estado de shock: reacción emocional y fisiológica de gran intensidad que aparece inmediatamente después del accidente. Se caracteriza por bloqueo mental, confusión, falta de reacción e incapacidad de procesar lo ocurrido, aunque también pueden aparecer reacciones histéricas o agresivas. Suele ser temporal.
  • Ansiedad: estado constante de preocupación, angustia y nerviosismo. Pueden aparecer ataques de pánico.
  • Trastorno por estrés agudo: reacción disfuncional e intensa que comienza poco después del accidente. Aumenta la ansiedad, se revive constantemente el episodio, se muestra negatividad y miedo y se pueden desarrollar conductas evitativas, disociación de la realidad o amnesia. Su duración es inferior a un mes.
  • Trastorno de estrés postraumático: si el trastorno por estrés agudo supera el mes, se considera trastorno de estrés postraumático. Puede persistir durante años.
  • Fobias: miedos extremos e irracionales a algo. Tras un accidente circulatorio, es común desarrollar fobia a viajar (hodofobia), a conducir (amaxofobia), a los accidentes (disquitifobia), a las situaciones de las que no se puede salir (agorafobia) o a los espacios cerrados (claustrofobia).
  • Depresión: alteración grave de los pensamientos y los sentimientos, caracterizado por estados de tristeza y desesperanza y por una pérdida del interés y del placer en actividades que antes se disfrutaban.

Síntomas

Entre las señales que indican que la persona puede padecer algún tipo de daño psicológico tras el accidente se encuentran las siguientes:

  • Tristeza.
  • Sentimiento de culpa.
  • Irritabilidad.
  • Cambios bruscos en el estado de ánimo.
  • Nerviosismo.
  • Falta de ilusión e interés por las cosas.
  • Disminución de la autoestima.
  • Pesadillas recurrentes.
  • Flashbacks y recuerdos intrusivos.
  • Amnesia disociativa.
  • Insomnio o hipersomnia.
  • Crisis de pánico.
  • Pensamientos negativos.
  • Conductas evitativas, como no volver a subir a un coche o no pasar por el lugar del accidente.
  • Hipervigilancia: estado de alerta constante.
  • Retraimiento emocional y aislamiento.
  • Pérdida del apetito.
  • Síntomas físicos, como escalofríos, temblores, vómitos, taquicardias, sudoración, dolor de cabeza o molestias gastrointestinales.

Causas

Un accidente de tráfico es una experiencia inesperada y peligrosa que amenaza la vida o la integridad física, provocando una respuesta de miedo extremo que la persona no es capaz de gestionar de forma adecuada. En ocasiones, la persona que desarrolla el trastorno no vive el accidente en primera persona, sino que le sucede a algún amigo o familiar.

Factores de riesgo

Tras un accidente de tráfico, es más probable sufrir daño psicológico en estos casos:

  • Trastornos psicológicos previos, como ansiedad, trastorno obsesivo-compulsivo o depresión.
  • Accidente grave.
  • Padecer secuelas físicas severas a consecuencia del accidente.
  • Ser el conductor.
  • Accidente con víctimas mortales.

Complicaciones

Cuando no se tratan, los trastornos psicológicos pueden afectar seriamente a la calidad de vida del paciente, llegando a ser incapacitantes. El retraimiento y la falta de interés deterioran las relaciones familiares, sociales y laborales, y pueden llevar al aislamiento social. También es frecuente caer en conductas autodestructivas, como el abuso de drogas y alcohol o los trastornos alimenticios, como herramienta de compensación. En trastornos como la depresión o el síndrome de estrés postraumático, además, es habitual tener pensamientos e intentos de suicidio.

Asimismo, el daño psicológico también puede causar problemas graves de salud, ya que los trastornos por estrés y ansiedad suponen un factor de riesgo en el desarrollo de enfermedades cardiovasculares y cerebrovasculares como hipertensión, infarto cerebral o ataque cardiaco.

Prevención

Para evitar sufrir daño psicológico duradero tras vivir un accidente circulatorio es necesario buscar ayuda y apoyo emocional desde el primer momento, ya sea en amigos, familiares, profesionales de la salud mental o grupos especializados de apoyo.

¿Qué médico trata el daño psicológico?

Los trastornos psicológicos se evalúan y tratan en la Unidad de Tráficos y en las Unidades de Salud Mental, por profesionales de Psicología Clínica y Psiquiatría.

Diagnóstico

El diagnóstico de daño psicológico debido a un accidente se fundamenta en dos elementos:

  • Evaluación psicológica clínica: se analizan las circunstancias del accidente y los síntomas manifestados por el paciente, así como sus antecedentes psicológicos.
  • Cuestionarios estandarizados en los que el paciente responde de forma sincera y subjetiva a las cuestiones planteadas y, en función de sus respuestas, se evalúa su estado mental.

Tratamiento

Los trastornos psicológicos derivados de un accidente circulatorio pueden tener varios enfoques:

  • Terapia cognitivo-conductual: el objetivo es identificar y modificar los patrones de pensamiento negativos o catastrofistas, así como aprender herramientas para regular y aceptar las emociones y poder adaptarse a las situaciones.
  • Terapia de exposición: consiste en exponer al paciente gradualmente y de forma segura a sus miedos para que pueda aprender a enfrentarlos. Resulta especialmente útil en el caso de fobias y de estrés postraumático.
  • Tratamiento farmacológico:
    • Antidepresivos: actúan elevando los niveles de serotonina y mejoran el estado de ánimo.
    • Ansiolíticos: inhiben la actividad del sistema nervioso central y disminuyen los efectos de la ansiedad.
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