Exantema súbito

Todo sobre las causas, los síntomas y el pronóstico de esta enfermedad infantil causada por un virus que cursa con fiebre y sarpullido.

Síntomas y causas

El exantema súbito, también llamado roséola, es una enfermedad vírica que afecta principalmente a bebés de entre cuatro meses y dos años. Puede presentarse en cualquier época del año, aunque es más frecuente en primavera y otoño.

Una de las manifestaciones principales de la roséola es la erupción cutánea. Debido a la clasificación que se hizo históricamente de las enfermedades infecciosas que cursan con sarpullido, que consiste en un listado de seis patologías, también se conoce como la sexta enfermedad (sarampión, escarlatina, rubeola, varicela, megaloeritema y exantema súbito).

La roséola se transmite entre humanos por el contacto con la saliva o la sangre y tiene un periodo de incubación de entre cinco y quince días. El contagio no se produce durante este tiempo, si no cuando se manifiestan los síntomas.

El pronóstico del exantema súbito es muy bueno, ya que se resuelve por sí solo sin complicaciones en la mayoría de los casos.

Síntomas

La roséola se presenta con dos síntomas muy característicos:

  • Fiebre alta (39,5°C – 40,5°C) de dos o tres días de duración que no tiene causa aparente.
  • Exantema que aparece de forma repentina cuando la fiebre desaparece. Esta erupción está formada por granitos de color rosado que se vuelven blanquecinos cuando se presionan. Es habitual que comiencen en el pecho y se extiendan hacia la cara, el abdomen y, en ocasiones, las extremidades. Suele desaparecer después de uno o dos días.

Además, algunos pacientes presentan irritabilidad, congestión nasal, enrojecimiento de los ojos y los oídos, irritación de la faringe o inflamación de los ganglios linfáticos del cuello.

Causas

El exantema súbito se produce por la acción del virus herpes humano 6 (en el 99 % de los casos de tipo B) y, en menor medida, el herpes humano 7.

Factores de riesgo

Los factores de riesgo más destacados para la roséola son:

  • Edad: la mayoría de los afectados tienen menos de dos años.
  • Niveles bajos de anticuerpos: suele presentarse después de los cuatro o seis meses, momento en el que los bebés no tienen todas las vacunas, pero comienzan a perder la inmunidad que recibieron de la madre durante el embarazo.
  • En adultos, puede darse en aquellas personas que no hayan estado expuestas previamente al virus. No es habitual después de los 20 años.
  • Estar en contacto con individuos contagiados con el virus.

Complicaciones

Aunque no es frecuente, el exantema súbito puede provocar convulsiones febriles. Algunos pacientes inmunodeprimidos presentan hepatitis o encefalitis.

Prevención

La roséola no se puede prevenir, pero los siguientes hábitos reducen el riesgo de contraerla:

  • Cuidar la higiene, sobre todo, lavarse las manos con agua y jabón después de toser, estornudar, estar con alguien enfermo y tocarse los ojos, la nariz o la boca.
  • Evitar tocarse los ojos, la boca y la nariz, ya que esta acción favorece la entrada de virus al organismo.
  • Permanecer aislado durante la fase de contagio.

¿Qué médico trata el exantema súbito?

El exantema súbito es una enfermedad que se diagnostica y trata en la especialidad de pediatría y sus áreas específicas.

Diagnóstico

El diagnóstico del exantema súbito puede ser complicado, ya que la fiebre que aparece sin motivo aparente puede ser indicio de numerosas enfermedades. La clave consiste en tener en cuenta la edad del paciente y los síntomas, sobre todo, observar su evolución y comprobar que, cuando la fiebre desaparece, se presenta de inmediato el sarpullido.

Los análisis de sangre sirven para corroborar el diagnóstico cuando hay dudas y se necesitan descartar otras enfermedades. Los cambios en los glóbulos blancos son la clave, ya que durante la fase febril, hay un aumento de leucocitos (leucocitosis), mientras que cuando aparece el exantema, el número de leucocitos se reduce (leucopenia), pero aumentan los linfocitos y los monocitos (linfomonocitosis) y desciende la cantidad de neutrófilos (neutropenia).

Tratamiento

Al tratarse de una infección vírica benigna, no hay un tratamiento específico para el exantema súbito.

Se recomienda hacer reposo relativo y mantener la hidratación bebiendo líquidos en abundancia. Si el paciente tiene molestias o está irritable, se pueden administrar analgésicos o antipiréticos, como el paracetamol y el ibuprofeno.

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