VIH y SIDA

¿El VIH y el SIDA son lo mismo? Información sobre las causas, los síntomas, las formas de contagio y los tratamientos para el virus de la inmunodeficiencia humana.

Síntomas y causas

El virus de la inmunodeficiencia humana (VIH) afecta al sistema inmunitario de las personas, ya que produce una disminución paulatina de las defensas (especialmente, de los linfocitos T CD4). Cuando la infección está muy avanzada, causa SIDA (síndrome de inmunodeficiencia adquirida), una fase de la enfermedad en la que el estado de inmunosupresión impide al organismo luchar contra las enfermedades.

La infección por VIH evoluciona en tres fases:

  • Infección aguda o primaria: dura entre dos y cuatro semanas. Se produce después del contagio y produce síntomas similares a los de la gripe u otro cuadro viral.
  • Infección latente: puede tener una extensión variable; desde 2 hasta 10 años. En esta fase la persona suele estar asintomática y, aunque el deterioro del sistema inmune es lento, pueden aparecer algunas enfermedades graves debido a las carencias de las defensas del organismo.
  • SIDA: el sistema inmunitario está muy dañado, por lo que los pacientes suelen enfermar fácilmente.

Los tratamientos actuales controlan al virus de manera muy eficaz y han conseguido alargar las expectativas de vida. Mejorando, además, notablemente la calidad de vida de las personas con VIH, incluyendo aquellas que han alcanzado la fase SIDA.

El contagio con VIH se produce por transmisión sexual (contacto de mucosas o fluidos, incluyendo el sexo oral), inoculación de sangre infectada (contacto con jeringuillas utilizadas por personas con la infección) o transmisión vertical (de madre a hijo en el parto o durante la lactancia), por transfusión de sangre o derivados contaminados con el virus, aunque actualmente no es habitual gracias a los mecanismos de seguridad de los sistemas sanitarios.

Síntomas

Durante la infección primaria, los síntomas más habituales son:

  • Fiebre.
  • Erupción cutánea.
  • Diarrea.
  • Dolor muscular y articular.
  • Pérdida de peso.
  • Dolor de cabeza.
  • Tos.

En fases intermedias de la enfermedad pueden aparecer síntomas como la fatiga, la inflamación de múltiples ganglios linfáticos, las neumonías de repetición, el herpes zoster, el incremento de la pérdida de peso o la aparición de llagas en boca, ano y genitales

En la fase SIDA los síntomas pueden ser más severos e intensos, relacionados con enfermedades infecciosas graves o incluso con la aparición de tumores.

Causas

El contagio del virus de inmunodeficiencia humana se produce a través de las relaciones sexuales o por contacto con la sangre de una persona infectada. Además, las mujeres pueden transmitirlo a sus hijos durante el embarazo, el parto o la lactancia.

La causa del SIDA es la evolución de la infección por VIH.

Factores de riesgo

Los principales factores de riesgo para contraer el VIH son:

  • Mantener relaciones sexuales sin protección. El principal método de prevención sigue siendo la protección (preservativo) en las relaciones sexuales
  • Tener una enfermedad de transmisión sexual.
  • Utilizar jeringuillas para drogarse (el riesgo aumenta cuando las agujas se reutilizan o comparten).

Complicaciones

Los pacientes con VIH son más propensos a contraer infecciones (neumonía, tuberculosis o meningitis, entre otras) y a desarrollar determinados tipos de cáncer, como el sarcoma de Kaposi, el cáncer de cuello de útero o el linfoma.

Prevención

La infección por VIH se previene utilizando preservativo en todas las relaciones sexuales y usando agujas nuevas en el caso de que consumas drogas ilegales.

Para prevenir el contagio a las parejas sexuales cuando ya se ha contraído el virus de inmunodeficiencia adquirida, se recomienda tomar la medicación pautada por el médico. Estos medicamentos reducen al mínimo la carga viral (indetectable) y esto evita que se pueda infectar a otra persona (intransmisible).

Otra forma de prevención es tomar una medicación (habitualmente de manera diaria) que evita que una persona se infecte con VIH. Este tipo de prevención se recomienda en personas cuyas prácticas sexuales conllevan un riesgo alto de infectarse.

¿Qué médico trata el VIH y el SIDA?

El VIH y el SIDA se diagnostica y trata por los infectólogos, o los expertos en Inmunología, Microbiología y Parasitología, Cuidados Paliativos o Medicina Interna. Dependiendo de los efectos secundarios que se manifiesten, intervienen en el tratamiento otras especialidades médicas.

Diagnóstico

Los análisis de sangre son determinantes en el diagnóstico de VIH, los más habituales son:

  • Prueba de antígenos: detectan determinadas sustancias que genera el propio virus. Es eficaz cuando han pasado unas semanas desde el contacto de riesgo.
  • Prueba de ácido nucleico (NAT): detectan directamente al virus en sangre y pueden cuantificarlo (prueba de la carga viral) al poco tiempo (a partir de 10 días aproximadamente) del contagio, por lo que suelen ser las elegidas para detectar la infección en la fase aguda.
  • Prueba de anticuerpos: Es la prueba más utilizada: detectan los anticuerpos que produce nuestro sistema inmunitario frente al VIH. Se pueden detectar en sangre o saliva, y suelen tardar más tiempo en aparecer en una persona infectada (4-8 semanas), pudiendo tardar hasta 12 semanas en ser fiables.

En los raros casos en que estos análisis no son determinantes, se lleva a cabo la prueba de Western blot para confirmar el diagnóstico. Este análisis consiste en detectar en la sangre la proteína gp120, presente en la envoltura del VIH.

En los últimos años, la Organización Mundial de la Salud recomienda las pruebas rápidas, llamadas así porque se pueden tomar las muestras en la consulta (pequeña muestra de sangre del dedo) y se conocen los resultados en solo 30 minutos. Cuando el resultado es positivo, se necesita confirmación mediante un análisis en el laboratorio. Si el resultado es negativo, no es necesario el segundo análisis.

Una vez confirmado, se suelen realizar otros exámenes para determinar la etapa en la que se encuentra la enfermedad:

  • Recuento de linfocitos T CD4: en la fase SIDA suelen estar por debajo de 200.
  • Resistencia a los medicamentos: determina si la cepa del virus es resistente a algunos de los medicamentos disponibles, por lo que permite elegir correctamente el tratamiento.

Tratamiento

El VIH no se puede curar, por lo que la prevención es fundamental para no contraerlo. No obstante, el tratamiento antirretroviral (TAR) reduce la actividad del virus, los síntomas y mejora la calidad de vida de los pacientes. Esta terapia se recomienda a todos los seropositivos (personas con la infección) y en ella se combinan diversos fármacos que impiden que el virus se reproduzca y, por lo tanto, hacen que disminuya la carga viral. Cada paciente tiene sus propias características y necesidades, por lo que el tipo de medicación que funciona para una persona puede no ser eficaz para otra. En la actualidad se dispone de una amplia variedad de fármacos contra el VIH por lo que podemos asegurar un adecuado tratamiento en prácticamente el 100% de las personas con VIH.

Los efectos secundarios del TAR, con los fármacos disponibles hoy en día, suelen ser anecdóticos, pudiendo cambiar de tratamiento si aparecen.

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