Insomnio
¿Existen soluciones para el insomnio? Toda la información sobre este trastorno del sueño: causas, tipos y tratamientos.
Síntomas y causas
El insomnio es un trastorno del sueño caracterizado por la dificultad o incapacidad de conciliar o mantener el sueño, lo que disminuye significativamente la cantidad y calidad del descanso. Es un trastorno muy frecuente que afecta aproximadamente al 30 % de la población y repercute negativamente en la salud, el estado de ánimo y la calidad de vida.
Las necesidades de sueño varían con cada persona pero, por lo general, un adulto necesita una media de siete u ocho horas y un anciano, alrededor de seis horas y media. Asimismo, la latencia (el tiempo que se tarda en conciliar el sueño) también puede variar, pero se considera como normal en adultos un máximo de 30 minutos.
En función de la duración, se distinguen dos tipos de insomnio:
- Insomnio agudo: se manifiesta durante un periodo inferior a tres meses.
- Insomnio crónico: tiene una duración superior a tres meses.
Atendiendo al momento del ciclo del sueño afectado, la clasificación es la siguiente:
- Insomnio de conciliación: dificultad para conciliar el sueño (aumento de la latencia).
- Insomnio de mantenimiento: despertares frecuentes con dificultad o imposibilidad de volver a conciliar el sueño.
- Insomnio terminal o de despertar precoz: la persona se despierta por sí sola antes de la hora esperada sin haber descansado lo suficiente.
- Insomnio mixto: aparecen conjuntamente dos de los tipos anteriores.
- Insomnio global: combinación de los tres tipos de insomnio. Es un insomnio grave porque el número de horas dormidas es muy bajo.
Síntomas
Los síntomas más frecuentes del insomnio son los siguientes:
- Tardar más de 30 minutos en conciliar el sueño.
- Despertares frecuentes, con dificultad para volver a dormirse.
- Despertarse mucho antes de tiempo sin volver a conciliar el sueño.
- Cansancio, falta de energía, somnolencia.
- Estado de ánimo malhumorado, irritable o depresivo.
- Problemas de concentración, atención o memoria.
Causas
Entre las principales causas del insomnio se encuentran:
- Estrés: el origen más habitual del insomnio agudo son las situaciones estresantes y las preocupaciones personales.
- Alteraciones en los ritmos circadianos (responsables del ciclo natural del sueño), debidas generalmente a viajes a otras zonas horarias o a cambios frecuentes en las rutinas horarias.
- Malos hábitos del sueño: entre ellos, llevar una vida sedentaria, no mantener una rutina de horarios para acostarse y levantarse, dormir siestas demasiado largas y tener mucha actividad física o comer copiosamente antes de acostarse.
- Ingesta de sustancias estimulantes, como cafeína, tabaco, alcohol o cocaína.
- Consumo de medicamentos que producen insomnio, como hormonas tiroideas, corticoides, hipertensivos, diuréticos, algunos broncodilatadores, algunos anticarratales, estimulantes para el TDAH y algunos antidepresivos.
- Tastornos de la salud mental, como ansiedad, depresión, trastorno de estrés postraumático, trastorno obsesivo-compulsivo, trastorno bipolar o esquizofrenia.
- Enfermedades que cursan con dolor, fiebre o sensaciones y molestias físicas que impiden el sueño, como reflujo gastroesofágico, cáncer, hipertiroidismo, Parkinson, Alzheimer, asma, diabetes y cualquier afección que cause dolor crónico.
- Trastornos del sueño, como la apnea o el síndrome de las piernas inquietas.
Factores de riesgo
El riesgo de padecer insomnio aumenta en las siguientes condiciones:
- Sexo: el insomnio es más habitual en mujeres.
- Edad: a partir de los 60 años, suelen cambiar los patrones de sueño.
- Consumo excesivo de cafeína y otros estimulantes.
- Carencia de horarios y rutinas regulares.
- Exposición habitual a situaciones de estrés.
Complicaciones
No dormir las horas suficientes tiene un impacto muy negativo en la vida diaria. No solo puede provocar un menor rendimiento en los estudios o el trabajo, sino que disminuye los reflejos y aumenta el riesgo de accidentes laborales o de tráfico. La irritabilidad provocada por el insomnio, además, puede afectar a las relaciones personales. Asimismo, no descansar adecuadamente puede provocar o aumentar los síntomas de enfermedades crónicas como depresión, ansiedad, hipertensión o enfermedad cardiaca.
Prevención
Prevenir el insomnio pasa por mantener una buena higiene del sueño:
- Mantener unas rutinas diarias, con horarios para acostarse, levantarse, desayunar, comer y cenar.
- Evitar tomar estimulantes a partir de media tarde.
- Evitar siestas largas.
- Hacer ejercicio a diario, pero nunca justo antes de acostarse.
- Evitar comidas copiosas antes de dormir.
- No dejar para el final del día las tareas estresantes.
- Crear rutinas de relajación antes de dormir, como darse un baño, leer o escuchar música tranquila.
¿Qué médico trata el insomnio?
El insomnio se trata en la unidad del sueño por especialistas en neurología, psiquiatría y psicología clínica.
Diagnóstico
El diagnóstico del insomnio y de la causa subyacente se fundamenta principalmente en la información proporcionada por el paciente:
- Revisión de rutinas y hábitos de sueño: se estudian los antecedentes personales y familiares, el consumo de sustancias estimulantes, los horarios y las costumbres a la hora de ir a dormir, frecuencia de los episodios de insomnio, tipo de insomnio que se padece, la presencia de otros trastornos del sueño, los síntomas durante el día, etc. Es probable que se le pida al paciente llevar un registro del sueño en el que anote todos esos datos durante dos semanas.
- Examen clínico: se revisa el historial médico en busca de trastornos mentales u otras enfermedades que puedan causar insomnio. Además, se puede realizar un examen físico o un análisis de sangre para descartar la presencia de patologías.
- Polisomnografía: mediante la colocación de electrodos en el paciente, se registran las funciones corporales durante el sueño, como esfuerzo y frecuencia respiratoria, niveles de oxígeno en sangre, posición corporal, ondas cerebrales, actividad eléctrica muscular, frecuencia cardiaca y movimientos oculares. Esta prueba se realiza cuando no se encuentra la causa del insomnio o existe sospecha de otros trastornos del sueño como apnea o síndrome de las piernas inquietas.
Tratamiento
Además de tratar la causa subyacente, existen diferentes opciones para solucionar el insomnio:
- Higiene del sueño: en casos de insomnio leve, puede ser suficiente con cambiar los hábitos diarios. Asimismo, se puede complementar con productos naturales para dormir, como infusiones de tila, valeriana y otras hierbas relajantes.
- Terapia cognitivo-conductual: se ofrecen técnicas y estrategias que ayudan a evitar la aparición y cronificación del insomnio porque reestructuran los factores fisiológicos, psicológicos y conductuales que afectan al sueño. Para que la terapia tenga éxito, se requiere una gran implicación y participación del paciente a la hora de seguir las recomendaciones del profesional.
- Tratamiento farmacológico: si los tratamientos anteriores no dan resultado, se pueden administrar medicamentos para dormir. Es recomendable no tomarlos de forma prolongada y solo como último recurso, porque en algunos casos pueden generar dependencia y provocar somnolencia durante el día, además de la posibilidad causar deterioro cognitivo a largo plazo.
- Antihistamínicos: tienen efecto hipnótico, pero producen un fenómeno de tolerancia que les hace perder eficacia relativamente rápido.
- Benzodiacepinas y análogos: tienen efecto ansiolítico, hipnótico, relajante muscular y anticonvulsivo. También se utilizan para tratar la ansiedad. Son eficaces para el insomnio, pero alteran la arquitectura del sueño, reduciendo el sueño profundo y la fase REM.
- Melatonina: es una hormona secretada de forma natural por la glándula hipófisis y es la responsable de sincronizar los ritmos circadianos de sueño y vigilia. Mejora la latencia y la calidad del sueño sin disminuir el sueño profundo ni el sueño REM.