Hemangioma

Todo sobre las causas, los síntomas, la edad de aparición y el tratamiento de los tumores vasculares benignos.

Síntomas y causas

El hemangioma es una tumoración benigna de los vasos sanguíneos (angioma) que se caracteriza por su crecimiento rápido y profundo, puede llegar hasta el tejido subcutáneo y, en raras ocasiones, hasta los órganos internos.

Teniendo en cuenta su extensión, el hemangioma se clasifica en dos grandes grupos:

  • Hemangioma capilar: se forma en las capas superficiales de la piel debido al crecimiento excesivo de los vasos sanguíneos más pequeños (capilares).
    • Hemangioma capilar superficial: suelen llamarse marcas de fresa por su color rojizo o rosado.
    • Hemangioma capilar adquirido: son dilataciones de los capilares con forma redondeada que aparecen como consecuencia del envejecimiento de la piel. También se conocen como puntos rubí o puntos de Campbell de Morgan.
    • Hemangioma capilar lobulillar o granuloma piógeno: son protuberancias de color rojo que pueden ser húmedas. Suelen sangrar con facilidad.
  • Hemangioma cavernoso: aparece en las capas profundas de la piel, incluso en el tejido subcutáneo, y en algunos órganos internos.
    • Hemangioma hepático: es uno de los tumores benignos más frecuentes en el hígado, se forma por una acumulación de vasos sanguíneos. No suele producir síntomas, por lo que suelen detectarse en pruebas de rutina. Aunque no se traten, no se ha evidenciado una correlación entre este tipo de angiomas y un mayor riesgo de padecer cáncer.
    • Hemangioma vertebral: el crecimiento anormal de los vasos sanguíneos de las vértebras forma tumores de tamaño pequeño que no suelen provocar síntomas.
    • Hemangioma cavernoso en la piel: se muestra como una protuberancia blanda al tacto de color rojo o morado.

Es habitual que los hemangiomas desaparezcan por sí solos, por lo que no necesitan tratamiento salvo que presenten síntomas que interfieran en la calidad de vida de los pacientes.

Síntomas

Los síntomas más característicos del hemangioma son:

  • Lesiones en la piel de diferentes tonos de rojo que aparecen en los primeros meses de vida. En los adultos (hemangioma adquirido) surgen de repente a partir de los 30 o 40 años.
  • Lesiones en la cabeza, la cara, el cuello o el tórax. En ocasiones, en otras zonas del cuerpo, sobre todo en las extremidades.
  • Lesiones planas o ligeramente elevadas.
  • Masas sólidas en órganos internos, habitualmente en el hígado o las vértebras.
  • Sangrado: como se forma con una acumulación excesiva de vasos sanguíneos, es habitual que el hemangioma sangre ante golpes o roces fortuitos.

Los hemangiomas en los órganos internos suelen ser asintomáticos, aunque en ocasiones presentan:

  • Hemangioma hepático: dolor abdominal, náuseas, vómitos, saciedad temprana.
  • Hemangioma vertebral: dolor de espalda, dificultad de movimiento, alteraciones neurológicas.

Causas

Se desconocen las causas que provocan el hemangioma.

Factores de riesgo

Los factores que aumentan el riesgo de desarrollar un hemangioma son:

  • Bebés prematuros.
  • Sexo femenino.
  • Bajo peso al nacer.
  • Piel blanca.
  • En hemangiomas adquiridos, los cambios hormonales.

Complicaciones

Es raro que un hemangioma suponga un riesgo para la salud o provoque complicaciones. Cuando se producen, destacan:

  • Rotura con sangrado.
  • Llagas.
  • Cicatrices.
  • Infección.
  • Problemas de visión, si está cerca del ojo.
  • Dificultades para respirar, cuando se forma en la nariz.
  • Falta de autoestima.
  • Hemangioma hepático: rotura espontánea que cause una hemorragia abdominal. Cuando el quiste es muy grande, puede provocar trombocitopenia (nivel bajo de plaquetas) o coagulopatía (alteraciones en la coagulación de la sangre).

Prevención

Al desconocer las causas que lo producen, el hemangioma no se puede prevenir.

¿Qué médico trata el hemangioma?

El hemangioma se diagnostica y trata en las especialidades de dermatología, angiología y radiología intervencionista. En casos especiales, intervienen especialistas en traumatología o medicina interna.

Diagnóstico

El diagnóstico de los hemangiomas se basa en la exploración física y la observación de las lesiones.

Los hemangiomas hepáticos y vertebrales se detectan mediante pruebas de imagen, principalmente, resonancia magnética o TAC (tomografía axial computarizada).

Tratamiento

La mayoría de los hemangiomas desaparecen por sí solos con el paso del tiempo, por lo que no es necesario tratarlos. Cuando el tamaño es grande o producen complicaciones, los tratamientos más frecuentes son:

  • Corticoesteroides: estos fármacos ralentizan la formación de nuevos vasos sanguíneos, por lo que los hemangiomas dejan de crecer e, incluso, reducen su tamaño.
  • Propanolol: es el tratamiento adecuado para frenar el crecimiento y propiciar la desaparición de los hemangiomas infantiles de gran tamaño, con riesgo de sangrado o localizados cerca de las vías respiratorias, los ojos, los labios, la boca o el canal auditivo.
  • Láser pulsado: se eliminan las lesiones superficiales mediante el uso de un bisturí con punta de láser.
  • Cirugía:
    • En los hemangiomas capilares más graves, se requiere una intervención quirúrgica en la que se practica una incisión de tamaño pequeño y se extrae el hemangioma por completo. En la mayoría de los casos, se reconstruye la parte dañada para evitar malformaciones estéticas.
    • Los hemangiomas hepáticos o vertebrales suelen extirparse mediante una intervención laparoscópica mínimamente invasiva. La preferencia es eliminar solamente la tumoración, sin tocar el tejido sano que lo rodea.
¿Quieres una cita con un profesional?