Osteomielitis

¿La osteomielitis es grave? Todo sobre las causas, los síntomas, los métodos diagnósticos y los tratamientos para la infección en los huesos.

Síntomas y causas

La osteomielitis es una infección que afecta a los huesos. Las bacterias suelen ser las responsables en la mayoría de los casos, pero también puede deberse a hongos u otros gérmenes. Esta afección puede afectar a cualquier hueso del cuerpo, pero tiene predilección por las extremidades largas en niños y las vértebras, cadera, y los huesos de los pies en adultos. Cuando el hueso se infecta, la médula ósea que se encuentra en su interior se inflama, por lo que presiona a los vasos sanguíneos, limitando el aporte de sangre a la estructura ósea. Como consecuencia, aumenta el riesgo de que una parte del hueso muera.

Se habla de osteomielitis aguda cuando se manifiesta de repente (el periodo de evolución no supera las dos semanas) y de osteomielitis crónica cuando la infección se presenta de forma persistente. A pesar de que no se ha establecido un sistema de clasificación universal, es habitual basarse en la etiología de la enfermedad (clasificación de Waldvogel) o en la anatomía del hueso afectado (clasificación de Cierry-Mader) para catalogarla:

  • Clasificación de Waldvogel:
    • Osteomielitis hematógena: la infección llega al hueso a través de la sangre. Es más frecuente entre los niños, que la suelen desarrollar en los huesos largos, mientras que los adultos también la pueden presentar en las vértebras.
    • Osteomielitis secundaria a un foco o inoculación directa: los agentes infecciosos acceden al hueso por una herida abierta o después de una cirugía.
    • Osteomielitis asociada a insuficiencia vascular y neuropatía: se desarrolla en personas con otras patologías, como la diabetes o la insuficiencia vascular. Es habitual en los huesos del pie.
  • Clasificación de Cierry-Mader:
    • Osteomielitis medular: la infección se limita al canal medular, especialmente al endostio, que es la membrana que rodea el interior del tejido óseo.
    • Osteomielitis superficial: permanece en la cortical, que es la parte dura y exterior del hueso.
    • Osteomielitis localizada: los agentes infecciosos invaden tanto la cortical como la médula. El hueso permanece estable.
    • Osteomielitis difusa: afecta a todas las partes del hueso, que se vuelve potencialmente inestable.

La osteomielitis puede afectar a cualquier persona, pero es más habitual entre niños y personas mayores. Cuando se detecta y trata a tiempo puede curarse sin complicaciones.

Síntomas

A pesar de que pueden variar dependiendo de la edad del paciente y del hueso afectado, los síntomas más característicos de la osteomielitis son:

  • Dolor.
  • Inflamación.
  • Enrojecimiento de la zona afectada.
  • Fiebre.
  • Cansancio y malestar general.

Algunas personas, especialmente las de mayor edad, se mantienen asintomáticas.

Causas

La osteomielitis suele estar provocada por estafilococos (Staphylococcus), la bacteria aislada con mayor frecuencia en la osteomielitis de cualquier origen y en cualquier grupo de edad es S. aureus, aunque en ocasiones intervienen la Pseudomonas aeruginosa, la Serratia marcescens o la Escherichia coli. Estas bacterias pueden llegar al hueso:

  • A través del torrente sanguíneo desde otras partes del cuerpo infectadas.
  • Por la infección de heridas abiertas. Puede tratarse de lesiones punzantes que llegan al interior del cuerpo o de fracturas óseas.
  • Por contaminación durante una cirugía.

Factores de riesgo

Los factores que aumentan el riesgo de padecer osteomielitis son:

  • Edad: es más frecuente entre niños y personas mayores.
  • Enfermedades que afectan al sistema inmunitario, como la diabetes o el cáncer.
  • Trastornos de la circulación, como la enfermedad arterial periférica.
  • Tratamientos que se deben administrar mediante catéteres, como la diálisis.
  • Lesiones recientes.
  • Cirugía ortopédica previa.

Complicaciones

Las complicaciones más habituales de la osteomielitis son:

  • Osteonecrosis o muerte ósea: no llega suficiente sangre al hueso.
  • Artritis séptica: la infección se extiende a las articulaciones cercanas.
  • Deformidades o fracturas del hueso.
  • Alteraciones del crecimiento: cuando se da en niños pequeños, es posible que el grado de desarrollo no sea el esperado.
  • Embolia séptica: se forman trombos infectados en el torrente sanguíneo y se desplazan hasta el pulmón.
  • Endocarditis bacteriana: las bacterias llegan al corazón e infectan el endocardio (capa que recubre el interior de las cámaras y las válvulas).

Prevención

Resulta complicado prevenir la osteomielitis. Aun así, conviene evitar las heridas, los arañazos, las picaduras de insectos o las mordeduras de animales para minimizar el riesgo de que los agentes infecciosos penetren en el torrente sanguíneo. En el caso de que se produzcan, es importante mantenerlas limpias.

¿Qué médico trata la osteomielitis?

El diagnóstico y el tratamiento de la osteomielitis se realiza en la consulta del médico especialista en Cirugía ortopédica y traumatología, aunque también pueden detectarla los especialistas en medicina deportiva, ya que algunos tipos están asociados a la práctica de ejercicio.

Diagnóstico

El diagnóstico de la osteomielitis comienza con la anamnesis y el examen físico. Posteriormente, se hacen pruebas de laboratorio e imagen:

  • Análisis de sangre: se detectan los niveles elevados de glóbulos blancos o de proteína C reactiva, así como la velocidad de sedimentación globular, que indican la presencia de una infección.
  • Resonancia magnética: las imágenes detalladas permiten detectar alteraciones en la estructura ósea.
  • Radiografía: aunque ofrece una visión del estado del hueso, solo detecta malformaciones cuando la enfermedad está avanzada, por lo que es menos común utilizarla en este caso.
  • Biopsia ósea: cuando hay dificultades para determinar el agente que ha causado la infección, se recurre a este procedimiento. No es lo habitual, ya que requiere anestesia para introducir la aguja hasta el interior del hueso.

Tratamiento

El tratamiento de la osteomielitis combina la acción de los medicamentos y la de la cirugía:

  • Antibióticos: se administran por vía intravenosa como tratamiento de choque para continuar tomándolos por vía oral durante un periodo prolongado de tiempo.
  • Intervención quirúrgica: se recurre a esta opción cuando la enfermedad es grave y puede ser de varios tipos:
    • Drenaje: se extrae el pus de la zona infectada.
    • Desbridamiento: se extirpa la parte afectada del hueso junto con parte del material óseo y tisular sano circundante para garantizar que se elimina la infección por completo.
    • Injerto óseo: después de la técnica anterior, se utiliza para reemplazar la parte extirpada y restablecer el flujo sanguíneo.
    • Amputación: cuando la infección no se controla se corre el riesgo de que se extienda por el cuerpo, se procede a cortar la extremidad afectada.
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