Mastitis
¿Se puede prevenir la mastitis? Toda la información sobre este trastorno, su prevención y su tratamiento.
Síntomas y causas
Se denomina mastitis a la inflamación de la glándula mamaria, que puede ir acompañada o no de infección. Suele ser unilateral, aunque puede darse en ambos pechos. Afecta mayoritariamente a las mujeres, especialmente en el periodo de lactancia, pero también pueden padecerla los hombres.
Atendiendo a su incidencia, se distinguen dos tipos de mastitis:
- Mastitis de lactancia o puerperal: es el tipo más frecuente y está asociado a la lactancia materna. Es habitual que se desarrolle en las 12 primeras semanas tras el parto.
- Mastitis periductal, no puerperal o enfermedad de Zuska: se produce por otras razones no relacionadas con la lactancia. Es muy poco común, y afecta principalmente a mujeres no lactantes menores de 30 años o en el periodo menopáusico.
Síntomas
La mastitis puede presentar dos cuadros sintomáticos diferentes, agudo (clínico) y subagudo (subclínico):
- Síntomas de la mastitis aguda:
- Enrojecimiento cuneiforme en la piel de la mama.
- Engrosamiento del tejido mamario.
- Inflamación del pecho.
- Bultos en la mama.
- Dolor y sensibilidad en las mamas.
- Sensación de calor al tacto.
- Grietas en el pezón.
- Fiebre.
- Malestar general.
- Durante la lactancia, dificultad de la leche para salir.
- En ocasiones, secreción por el pezón.
- Síntomas de la mastitis subaguda o subclínica: sus síntomas no son tan evidentes, por lo que es más difícil de diagnosticar.
- Dolor intenso que se siente como pinchazos en el pecho.
- Sensación de quemazón.
- Calambres que se irradian hacia la espalda o el brazo.
- Falsa sensación de poca producción de leche.
Causas
La causa principal de la mastitis puerperal es la obstrucción del conducto galactóforo, o mamario, debida principalmente a la acumulación excesiva de leche en las mamas por una extracción ineficaz. Otra causa común de esa obstrucción es la acción de la bacteria Staphylococcus aureus, que está presente en la leche materna y que también puede introducirse en los conductos mamarios a través de las heridas o grietas existentes en el pezón. Estas bacterias proliferan y se agrupan creando los llamados biofilms, capas densas que se adhieren a los conductos mamarios, los endurecen, los hacen menos flexibles y acaban taponando el conducto por completo, lo que lleva a la inflamación del tejido mamario que rodea al conducto.
La mastitis subclínica, por su parte, se debe a un sobrecrecimiento de ciertas bacterias presentes en la glándula mamaria, como son el Staphylococcus epidermidis, los estreptococos del grupo viridans/mitis (Streptococcus mitis o Streptococcus salivarius) y algunas especies de Corynebacterias. Este sobrecrecimiento también produce biofilms que obstruyen el conducto galactóforo.
En el caso de mastitis no puerperal, el bloqueo habitualmente se produce por la dilatación y el engrosamiento de las paredes de los conductos galactóforos, lo que provoca la acumulación de secreciones que pueden derivar en una infección. Otras causas de este tipo de mastitis son:
- Alteraciones en el sistema endocrino.
- Mamas fibroquísticas.
- Fricción constante de los senos.
- Niveles elevados de la hormona prolactina.
- Tabaquismo.
Factores de riesgo
El riesgo de desarrollar una mastitis aumenta en los siguientes supuestos:
- Antecedentes personales de mastitis.
- Heridas o grietas en los pezones.
- Congestión mamaria o retención de la leche: la mama produce más leche de la que toma el bebé.
- Técnica de lactancia o agarre inadecuados, lo que puede provocar el drenaje incompleto de la mama o la aparición de grietas.
- Disminución en la frecuencia de las tomas.
- Uso de sujetadores inapropiados, con aros o demasiado ajustados.
- Posición incorrecta al dormir, presionando las mamas.
- Tratamientos con antibióticos durante el embarazo o el postparto.
- Estrés y fatiga.
- Higiene deficiente en las mamas.
- Deficiencia nutricional: los antioxidantes como la vitamina A, la vitamina E o el selenio reducen el riesgo de inflamación mamaria.
- Tabaquismo.
- Presencia de piercings en el pezón.
Complicaciones
Si la mastitis no se trata y resuelve correctamente, pueden aparecer diversas complicaciones:
- Abandono precoz de la lactancia: es la complicación más habitual. El dolor y las molestias producidas por la mastitis aumentan en el proceso de amamantado, y provocan el destete del bebé antes de lo deseado. Esto puede resultar contraproducente, ya que el drenado de la leche ayuda a resolver la obstrucción. Además, es importante recalcar que el bebé no tiene riesgos de desarrollar una infección por tomar leche materna, y la mastitis tampoco afecta a la composición nutricional de la leche.
- Abscesos: especialmente comunes en la mastitis periductal. Se producen porque el tejido mamario reacciona ante las bacterias causantes aislándolas en una cápsula de tejido conectivo donde se acumula el pus. Normalmente, los abscesos requieren un drenaje quirúrgico.
- Recurrencia y cronificación: si el tratamiento no es el correcto, no se administra por completo o la succión del bebé sigue siendo ineficaz, es probable que la mastitis vuelva a desarrollarse o se vuelva crónica.
Prevención
La mastitis puerperal puede prevenirse en gran parte guiando la lactancia correctamente desde el inicio:
- Dejar que los senos se vacíen por completo mientras se amamanta, y no cambiar al otro pecho hasta que el primero esté vacío.
- Amamantar al bebé a demanda.
- En caso de utilizar extractores de leche, no extraer más cantidad de la que necesita el bebé para no provocar una sobreproducción de leche.
- Evitar el uso de sostenes ajustados o con aros.
- Asegurar el agarre correcto del bebé para que la succión sea apropiada y no se produzca dolor ni grietas.
Para prevenir la mastitis periductal se pueden tomar las siguientes medidas:
- Cuidar e hidratar la piel.
- Mantener una higiene correcta.
- Utilizar prendas de tejidos traspirables.
- Evitar el tabaco y reducir el consumo de grasas y cafeína.
¿Qué médico trata la mastitis?
La mastitis es evaluada y tratada por los especialistas en ginecología y obstetricia, también se puede diagnosticar y tratar por los médicos de familia.
Diagnóstico
La mastitis se confirma con las siguientes pruebas:
- Examen físico de las mamas, para observar los síntomas frecuentes.
- Cultivo de leche materna: se recoge una muestra de leche y se cultiva en el laboratorio para confirmar el agente bacteriano específico causante de la mastitis.
- Ecografía mamaria: cuando la mastitis no evoluciona favorablemente a pesar del tratamiento, las imágenes por ultrasonidos confirman la presencia de abscesos y ayudan a descartar el cáncer inflamatorio de mama, una enfermedad que cursa con síntomas iniciales parecidos.
Tratamiento
Las opciones de tratamiento para la mastitis son las siguientes:
- Analgésicos y antiinflamatorios no esteroideos, para aliviar el dolor y reducir la inflamación.
- Antibióticos, en caso de que la mastitis esté causada por una infección bacteriana. El antibiótico específico se selecciona en función de los resultados del cultivo lácteo.
- Probióticos específicos para la lactancia (cepas de Lactobacillus), para regular la composición de la flora bacteriana de la glándula mamaria y prevenir la recurrencia y la infección. Los probióticos también contribuyen a reducir el dolor y la inflamación.
- Medicamentos inhibidores de la prolactina, cuando se trata de mastitis periductal causada por niveles elevados de dicha enzima.
- Cirugía: en casos graves y recurrentes de mastitis periductal, se recurre a la extirpación de los conductos galactóforos para evitar la cronificación.
- Medidas para mejorar la lactancia:
- Tomas frecuentes, a demanda, para evitar la acumulación de leche en las mamas. Iniciar la toma en el pecho afectado.
- Cambiar las posiciones para amamantar.
- Drenar por completo la mama. Para favorecer el vaciado, se puede aplicar calor unos minutos antes de cada toma. Si el vaciado es incompleto tras la toma, se puede extraer manualmente o con extractor.
- Masajear la mama desde la zona afectada hasta el pezón durante el amamantamiento o mientras se utiliza un extractor de leche.
- Aplicar compresas frías después de cada toma, para aliviar el dolor.