Enfermedad inflamatoria pélvica
¿A qué se debe la inflamación pélvica en la mujer? Toda la información sobre esta patología: causas, síntomas y tratamientos.
Síntomas y causas
La enfermedad pélvica inflamatoria (EPI o EIP) es una infección que provoca la inflamación de los órganos del tracto reproductivo superior femenino, es decir, la cavidad uterina, las trompas de Falopio y los ovarios. Está provocada por bacterias que acceden al tracto reproductivo a través de la vagina.
Según el órgano afectado, se clasifican los siguientes tipos de enfermedad inflamatoria pélvica:
- Endometritis: inflamación del endometrio.
- Ooforitis: inflamación de uno o ambos ovarios.
- Miometritis: inflamación del miometrio, la musculatura uterina.
- Parametritis: inflamación del parametrio, el conjunto de estructuras que unen el útero a la pelvis.
- Salpingitis: inflamación de las trompas de Falopio. Es una de las infecciones ginecológicas más frecuentes.
La enfermedad inflamatoria pélvica suele manifestarse en mujeres sexualmente activas entre los 15 y los 39 años, siendo muy poco frecuente antes de la primera menstruación, durante el embarazo o después de la menopausia. Si no es tratada a tiempo, puede causar daños permanentes en el aparato reproductor.
Síntomas
Los síntomas de la enfermedad inflamatoria pélvica son muy variados. Puede presentar síntomas graves, leves o incluso no manifestar ninguno. Los más habituales son:
- Dolor abdominal: se da en la mayoría de los casos. Se localiza en el hipogastrio, la zona inferior del abdomen, a menudo de forma constante.
- Flujo vaginal anormal: coloración inusual, mayor consistencia u olor desagradable.
- Sangrado vaginal irregular: después de las relaciones sexuales o entre menstruaciones.
- Dolor al mantener relaciones sexuales.
- Alteraciones urinarias: constantes ganas de orinar o dolor al hacerlo.
- Fiebre, a veces con escalofríos.
- Náuseas y vómitos.
Causas
La causa más frecuente de enfermedad inflamatoria pélvica son las bacterias trasmitidas desde la vagina por una infección de transmisión sexual, siendo más comunes la gonorrea, la clamidia o la infección por bacterias del género Mycoplasma. Asimismo, es posible que, si hay una proliferación excesiva de las bacterias que residen en la vagina, estas se extiendan a otros órganos y los infecten. De forma menos habitual, la infección se produce debido a procedimientos médicos ginecológicos como el parto, el aborto, la inserción de un DIU o una biopsia.
Factores de riesgo
Las probabilidades de padecer enfermedad inflamatoria pélvica aumentan en estas condiciones:
- Vida sexual activa, especialmente en menores de 35 años.
- Relaciones sexuales sin protección.
- Múltiples parejas sexuales.
- Duchas vaginales: alteran el equilibrio de la flora bacteriana vaginal.
- Antecedentes de vaginosis bacteriana o infecciones de transmisión sexual.
- Enfermedad inflamatoria pélvica previa.
Complicaciones
Si no se trata, la enfermedad pélvica inflamatoria puede causar daños muy graves:
- Abscesos: si la infección se prolonga, se forman bolsas de pus. El absceso puede romperse y derramar el pus en la cavidad pélvica. Este puede diseminarse al peritoneo, la membrana que cubre la cavidad abdominal, provocando una peritonitis aguda, que puede tener consecuencias fatales.
- Adherencias: bandas anómalas de tejido cicatricial en los órganos reproductores o entre los órganos abdominales. Esto puede causar infertilidad y dolor pélvico crónico.
- Obstrucción de las trompas de Falopio por adherencias.
- Embarazo ectópico: el tejido cicatricial de las trompas de Falopio impide que el óvulo fecundado llegue al útero, por lo que se implanta en la trompa. Este tipo de embarazo puede resultar mortal para la mujer.
- Síndrome de Fitz-Hugh-Curtis: si la infección de las trompas se debe a gonorrea o clamidia y se extiende a los tejidos del hígado.
Prevención
Para prevenir la enfermedad pélvica inflamatoria se pueden tomar estas medidas:
- Utilizar preservativo en las relaciones sexuales.
- Realizar análisis frecuentes de detección de enfermedades de transmisión sexual.
- Evitar las duchas vaginales.
¿Qué médico trata la enfermedad inflamatoria pélvica?
La enfermedad inflamatoria pélvica se diagnostica y trata en la consulta de ginecología y obstetricia o en la unidad de reproducción asistida.
Diagnóstico
No existe una prueba definitiva para el diagnóstico de la enfermedad inflamatoria pélvica, sino que se fundamenta en la conjunción de los síntomas, el historial médico y los resultados de varias pruebas:
- Exploración ginecológica y citología: se examina la región pélvica para detectar sensibilidad e inflamación. Además, se toma una muestra de la vagina y del cuello uterino, que se analiza en busca de signos de infección por clamidia o gonorrea.
- Análisis de sangre y orina para medir los leucocitos y detectar otros marcadores de infección.
- Ecografía de la pelvis para localizar abscesos y signos de inflamación en los órganos reproductivos o confirmar un embarazo ectópico.
- Laparoscopia: si las pruebas anteriores no son concluyentes, se inserta un dispositivo de observación a través del abdomen o la vagina para ver el interior de la cavidad abdominal.
- Biopsia endometrial: se extrae una muestra de tejido endometrial en la que se buscan signos de infección e inflamación.
Tratamiento
El tratamiento de la enfermedad pélvica inflamatoria tiene como objetivo eliminar la infección e impedir complicaciones, ya que los tejidos dañados no se pueden recuperar.
- Antibióticos por vía oral para eliminar la infección.
- Hospitalización y antibióticos intravenosos en los siguientes casos:
- No hay respuesta al tratamiento en 72 horas.
- Síntomas graves y fiebre muy alta.
- Posibilidad de embarazo.
- Sospecha de absceso.
- Diagnóstico incierto entre embarazo ectópico, apendicitis y enfermedad inflamatoria pélvica.
- Drenaje: si los abscesos persisten, pueden drenarse insertando una aguja guiada por ecografía o tomografía computarizada.
- Cirugía urgente si se rompe un absceso.
Asimismo, además de tratar a la paciente, es recomendable que sus parejas sexuales recientes también se examinen, aunque no presenten síntomas, para evitar la diseminación de la infección.