Tics

¿Son habituales los tics infantiles? Toda la información sobre este trastorno neurológico.

Síntomas y causas

Los tics nerviosos son movimientos o sonidos involuntarios, breves, rápidos, repetitivos, arrítmicos y carentes de objetivo. Son de naturaleza primaria y benigna y representan el trastorno del movimiento más frecuente en la edad pediátrica, pudiendo presentarse en uno de cada cinco niños a lo largo de la infancia. Suelen ser transitorios, aunque su duración es variable: pueden durar semanas o alargarse durante años, con periodos más exacerbados y otros más tranquilos.

En función de la zona de afectación y la complejidad, los tipos de tics son:

  • Tics motores: afectan a los músculos.
    • Tics motores simples: afectan a un solo grupo de músculos, frecuentemente los del rostro, y son breves y bruscos. Son característicos las muecas, la elevación de cejas, los parpadeos, los guiños o la elevación de hombros. Es el tipo de tic más frecuente.
      • Tics clónicos: contracciones musculares breves, rápidas y bruscas.
      • Tics distónicos: contracciones sostenidas, lentas, de torsión o posturales.
      • Tics tónicos o tensionales: contracciones musculares sostenidas y prolongadas.
      • Tics tremóricos: movimientos oscilatorios en manos, simulando temblor.
    • Tics motores complejos: incluyen más de un grupo muscular. Son movimientos coordinados y secuenciales, como hacer contorsiones o flexiones, saltar, tocar objetos, volver a andar los pasos o tocarse a sí mismo.
  • Tics vocales o fonatorios: involucran a la musculatura laringofaríngea y producen sonidos.
    • Tics vocales simples: ruidos o sonidos sin significado, como toses, carraspeos, aullidos, soplidos o chasquidos.
    • Tics vocales complejos: expresiones complejas, diferenciadas y con significado, como repetir frases o gritar insultos.

En cuanto a su prolongación en el tiempo, se dividen en:

  • Pasajeros: tienen una duración inferior a un año.
  • Crónicos: se prolongan durante más de doce meses.

Síntomas

Generalmente, los tics nerviosos están precedidos de sensaciones molestas que llevan a la necesidad irrefrenable de realizar el movimiento o el sonido:

  • Picor.
  • Hormigueo, cosquilleo.
  • Presión.
  • Calor, quemazón.
  • Ansiedad creciente.

Causas

No se conoce la causa exacta de los tics, aunque la teoría más extendida los asocia a un fallo en el correcto desarrollo de las vías cerebrales que inhiben los circuitos frontales-subcorticales (del córtex motor a los ganglios basales), responsables del control y la modulación de los movimientos voluntarios. Se considera, además, que este desarreglo tiene una base genética.

Factores de riesgo

La probabilidad de manifestar algún tipo de tic aumenta en las siguientes condiciones:

  • Edad: suelen aparecer entre los 5 y los 10 años.
  • Sexo: son más frecuentes en varones.
  • Antecedentes familiares.
  • Empeoran transitoriamente en situaciones de estrés, ansiedad, fatiga, aburrimiento, impaciencia o frustración.

Complicaciones

En algunas ocasiones, los tics llevan asociados otro tipo de trastornos más complejos, como dificultades de aprendizaje, comportamientos obsesivo-compulsivos, déficit de atención e hiperactividad (TDAH) o trastornos del espectro autista (TEA). Asimismo, los tics pueden ser un síntoma del síndrome de Gilles de la Tourette, una condición neurológica crónica caracterizada por la combinación de al menos dos tics motores y uno fónico y que está habitualmente asociada a trastornos de la conducta como impulsividad, hiperactividad, falta de atención o problemas de sueño.

Asimismo, los tics pueden tener consecuencias negativas en la esfera social y académica del niño, ya que pueden estigmatizarlos y hacerlos objeto de burla, acoso o aislamiento social, llegando a afectar a su salud mental y al rendimiento escolar.

Prevención

Para disminuir las recurrencias de los tics, los padres o tutores pueden seguir las siguientes recomendaciones:

  • Naturalizar los tics y no prestarles atención.
  • No regañar ni castigar al niño por hacerlo.
  • Procurar que duerma lo suficiente.
  • Evitar las situaciones de estrés.
  • Realizar actividades relajantes que necesiten concentración, como leer o dibujar.

¿Qué médico trata los tics?

Los tics infantiles se tratan en la unidad de Neurología PediátricaNeurología PediátricaNeurología .

Diagnóstico

El diagnóstico de los tics se realiza mediante una evaluación clínica en la que se analiza el tipo de tic que se presenta, la frecuencia, los desencadenantes o las sensaciones premonitorias. Para diagnosticar el síndrome de Tourette, es necesario que el niño haya manifestado tics durante al menos un año. Asimismo, si los tics van acompañados de síntomas psicológicos y cognitivos, pueden realizarse pruebas adicionales para descartar otras afecciones que cursan con tics, como las coreas o la epilepsia.

Tratamiento

Los tics suelen desaparecer por sí solos a medida que el niño crece, por lo que no es necesario tratamiento, sino que es suficiente con que el niño y su entorno conozcan el trastorno y sigan las recomendaciones antes mencionadas para disminuir su frecuencia.

No obstante, si los tics producen un estrés significativo al niño o interfieren en su vida diaria, se pueden considerar varios tratamientos:

  • Terapia conductual: la denominada intervención global de comportamiento para tics (CBIT) enseña al niño a identificar la necesidad de realizar el tic y a sustituirlo por otra respuesta.
  • Tratamiento farmacológico: si la terapia no es suficiente, se puede complementar con medicación.
    • Depletores de catecolaminas: regulan la función de las catecolaminas, implicadas en el control de la motricidad y en la respuesta al estrés. También son útiles en el tratamiento del TDAH.
    • Antipsicóticos: reducen la acción de la dopamina, una de las catecolaminas.
    • Ansiolíticos: pueden considerarse para tratar la ansiedad secundaria.
  • Infiltraciones locales con toxina botulínica: inyecciones intramusculares que inducen debilidad temporal en los músculos implicados. Se aplica en tics motores simples que estén muy localizados.
  • Tratamiento quirúrgico: en casos excepcionales, para tics complejos que no responden a la medicación, puede realizarse la estimulación cerebral profunda, que consiste en la implantación de electrodos en algunas áreas del cerebro para modificar su actividad.
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